[EDITADO]
"El odio que me tienen los calvos es demasiado frustrante. ¿Qué falta? Que Lex Luthor venga y me rete."
Bella Batson
La roca de la eternidad
Paso una mano por mi cabello, a la vez que recuesto mi cabeza en la fría superficie de piedra de mi trono. Los días que tengo ahora si e secuela son más aburrido de los que creí.
Los señores Vásquez no nos dejan salir mucho que digamos, tienen miedo de que el nuevo villano vuelva atacar en un lugar en donde estamos. Si supieran que un villano ya ha estado en la casa, con todos mis hermanos como rehenes.
Y considerando que el ser cruel del director se le ocurrió la maravillosa idea de realizar clases virtuales para no perder días de clases. Que desperdicio de futuros días de libertad.
La única que no se libró de la escuela fue Mary, el Shazam negro no tomó que ella ya está en la universidad, pobre de ella, tener que aguantar a sus despiadados profesores.
—No creí encontrar aquí —retumbó la voz del de rulos por toda la guarida.
—Es el único lugar donde nadie me puede encontrar —digo como si fuera lo más obvio.
La señora Vásquez quería aprovechar que no tenemos escuela para remodelar el guardarropa de todos, pero no. Aguante todo un día en varias tiendas en el cumpleaños de Darla para ir de shopping dos días seguidos.
—O no te pueda encontrar Damian Wayne —contraataco cruzando se de brazos.
Puede que haya reconocido una cabellera negra en mi habitación, cuando regresaba de patrullar.
—No sé de qué me hablas, Freeman —me hice la desentendida.
—Tienes suerte de que él no sepa cómo llegar aquí —repuso sentándose en su otro a mi lado.
—O tengo suerte de que Darla no le haya dicho nada —le digo en respuesta.
Darla amaba a Damian y a su familia. Pues todos los hermanos de Damian incluido Jason se enamoraron de la pequeña Darla. La consientes de sobremanera. Aún recuerdo las escusas que Dick decía para venir a la casa y darle grandes peluches como regalos cada vez que venía.
—Sabes, Bella, ya es preocupante. He revisado las noticias de famosos sobre Gotham y no hay nada de Damian.
—Debe de estar acostumbrado a que no lo encuentren —digo como si nada.
—Ambos sabemos que no importa cuánto entrenamiento tuvo ese chico, nadie se puede esconder los reporteros.
En varias ocasiones traté de escapar de ellos, pero con sus cámaras captaba todas mis acciones cada segundo tuve que recorrer a que mis hermanos aparecieran en sus versiones adultas para salvarme.
Suspiró y no digo nada. Observó mis alrededores, dándole una ojeada a los pecados, como siempre inmóviles. Algo estaba diferente en La guarida y note esa diferencia en los tronos.
—¿Desde cuando tenemos siete tronos?
—Bella, no tenemos siete tronos, somos seis —dijo lo obvio con confusión.
—Y por qué esta ese ahí —señaló el nuevo trono.
Esto no era normal. La roca de la eternidad cuando volvimos de vencer a Sivana tenía seis tronos. Si cuando llegue a este lugar por primera vez eran siete, pero uno había desaparecido por qué no era necesario.
—Esto no es normal —lo escucho susurrar.
Levanto la mirada para ver el techo. Una brisa recorre todo mi cuerpo. Una suposición cruzó por mi mente, era absurdo pensar que esto nunca pasaría, pero pasó.
—La roca de la eternidad lo reconoció como un hechicero, como alguien más de nosotros —digo con seriedad.
Esto era un problema y de los grandes.
—Eso es imposible, debe de saber que está muerto.
—Pues ese muerto me amenazó con matarme, a mi parecer lo veo muy vivo —exclamó sin ninguna gracia.
—Toda esta situación me está dando migraña —dijo, escondiendo su cabeza entre las piernas.
—No eres el único.
Si buscar a Sivana y a Míster Mind fue difícil, buscar a un muerto viviente era peor de lo que esperaba. Se supone que el no conoce nada de nuestro siglo y se podía esconder como todo un profesional.
De pronto, Freddy se levanta bruscamente y se pone de rodilla a mí. Su mirada era diferente en perspectiva a su personalidad, alegre e infantil, esta era seria y neutra parecida a la de Damian.
—Soluciona lo que sea que tengas con Damian, por favor. No podemos patrullar, tratar de encontrar al nuevo villano y lidiar con un Robin enamorado.
—Pero...
—Nada —me detiene con firmeza —. Se que cometió un error, puedes golpearlo si eso te ayuda, pero arregla esto no podemos lidiar con todo esto junto.
De repente, saca detrás de su capa mi teléfono. Me muestra la pantalla prendida y mostrando el chat que tengo con él. La cual tenía varios mensajes desde hace varios días, mensajes que no me he molestado en leer.
Cuando ya no lo veo, me quedo mirando mi propio celular como si fuera una cosa extraña del universo. Levanto la mirada para ver a Freddy, pero se había ido.
Trago saliva, nerviosa. Doy un golpeteo con mis dedos en la parte de atrás del celular como buscando que el me diera la respuesta a esta situación.
Escribí y borré varias palabras. Las palabras que escribía no me convencían, hasta que por más patético que suene escribí algo que sería digno de una de las palabras de Darla.
Acercó mi dedo para apretar y poder enviar el mensaje, pero los gritos de Freddy me distraer de la acción
—¡Bella!
—¿Paso algo? —pregunto dejando de lado el asunto de Damian.
—¡Encontraron al villano! —grito dando vueltas a mi alrededor —. ¡Vamos! ¡Hay que atraparlo!
Dejo caer el teléfono en mi trono. Casi te salvabas de ser perdonado Damian Wayne, veamos si tengo el baño para perdonarte.
Ahora tengo que golpear a una imitación mía.