El caballero de la emperatriz...

By D-miyu

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Carsein amaba a Aristia, realmente lo hacía. Y se llevaría ese secreto a la tumba. Sin embargo, no creyó que... More

Remordimientos de un caballero
La niña bendecida por Dios
Él fue tras ella
Sonrisa arrogante
De su lado
Invitación
Dulces pasteles
Conclusión en verde
Intereses
Después de la fiesta
Una carta
El regalo del Príncipe heredero
Té amargo
No era momento
Inestabilidad
Brillo
El regreso del caballero
Los planes de un noble
Pensamientos de un caballero
El juicio del Duque Jenna
El pedido del Emperador
Estoy a tu lado
La decisión de Allendis
Es sólo un amigo
Movimientos azules
Cosas que decir
El funeral de Alexis
Ella tenía planes
El reclamo de Aristia
La emperatriz
Los futuros marqueses
Campanas de boda
De padres a hijos
Boda plateada
Tiempo para ellos

Suave lluvia

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By D-miyu


- ¡Maldición!

Carsein chaqueó su lengua con una mueca.

Clanck—

Bloqueó ese ataque pero la fuerza del marqués era bastante mayor que la suya.

Clanck—

Retrocedió.

Y resopló.

- ¿No iba a enseñarme las técnicas de los Monique? ¿Por qué esto luce más como un duelo?- dijo Carsein mientras que se limpiaba el sudor de su frente con el brazo libre que quedaba.

El Márques Keiran no respondió sus preguntas y siguió atacando.

Él sólo le estaba distrayendo.

Y con un rápido movimiento, el pelirrojo intentó esquivar otro ataque, así que interpuso su espada en dirección de donde venía el mayor.

Sin embargo, no salió como lo esperaba ya que ese movimiento fue un señuelo, en realidad, el padre de Aristia se había doblado hacia un lado para atacarlo en su zona expuesta, los costados del caballero.

- ¡Maldición!- gritó Carsein chasqueando su lengua y cayendo al suelo de la sala de entrenamiento.

Clanck—

Con su espada en el suelo, había perdido.

- ¿Y te llaman prodigio de la espada?- preguntó el Márques Keiran.

- Je....

Murmuró el muchacho con una sonrisa. El marqués parecía tener un mayor ego de lo que aparentaba, ya que a pesar de que el padre de Aristia estaba tan cansado como él, decidió disfrutar por completo su victoria, humillándolo.

Pero eso no le importaba.

Carsein se echó contra el suelo.

Su respiración era agitaba e intentó tranquilizarla.

Movió su cabeza hacia un lado y miró su propia mano, para luego hacer fuerza y apretarla en un puño. Podía sentir cómo le palpitaba la misma.

El Márques Keiran no era por nada el comandante de uno de los escuadrones más importantes del imperio, como cabeza de los Monique con cientos de soldados sirviéndole.

Carsein, quien usualmente mostraba sus emociones de ira y frustración a flor de pie, estaba calmado, y se levantó, sosteniendo la espada de vuelta.

- Una vez más- pidió entre jadeos.

A pesar de que su tono no lo demostraba, él brillaba en frustración.

¿Él era realmente un genio? ¿Por qué no estaba ganando todavía?

Debía de ganar.

Más fuerza.

Más velocidad.

Necesitaba apresurarse.

- Concéntrate- dijo el padre de Aristia, se posicionó para atacar.

Clank—

...................................

- Vuelve a la realidad

Carsein agrandó sus ojos, dándose cuenta de que ya no seguía en el entrenamiento.

Miró a su alrededor.

Habían varios nobles con extravagantes vestidos hablando en el gran jardín del palacio.

Ah.... La fiesta de la princesa.

¿En dónde estaba Aristia?

Se preguntaba Carsein buscándola con la mirada.

- Oye- era la voz de Allendis, quien dijo eso acompañado de un suspiro- Si buscas a Tia, ella está al lado de la princesa heredera

Entonces, el pelirrojo intentó buscar a la mencionada, encontrándola rodeada de damas, y sobretodo, acompañaba de la muchacha de cabello plateado.

- Tienes la mente en otro lado, eso es malo- comentó el joven hijo del Duque De Verita.

Carsein guardó silencio y tomó una copa.

No quería asistir a este evento, pero no había de otra ya que era un evento de caridad de la Niña bendecida por Dios y Aristia.

- ¿Estás seguro de este plan?

Allendis desvío su mirada.

- Tia cree que es bueno comenzar a mejorar la imagen de la princesa, ya que sino, ni el pueblo podría ser su apoyo

Aristia sabía que si Jieun no tenía el apoyo de nadie, sería desechada por el imperio. O podría ser usada como una herramienta si era que tenía poderes dados por la bendición de Vita. En lo personal, a Allendis no le importaba, pero a ella sí, y tenía razón en decir que si la reputación de Jieun crecía, Ruvellis no tendría excusa para cancelar su compromiso.

- Ya veo- respondió Carsein notando el lazo rojo que llevaba.

Se sonrojó pensando en cosas innecesarias.

- ¿Entonces sí lo están haciendo oficial?

Se ahogó con su saliva.

- Cállate

Maldita sea el día en que el mundo dijo que Allendis De Verita podría decirle "hola" y molestarlo así de una manera tan simple.

El muchacho de cabello verde sólo sonrió.

- ¿Por qué?

-..... ¿No tienes a nadie más a quien molestar?

- No puedo molestar a Tia, qué clase de persona sería si lo hiciera?

Carsein movió la cabeza hacia un lado, no tan convencido pero sintió un agudo dolor al hacerlo.

Chasqueó su lengua y se frotó el cuello.

El padre de Aristia era de temer. No lo notó antes porque nunca entrenaba con él, pero el Marqués Monique no mostraba realmente sus habilidades cuando practicaba con su hija. Sin embargo, cuando le tocó a él, no fue piadoso en lo absoluto.

Aún no superaba al Marqués Monique, y tampoco pudo memorizar todos sus movimientos. ¿Estaba siendo difícil con él por bromear con llamarle "padre"? No, ser infantil no era lo suyo, sí de su propio padre, el Duque Arkint. Pero de todas formas, no estaba siendo fácil.

- ¿No eres demasiado joven para que te duela el cuello? ¿Vas a ser el prodigio más joven en retirarse?- le molestó Allendis.

- ¿No tienes nada mejor que hacer?- una vena sobresalía en la frente del pelirrojo.

El genio del siglo desvío su mirada hacia Aristia, lo que hizo que Carsein alzara una ceja.

- ¿Lo tengo que escuchar de alguien que no hace nada mejor que ver a la chica que ama de lejos cuando le duele el cuello?

Le ladraría si fuese un perro.

- ¿Qué quieres saber realmente?- bufó tomando una de las bebidas que eran ofrecidas por los sirvientes- Ve directamente al grano

Hoy era un día caluroso.

Allendis se cruzó de brazos.

No se sentían incómodos realmente.

Después de lo que ocurrió con Ruvellis, su relación mejoró.

- ¿Te convertirás en el próximo marqués? Los Monique pasan sus habilidades a sus sucesores, y es extraño que el prodigio de la espada esté practicando tanto, justo después de que todos estuvieran en alerta por las intenciones del Emperador Ruvellis- Allendis pensó en voz alta.

La casa Verita tenía un largo registro de todos en el imperio, sobretodo de los nobles más altos, conocer uno o dos secretos más que todos era lo normal para ellos.

- ¿Y qué? ¿Vas a interferir?

Allendis suspiró por la idiotez del pelirrojo y negó con su cabeza.

-Te apoyaré- dijo con una mirada determinada que se convirtió en una fría- Pero si haces llorar a mi amiga, si le haces daño alguno a Tia, prepárate porque prepararé los papeles de divorcio

Carsein realmente tenía la boca abierta.

¿Qué acababa de decir?

Él, de entre todas las personas, le diría eso....

- Como si fuese a pasar- respondió terminando su bebida- ¿Cómo demonios sabes sobre divorcios? Ni siquiera eres un abogado

Hizo una mueca.

- Es mi sexto plan en caso de que su Majestad convierta a Tia en su concubina o emperatriz. Necesitaba aprender acerca del procedimiento legal de un divorcio- explicó.

Sus primeros planes incluían a Carsein, pero si él no servía, necesitaría otros métodos.

- ¿Qué demonios?- Carsein comenzó a reírse de él porque quién demonios hacía tantos planes a futuro.

Él también se sentía ansioso por el futuro con esta situación de Ruvellis y Aristia; no iba a mentir, los pensamientos le estaban matando por dentro, más cuando se frustraba por no conseguir seguirle el ritmo al padre de ella.

Pero él, Allendis, era extremista.

- ¿Qué?

- Ni siquiera llegué a pensar en un segundo plan  y tú ya vas por el sexto- dijo.

Allendis frunció su ceño.

- ¿No deberías de preocuparte más por Tia?

- Lo hago

- ¿Entonces?

Él sonrió de lado, porque el cabeza de hierba todavía no conocía su trato con el difunto Emperador Mirkan.

Aunque aún dudaba en decirle.

Pero....  Él realmente lucía más amistoso y cooperativo, tampoco parecía sentir algo más que amistad por la muchacha.

- ¿Sabes? Yo- se quedó a mitad de su oración cuando una gota de agua cayó sobre cabeza.

Miró al cielo, y vio que otras más también le mojaron.

- Ugh, está comenzando a llover- se quejó Allendis viendo que todos buscaban algún lugar para refugiarse del agua.

El evento de caridad terminó en un fiasco.

Carsein gruñó y alzó un brazo para proteger sus ojos de las gotas de agua.

En realidad, la lluvia no era para nada fuerte, era más una pequeña lluvia.

- No luce como si va a durar por mucho tiempo- declaró eso mientras que se acomodaba sus cabellos con pequeñas gotas de agua.

No se había mojado realmente.

- Pero los nobles no opinan lo mismo- Allendis señaló a los mencionados y los vio quejarse de la fiesta.

Sólo los plebeyos se habían quedado en la lluvia, porque no era su primera vez debajo de la misma y eran conscientes de que tampoco era mucha.

- ¡Cálmate, Jieun!

Era la voz de Aristia.

- ¿Q-qué hago ahora, Tia?

Los chicos siguieron su voz, ahí estaba Aristia alzando su voz hacia la Niña bendecida por Dios quien parecía que estaba a punto de llorar.

Era penoso, tenían que admitirlo, hacer un evento para que saliese mal, no era agradable.

Carsein caminó hacia ellas notando que el pasto del suelo se estaba humedeciendo.

- Tranquilízate

- No puedo, el evento iba tan bien... Sólo faltaba el baile final, pero ahora está lloviendo y.... - Jieun soltó un suspiro mientras que intentaba contener sus lágrimas.

Se esforzaba por ser una emperatriz pero no controlaba el clima para poder evitar estos errores.

Los nobles iban a culparla.

- Entiendo cómo te sientes- dijo la muchacha- Pero tranquilízate, Jieun

Jieun se aferró a Aristia.

- Si sólo falta el baile, entonces podemos dejarlo así, tampoco tenemos mucho que hacer en esta situación- dijo razonalmente Carsein uniéndose a ellas.

El mismo se quitó su traje y lo puso sobre las chicas.

- A-ah, gracias- dijo apenada Jieun mirando hacia abajo.

Creyó que la ignorarían.

-.... Está bien, hace calor de todas formas- respondió él. Solamente quería tapar a Aristia pero estaban demasiado juntas y sería malo de su parte decirle que se corra cuando estaba a punto de llorar.

Aristia se quedó pensando en lo que dijo por unos segundos.

Sonrió.

- ¡Eso es!- exclamó quitándose el traje de Carsein.

- ¿Aristia?- él la siguió con la mirada.

¿Qué estaba haciendo?

- ¡No se vayan! ¡Ahora empieza el baile de cierre!- gritó ella y le indicó a los músicos, que se estaban resguardando de la lluvia debajo de un árbol, que tocasen una melodia.

Ellos, dudosos, decidieron seguir sus órdenes.

- ¡Lady Aristia, está lloviendo!- una joven de cabello violeta dijo en contra de ella- ¿Cómo podríamos disfrutar de una fiesta así?

- ¡Exacto!- otra muchacha le siguió la corriente.

Aristia se detuvo, y decidió inclinarse.

- Lamentamos la lluvia imprevista. Pero podríamos aprovechar la suave lluvia para refrescar a todos los invitados del día caluroso que ha sido- levantó su cabeza- La lluvia fue repentina, pero no podemos arruinar el humor del evento así

Todos se veían inseguros de sus palabras.

Si bien era un día caluroso y la lluvia era refrescante, todavía no se sentían convencidos de caminar bajo el césped mojado.

- El suelo está mojado, Lady Aristia- la misma chica de antes la señaló con su abanico.

- Sólo el césped, el suelo no lo está- ella señaló su propio cabello- Si las gotas de lluvia no han mojado nuestro cabello, significa que es muy leve

- Ese pensamiento es.... Vulgar

Aristia ignoró su comentario.

Apretó la falda de su vestido y juntó sus pies.

- Yo opino que si bien esto sale de los protocolos normales de cualquier evento, no estaría mal disfrutar de algo diferente de vez en cuando- declaró.

- Lady Aristia, me siento insegura bailando bajo esta.... Pequeña lluvia, por qué no nos demuestra que está bien bailar así?- las intenciones de la dama no eran las mejores.

Quiso que Aristia hiciera el ridículo.

- Claro, si eso aliviana la preocupación dentro de su corazón, lo haré

Sin embargo, Aristia aceptó.

Los músicos estaban tocando, y si los nobles no iban a cooperar, no iba a dejar a los plebeyos parados ahí como si nada.

- Eso espero, Lady Aristia- sonrió.

Y cuando empezó a bailar sola con movimientos elegantes y sencillos, haciendo que varios se voltearan hacia ella como búhos, los hombres solteros del imperio intentaron bailar con ella también.

- ¡L-Lady Aristia!

- ¡Lady!

La llamaron.

- ¿Quisiera algún compañero de baile?- iban tras ella.

Eran tantos, que la desconcentraron.

Aristia perdió el equilibrio y estuvo a punto de tropezar al suelo.

Pero en ese momento, Carsein se le unió.

- ¿Me permites bailar contigo bajo la lluvia?- le sonrió él sosteniéndola de su cintura, así, evitando su caída.

Ella se sorprendió por su repentina aparición en su solo, pero también le sonrió y giraron hacia otro lado con naturalidad, bailando lejos de los hombres que repentinamente se detuvieron.

¿Cómo competirían contra Carsein De Rass?

- Gracias por ayudarme, Carsein

Él le guiñó un ojo.

- Oye, ni lo menciones. Me sentiría mal si cambias de compañero de baile después de bailar siempre conmigo

Carsein intentó mejorar el ánimo entre ellos pero de vuelta, sintió un dolor punzante en otra cosa de cuerpo.

Y chaqueó su lengua porque se detuvo.

- Lo siento... - murmuró.

Era por culpa del entrenamiento.

La miró con una expresión de disculpa pero Aristia sólo le sonrió más.

Ella dio otro giro, recuperando el ritmo en un buen momento sincronizado con la música.

- Está bien, tranquilo- dijo Aristia con una suave voz, sabía que estaba entrenando mucho más que antes y creía que era por Ruvellis- Me gusta bailar contigo, Carsein

Ella disminuyó la distancia entre ambos y siguió como si nada.

No podía mostrar afecto públicamente así que sólo haría eso.

Él se quedó en silencio con sus labios fruncidos.

Tenía un tinte rojo en sus mejillas.

No era justo que ella actuara tan lindamente ahora.

Pero de todas formas, sirvió para convencer al resto de bailar también, primero fueron los niños plebeyos, después sus padres, y finalmente los otros nobles cuando la princesa heredera se les unió con Allendis.

El baile terminó bien, y Aristia estuvo feliz porque el evento de Jieun no terminó mal.

Lamentablemente, sólo aumentó la reputación de Aristia en vez de la de la princesa.

En vez de hacer que el emperador la ignorase, sólo se interesaba más en ella.

Continuará....

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