Pluvo: el aprendiz de una bru...

By PsiqueMaichen

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Ren Pluvo es un estudiante que ha perdido a su único familiar, su vida es difícil y solitaria. Todo se compli... More

Dedicatoria
Antes de leer
Epígrafe
Acto
Consecuencias
Un sueño
Inicio
Cuando todo le parecía un sueño/ Parte 1
Cuando todo le parecía un sueño/ parte 2
No era un sirviente, era un criado/Parte 1
No era un sirviente, era un criado/ Parte 2
Notas del pasado/ Parte 1
Notas del pasado/ Parte 2
El extraño hotel de un doctor triste/ Parte 1
San Valentín
Herencias/ Parte 1
Herencias/ Parte 2
Quien soñó con un mundo muerto/ Parte 1
Quien soñó con un mundo muerto/ Parte 2
Obsesión/ Parte 1
Obsesión/ Parte 2
Obsesión/ Parte 3
Obsesión/ Parte 4
Maldiciones/ Parte 1
Maldiciones/ Parte 2
Inspiración
Cuando olvidó lo soñado
La pianista
Pasado Acosador
Cuando olvidó lo soñado/ Parte 2
Despertar
Charla
Melancólicos
Trampas
Su querida amiga/ Parte 1
Su querida amiga/ Parte 2
Cuando ella fue por un libro
No estaban vivos
Castigo/ Parte 1
Castigo/ Parte 2
Después de una verdad/Parte 1
Los enamorados
El quiosco y el cuarto de Lil
El otro lado
Diana
Cuando se definieron
Un árbol, un mundo/ Parte 1
Un árbol, un mundo/ Parte 2
Su final

El extraño hotel de un doctor triste/ Parte 2

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By PsiqueMaichen

Fatigado y un tanto hambriento, Ren aflojó la corbata que llevaba y continuó con la búsqueda del fantasma. Entraron a toda habitación que se les cruzó. No obstante, Maquito no pudo más con el cansancio y el sueño, cayó rendido en una cama. Encargó el trabajo a los especialistas. Lil y Ren salieron de la habitación.

—Ahora que estamos solos nosotros dos, podemos iniciar con la acción... ya sabes de que hablo. — Lil arqueó una ceja y dio codazos en el costado de Ren.

—¿Estás segura de que lo quieres hacer aquí? Nos pueden grabar. —Ren le siguió el juego a Lil.

—Cuatrojos... —Sonrió divertida y fijó su cautivadora mirada a los serenos ojos de Ren, reflejándose en estos por un momento—. Es obvio que lo haremos aquí, —susurró— es donde pasea el fantasma.

Lil tomó el brazo de Ren y lo llevó con ella por los pasillos, alejándose así de la habitación donde descansaba Maquito..

—Espera Lil, yo creí...

—Nada, nada —interrumpió—. No es un fantasma como tal, lo supe desde el inicio, pero si le decía al doctor lo que pasaba, el problema se hubiera solucionado temporalmente. ¿Creíste que hablaba de otra cosa? Ren —nombró burlona—. Eres un degenerado.

—Era broma—murmuró—. Entonces... ¿Cuál es la verdad detrás de este misterio?

—Un fantasma atemporal. Maquito odia ser un doctor, sólo estudió medicina porque sus padres así lo deseaban, él quería dedicarse al turismo. Sin embargo, no hay mejor forma de tener el amor de tus padres que obedeciéndoles. Terminó siendo lo que ellos querían. Compró el hotel que le da buenos recuerdos del pasado. El problema es que, Maquito supone de que tratará su futuro. El lugar feliz de su infancia habitado por locos ruidosos y molestos. Pacientes caminando por ahí y allá, quejándose sin mirar por donde van. —Lil llevó su brazo en el hombro de Ren y se recargó en él—. Él mismo se está saboteando. Cuando duerme su energía se desprende de su cuerpo, esa parte irracional que odia la idea de ver locos errantes en el hotel. La verdad es que, él sueña con convertir de nuevo el hotel en algo turístico, por eso destruye lo relacionado con la clínica —contó Lil.

—¿En qué momento descubriste todo? —preguntó asombrado Ren.

—Esa es mi habilidad, escuchar y saber los pesares de los mortales, ya lo sabías. —Hizo un ligero puchero.

—Es como si leyeras mentes... —Ren pensó que tal vez Lil sabía lo que él llegaba a pensar. Entonces, al sentirse vulnerable en su intimidad mental, de manera irracional, llegaron a él pensamientos indecentes sobre Lil, no lo pudo evitar. Controlando sus pensamientos, se enfocó en el momento—. ¿Qué haremos en este caso? —preguntó.

—Fastidiarlo. Odia a los locos, así que actuemos como unos, para atraerlo. Después haremos que libere toda esa energía negativa y se desvanezca. Al final, hablaré con Maquito —Lil dio a saber el plan. Se alejó del hombro de Ren y le dio la vela. Cansada de los tacones, retiró sus zapatillas y las llevó en la mano—. Me cansa caminar todo el tiempo con estas cosas —reveló Lil.

—Pero las usas por gusto. —A Ren le dio ternura ver la estatura real de Lil, le llegaba en el hombro—. ¿Cómo actúa un loco? —preguntó intrigado.

—Diviértete sin usar el razonamiento y serás uno.

Lil se fue corriendo descalza por el pasillo, riéndose a carcajadas sueltas. Sin saber qué hacer, Ren fue detrás de ella. Intentó aprender cómo debería actuar un loco.

—¡Quiero regresar a casa, pero me he enamorado de una puerta y no la abandonaré! —gritó Lil—. No, querida, no llores. No te dejaré sola en este horrible lugar.

Ren escuchó a lo lejos a Lil, las incoherencias que decía. Dirigiéndose con prisas a donde ella se encontraba, observó como Lil abrazaba y besaba el costado de una puerta con una pierna alzada. Ren no pudo contener la risa al verla en tan embarazosa situación.

—¡Idiota, no te rías! Actúa como loco —reprochó y ordenó.

—¡Odio este lugar! Prefiero las cloacas antes que seguir viviendo aquí. Además, esa loca se cree muy buena, y qué puede hacer lo que quiera —acusó Ren a Lil.

—¡¿Cómo qué me creo muy buena?! Lo estoy. Mira como la puerta se ha excitado por tenerme cerca. ¡Se le ha puesto duro el picaporte! Y eso que solo la besé un poco —gritó Lil mientras acariciaba el pomo de la puerta de manera provocativa—. Señor de madera, usted hace mucho ejercicio, mire que plano y firme está su cuerpo. Haré que seas la puerta más feliz del universo. —Acercó sus labios a la puerta—. Puedes tomarme, te deseo.

—¡Espera! Sólo quieres estar con esa puerta porque es... ¡Mi amante! —reveló Ren—. Así que no la beses. ¡Aléjate de ella, súcubo! Me fugaré lejos de este horrible lugar con mi amada puerta, y tendremos muchos palillos como hijos. Ya no te interpongas en nuestra felicidad. —Acercándose, Ren dejó la vela que llevaba en manos en el suelo y también abrazó a la puerta.

—No puede ser —habló sorprendida Lil—. La puerta nos ha engañado a los dos, únicamente buscaba alguien para que le ayudara escapar, nos utilizó. —Acercó su rostro al picaporte—. Ren, presta atención. La puerta es hermafrodita... —reveló fingiendo asombro. 

Sus pupilas se dilataron y miró por un tiempo indefinido fijamente al picaporte. Sacó las llaves que cargaba en su pequeño y  bolso negro. Con mucha insistencia, intentó introducir una de las llaves de su casa en la ranura del picaporte.

—¿Qué le haces a mi querida puerta? ¡La estás violando! —dijo Ren conteniendo la risa.

—Le doy placer, como le gusta... con duras llaves, así te dejará, y se enamorará perdidamente de mí. —Sonrió sin poderlo contener y sus mejillas se arrebolaron—. Sólo yo puedo darle este placer. Mi amada, sin ti no soy nada —susurró mientras forcejeaba la puerta.

—¡Cállense par de locos! Su única cura será la muerte —gritó a la lejanía una voz que parecía ser la de un niño.

—Lo que faltaba, otro envidioso que desea separarme de mi amada puerta —habló Lil en un tono de voz exagerado y dramático.

—¡Las puertas no son seres vivos! Largo, largo, largo. Arruinan mi lugar favorito, dementes de pacotilla —dijo la voz infantil.

Unas imponentes pisadas hicieron eco por el pasillo del hotel, la madera crujió, los muros se expandieron y contrajeron mientras una pesada energía en forma de niebla se manifestaba.

—Demonios... es de los agresivos. Cuatrojos, aquí es donde corremos —dijo Lil.

Un pequeño niño de unos nueve años se manifestó en el pasillo y sobresalió de la oscura y pesada niebla. No caminaba a pesar de que hacía intensos ruidos de pisadas, flotaba y se desplazaba de una manera inquietante. Ren dejó la puerta y enfocó su mirar en la silueta vislumbrada con la luz de la vela. Se trataba de un pequeño niño de ropas oscuras, piel cuarteada como un viejo muro, cabellos secos y ojos sumidos en la nebulosidad de las cuencas. El pequeño flotó de manera lenta hacia donde estaba Lil. Con una agilidad que envidiaría una gacela, ella corrió y se alejó de la puerta. Por otro lado, Ren se quedó plantado del asombro por lo que veía. Posteriormente, después de perderse por un momento en lo que contempló, se alejó del fantasma de manera lenta y torpe. No poseía la misma agilidad que Lil y la del pequeño que flotaba. El fantasma persiguió a Ren, no se manifestaba de manera continua, desaparecía por intervalos. Ren volteó un par de veces mientras se alejaba, quería saber qué tan lejos se encontraba el fantasma de él. No miró al pequeño niño fantasma, al volver la mirada, se encontró frente a frente con el niño. Frenó su andar de golpe. Dio unos pasos atrás para evadir al fantasma, pero terminó tropezando y cayendo de ancas.
El pequeño llevaba en manos un cuchillo, de la hoja emanaba una oscura energía, comparable a llamas negras. Sin dudar, el furioso infante se lanzó a Ren con el cuchillo en manos, apuntándole al corazón. Ren esquivó el ataque a su corazón, no obstante, el cuchillo se clavó en su brazo. Con rapidez el niño se postró encima. Ren pensó que moriría. La idea de tener un acercamiento con la muerte perdió fuerza, cuando sólo sintió energía recorrerle por el cuerpo al ser atravesado por el cuchillo. Enojado, mientras lloraba, el fantasma dejó caer toda su ira en el arma, clavándola simultáneamente en el cuerpo de Ren.

—Te curaré con la muerte que te daré ¡Muere! ¡Muere! ¡Muere!— gritó mientras lloraba y clavaba el cuchillo, pero se sintió frustrado al ver que no provocaba daño alguno en su víctima—. Mis padres no quieren venir aquí por la culpa de los locos, ya no jugarán conmigo. ¡Muérete de una vez!
Cansando el fantasma de no ver resultados fatales en quien descargaba su ira, dejó de hacerlo y lanzó lejos el cuchillo que se desvaneció al poco tiempo.

—Lo siento, no quiero morir y dudo que eso solucione tus problemas. —Ren miró fijamente al niño.

—¡Malcriado! —gritó Lil—. Deja de llorar, este lugar no volverá ser como el de tus sueños del pasado.

Lil tomó de los brazos al niño espectral y lo alejó de Ren. Una vez lejos, el niño se quedó llorando de manera desconsolada en el pasillo. Lil lo ignoró por un momento y ofreció su mano a Ren. Tomó la cálida mano brindada y se puso de pie. Miró la sonrisa que le otorgó Lil, y así encontró paz de nuevo, al reconocer el gesto amoroso de ella. Acercándose más a Ren, le ajustó la corbata suelta y le acomodo el saco del traje. Después, se giró en sí misma y le lanzó una mirada de enojo al fantasma.

—¡Deja de llorar!—regañó Lil—. Este lugar no volverá a ser el mismo, por mucho que lo intentes.

—Ya no pareces tan loca —dijo sollozando.

Pasó el niño la manga de su oscura y vieja vestimenta por su nariz, limpió sus fosas nasales donde escurría un liquido espeso, rojizo y oscuro: se trataba de ectoplasma.

—Pequeño engendro de negatividad. Soy una bruja y te diré tu futuro. Tus padres estarán orgullosos de ti, porque te convertirás en un exitoso doctor. Comprarás este hotel y ayudarás a pacientes negados por sus familiares, lo harás, mientras disfrutas de tu lugar favorito.

—Estás tan loca que crees ser una adivina. ¡No seré doctor! Haré de esta isla algo más turístico, para quienes vengan disfruten de la belleza del lugar y hagan recuerdos agradables como yo —dijo el fantasma.

—Dije que diría tu futuro... debes aceptarlo, porque es el presente. Ya no destruyas los costosos aparatos. Sé un buen hijo, si no puedes con lo que eres, di la verdad, no reprimas nada. Los demás no tienen la culpa, tus padres y los socios invirtieron en tu idea de negocio, les haces perder dinero y tiempo, qué egoísta. —Frunció el ceño y cruzó los brazos—. No seas malcriado y piensa en los demás. ¿No querías darle una buena vida a tus padres? Tienes la oportunidad de hacerlo, si prosperas más en tus negocios.

El fantasma se quedó inmutado y de su cuerpo emanó una ligera luz. Surgieron de las cuencas sus ojos y su piel agrietada volvió a la normalidad. Derramó lágrimas en silencio, y así, lentamente el pequeño se desvaneció.

Cansada, Lil se acercó a una de las ventanas del pasillo. Contempló el crepúsculo, pareció que sol nació del mar. Lil suspiró y estiró sus brazos. Era el fin de la misión.

Sorprendido por los hechos, Ren pidió una explicación a Lil. Aclaró que el fantasma era un capricho atemporal, una parte oculta que nació en el doctor cuando no pudo cumplir sus sueños reales. Lil no pudo decirle la verdad a Maquito cuando llegaron a la isla, de haberlo hecho, el doctor hubiera suprimido temporalmente ese lado infantil suyo. El fantasma necesitaba un regaño, porque era un niño berrinchudo. También, debía descargar la energía negativa que lo ayudaba manifestarse; en el momento que atacó a Ren, desgastó la mayor parte de la energía acumulada que poseía. Con los llantos que provocó los regaños de Lil, terminó desapareciendo el resto de energía, en un desahogo.

Al final Lil explicó lo sucedido a Maquito, él se mostró escéptico, hasta que ella reveló datos que sólo él y su familia conocía.

Posteriormente de un reconfortante desayuno y breve descanso en el hotel, Lil y Ren partieron.

Lil salió del baño de su habitación, vistió su cuerpo con su bata favorita, una oscura de encajes blancos. Acostándose en la cama, llegó la dicha, más cuando tacto las suaves sabanas de sedas. Dejó caer el peso de su cabeza en la mullida almohada, era de plumas de gansos. Estaba lista para entregarse a Morfeo. Sin embargo, en el proceso, recapituló todo lo sucedido en el hotel.
—¡Los vídeos! —gritó.
Se Levantó de golpe, recordó que no apagó las cámaras y menos fueron borrados los vídeos de cuando investigaban en el hotel. Dejando la cama, Lil decidió ir a la cocina por un vino, para pasar el mal trago que se llevó al recordar que fue descuidada. Al entrar a la cocina se encontró a la vista a Ren en el comedor, yacía dormido encima de un libro que rodeaba con sus brazos, una taza de café se encontraba cerca, aún humeaba vapor.

—¡Ren! Despierta, estudia en la biblioteca —llamó.

—Se encuentra cerrada con llave —respondió Ren adormilado. Levantándose lentamente, ajustó sus lentes caídos.

En Lil se delineó una sonrisa al ver a Ren con el cabello despeinado, contuvo las ganas de hundir su mano en la cabeza y agitar lo que le pareció suaves mechones.

—¿Qué haces estudiando a estas horas? —cuestionó dulcemente Lil.

Buscó en la alacena los vinos, abrió toda puertita que se le cruzó, solía ocultar su vino favorito.

—Mañana tengo exámenes —platicó cansado.

—Sí qué te demandas, yo nunca hice eso.

—Es mi último semestre, hay más exámenes que clases —contó triste.

Lil encontró su vino favorito, abrió la botella que estaba a la mitad y sirvió el contenido en dos copas. Después salió por la puerta de la cocina y se adentró al comedor, dejando una de las copas cerca de Ren.

—Sabes, Ren... he cometido un terrible descuido —informó Lil con un tono de voz preocupada.

—¿Cuál? —preguntó adormilado.

Ren tomó la copa dejada, analizó por un momento el contenido, y de golpe, bebió todo. No deseaba ofender a Lil, y tampoco quería saborear algo que consideraba una horrible bebida.

—No borramos los vídeos del hotel, nos grabaron actuando como locos —contó con pensar y bebió del contenido de su copa lentamente, degustándolo.

Mientras tanto en el hotel

Dos hombres se reían a carcajadas plenas. Miraban y escuchaban una y otra vez el vídeo donde Lil y Ren actuaba como locos. Maquito y uno de sus socios pasaban el rato en el cuarto de monitoreo.

—Ponlo de nuevo —pidió entre risas quien era el socio de Maquito—. Esa bruja y su hermano son muy chistosos. Hay que subir el vídeo a Internet.

—No, socio. Ella de verdad me ayudó, es una persona muy interesante, no deseo denigrarla, todo lo contrario —comentó Maquito.

—Es muy hermosa, entiendo porque deseas respetarla. Pero recuerda que no te ayudó gratis. Si me lo preguntas, creo que cobra mucho.

—Posee una belleza exótica, estoy encantado de haberla conocido. Su talento y habilidad es fuera de este mundo, es comprensible el costo de su trabajo. En el vídeo... esa silueta pequeña, soy yo... cuando era niño —confesó Maquito. 

Pausó la grabación en el momento que se veía una oscura silueta atacar a Ren.

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