capitulo 4² : Remordimiento

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Sus ojos se abrieron lentamente, adaptándose con dificultad a la luz del sol que se filtraba por las finas telas de la cortina. Con algo de incomodidad y dificultad se enderezó, sentándose en el borde de la cama, tan pronto como parpadeo el recuerdo de haber visto cara a cara a Jon Snow apareció en su mente, al igual que el desespero por haber descuidado nuevamente a sus hijos.

El chirrido de la puerta alertó sus instintos e inmediatamente se giró a ver encontrándose con Legolas quien tenía un semblante sumamente serio y cierto aire molesto.

- ¿Cuánto tiempo estuviste sin dormir? - dijo abruptamente acercándose a la cama. Sus ojos atravesaron los contrarios sin piedad por el débil estado en la que ella se encontraba. Debido a que la mujer guardo silencio, él gruñó frunciendo el ceño. - Nisiquiera respondes o ¿No sabes hace cuanto no duermes? - reprochó

- No lo sé, Legolas... - susurro agachando la cabeza.

- ¡Estuviste una semana durmiendo! ¡Una semana con los ojos cerrados! ¿Sabes cómo me sentí? - su tono exasperado disminuyó a medida que se aproximaba más a la platinada, vió como ella se encogió en su lugar y no alzaba la cabeza, entonces se agachó para quedar a su altura y busco los ojos de su amada. - Pensé que no volvería a ver tus hermosos ojos y me alegra que vuelvas a abrirlos- mascullo con alivio, acunando el rostro de Daenerys en sus manos e asi poder admirar los orbes celestes de un raro verde adornando su iris haciéndola sonreír dulcemente ante aquello.

- ¿Donde esta él? - pregunto repentinamente, quitando delicadamente las manos de su amado para tomar estás entre las suyas.

Legolas al ver la actitud impaciente de Daenerys, sintió como su interior se revolvía de enojo, apartándose de ella con una mueca.

- ¿Porque quieres verlo? - indagó, observando como ella se había parado para estirar su entumecido cuerpo.

- Necesito hacerlo... - respondió mirando con seriedad al contrario. - ... Me urge saldar unas deudas. - murmuró muy por lo bajo, caminando hacia el baño. - Está bien si no me lo dices, cualquier otro me lo dirá - y se adentró a este dejando a un Legolas repleto de celos atrás.

Había experimentado ese repulsivo sentimiento antes... Pero ahora lo hacía con más fuerza llenándolo de inseguridad y un instinto posesivo que era más grande que cualquier cuerda para sostenerlo.

No podía evitarlo... Odiaba ver qué su amada se interese en otro que no sea él.

[...]

Estaba acostumbrado al frío... El hielo y la pálida nieve era su hogar pero aquella cárcel de piedra y barrotes de acero en aquel sumiso silencio que era levemente interrumpido por las gotas de agua que caía por pequeños momentos sobre su hombro hacía a su cabeza divagar en la mujer de cabellos platinados.

Su reina... La mujer que amaba y a la única que había jurado lealtad... Al amor que asesino cobardemente con un puñal en el corazón.

Nunca volvió a reconciliar el sueño debido al remordimiento.

Muchas lunas fueron en las que la añoro en un llanto silencioso.

Y los recuerdos devoraban su mente, volviéndolo loco de dolor. Cuando ya lo había aceptado, cuando se resignó entonces la volvió a ver...

Allí parada frente suyo, con sus orbes color cielo y mar mirándolo pero estos ya no le transmitían amor o dulzura. En el poco tiempo que sus ojos se encontraron ella pudo demostrarle todo el odio acumulado que rugía en su interior.

MOTHER of DRAGONS - LEGOLAS GREENLEAF [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now