Capitulo 14

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Y si el escándalo salta en la reunión de lady Mellark, todos podemos estar por completo seguros de que todas y cada una de las excitantes noticias alcanzarán nuestros tiernos oídos a la mayor brevedad. Con tantas chismosas reconocidas allí presentes, todos nosotros tenemos garantizado un informe completo y detallado.

REVISTA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN,
4 de mayo de 1814


Durante una fracción de segundo, todo el mundo permaneció paralizado.

Katniss miró a las tres matronas llena de consternación. Ellas la miraban a su vez con absoluto horror.

Y Peeta continuaba empeñado en extraer el veneno de la picadura, ajeno al hecho de tener público.

Katniss fue la primera en reaccionar, y empujó a Peeta por el hombro con toda su energía.
- ¡Basta!

Peeta, del todo desprevenido, aterrizó en el suelo sobre su trasero, con la mirada aún llameante en su empeño de salvarla de lo que él percibía como la muerte.

- ¿Peeta? -dijo lady Mellark con un jadeo, y voz temblorosa.

Él se volvio.
- ¿Madre?

-¿Qué estabas haciendo?

-Madre, le ha picado una abeja -dijo con expresión grave.

-Me encuentro bien -dijo Katniss, luego tiró de su vestido hacia arriba-. Ya le he dicho que me encontraba bien, pero no quería escucharme.

Los ojos de lady Mellark se empañaron pues ella sí comprendía la situación.
-Ya veo -dijo con voz baja.

-Katniss -dijo Effie por fin, encontrando dificultades para articular palabra-, tenia los labios sobre tu... sobre tu...

-Sobre su pecho -concluyó la señora Undersee. Un ceño de desaprobación marcaba su rostro, pero estaba claro que se estaba divirtiendo de lo lindo.

- ¡No es eso! -exclamó Katniss-. ¡Me ha picado justo aquí! -Con un gesto impetuoso, señaló la picadura roja sobre su clavícula.

Las tres mujeres mayores miraron con fijeza la picadura.

- ¡No está tan cerca de mi pecho! -protestó Katniss avergonzada

-No está tan lejos tampoco -indicó la señora Undersee.

- ¿Nadie va a callarla? -soltó Peeta.

- ¡Vaya! ¡Si yo nunca...!

-No -replicó Peeta-. Usted siempre.

- ¿Qué quiere decir con eso, Lord Mellark? -quiso saber la señora Undersee - Sabe que, olvídelo. mejor diga qué vamos a hacer.

Cuatro pares de ojos se volvieron hacia ella.

- ¿Vamos? -preguntó Katniss con voz débil.

-No entiendo que tiene usted que decir en este asunto - replicó Peeta.

La señora Undersee se limitó a soltar un sonoro resoplido lleno de desdén.
-Tiene que casarse con la muchacha -anuncio.
- ¿Qué? -La palabra desgarró la garganta de Katniss-. Tiene que haberse vuelto loca.
-Debo de ser la única sensata en este jardín. Caray, muchacha, tenía su boca en tus pechitos.
- ¡No es así! - gimió Katniss-. Me ha picado una abeja. ¡Una abeja!

-Portia -intervino lady Mellark-, no creo que haga falta usar un lenguaje tan gráfico.
- En este momento la delicadeza tiene poco sentido - contestó la señora Undersee-. Lo describamos como lo describamos, va a constituir un bonito chismorreo. El soltero más empedernido de la aristocracia, derrocado por una abeja.
- No va a haber ningún chismorreo -gruñó Peeta mientras se acercaba a ella con aire amenazador- porque nadie va a decir una sola palabra. No permitiré que mancille el buen nombre de la señorita Everdeen.
- ¿Cree que podrá impedir que se hable de esto?
-Yo no voy a decir nada, y dudo que la señorita Everdeen vaya hacerlo -manifestó mientras la fulminaba con la mirada-. Y nuestras madres, lógicamente tienen interés en proteger nuestra reputacione. Lo cual la deja a usted, señora Undersee, como la unica que podría ser una verdulera chismosa.

El Vizconde LibertinoWhere stories live. Discover now