「Thirsty」 ;+p. jm

Від mintaeung

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❝Me gustan sus revistas, me hacen tener orgasmos.❞ ◇Actualizaciones lentas. ◇Historia 100% Mí... Більше

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Від mintaeung


La presencia de Jungkook en la vida de Hara se iba desapareciendo con el pasar de los días, el pelinegro la ignoraba volviendo a su habitual trato de hostilidad, mientras ella esperaba todos los días después de clases a Jimin quien con una sonrisa en los ojos la pasaba buscando. Aunque la idea no era reprochable, el Sr. Park tenía otras intenciones debajo de la manga, buscaba a su chica mientras lanzaba rayos laser en busca de aquel chico innecesario. Sabía que estudiaban juntos y eso lo hacía divagar, presentía que en cualquier momento tomaría a Hara y se la llevaría con él, dejándolo así completamente solo y destrozado. ¿Quién podría culparlo? Ahora su vida tenía un mejor rumbo y se sentía plenamente feliz con la chica.

—He venido a secuestrarte. — agregó Jimin sonriente al tiempo en que Hara entraba en el auto. Le miró confundida dejando su bolso aun lado del asiento. — He escuchado por ahí que tú padre y su pareja llegaran tarde debido a algunos inconvenientes...

— ¿Has escuchado?

Sonrió— No, en realidad no. Solo estaba afuera arreglando el auto para salir y Hiwo se me acercó, me ha pedido que cuando llegaras le hiciera de pajarito mensajero y te dijera que llegarán más tarde y que no los esperases.

Una de las ventajas de su relación oculta era que pasaban inadvertidos ante las narices de Hiwo, después de todo, Hiwo jamás pensaría que un sujeto como el Sr. Park se interesaría en su hija o en una cría cualquiera. Otra de las ventajas tangibles era que aquel hombre sentía un enorme respeto y recelo hacía Jimin, pues él era un hombre atractivo y soltero que dejaba a la vista sus músculos marcados y sus ojos gatunos un tanto curiosos, cosas que así como las detallaba Hiwo, también podría detallarlas Yuso. A fin de cuentas lo consideraba un excelente vecino ya que este aceptaba "sin mucho interés" recoger a Hara ya que seguía la misma ruta. "Un hombre interesante" dijo Hiwo ante tanta generosidad por parte de Jimin.

— Así que espero que hayas traído un bañador escondido porque nos iremos a la playa. — agregó observando por el retrovisor como Hara se reía.

— Si, está junto a mis cuadernos de cálculo. — bromeó.

El sol abrazador de un día caluroso enrollo las suaves olas cristalinas que rompían felizmente sobre las rocas, el bullicio de la gente y el "clic" de las sillas desplegables en la arena eran un recordatorio sutil de que no estaban solos. Había muchas personas, pero no las personas que conocían a sus nuevos visitantes. — Esto será divertido. —murmuró Jimin preso de la felicidad. El olor a tierra mojada y el sonido de las olas provocaban en él un nuevo ser. Uno menos preocupado y más aniñado. — Hacía mucho tiempo que no venía por aquí. —murmuró cerrando la puerta de su automóvil mientras Hara dejaba sus cosas y se alejaba. Quería ver desde el aparcamiento como el sol en lo alto del cielo pareciera que brincaba sobre las olas ruptoras en un intento de solfearlas, sin olvidar que una parte de ella quería escanear cada centímetro de la playa en busca de conocidos. Lo último que quería era que alguien la viese aquí con un hombre más grande. O que literalmente la viesen aquí con alguien.

Mientras pensaba en ello, observó a Jimin y sin poder evitarlo se echó a reír, Jimin parecía todo menos un hombre mayor y sensato. Sus mejillas estaban sonrosadas por el sol mientras sus cabellos caían sobre su frente perlada, había brisa pero no lo suficiente como para alejar el calor, tenía una sonrisa de oreja a oreja como un pequeño niño mimado — No te preocupes, Hara. — Park se acercó a ella y tomándola entre sus brazos le besó la frente. — Nadie que conozcamos puede estar aquí. —tomó las mejillas de la menor y apretándolas al punto de volver sus labios un pequeño pico, agregó. — Quiero que por ahora olvidemos que somos una pareja indebida. Olvida tu vida por unas horas y deja que me ocupe de tu diversión, ten tus ojos sobre mí todo lo que queda de nuestro día.

Hara asintió sonriente dejando a Jimin extrañado pero aliviado por su rápida afirmación.

Hallaron un sitio un poco apartado de algunas personas, pero no tan lejos de las frías olas, Park acomodó con agilidad la sombrilla playera sobre la arena mientras Hara se disponía a extender una suave manta grisácea sobre la tierra, era un alivio que la playa contara con sombrillas alquilables y una pequeña tienda playera con todos los recursos necesarios para un día de agua salada. Park tomó asiento junto a Hara teniendo cuidado de no tocarla, él podía ver en sus ojos que aún después de peinar tres veces la playa con los ojos no estaba tranquila ni lo suficientemente cómoda como para recibir afecto entre extraños. — Lo siento, se me ha quedado el bloqueador solar, pero en cuanto te sientas a gusto iré a comprar uno, no me interesa que te quemes por mi culpa. — la menor sonrió avergonzada por el hecho de que Jimin se había dado cuenta de la situación. No quería que se entristeciera ni mucho menos que la pasara mal, ella quería esto tanto como él, pero la idea de que alguien los viese no le ayudaba en nada.

— Estoy bien, Jimin. Solo no me siento preparada para esto aquí.

—Entiendo, si quieres podemos irnos...

— Créeme, no quiero irme. — sonrió observando los ojos brillantes de Park. — Pero necesito un poco de tiempo para poder adaptarme a la idea y alejar la sensación de que todos nos miran.

Jimin la miró por unos segundos, tratando de adivinar a través de sus ojos si estaba mintiendo o si estaba a punto de estirar la pata, suspiró mientras se levantaba y llevándose consigo la mirada de la menor, tomó la boca de su camisa y sin mucho reparo se la quitó. El sol corrió hasta el torso desnudo de Jimin bañándolo de un dorado hermoso que se fundía con sus músculos trabajados. Parecía un modelo de alguna revista americana en donde solo le faltaba su perro con un platillo y una barbacoa en la orilla.

Sin dejar de mirarlo reparó en sus shorts negros que llegaban hasta la rodilla— Si sigues babeando así podrías tener tu propia playa privada. — soltó con una sonrisa destellante en su cara. Hara titubeo sin hallar palabra alguna. — Iré por el bloqueador, no te muevas de aquí. — más que una petición era una orden.

Se marchó dejando a la chica plasmada sobre la manta caliente, intentó pensar en porque estaba siendo tan indiferente ante la alegría de Jimin, pero rápidamente sus pensamientos corrieron hasta otra parte. Desde el otro lado, a unas cuantas sombrillas de donde se encontraban, divisó un grupo de chicas despampanantes que miraban en su dirección, pero no la veían a ella, sino más bien observaban la silueta borrosa de Jimin en la lejanía. Contaba seis chicas universitarias, tres rubias de tez blanca como la cal y las otras tres restantes pelinegras. Llevaban bikinis hermosos y lo suficientemente pequeños como para detallar sus curvas y atributos. Al parecer no era la única que tenía los ojos puestos en Jimin.

Hara bufó molesta sin comprender esa enorme avalancha de emociones que caía sobre ella, quería desaparecer o desaparecer a Jimin para que no lo vieran. Él no estaba solo, pues estaba con ella, por unos segundos se arrepintió de no haber tenido un bonito bikini negro junto a su libro de cálculo. Una de ellas mordió su labio inferior con su mirada clavada sobre la espalda llena de lunares de Jimin. Dejó de mirarlas, no le hacía bien a nadie compararse con ellas porque simplemente no había un porque, de seguro Jimin aún no había reparado sobre la presencia de aquellas chicas y ella se encargaría de que así se mantuviera.

— ¿A quién tanto miras?

La voz un tanto grave de su acompañante la desconcertó, levantó la mirada hasta toparse con un Jimin brillante con ojos intensos. Cubrió parte de su rostro con su mano debido al potente sol que golpeaba directamente sus ojos, trató de rebuscar en el rostro del chico un indicio de su nuevo humor. Parecía confundido.

Y lo estaba, Jimin no entendía porque los ojos saltones de Hara brincaban de aquí para allá llenos de pesar. ¿Acaso había encontrado la mirada de algún conocido?

— A nadie. Solo contaba las sombrillas aburrida.

Ajá. — comentó Jimin sin creerle ni un pelo. — ¿Y cuántas sombrillas llevas? — su sonrisa apareció. Hara le miró dubitativa, quizás pensando en un número sensato que podría camuflar su pésima mentira, pero Jimin no le dio tiempo de responder puesto a que tomó lugar junto a ella y con ternura le plantó un beso en los labios. — Eres muy mala mentirosa, deberías practicar más.

En el momento exacto en el que el sol comenzó a picar, Jimin se tiró al agua. Después de haber pasado casi una hora rogando por una chica más alegre optó por meterse solo y esperar a que la menor se envalentara y fuera al ataque. Hara lo observaba desde la sombrilla con una sonrisa penosa en los labios, quería estar ahí pero no podía, ella contaba con todo: un bonito traje de baño de dos piezas azul marino que Jimin le compró al ojo por ciento y unos salvavidas de Hello Kitty a juego con el traje de baño. Hara sabía nadar y Jimin lo tenía bastante claro, pero era más que obvio que los inflables eran solo como un método de burla.

"Un hombre compró unos flotadores a su hija en el local, yo quería hacer lo mismo."

Seguía con su mirada fija sobre el torso trabajado de su novio, contando las gotas que se deslizaban desde sus cabellos hasta sus hombros. — Es que míralo, sería un pecado no entrar al agua estando él ahí. — miró a las chicas que se acercaban sin reparar en la presencia de Hara, observó cómo detallaban algo en el agua y sin dar muchos rodeos entendió que miraban a Jimin. — ¿Crees que si me acerco y le invito unas malteadas acepte?

— Si te dice que no teniendo ese traje de baño querida, significa que le voltearon la tortilla. — bromeó la otra retirando sus cabellos negros de la cara.

Las miraba atónica y a su vez miraba a Jimin, ellas planeaban llevárselo en la bolsa como si de una concha de mar se tratase. Su corazón se agitó y sin pensarlo mucho opto por tomar su traje de baño enrollado en la arena y se dirigió a cambiarse. Jimin no la miraba debido a que había encontrado a un chico con el que se detuvo a conversar, lo que significaba que le daba tiempo suficiente de cambiarse y llegar lista para meterse de cabeza en el agua.

Lastimosamente el traje de baño era lindo, pero no era audaz, llameante o atrevido. Las curvas de Hara eran un tanto inexistentes por lo que el atuendo no le quedaba igual o mejor que aquellas chicas esculturales, se le veía sutil y pasaba desapercibido. Sin tiempo para lamentarse en los baños, tomó la toalla y enrollándola sobre su cuerpo llegó a la sombrilla. Por un momento sintió que el corazón se le caía al suelo, las chicas estaban ya en el agua, riendo y moviéndose al compás de las suaves olas que rompían cerca de Jimin, ellas tramaban acercarse de poco a poco para no parecer tan desesperadas, contando con seis oportunidades para ligar con aquel hombre. La menor observó a Jimin y un alivio recorrió su cuerpo al darse cuenta de que él no las veía, aún.

Ignorando los flotadores de don comedias, dejó la toalla a un lado de la manta al tiempo en que se soltaba el cabello, sus rizos enmarañados golpeaban su cara en el momento justo en que Jimin llevó sus ojos a la sombrilla y luego al torso llameante de su pequeña niña.

Park se atragantó dejando un poco confundido a su acompañante. Era la primera vez que miraba a Hara en bañador y rogaba porque no fuese la última. El cuerpo casi blancuzco de Hara con aquel bañador azul y sus hermosos rizos cayendo sobre su espalda daban paso a la imagen de un ángel, como si fuese diseñado a su medida la tela suave acariciaba sus pequeñas curvas dando pie a pensamientos pecaminosos.

Ignorando a su acompañante, dio algunos pasos hasta la orilla mientras observaba como su chica iba decidida a buscar lo que por ahora era suyo. Hara le sonrió sintiendo un calor más asfixiante que segundos antes, la mirada incendiada de Jimin le recorría el cuerpo una y mil veces. Dejó atrás su miedo por aquellas chicas y lo tomó entre sus brazos dejando aún más sorprendido a Jimin, este se dio cuenta de las miradas furtivas hacía las chicas que ahora los miraban con recelo y comprendió el porqué de todo. Se rio disimuladamente mientras sujetaba a la menor por la cintura. — Dios bendiga los trajes de baños. — dijo detallando como el agua fría empapaba la parte de arriba del bañador con desespero. — Me has dejado sin aliento, Hara. — acarició la mejilla de la menor con sus ojos clavados como estacas sobre ella. — Eres demasiado hermosa.

— El bañador lo has escogido tú.

— Lo sé, es la mejor decisión que he tenido este día. — sonrió intentando cargar a la menor, esta le dejo presa de la felicidad, Jimin jamás miró aquellas chicas y ahora el que alguien los viese era la última de sus preocupaciones. — Te verías aún mejor con el salvavidas puesto. Me he gastado una pasta por ellos.

— No son lo mío.

— ¿Acaso no te gusta Hello Kitty?

Hara le miró sonriente, una mirada suspicaz surcaba el suave rostro de Jimin haciéndolo aún más lindo que de costumbre. — No es mi caricatura favorita. —Park la miró ahora con el ceño fruncido, el gesto significaba: « Venga ya, no te creo nada.»

Unas horas más tarde el agua ya no era templada sino más bien ardía, con cada roce y caricia de Jimin se entibiaba más y más al punto de estremecer. Park tomaba cualquier oportunidad para sujetarla y acercarla a él, para besarle los hombros o la barbilla o hasta incluso para morderle la piel. — Tenerte así me resulta demasiado tentativo. — farfulló luego de una larga y explicita conversación casual. — Y te puedo asegurar que no eres solo una tentación para mí.

Hara sin comprender, miró a Jimin que observaba la lejanía, siguió su mirada sin mucho interés llevándose la sorpresa de tres pares de ojos en su dirección. — ¿Crees que sería muy inapropiado de mi parte ir y enterrarlos en la arena? — su voz amenazadora acarició la oreja de la chicha provocando un fuerte quejido de su parte. — No han dejado de mirarte desde que entraste al agua.

— Estás exagerando.

— No me digas. — murmuró con humor, toma a la menor de la cintura y con ayuda del agua la levanta enrollándola sobre su cuerpo, Hara llevó sus brazos hasta el cuello de Jimin quien como un niño mimado sonrió cuan feliz, la sujetó de las nalgas apretándolas con emoción. — Si tanto desean ver, pues que vean.

Buscó los labios de la chica con autoridad, Hara le siguió el beso presa del deseo yacente que crecía cada vez más entre sus piernas. Jimin mordió su labio superior tirando lo suficiente para que la menor gimiera, besó su cuello lamiendo a su vez el agua salada que quedaba impregnada sobre la piel. Dejó una mano sobre la nalga de Hara mientras la otra iba más abajo para acariciar su zona sobre la tela, la chica pegó un brinco abrumada sintiendo como Jimin sonreía complacido sobre su cuello. Hara soltó un pequeño gemido al sentir como los dedos de Park seguían acariciando con esmero su entrepierna mientras a su vez podía sentir como la erección de Jimin acariciaba en varias ocasiones su muslo. Jimin quería tomarla ahí, el tenerla así entrelazada sobre su cuerpo, llena de deseo, con un traje de baño arrollador y toda mojada no ayudaba mucho a la abstinencia, pero si ayudaba a sus segundas intenciones. Mientras Hara escondía su rostro entre el cuello de Jimin intentando ocultar su sonrojo a la vista de los demás, este miraba a los hombres con fiereza y superioridad al punto de que se marcharon a otro lado.

— Venga— dejó sus manos quietas sobre los muslos de Hara parando en seco cualquier pensamiento sádico. — Hay que comer algo, debes tener hambre. — besó su frente mojada y sin soltarla ambos salieron del agua.

Los miedos de la chica volvieron a darse cuenta de cómo los miraban, Jimin la llevaba en sus brazos dando pie del gesto como si fuese un pequeño niño indefenso pero sus ojos y su sonrisa delataban sus intenciones poco aceptables. Llegando a la sombrilla, Hara enrolló su cuerpo entre la toalla mientras Park iba tranquilamente por unos aperitivos. Observó la playa por sexta vez en el día buscando algún rostro familiar o alguna mirada curiosa, las chicas ya no estaban y extrañamente aquellos hombres tampoco. — ¿Hay algo interesante en la playa? — Jimin se sentó a su lado pegando su espalda de la sombrilla, la chica le miró sonriente al ver dos malteadas y algunas, muchas en realidad, bolsitas de papitas. — Creo que las chicas se fueron.

— ¿De qué hablas?

— ¿Acaso creíste que no me había dado cuenta de que entraste al agua por esas chicas? — sonrió travieso dejando algunas bolsitas sobre la manta. — Acércate, así no tendrás tanto frío. — Hara le hizo caso quedando en el medio de sus piernas abiertas, recostó su espalda del pecho de Jimin mientras tomaba unas papitas y ajustaba el sorbete de su malteada. — Me resultan adorables tus celos, aunque son innecesarios pues ni siquiera llegué a ver alguna chica en la playa.

— Ellas querían raptarte, había escuchado a una de ellas decir que te invitaría por unas malteadas...

— Habría dicho que no. — besó la cabeza de su chica soltando una sonrisa, cubrió un poco más el cuerpo de Hara y metiendo sus manos dentro, comenzó a acariciar el inicio de sus senos. — Eres la única chica en todo el planeta que me interesa, literalmente no puedo despegar mis ojos y mis manos de ti.

Un suspiro brotó de los labios de Hara, Jimin acariciaba debajo del bañador los pezones ahora erectos mientras su cara intentaba disimular la enorme excitación que ahora tenía encima. Hara intentó alejarse presa del pánico, estaban en un lugar público y cualquiera podría darse cuenta. Park se dio cuenta y con una mirada glacial murmuró. — Si te alteras así, se darán cuenta de que muero por follarte, así que te recomiendo comer tus papitas tranquila mientras yo cuento los segundos para llevarte a mi casa.

Haciendo caso llevó una papita a sus labios tratando de mantener un rostro lleno de serenidad, mientras Jimin tranquilamente reposaba recostado sobre la sombrilla con sus manos estrujando con desespero los suaves senos de su chica.

— ¿Me podrías dar una papita, amor? 

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