Inestabilidad

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- ¿¡Cómo que no saben qué hacer!?

El Marqués le estaba exigiendo muchas cosas a los doctores que fueron solicitados en la habitación.

Nadie le culparía, ya que su única hija había sido herida y ahora se encontraba inconsciente en esa gran cama.

- Aristia... - gruñó Carsein enterrando su rostro entre sus manos, sentado ahí, sintiendo mucha ansiedad.

Si no hubiese sido por tener las cabezas en las nubes, Aristia estaría mejor.

Esta Aristia había empezado su entrenamiento como caballero hace unos meses, no años. Claro que no estaba tan preparada para una batalla.

- Cálmese, Marqués Keiran, sus gritos no ayudarán a que Lady Aristia se recupere- dijo el Príncipe heredero, también preocupado por la situación.

Después de todo, Ruvellis también estuvo en la escena del crimen.

- ¡Su Alteza!... - el padre de la muchacha seguía furioso.

¡Habían atacado a su esposa, y años después, a su preciada hija!

- Marqués, sabe muy bien que ahora no podemos hacer nada- esta vez, la voz del Emperador Mirkan resonó en la habitación, obligando al marqués a guardar silencio.

La mayoría de las figuras importantes y de confianza se encontraban dentro de la habitación de Aristia, después de todo, el príncipe estaba involucrado.

- Su Majestad tiene razón, Marqués Monique- concordó el Primer ministro, acomodándose sus lentes.

También preocupado por la situación.

- De todas formas, tampoco es una situación para encontrarse tranquilos- el Duque Arkint notó que su hijo había sido terriblemente afectado por el estado de la muchacha inconsciente.

Ruvellis suspiró.

También molesto.

- Su Alteza... - el médico real se puso nervioso.

- Gracias por su ayuda, pueden retirarse ahora- el heredero al trono hizo que los doctores se retirasen de la habitación.

- Podemos manejar esto de una manera pacífica- el Duque de Verita era optimista.

- Estamos hablando de mi hija- le recordó el Marqués Keiran con una mirada extremadamente molesta- ¿Qué hubieses hecho si fuese tu hijo?

El hombre de cabello verde guardó silencio.

- Oigan, discutir entre ustedes no ayuda- al Duque De Rass se sentía muy incómodo dentro de la sala.

- Deberíamos de discutir sobre el ataque- suspiró el Emperador Mirkan sintiéndose demasiado viejo para esta clase de problemas ahora.

Pero le importaban ya que se trataba de su hijo y de la hija de Jeremiah.

- Háganlo afuera- fue lo único que les dirigió Carsein después de haber estado en silencio por un rato.

Todos notaron su mirada llena de molestia y advertencia.

- Quiero que note la importancia de esto, Sir Carsein, el Príncipe heredero pudo... - el Primer Ministro fue interrumpido de vuelta.

El pelirrojo bufó.

- No iban tras el príncipe, iban tras Aristia- como si fuese lo más obvio.

¿Atacar al Príncipe heredero? Ni siquiera tenía un rasguño, ni siquiera tenía un enemigo que se atreviera a atacarle.

La única que recibió la flecha había sido Aristia.

El caballero de la emperatriz abandonadaWhere stories live. Discover now