Cap (35). Mala publicidad

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Narrativa: Rose Paige



Había pasado una semana desde que vivía con él y no puedo explicarles la felicidad que sentía al despertar cada día a su lado, o las suaves caricias con las cuales me despertaba, para que después, como solo abrir los ojos, pueda perderme en el cielo que escondían sus ojos.

Anoche Colín se había ido a New York para firmar un contrato, así que fue la primera noche en la cual no lo tuve a mi lado. Y para ser sincera, me pareció la noche más fría del invierno.

Cada mañana me sentía muy cansada, al parecer el embarazo me consumía más de lo que imaginaba.

Después de haberme levantado de la cama con dificultad, me hice una ducha rápida y me vestí a toda velocidad. Tenía que llevar a los niños al jardín, ir al trabajo para hablar con el nuevo proveedor de materiales y al final pasar por la empresa de Colín, ya me había dicho que debo recoger algunos papeles que les necesitaba para el caso que va a tener mañana. Un caso sobre el cual no leyó absolutamente nada.

Bajé las escaleras y, por mi sorpresa, los niños ya estaban listos.Bueno, casi listos, me faltaba solo hacerle el cabello a Lana.

— ¡Buenos días!—me acerqué a ellos, regalándoles un beso a cada uno. — ¿Cómo amanecieron?

— Perfecta como siempre—contestó Lana con una sonrisa.

—Mamá.—me sonrió Diego, rodeando sus brazos en mi cuello y abrazándome. — ¿Nos quieren llevar hoy al parque?

— ¿Al parque?—pregunté, sentándome a su lado en la mesa, poniéndome un poco de jugo de naranja.

— Sí, quiero jugar fútbol con Colín.—volvió a sonreírme.

— ¿Y si nosotras vamos de shopping?—exclamó Lana feliz y en voz alta, haciendo que mi hijo tape sus orejas con las manos.

No pude contestarle nada a la pequeña porque la puerta de la casa se abrió y el rostro de la señora Blanca apareció. Era más que furiosa.

— Ròse, ¿podemos hablar un momento?—preguntó mirándome y asentí con la cabeza. —Hola, pequeños.—los saludé a los niños mientras caminé hacia ella.

— ¿Está pasando algo?—pregunté preocupada, notando la gran tensión que emanaba.

— Vamos al despacho de mi hijo.—dijo.

La seguí en el despacho y con cada paso me sentía más preocupada. La señora Blanca vivió un montón de cosas, pero nunca perdía la sonrisa, menos hoy, que estaba bien enfurecida.

— ¿Qué está pasando?—pregunté mientras cerré la puerta detrás de mí, dirigiéndome hacia ella poco después.

— Esto. ¡Los voy a demandar!—tiró una revista sobre el despacho. —¿Quién se creen estos imbéciles?

Fruncí el ceño, no sabía de lo que hablaba, así que agarré la revista en la portada donde en la portada escribía grande :

"El hombre más deseado de L.A ya no es soltero."

Sonreí. No veía lo malo.

— Pero...—levanté la cabeza hacia la madre de Colín, quien me interrumpió de inmediato.

—Sigue leyendo.—dijo mientras se sentó en la silla de su hijo.

"Colin Russel, el millonario más deseado de las mujeres de los Estados Unidos, estrena romance. Después de haber cortado su relación hace meses con la modelo Linda, - había una foto con ella. Nuestro querido millonario encontró un nuevo amor.

Una pregunta tenemos para ti Colín, ¿Tanto te gustó la película " Pretty Woman donde interpretaron Júlia Roberts y Richard Gere que hoy , escogiste estar al lado de una prostituta?

Sentí cómo todas las fuerzas me dejaban. ¡Era una pesadilla! No sabía que era lo peor, la posibilidad de que mi hijo se entere, la vergüenza con la cual saldré en el mundo, o simplemente saber que con esto arruiné la imagen de Colín.

— ¿Cómo lo saben?—pregunté mientras tiré la revista en la basura.

—Obviamente, alguien que te conoce dio el rumor. ¿Te pasa alguien por la cabeza en este momento?

—Sí.—asentí con la cabeza.

Alex no era tan tonto como para adelantar estas cosas porque sabía que al final de todo yo también podría hacerle daño, pero, en cambio, existía una persona a quien no le importaría nada, y esa era Isabel.

—La voy a matar.—afirmé.

—Cariño, en esta situación hay que pensar con inteligencia. Sea quien sea el que publicó esta cosa y el que dio el rumor, te aseguro que no tiene al mejor abogado en sus casas.

— Colín se volverá loco.—confesé quejándome.

—Lo sé, por esto iremos al aeropuerto a esperarlo. No quiero verlo cometiendo ningún error.—dijo la mujer.

—Debo llevar también a los niños al jardín.—recordé.

—Mira cómo hacemos, yo llevo a los niños mientras tú te pones a comer algo.—me señaló el vientre. —Cuida a mi futuro nieto.

—Yo quiero que sea niña.—sonreí.

—Me parece que Colín tiene genes de hacer niñas, pero con una nieta como Lana me basta, imagínate dos como ella. —sonrió la mujer. —Regresó por ti en media hora.

 Millionaire   ©®   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora