No podía negar que el rostro desencajado de Isabella le causaba a la pelinegra una enorme sensación de satisfacción.
Xanthe dejó a su hija en el suelo, quien salió corriendo por donde había venido. La vampiresa era consciente de que se reuniría con Nahuel. Con un pequeño gesto, Xanthe llamó a Keon para que se acercara a ella, el castaño no dudó en acercarse y tomar su mano en señal de apoyo, gesto que Xanthe agradeció inmensamente.
— No vine aquí para conseguir que mataran a la niña, la pobre no tiene nada que ver en las cagadas de sus padres—el tono de voz de la pelinegra se había elevado para que pudieran escucharla.
— Habla bien—susurró entre risas Keon.
— Cállate, ya hablaremos tú y yo el porqué me hija te llama papá.
El castaño miró hacia otro lado haciéndose el desentendido.
— ¿Por qué has vuelto?—preguntó Bella.
Xanthe la miró burlonamente.
— ¿Acaso tengo prohibido estar aquí? ¿Acaso alguien me va a prohibir volver a mi hogar? Quiero ver que alguien intente echarme, ¿lo harás tú, pequeña basura?
Los colmillos de Isabella salieron a la luz, causando que Xanthe soltara una profunda y sincera carcajada.
» Se enojó la bestia—dijo la menor mientras abultaba los labios.
Aro dio un paso al frente para llamar la atención de los presentes, allí no tenían nada más que hacer.
— Admito que agradezco una buena dosis de dramatismo familiar, pero no podemos quedarnos para terminar de ver el espectáculo—la sonrisa en su cara ante la diversión que experimentaba—. Estaba completamente seguro de que los Cullen no eran tan perfectos como aparentaban, ésta joven de aquí me dio la razón. Definitivamente volveremos a vernos, Xanthe Swan.
Los Volturi comenzaron a desaparecer en el horizonte, dejando atrás los gritos furiosos de Isabella a su marido.
Jane tomó la iniciativa de acercarse a Xanthe antes de emprender camino.
— Volterra estará esperando tu llegada, Xanthe.
La pelinegra inclinó la cabeza en forma de saludo.
— Nos veremos pronto, Jane.
Aro y Jane fueron los últimos en desaparecer de la vista de los presentes.
— ¿Te apetece ir a buscar a Aithne o prefieres ver como se matan?—preguntó Keon.
Xanthe fingió bostezar cuando dirigió su mirada a la pareja que protagonizaba monólogo de insultos, cortesía de su hermana mayor.
— Vamos a buscar a Aithne, dejemos que se maten, ya volveré para terminar con mi trabajo.
Los testigos que los Cullen habían reunido observaron como la pelinegra tomaba su capa del suelo y desaparecía junto a aquel vampiro. Xanthe volvería, eso estaba claro, pero primero observaría desde lejos cuán fuerte era el matrimonio de su hermana.
Nahuel y su tía estaban bastante alejados del drama, cerca de un pequeño acantilado que poseía una pequeña explanada en la cual Aithne y Renesmee jugaban a crear un, para opinion de Xanthe, horrible muñeco de nieve.
— Que cosa más horrible—pensó en voz alta.
Keon le dio un codazo al ver los ojos cristalizados de ambas niñas.
» Me refiero al perro.
El nombrado gruñó antes de ocultarse entre los árboles.
Esme se sentía un poco incómoda, era la primera vez que conocía a Xanthe, y lo peor de todo que había sido en aquella situación.
— Xanthe...
La nombrada elevó la cabeza interrogante.
— ¿Te conozco?
Una mueca de formó en su rostro.
— Soy Esme Cullen, la esposa de Carlisle.
Xanthe no atacó, Esme y ella no se conocían.
— Xanthe Swan.
— Lo sé, me hablaron de ti.
— Sé que no soy yo quien debe hacerlo y que probablemente esto no baste para remediar todo el daño que te han causado, pero lo siento, Xanthe, lo siento muchísimo.
La pelinegra por primera vez en mucho tiempo sonrió hacia las palabras de un Cullen. La pobre mujer no tenía la culpa de que sus hijos adoptivos hicieran aquello.
— No te disculpes, como tú has dicho, no es tu culpa. No te culpo, como tampoco culpo a tu esposo o a la niña.
Esme no estaba convencida, aún sentía la necesidad de disculparse con la joven vampiresa que tenía en frente.
Xanthe se quiso acercar a las niñas cuando unos templados brazos rodearon su cuerpo y la elevaron en el aire, el olor a perro la hizo arrugar su nariz.
— ¿A quién llamaste perro feo?
Aquella voz hizo que la mente de Xanthe dejara de funcionar por escasos segundos.
— ¿Jake?—el nombrado la dejó en el suelo para que pudiera girarse y observarlo, la pelinegra giró sobre sus talones para encontrarse con un Jacob Black que lucía más maduro y fuerte. No tardó ni un instante en abrazar al chico frente a ella como si hubieran pasado años desde la última vez que vio—, dios santo, hueles horriblemente mal.
El licántropo se rió.
— Tu olor no es precisamente a rosas—Jacob la volvió a abrazar, Xanthe notó como las lágrimas manchaban su ropa—. Pensé que no te volvería a ver jamás, no sabes cuán mal estuvo Charlie cuando se enteró de que habías desaparecido.
Xanthe sonrió con nostalgia ante la mención de su padre.
— ¿Cómo está él?
— Está saliendo con Sue Clearwater, luce algo mejor que meses atrás.
— Quiero ir a verlo—confesó.
— Puedes hacerlo, él sabe sobre Renesmee.
Aquello sorprendió a la vampiresa, ¿aquello significaba que podría conocer a Aithne también?
Xanthe se sentó junto a las niñas y comenzó a perfeccionar el muñeco de nieve.
— Mira, Renesmee, ella es mi mamá—presentó su hija.
Renesmee la observó, ningún gesto se había colado en su rostro.
— ¿Hice algo mal?—preguntó Xanthe al aire.
— Me gusta tu pelo—confesó Renesmee tras varios segundos, seguidamente soltó una suave risa infantil antes de volver a jugar con la nieve.
La risa de Keon, Nahuel y Jacob se escucharon detrás de ella, Xanthe se giró y formuló un "jodanse" con sus labios antes de volver su vista al frente.
— Gracias, Renesmee.
— Xanthe—llamó la híbrida, la nombrada asintió indicándole que podía continuar—, ¿puedo volver a jugar con Aithne?
Esme y ella se miraron, ambas se dieron cuenta de que la situación no era de las mejores. Aún más cuando Xanthe había confesado que no iba a parar hasta destruir aquella falsa perfecta estampa familiar.
— Quizás en un futuro.
Unos quince minutos después, se despidieron de Esme, Jacob y Renesmee para abandonar el bosque. Nahuel llevaba a Aithne en su espalda mientras su tía y ella jugaban a buscar distintas flores invernales por el lugar.
— Mamá—llamó la niña.
— ¿Qué sucede?
— ¿Por qué me has pedido que haga eso?
Xanthe abrió los ojos sorprendida cuando se dio cuenta que no le había explicado nada a su hija. La pelinegra había evitado hablar de su familia o del padre de la niña con ella.
— ¿Qué te parece si te lo cuento todo una vez que volvamos a casa?—dijo suavemente su madre.
— ¿Volveremos con Nahuel?
La pelinegra negó.
— No, pequeña, volveremos a mi verdadera casa.
La niña asintió antes de seguir jugando con Huilen.
Keon se colocó a la par de Xanthe, quien había decidido ir mucho más atrás tras darle una respuesta a su hija.
— ¿Qué harás realmente?
— ¿De verdad quieres saberlo?
El castaño la miró, ambos se detuvieron junto a una vieja roca cubierta de nieve. Xanthe se apoyó contra ésta y negó con la cabeza.
— No estaría preguntando si no quisiera saber en qué quieres meterte.
— Keon—llamó la pelinegra—, mi hermana no me dejará ir con vida ahora que obtuvo la inmortalidad.
— No le permitiré que se acerque a ti, lo sabes.
Xanthe bajo la mirada mientras sonreía, obviamente sabía que Keon no lo permitiría.
— Lo sé, mi vida me da igual, es Aithne lo que me preocupa.
— ¿Qué quieres hacer?
— Esperaré a que ataque.
— ¿Cómo sabes que lo hará?
— Acabo de humillarla frente a decenas de vampiros, le confesé que me acosté con su esposo y que encima tenemos una hija en común, una hija que le demostró el asco que Edward sentía hacia ella. Si ya intentó acabar conmigo cuando era una inútil humana por la única razón de que mi padre me prestaba más atención, ¿crees que no lo hará ahora?
— ¿Y una vez que venga a por ti, qué?
Xanthe se rió mientras se acercaba al castaño, colocó sus brazos sobre sus hombros y sonrió con burla.
— Una vez que venga a por mi, haré lo que hace tiempo tuve ganas de hacer.
— ¿Y eso que es?
— A veces eres demasiado lento—susurró Xanthe cerca de su rostro.
Una suave carcajada brotó de su garganta:— Consecuencia de los tantos golpes en la cabeza durante la guerra, supongo.
La pelinegra negó divertida antes de contestar a su pregunta.
— Una vez que ataque, mataré a Isabella Swan.
Keon pasó sus brazos por la cintura de Xanthe y la abrazó.
— ¿Quieres mi ayuda?
Xanthe rió mientras que con una de sus manos levantaba el mentón del vampiro.
— Nunca he necesitado la ayuda de un hombre, Keon, y no voy a empezar ahora.
La pelinegra tomó la iniciativa y acortó la distancia, juntando por primera vez sus labios con los del castaño.
Había extrañado sentirse viva.