Los hombres son criaturas con espíritu de contradicción, sus cabezas y sus corazones nunca coinciden. Y como bien saben todas las mujeres, sus actos normalmente están regidos por otro aspecto completamente diferente.
REVISTA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN,
29 de abril de 1814O tal vez no.
Justo cuando Peeta empezaba a trazar la mejor trayectoria hasta los labios de Katniss, oyó la voz de su hermano.
- ¡Peeta! - gritó Gale -. Ahí estás.
La señorita Everdeen, muy tranquila, sin darse cuenta de lo cerca que había estado de ser besada, se volvió para observar a Gale que se acercaba hacia ellos.
-Un día de estos -masculló Peeta- tendré que matarle.
Katniss se volvió otra vez al vizconde.
- ¿Ha dicho algo, milord?Peeta no le hizo caso. Sin duda era la mejor opción, ya que hacerle caso tendía a provocarle un deseo desesperado. Y aquello era un rápido camino hacia el desastre absoluto.
Para ser sinceros, quizá debería estarle agradecido a Gale por su inoportuna o más bien oportuna interrupción. Unos pocos segundos más y habría besado a Katniss Everdeen, y eso habría sido un gran error.
Un beso con Katniss tal vez fuera excusable. Pero dos... bien, significaría dejar de cortejar a Prim. ¿En qué estaba pensando? Era la novia perfecta para sus propósitos. Lo único que sucedía era que su cerebro se confundía cada vez que aparecía la entrometida de su hermana.
-Peeta -repitió Gale cuando estuvo más cerca-, ¡y la señorita Everdeen! -Les miró con curiosidad-. Qué sorpresa.
-Estaba recorriendo los jardines de su madre y me topé con su hermano.
Peeta se limitó a hacer un gesto de asentimiento.
-Daphne y Simon han llegado -dijo Gale.Peeta se volvió hacia Katniss y le explicó.
-Mi hermana y su marido.- ¿El duque? -inquirió ella.
-En persona -refunfuñó él.
Gale se rió de su hermano.
-Se oponía a ese matrimonio -le explicó a Katniss-. Detesta que sean felices.-No, estoy muy contento de que mi hermana sea feliz -dijo Peeta entre dientes-. Simplemente creo que tendría que haber tenido más oportunidad de moler a palos a ese sinvergüenza antes de que se tuviera su felices para siempre.
Katniss se atragantó de la risa.
-Ya veo -dijo ella intentando poner expresión seria.Gale le lanzó una mueca antes de volverse a su hermano.
-Daff ha sugerido una partida de palamallo. ¿Qué te parece? Hace siglos que no jugamos. Además podemos escapar de las señoritas melindrosas que mamá ha invitado para nosotros. -Se volvió de nuevo a Katniss con el tipo de sonrisa que podía conseguir que le perdonaran cualquier cosa-. Excluida usted, por supuesto. Nadie cometería el error de llamarla melindrosa, señorita -añadió.- ¿Es un cumplido? -preguntó ella.
-Sin ninguna duda.
-Entonces debería aceptarlo con cortesía y de buena gana.
Gale se rió y le dijo a Peeta:
-Me cae bien.A Peeta no pareció divertirle.
- ¿Ha jugado alguna vez al palamallo, señorita Everdeen? -preguntó Gale.
-No creo ni siquiera estar segura de lo que es.
-Es un juego de jardín. Se colocan aros en un recorrido y luego se lanzan a través de ellos unas pelotas que se golpean con un mazo.