Los planes de un noble

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Aristia caminaba tranquilamente por los pasillos del gran palacio Imperial, con una suave sonrisa y elegantes pasos silenciosos.

Estaba manteniendo una buena compostura, como siempre, por tener el hábito de hacerlo, pero todavía se encontraba pensando en el beso de ayer.

- Carsein...

Se sonrojó y se detuvo al recodar que sus labios se juntaron con los de él.

Siempre pensó que su primer beso sería con el Príncipe heredero.

Pero terminó siendo el segundo hijo del Duque Akint a quien besaría: el prodigio de la espada.

En realidad, ambos habían arreglado que saldrían por la ciudad para almorzar juntos después de terminar sus asuntos dentro del palacio. Él tenía una audiencia con los nobles debido a su regreso de las fronteras del Este y debía de dar su reporte, mientas que ella debía de reunirse con Jieun porque la misma necesitaba interractuar más con damas nobles.

Aristia se estremeció al pensar en la Niña bendecida por Dios y en cómo habían cambiado las cosas.

Ella no era alguien que tomaba sus propias decisiones desde que era joven, porque si las consecuencias de sus elecciones eran malas, entonces no sabría cómo reaccionar ante la culpa.

¿Cuál vestido usar? El que era escogido por sus sirvientas.

¿Qué debería de comer? Lo que sea que estuviese en el plato.

¿Con quién casarse? Eso ya había sido arreglado desde el momento en que nació.

Pero desde que los planes que fueron arreglados para ella cambiaron, empezó a tomar sus propias decisiones.

Aprender a usar la espada, a heredar la casa Monique, llevar el broche rojo y amar a alguien que realmente parecía valer la pena.... Le agradecería a Jieun por aparecer y cambiar su vida.

Si ella no estuviera, Aristia no se habría dado cuenta de que sólo amaba a Ruvellis porque era su prometido.

Amar por compromiso a alguien que no la quiso.

¿Cómo podría amar al Príncipe heredero que nunca le ha hecho sonreír?

A diferencia de Carsein, quien siempre animaba sus días.

- Debería de agradecerle, supongo... - pensó bajo un murmullo considerando abrir la puerta delante de ella.

- ¿E-está seguro?....

Aunque Aristia se detuvo al escuchar la temblorosa voz de la Niña bendecida.

- La verderadera cuestión es si usted está segura de que su Alteza realmente la ama- bufó un anciano.

La muchacha de cabello plateado reconocía esa voz.

Era la del Duque Jenna.

- Eso.... ¿Pero eso no sería envenenar a Ruve?- el miedo se escuchaba a través de Jieun.

Aristia se llevó las manos hacia su rostro, sorprendida por lo que ellos decían.

Hablaban del Príncipe heredero, y sobre cómo envenenarlo.

- Si usted desea verlo de ese modo... ¿Quiere que Lady Aristia sea la siguiente Emperatriz? ¿Teniendo el amor de su Alteza?- le cuestionó el Duque Jenna.

- P-pero... Tia quiere a Carsein, es imposible, no? Ella no se encuentra interesada en Ruve- la azabache intentó negarlo.

- Pero su Alteza está interesado en ella- dijo el anciano, con una pequeña risa burlona- Va a deshacerse de usted, Lady Jieun

El caballero de la emperatriz abandonadaWhere stories live. Discover now