Donovan Black (En edición)

De -Anivy

1.2M 166K 58K

Juliette solo intentaba proteger a sus hermanos. Donovan Black es el vampiro que llegó para protegerla a ella... Mais

Antes de empezar...
Dedicatoria.
Cast y advertencia.
Prefacio: ¿A Dónde se fue tu Romeo?
Capítulo 1: Ni Judas fue tan traicionero.
Capítulo 2: Respira, criaturita.
Capítulo 3: Mejor que un orgasmo.
Capítulo 4: Ven a vivir conmigo.
Capítulo 5, parte 1: No se juega con la comida.
Capítulo 5, parte dos: No estamos a la venta.
Capítulo 6: ¿Deseas ser la siguiente?
Capítulo 7: Vlad, el Empalador.
Capítulo 8: ¿Romeo? Creí que tu nombre era Donovan.
Capítulo 9: No hagas bebés.
Capítulo 10: Muérdeme, Donovan.
Capítulo 11: Sobre mi maldito cadáver
Capítulo 12: ¿Qué le hiciste a mi puerta?
Capítulo 13: Cuida esto por mí.
Capítulo 14: Olvídate de Romeos.
Capítulo 16: Que elegancia la de francia.
Capítulo 17: Hasta el diablo tendría miedo.
Capítulo 18: Atrás, gata rompehogares.
Capítulo 19, parte 1: Tenemos que hablar.
Capítulo 19, parte 2: Sonrojado como colegiala.
Capítulo 20: Eso no es un perro.
Capítulo 21: Nótt, el guardián de la noche
Capítulo 22: Supongo que esta es Dagr.
Capítulo 23: Embarazos y enfermedades de transmisión sexual.
Capítulo 24: ¿Una flor? Mejor un jardín.
Capítulo 25: El nuevo profesor.
Capítulo 26: Ese compa ya está muerto.
Capitulo 27: Aquí no se aceptan zorras sin escrúpulos.
Capítulo 28: Me gustas.
Capítulo 29: Yes, daddy.
Capítulo 30: Winter is coming.
Capítulo 31: ¿Puedo morderte esta noche?
Capítulo 32: Se prendió esta mierda.
Capítulo 33 (+18): Uy, como que hace calor aquí.
Capítulo 34 (+18): El momento que toda latinoamérica estaba esperando.
Capítulo 35: Sonambulismo.
Capítulo 36: Al FBI le gusta tu comentario.
Capítulo 37: Dos vampiros.
Capítulo 38: Ya te estoy odiando.
capítulo 39: Mariposa traicionera +18
Capítulo 40: Venganza, dulce venganza.
Capítulo 41: Aborto de mono.
Capítulo 42: Cazadores.
Capítulo 43: La traición, la decepción hermanos.
Capítulo 44: Me las pagarán.
Capítulo 45: Sed de sangre.
Capítulo 46: La muerte de la esperanza.
capítulo 47: Agonía.
capítulo 48: Marioneta.
Capítulo 49 (+18) ¿Qué tan lejos llegarías?
Capítulo 50: La Julieta que va a su encuentro.
Capítulo 51: Castígame a mí, protégela a ella.
Capítulo 52: Despedida.

Capítulo 15: La presa y el depredador

22.3K 3.3K 953
De -Anivy

Donovan me besó.

El miedo y la impresión me dejaron paralizada por unos segundos. Pero Donovan no se detuvo. Me acercó a él, sus manos se aferraron a mi cintura con fuerza y eso me trajo de vuelta a la realidad. Correspondí a su beso, porque no existía manera humana de negarse a un beso de Donovan Black.

Sus labios eran cálidos sobre los míos, tan suaves que se sentían como el aleteo de una mariposa. Y cuando notó que no lo estaba rechazando, poco a poco profundizó el beso.

Sentí un pequeño dolor en mi labio inferior y comprendí que me había mordido. No estaba segura de sí lo hizo intencionalmente o no, pero no iba a quedarme de brazos cruzados.

Mordí con suavidad los suyos, escuchándolo gruñir en aprobación. Sus manos recorrieron mi espalda, mientras las mías comenzaban a jugar con su cabello. Mientras más tiempo pasaba, el beso se volvía más salvaje y pasional.

No sabía sí estaba haciéndolo bien, pero por suerte para mí, él parecía estar de acuerdo con guiar el beso.

—Eres mía, Juliette. Así que olvídate de Romeos.

—No te preocupes —respondí, agitada—. Nunca esperé a uno.

Gemí con suavidad cuando volvió a besarme, mucho más explosivo que antes. Su lengua comenzó una sensual batalla con la mía. Nos enredamos en una lucha excitante, exigente. Mis piernas temblaron ante la intensidad de su beso, por lo que me aferré a su cuello. Él me sostuvo. Cuando sentí que el mundo se tambaleaba y que caería irremediablemente, él me sostuvo contra sí, tan firme como una roca.

No debería estar haciendo esto. Lo sabía, pero no es como si pudiera resistirme. Donovan emitía una energía sensual, de esas que te dejaban sin defensa alguna.

Como una deliciosa tentación. Como un pecado que tentaba a repetir.

Nunca había sido besada antes, pero supe que este era un beso de los que nunca se olvida.

Por suerte para mí, estábamos solos en la casa. Donovan les pidió a mis hermanos que fueran al supermercado a comprar algunas cosas para hacer sándwiches y chucherías para el camino, por lo que los pequeños se fueron corriendo, emocionados. Así que podíamos ser un par de calenturientos, al menos por un rato.

Sus manos comenzaron a bajar con suavidad hacia mis caderas, llegando hasta mis muslos. Supe lo que me pedía, por lo que di un salto y me aferré con mis piernas a su cintura. El roce de mi cuerpo contra el suyo me enloqueció. Me sentí víctima de un hechizo, uno tan demandante que no podía ignorar.

Rompí el beso, pero no intenté alejarme ni un segundo. Inclinando mi cabeza levemente hacia la derecha, le ofrecí mi cuello.

Como si fuera lo más natural del mundo.

No tenía recuerdos de las mordidas de Donovan, pero mi cuerpo parecía saber exactamente lo que quería.

—Muérdeme, Donovan.

Noté su sorpresa, mis palabras impactándolo. Se veía cómodo conmigo a cuestas, como si yo pesara menos que una pluma. Con mis brazos sobre sus hombros, me sentí más cercana a él que nunca.

—Juliette —gruñó, apretujando mis muslos, intentando contenerse—. No creo que sea buena idea.

—¿Por qué no? —pregunté con un mohín.

—Tus hermanos están por llegar.

—Acaban de irse —señalé.

—Sí, pero...

—¿No quieres?

Me miró con una mueca de obviedad, como si mi pregunta lo hubiera ofendido.

—Por supuesto que quiero morderte, Juliette. Desde que te conozco, siempre tengo hambre de ti. Nunca he sido un vampiro avaricioso, pero a veces temo que te comería entera si bajas la guardia.

—Pues mi guardia está baja —pronuncié lentamente, con coquetería.

—Juliette —su voz se puso ronca, sus barreras comenzando a caer lentamente.

—Solo hazlo —supliqué.

No logró resistirse. Sentí con gran claridad como su boca se apoderó de mí cuello. Sus labios primero jugaron con la suave carne, repartiendo besos, logrando que mi piel se erizara ante su toque. Dejó un pequeño lengüetazo, justo antes de clavar sus colmillos con fuerza.

Solté un gemido doloroso, justo antes de sentir como mi cuerpo comenzaba a arder. La lengua de Donovan se encargaba de limpiar y beber cada gota de sangre, sediento. Sus manos se crisparon, su cuerpo se estremeció. Todo en mí colapsó cuando me mordió, cuando el placer me embargó y me entregué a él.

Lo tomé con mis manos del cabello, sosteniendo su cabeza junto a mi cuello, en una muda petición de no parar.

—Donovan —gemí.

—Calla —gruñó, sin despegar sus labios—. Calla, Juliette.

—Pero —intenté decir.

Me dio una pequeña nalgada. Más que provocarme dolor, me dejó con ganas de más.

—Silencio.

Era imposible. No podía obedecerle incluso si quería. Estaba consciente de cada centímetro de mi cuerpo que entraba en contacto con Donovan. Su calor me enloqueció, mientras que sus suaves besos en mi cuello encendían algo que no sabía que me pertenecía.

Ya no sangraba. No sabía cómo estaba tan segura, pero algo me decía que Donovan apenas llegó a morderme, preparándome lentamente para dejarme con los recuerdos.

Porque a diferencia de las veces anteriores, yo estaba muy consciente de lo que sucedía.

Como si estuviera embriagada, pero lo suficientemente despierta como para querer más.

Sin embargo, si no tenía cuidado, podría terminar follándolo en medio de la sala, ignorando cuando mis hermanos volverían a casa.

—El recuerdo... —murmuré.

—Fue apenas un mordisco —explicó lo que ya sabía—. No puedo dejarte afectada cuando tus hermanos ya están por llegar. Además, tantas mordidas en poco tiempo podrían afectar tu salud.

—Oh.

Pese a sus palabras, no me soltó. Se quedó junto a mí hasta que el efecto de su mordida fue pasando, poco a poco. Su mirada sobre mí era casi... Tierna. Como si le resultara adorable el hecho de que lo deseara.

Todo mi cuerpo lo reclamaba como suyo. Y por más que quisiera negarme, parecía que mi cuerpo actuaba solo.

Tomé su rostro entre mis manos, permitiéndome detallarlo a gusto. Sus iris rojizas ya no me sorprendían. Tenía grandes pestañas, cejas pobladas y rasgos finos. Nunca antes había pensado que un hombre podía ser hermoso, pero justo frente a mí se encontraba él, haciéndome cambiar de parecer.

Y él estaba haciendo lo mismo, mirándome como si quisiera grabarse mi rostro para siempre.

—Eres tan hermosa, Juliette —dejó un pequeño beso en mis labios, justo antes de soltarme.

Trastrabillé al quedarme de pie. Su ausencia dolió en lo más profundo de mi ser, pero no pude quejarme. ¿Cómo hacerlo? Se suponía que debía mantener mi distancia, alejarme lo más posible de él.

Pero ya le había dado entrada a mi vida. Le permití conocer a mis hermanos. Dejé que bebiera de mi sangre. Y dejé que conociera una parte de mí que hasta yo desconocía.

¿Cómo me alejaba? ¿Cómo hacerlo? Donovan llegó a mi vida abriéndose paso lentamente, hasta meterse en mis venas y fluir por mi sangre. Una droga que quizás no mata, pero sí que ahoga. Ya no podría vivir sin él, pensé con pánico. Mi cuerpo nunca volvería a ser el mismo, no después de sus besos, no después de su mordida.

Donovan jugó con mi cabello entre sus dedos, mirándome sin pronunciar palabra alguna. Supe que él también sintió aquella conexión, aquel vínculo que me temía fuera irrompible.

Escuché el tintineo de las llaves, justo antes de que los mocosos llegarán como una tormenta.

—¡Juls! —gritó Julia, justo antes de abrazarme con fuerza, riendo—. ¡Justin compró chocolate!

Donovan, a mi lado, ladeó la cabeza, mostrándose confundido. Si, él seguramente no entendía la emoción de una niña ante el chocolate. Mucho menos una niña que podía contar con los dedos de sus manos las veces que lo había comido.

—Eso es genial, Julia. Lo comeremos antes de salir.

¿Qué era un poco de chocolate? No era gran cosa para muchos, pero estos niños olvidaron lo que era ser consentidos. Con el dinero apenas alcanzando para la comida, cosas como el chocolate terminaron siendo un total lujo para nosotros.

—Iré a hacer los sándwiches —anunció Justin. Jake de inmediato se ofreció a ayudar, mientras que Julia se dirigió a la habitación por si algo faltaba.

Las maletas ya estaban en la camioneta de Donovan. ¿Y mis sentimientos? Bueno, aún no sabía dónde debía colocarlos.

Mi expresión decayó al instante. El hecho de estar abandonando el único lugar al que conocía como hogar impactó contra mí. Las paredes que marcaban la altura y el crecimiento de cada uno de los niños, incluyéndome. El sofá que mamá y yo arreglamos. Incluso el hueco en la pared que abrió Justin mientras jugaba con papá a la pelota dentro de casa.

Las lágrimas quedaron atrapadas entre mis pestañas, mientras mi cuerpo de encontraba en medio de la sala, tan solo intentando hacerme a la idea...

—Juliette —me tomó del brazo—. Sé que tienes dudas de esto, pero deja de actuar como cerdo para el matadero.

—¿Acaso no es lo que soy? —sonreí con tristeza.

Su rostro se contrajo. No le gustaron mis palabras, pero a mí no me agradaba la situación. Siempre fui capaz de resolver las cosas por mi cuenta. Depender de alguien era algo que no entendía desde hacía más de dos años.

Y ahora estaba a manos de un vampiro. Uno del cual no sabía nada de su vida. ¿Quién era Donovan Black?

Porque al final del día, él parecía saber todo de mí. Y yo no conocía nada de él.

Despedirse del que fue mi hogar durante toda mi vida fue difícil, pero sabía que había cosas más difíciles esperando por mí. Por ejemplo, el viaje.

Debí prever que sería más complicado de lo normal. Julia y Jake no soportaron el viaje. El bamboleo del auto los hizo vomitar cuando ni siquiera habíamos terminado de salir de la ciudad.

Donovan se apresuró a orillarse en la carretera, justo antes de que convirtieran la parte trasera de la camioneta en un completo desastre. Yo viajaba en el asiento del copiloto, por lo que fue Justin quien notó que algo iba mal.

La situación pudo ser graciosa, pero no lo era. Viajar con dos niños enfermos no era algo sencillo.

—¿Están bien? —pregunté, preocupada.

—Lo siento —susurró Julia—. No quería hacerte vomitar, Jake.

Sí, el ver vomitar a su hermana menor provocó una serie de vómitos en Jake. Fue una situación desagradable, pero por suerte nos encontrábamos cerca de la ciudad y pudimos regresar por pastillas de todo tipo. Fiebre, tos, vómitos, diarrea, dolor de cabeza y hasta algunos calmantes. Nunca se sabía cuándo volveríamos a necesitar algo y era mejor tenerlo a la mano.

Y aunque Donovan insistió en pagar, todos los gastos corrían por mi cuenta.

El vampiro no tenía una mala cara, pero se veía un poco fastidiado por los atrasos. La voz de la inexperiencia no le advirtió que viajar con niños siempre retrasaba todo, pero ya aprendería.

—¿Cómo lo llevas tú? —preguntó Justin.

—Estoy bien —respondí con suavidad—. ¿Están cómodos ahí atrás o busco algunas almohadas?

Les había traído las suyas, pero podría pedirle a Donovan pasar a comprar algunas extras si lo necesitaban.

—No, está bien así.

No sabía lo que el vampiro estaba haciendo. Después de comprar las medicinas, se detuvo en una tienda. Nos pidió que esperáramos en el auto, pero comenzaba a tardarse un poco.

Comenzaba a hacer frío, por lo que había sacado algunas mantas para nuestra comodidad. Los niños compartían una, un poco pálidos y cansados, pero el efecto de la medicina parecía ayudarles. Justin había optado por solo colocarse un suéter, un poco malhumorado.

—¿A dónde iremos? —inquirió Jake, comenzando a angustiarse.

—A un lugar seguro.

—¿Y dónde queda? —preguntó esta vez Julia, curiosa.

—Lo sabrás cuándo lo veas —responder con ambigüedad siempre era la solución para las preguntas incomodas.

Observé por la ventanilla a las personas pasar. La tarde se convirtió en noche a gran velocidad, mientras las personas se dirigían —posiblemente— a sus hogares.

Algo escoció dentro de mí al caer en cuenta. Ya no teníamos un hogar.

Pero al menos estaríamos juntos.

¿Viajaríamos por muchas horas? Me daba un poco de nervios, pero me esforzaba por verme tranquila.

—Tengan —habló Donovan, demasiado cerca. Supe que había utilizado sus poderes, puesto que no lo noté acercarse.

Abrió la puerta de repente, llamando nuestra atención. Todos lo miramos un poco confundidos cuando notamos el montón de bolsas que trajo consigo.

—¿Qué es esto? —pregunté, confusa.

—Dispositivos móviles —respondió con obviedad, tendiéndole uno a cada uno de mis hermanos—. Tardé un rato porque le pedí al encargado que les descargara un par de aplicaciones.

Abrí la boca, sorprendida.

—Donovan —intenté protestar.

—Luego pondrás las reglas —me miró con seriedad—. Hagamos de este viaje algo llevadero. ¿Bien?

Incluso yo recibí uno.

Lo tomé entre mis dedos, dudosa. Sí, sabía cómo utilizar un teléfono, aunque este se veía mucho más moderno que cualquiera. ¿Cuánto dinero cargaba Donovan encima?

—También descargué un par de películas infantiles —añadió.

Quería negarme, sin embargo, pude notar la emoción de Julia. La curiosidad de Jake. E incluso el interés de Justin. No les podía arrebatar algo más, por lo que me quedé en silencio.

—Deja el orgullo a un lado, Juliette. Deja que yo me encargue. ¿Vale?

—No te estaba diciendo nada —refuté, cruzándome de brazos y mirando hacia otro lado.

—Tu mirada habló por ti.

—¿Sí? ¿Y qué te dijo? ¿Qué eres un completo imbécil?

—No, que te mueres por besarme —susurró cerca de mi oído.

No me tocó, sin embargo, sus palabras sonaron tan íntimas que no hizo falta.

Sonrojada, puse mi mano sobre su rostro, apartándolo de mí y colocándolo en su asiento. Él solo sonrió, pero terminó dándome un lametazo que puso mis nervios de puntas.

Así fue como nuestro viaje comenzó. Entre bromas de Donovan, travesuras de Julia y Jake, mi mal humor y el silencio de Justin.

Quizás pudiera cederle un poco de control. Por un tiempo al menos.

Que Donovan no se acostumbrara. Mi personalidad estaba luchando por salir y rebelarse contra él, pero aún no era tiempo. Primero observaría. Analizaría la situación y actuaría como me pareciera correcto. Hasta entonces, Donovan podría jugar al titiritero. 



¡Hola, hola mis criaturitas! ¿Cómo están? 

Digan la verdad. ¿Cuántas sintieron envidia de Juliette? 

Es que hasta yo lo confieso #DonovanQuieroSerTuJuliette.

Espero que este capítulo, aunque está un poco corto, les haya gustado. 

Continue lendo

Você também vai gostar

15.8K 1.1K 31
que pasaría si todo lo que haz creído fuera una ilusión... Chic@s es mi primera historia así que perdonen mi falta de ortografía y que mi vocabulario...
1.5K 72 6
_hola gente hermosa y preciosa_ Esta historia trata de como consigues una linda historia de amor entre T/N y Denki Kaminari, es una mini historia :3
2.8M 176K 45
Un escritor difícil y una editora novata, unidos por un libro que esconde un secreto, protagonizarán un inesperado romance ensombrecido por una menti...
5M 365K 56
Libro I de la trilogía "Mía" [Completo]. ¿Qué pasaría si entras a un mundo completamente diferente al que conoces? Donde predomina el caos, la vengan...