MOTHER of DRAGONS - LEGOLAS G...

By xxclosetheorto

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En la batalla por el anillo único contra Sauron y Sarumar; el Concilio de los Sabios se pusieron de acuerdo... More

prólogo
cast
capítulo 1 : concilio de los sabios.
capítulo 2: La última opción
capítulo 3: El abismo de Hellm
capítulo 4: Sol y estrellas
capitulo 5: Ayuda no deseada
capítulo 6 : Dracarys
capítulo 7: Alianza
capitulo 8: La última batalla
capítulo 9: Armonía y calidez
capitulo 10: la coronación
capítulo 11: Tan cerca pero tan lejos
capítulo 12: Reina de Harlindon
capítulo 13: Distancia
capitulo 14: Bajo la luna
capitulo 15: Decreto
16: Un pecado
17: Heridas
18: Namárië
19: El cuervo, el asesino y los amantes
Cast: 2da parte
capítulo 2²: Insípido Invierno
capitulo 3²: El juego ha comenzado
capitulo 4² : Remordimiento
capitulo 5²: Temor
capitulo 6²: Por Viserion y Rhaegal
capitulo 7²: El plan
capitulo 8²: Desesperación

capitulo 1 ² : Tres ojos en las sombras

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By xxclosetheorto

Rey de los siete reinos, un lobo de tres ojos acechando desde las sombras, listo para cazar a a su presa que muy distraída estaba.

Brandon Stark era la viva imagen que al pasar desapercibido y permanecer en la penumbra, pronto, todo jugará a favor.

Todo salió a su beneficio, la batalla contra los caminantes nocturnos junto a la serie de sucesos que hizo mover con un leve empujón para que Daenerys Targaryen enloquecira y se volviera una genocida.

Después de todo... Para lo único que él había ido a Westeros era para ser Rey.

Desterró a, el que una vez fue su hermano, Jon Snow, previamente conocido como Aegon Targaryen, legítimo heredero del trono de hierro. Un rival justo y con todas las de ganar, fue rápidamente echado a las tierras errantes del Norte sin el derecho de reclamar su verdadero lugar en King's Landing.

Todo parecía ir según él quería, sin embargo, alguien fue más listo que él.

Drogon se llevó a Daenerys antes de que Brandon logré adueñarse de su mente.

Fue una desición inconsciente del dragón que no deseaba otra cosa más que su madre vuelva a abrir sus ojos.

Él había desaparecido entre el humo del fuego y las cenizas que en el caótico King's Landing predominaba luego de la matanza de la Reina de las Cenizas.

Nadie supo más nada sobre la madre de dragones y su hijo, Brandon aún intentaba rastrearlo pero pronto se rindió al no soportar más el dolor que retumbaba en su mente al intentar poseer al dragón.

Él sin dudas sabía que había alguien más allí que protegía a la mujer y su hijo.

No tardó mucho en darse cuenta de que R'hllor dios del fuego, el sol y la luz intervenía cada vez que intentaba hacer de sus maniobras en su actual envase.
Pues aquel ente divino, había comenzado a yacer en la mujer como una forma de tener carne propia y vivir en la tierra.

Y eso... La hacia demasiado peligrosa para el lisiado.

Cuando la hermana menor de Brandon: Arya Stark, volvió de su viaje del otro lado del Ancho Mar, le informo un descubrimiento de tierras nuevas y un extraño bucle al atravesar cierta distancia de esta.

No era tierra que alguno conociera, pero, la muchacha halló estandartes de una bandera con dragones en todo el largo de la playa donde paró y con suerte safo de la vigilancia de soldados que muy bien supo reconocer.

No lo pudo creer en ese momento, "Daenerys no murió" fue lo que pensó y con la incertidumbre mejor se marchó.

Cuando contó lo que sus ojos vieron, Brandon pareció interesado de sobre manera en ello y pronto se volvió en una obsesión en poder entrar allí, pero aquel bucle parecía no aceptarlo, lo rechazaba cual barrera a un intruso.

Enojo fue lo que comenzó a sentir, no se sentía saciado con ser el Rey de los siete reinos.

Él quería ese lugar en sus manos. Esas tierras incógnitas bajo su manipulación.

Quería tenerlo todo.

Quería tener la tierra media abajo suyo. Quería comer más de lo que podía masticar. Su deseo no era más que una cegadora e incontrolable locura.

Y Arya no quiso participar en la falta de cordura de su hermano, que apoyado por su hermana mayor estaba, en conquistar aquella tierra de orígenes desconocidos y atrayentes, por lo que desapareció y, por ende, peleándose con estos.

Advirtió a Jon de ello; pero él no podía hacer más que permanecer como un cobarde en el exilio.

El cuervo de tres ojos desde las sombras observaba todo el tiempo a Daenerys, sabía cada uno de sus pasos y cada uno de sus movimientos.

Estaba enfermo.

No había un solo lunar en el cuerpo de la mujer que él no supiera.

Lo sabía todo y sabía cómo hacer sus jugadas.

Pero, él aun no podía atravesar la barrera y sabía perfectamente"quien" intervenía en sus planes, alejándolo de la Tierra Media y con él, el caos que traía.

Entonces, desde su reino, arreglándose como pudo: logro hacer su dichoso movimiento... Traer al asesino a su morada.

Sabía muy bien quién era "San, El Sanguinario" un famoso gladiador y asesino. Un tipo con una mente frágil, según él, con esquizofrenia. Más bien, un psicópata.

Un asesino despiadado con el corazón roto, era la pieza perfecta para su tablero de ajedrez.

Había movido un peón y sacado otro de su camino ¿Que haría la madre de dragones?

[...]

Daenerys no dormía casi nada, rara vez y de vez en cuando gracias a los reconfortantes brazos de su amado.
Cómo ahora, que ambos yacían envueltos bajo las mantas mientras que Legolas abrazaba sobreprotector a Daenerys quien hasta hace un rato dormía plácidamente hasta que comenzó a sentirse vigilada y la hizo incomodar. Era invierno, casi un año había pasado, muchas cosas habían sucedido y muchas quedaron sin resolver. Sin embargo, el constante escalofrío recorrer su espalda e hacer que sus bellos se erizarán la perseguía desde hace ya un buen tiempo. Le inquietaba y nunca dejó de pensar en el cuervo que pilló en el balcón de su habitación.

Ella se removió entre los brazos del elfo quien dormía profundamente, sin querer despertarlo, se deshizo de sus brazos con dificultad y beso la comisura de los labios contrarios haciéndolo suspirar en medio de su sueño.

Aprovecho su incomodidad para ir a servirse un poco de agua ya que su garganta se encontraba seca y sedienta. Se acercó a la mesita que estaba en medio de la oscura habitación, que era levemente iluminada por la chimenea desprendiendo calor de sus llamas, y dónde en esta había una jarra plateada con una copa igual a lado, tomo esta para servirse el líquido insípido y luego lo bebió de a tragos para saciar su sed.

Cuando estuvo satisfecha dejo la copa en la mesa escasa y redonda de elegantes patas altas. Sin hacer ruido alguno se movió pues no quería hacer que Legolas se despertara innecesariamente puesto que cuando se giró sobre sus talones para volver a la cama, tuvo que parar abruptamente al sentir una presencia proviniendo de las afueras, justamente de su balcón. Con rapidez fijo sus afilados ojos en este atravesando el vidrio empañado de las puertas que retenían el frío. Debido al borroso cristal no pudo ver más allá que la fugaz imagen de un joven parado allí, mirándola fijamente pero que pronto desapareció.

- Dany, vuelve a la cama que hace frío - balbuceo Legolas, quejándose por la falta de calidez que tenía debido a la ausencia de la mujer. Ella trato de disimular con una sonrisa y escondió su preocupación muy en lo profundo de su ser.

Y aún así, la sensación de peligro seguía retumbando todos sus sentidos, que pronto fueron amortiguados por los dulces besos de su amado ser repartidos en su frente hasta lograr caer dormida nuevamente.

« Ten cuidado, mi princesa prometida... El invierno está aquí y un dragón decae ante el frío de su pálida nieve »

Daenerys despertó; abriendo repentinamente sus ojos: con desconcierto y encontrándose con un Legolas envuelto en una manta de terciopelo mirar hacia afuera con una sonrisa en sus labios; Daenerys lo observó quedando embobada por la belleza de su enamorado, veía como su perfil deslumbraba con los rayos del sol y sus doradas hebras se volvían uno con este, su piel tan suave como una brisa y tan pálida como una orquídea blanca. Él pareció percatarse de los para nada disimulados ojos de la mujer admirarlo en silencio, por lo que, se giró y le sonrió encantadoramente a la platinada quien aún estaba envuelta en las calentitas mantas de su colchón.

- Está nevando - contó notablemente emocionado, haciendo reír levemente a la mujer quien se sentó apoyándose en el respaldo de la cama. Ella tenía una sonrisa ladina en sus labios y Legolas dejo de admirar los copos de nieve caer y adornar toda superficie en su blanquísimo color, para mirarla a ella. Y es que entre todas las maravillas del mundo; siempre elegiría mirar a ella.

- ¿Que ocurre? - indagó curiosa, mientras peinaba con sus dedos; su rizado e alborotado cabello plateado, . - Ya lo se, me veo terrible. El frío no me agrada. - admitió ella, haciendo una mueca disgustada al sentir su piel enfriarse por lo que rápidamente volvió a acurrucarse. - Tu disfrútalo si quieres, aún quiero dormir unos minutos más - murmuró, cayendo lentamente en la calidez de sus cobijas.

- No luces terrible - se acero, hablando entre risas, rodeo la cama y se acostó nuevamente a lado de la mujer para quedar frente a frente mirándose fijamente a los ojos - Siempre eres hermosa - halagó, acariciando su mejilla con adoración. Ella río por lo bajo y se arrastró cual niña pequeña a los brazos de él.

- Callate y besame - hablo entre melosa y autoritaria, haciendo que Legolas sin resistirse enganche sus labios con los contrarios haciéndose de a poco más y más fogoso.

Pronto sus lenguas se tocaron en una sensual y sofocante batalla mientras que sus cuerpos inconscientemente se pegan uno al otro.

Las manos de Daenerys viajaron por terreno ya explorado y tocó la suave piel del elfo aún deleitándose al toque que hacía despertar una y mil cosas en el interior del masculino. Las manos calientes de la mujer recorrieron el abdomen bien formado del contrario, subiendo su camisa verde oscura en el proceso. Legolas soltaba jadeos ahogados entre los besos lujuriosos de la mujer quien ya estaba arriba suyo; dominando cual tigre a su presa.

En todo caso, un dragón a un alce de peligrosos encantos.

Daenerys no supo detenerse, menos aún, al oírlo gemir contra su voluntad al apretar su cintura contra la suya. Se separó de él, viendo cómo su rostro estaba más que rojo y en sus azules ojos había un expectante brillo tentador.

- ¿Te vas a detener ahora? - murmuró con la voz entrecortada y ronca, rozando la sensualidad, cosa que hizo enloquecer a la platinada quien jadeante y con una sonrisa maliciosa lo observaba.

- Cariño, este ni si quiera es el inicio.

[...]

- Majestad ¿No va a desayunar? - pregunto una sierva en la sala del trono, Daenerys yacía mirando unos documentos sobre el hombre que estaba delante suyo, esperando a ser castigado por los crímenes que había cometido y que por cierto, eran bastantes.

- Ya desayuné - respondió, viendo de reojo a Legolas quien le correspondió la mirada para luego bajar está algo avergonzado, ella sonrió disimuladamente pero fue interrumpida por los quejidos del acusado.

- clemencia, majestad, yo n-

- Torturas, violas y escondes el cuerpo semi muerto de tu prima de tan solo dieciséis años de edad para que no te descubrieran, pero no contaste que ella sea más inteligente y escape ¿No es así? - interrumpió con molestia en su serio semblante. - ¿Y pides piedad? - sonrió con sorna, dejando de lado los papeles que fueron tomados por el elfo.

Ella se puso de pie: bajando elegante e intimidante por los escalones de su trono, hasta quedar delante del hombre repugnante.

- ...es lo que menos tendrás. - hablo y tomo el cuello del contrario entre su mano y comenzó a quemar su piel lentamente hasta que sus gritos se escuchaban por todo el palacio. Lo soltó cuando lo creyó indicado, ante el manotazo del guardia que lo sostenía este cayó al suelo tratando de recuperar el aire y quejándose del dolor por la quemadura de su cuello, arder en carne viva. - Pero no morirás fácilmente, te lo aseguro. - se dio la vuelta volviendo a subir por los escalones - Vivirás un infierno y desearás morir; te arrepentirás y pedirás clemencia pero lo único que tendrás será cada una de tus partes ser comida por gusanos. Porque es la mínimo que mereces por hacer tal cosa a una pobre muchacha con grandes expectativas - su voz sonó indiferente, sin sentimiento alguno, mas filosa que una daga Morgul y más fría que El Paso de Caradhras.

El prisionero gritaba como podía y lloraba, sin embargo, los ojos de la reina eran distantes como el Anduin.

Pronto frunció el ceño y tocó su nuca, sintiendo los pequeños bellos de allí erizarse; alarmando sus agudos sentidos.

- ¿Estas bien? - murmuró Legolas, cuando las personas finalmente se fueron y los dejaron solos.

- ... Sí - respondió dubitativa, viendo a su alrededor con desconfianza.

Ya no se sentía segura, las paredes tenían ojos y oídos.

Era escalofriante y turbio.

Daenerys fijo sus ojos en Legolas quien le trasmitían paz y tranquilidad. Ella suspiró y le extendió una mano, haciendo que el contrario se acercara y la tomara dulcemente aferrándose a ella.

- Permanece a mi lado, siempre... No te separes de mí. - pidió suplicante la mujer, besando los nudillos del contrario, un toque lleno de amor y adoración. Él se arrodilló y beso los labios de ella de la misma forma.

- Gi Melin "te amo" - susurró solo para ellos, ella acarició su mejilla y junto sus frentes. Daenerys le sonrió como una forma de corresponder aquellas palabras.

Pero, la paz nunca era para siempre.


En las sombras, un cuervo observaba y, un joven sonreía satisfactorio ante la escena... Estaban haciendo justamente lo que quería, sin quiera mover un dedo.

Su amor era real y por lo tanto la mejor arma del lisiado.

Mientras más grande el sentimiento...

Más dulce se hará el fruto de la espera.

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