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✨🌸ᴄᴀʀɢᴀ ᴄᴏᴍᴘʟᴇᴛᴀ🌸✨
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Jimin iba bajado las gradas de su casa mientras se despedía del alfa pelinegro con una tierna sonrisa mostrando su paletita chueca, con los ojos casi completamente cerrados y con las mejillas sonrojadas. Una vista demasiado hermosa y tierna para quienes pudieron verlo.
Y entre esas personas estaban sus padres, que sólo con ver a su hijo feliz y sonriente, ellos sentían que el mundo agobiado en el que vivían día a día, se iluminaba.
— ¿Por qué tan feliz, mi amor? — le interrogó curiosa su madre — Dime, ¿le quitaron el castigo a TaeTae y lo dejaran venir con nosotros?
Ah cierto, se dijo el pelirosa, que había olvidado por un momento, que sus padres le dijeron que podía invitar a su mejor amigo a cenar con ellos.
— Eh... No, todavía no le quitan el castigo. — se quejó con un tierno puchero — Sus papis ni siquiera están.
— Ah, es una lástima. A la próxima será. — dictó el alfa de la casa.
— ¿Entonces? ¿Por qué esa sonrisa, eh? — siguió insistiendo la omega rubia con un tono un poco jocoso, que usaba sólo cuando quería molestar un poco a su tierno hijo.
— Uhmmm... Es que tengo un nuevo amigo. — soltó, acunando sus mejillas con sus manos en ellas.
Ambos progenitores se volvieron a ver al mismo tiempo. Cosa que el pequeño ni siquiera notó, por estar ensimismado en sus pensamientos.
— De casualidad... ¿Es alguién de la universidad ó alguien de los que vinieron ayer? ¿No tenías ya el número de Nayeon? — preguntó cauteloso, pero con un toque de emoción su padre.
Estaba feliz, de que al fin esté funcionando uno de sus planes.
Su esposa le pagaría por perder esa apuesta.
— Las dos cosas.
— ¿Las dos cosas?
— Si. Yoongi Hyung me da clases en la universidad y también vino ayer a la cena... Creo que somos amigos. — exclamó emocionado, y caminó dando saltitos hacía la salida de su hogar.
Y nuevamente, los padres del pequeño omega volvieron a intercambiar miradas, para luego seguir a su adorable hijo al auto de la familia.
— ¿Por qué tu hermano tiene esa cara de idiota?
— Yo qué voy a saber.
— Lleva sonriéndole al celular como por media hora, Kook.
— Ese no es mi problema.
— Pero antes hablaba sólo contigo, pero tú ya estás aquí, ¿entonces con quién habla?
— ¿Podrías callarte de una vez? Dios, que ya me tienes harto, hyung... — exclamó un furioso pelinegro.
Jungkook estaba molesto. Muy molesto. Por dos razones: Uno, su hermano parecía ignorarlo por hablar con quién sabe quién. Y dos, tenía al ladrón de hermanos pegado a él, y este no cerraba la boca.
Y Jungkook que pensó que sería un domingo relajante antes de su primer día de clases. Que equivocado había estado.
— Jungkook, de nada sirve que me digas hyung, si eres un grosero. — Dijo indignado el pelirrojo.
— Ese no es mi problema.
— Eso ya lo dijiste.
— Eso tampoco es mi problema. — dictó, para luego levantarse del sofá e irse a la habitación que su hermano le había asignado como suya.
El alfa vió por donde su menor se había ido, luego se levantó del sofá y sigilosamente se acerco al alfa más pálido, tratando de leer su conversación ó lo que sea que estuviera haciendo en su celular.
Hasta que una voz lo interrumpió a medio metro de distancia de su amigo.
— ¿Qué crees que haces, Hoseok? — preguntó de manera calmada el pelinegro.
— Ah... Esto... Yo... ¿De qué hablas, hyung? — rió nerviosamente — Tsk. Yo no hago, ni creo nada, no sé de qué estás hablando, ¡yo no fuí!
Yoongi sólo pudo reír de forma ronca y profunda, como sólo él sabía.
Su mejor amigo si que era un caso.
— Claro... — murmuró para luego bloquear su celular — ¿Pedimos la cena ó salimos los tres?
Un Jungkook sonriente llegó casi corriendo, antes del que pelirrojo pudiera responder.
— Salgamos, hyung~~ — dijo haciendo un poco de aegyo inconscientemente.
Aunque Yoongi se hubiera querido negar, no hubiera podido. Amaba demasiado a su hermano, y quería recompensar todo el tiempo que estuvieron lejos. Además se había visto jodidamente tierno.
— De acuerdo, alistense. Nos vamos en 20. — dictó antes de dirigirse a su habitación, para cambiarse de ropa.
Y exactamente veinte minutos después, tres alfas estaban estaban listos para partir.
— Parecemos una banda de motociclistas — se rió el pelirrojo.
— ¿Por qué, hyung?
— Porque todos vamos vestidos de negro y llevamos chaquetas de cuero. — se volvió a reír.
— Como sea, ¿a dónde quieren ir? — preguntó el alfa mayor, caminado hacía la cochera para sacar su auto.
— Yo no conozco, ustedes son mis guías. — dijo alegre el pelinegro.
— ¿Qué les parece si vamos a First Love'?
— ¿Ese no es uno de los restaurantes del señor Park? — preguntó el pálido, mientras se ponía el cinturon de seguridad.
— Exactamente. Y la comida es demasiada buena, no sólo sirven platillos coreanos, también sirven platillos de otros países. Me gustó la comida mexicana, la hizo un mexicano.
— ¿Trabajan extranjeros ahí? — dijo un Jungkook muy emocionado y curioso.
— Si. El señor CEO piensa que la comida extranjera hecha por extranjeros, sabe mejor que hecha por coreanos. Yo creo que tiene sentido, ya que ellos le pueden dar 'el toque'.
— Bien, entonces pon la ubicación en GPS y vamos.
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Decir que Jungkook estaba fastidiado era poco. Estaba molesto, harto y con ganas de golpear a cierto alfa pelirrojo.
Y su hermano mayor no estaba muy lejos de tener los mismo sentimientos que él.
— ¿En serio no nos puede dejar pasar? — preguntó el alfa pelinegro en tono cansado a la elegante beta de recepción — ¿No hay ni una mesa vacía que podamos usar?
— Claro que hay mesas vacías, pero son mesas que ya fueron reservadas, porque como ya le dije anteriormente, se deben hacer reservaciones para comer en el restaurante y como usted expuso, ustedes no tienen tal reservación. — dijo de forma amable la castaña.
— Hoseok. — llamó.
— ¿Si, hyung? — el nerviosismo era latente en su voz.
— Manejé hasta acá, porque tu dijiste que la comida era buena. Hiciste que Kookie se emocionara bastante con tu descripción, de hecho. Sin embargo, nunca me dijiste que debía de hacer una reservación para poder comer en el lugar... Me pregunto, ¿cómo se te pudo pasar por alto ese pequeño gran detalle?
El pelirrojo ni siquiera podía hablar de los nervios. No es que el alfa le tuviera miedo a su amigo, que era más fuerte, incluso que Namjoon, para nada, pero en ese momento, el alfa desprendía un aura oscura y peligrosa, que pondría los pelos de punta a cualquiera que lo viera, y él no era la excepción.
El asustadiso alfa iba a empezar a hablar, cuando una aguda y un poco infantil voz lo interrumpió.
— ¿Hobi, hyung?
Los tres alfas dirigieron la mirada al dueño de la tierna voz, para encontrarse con su aún más tierno dueño.
El omega se cohibió un poco al reconocer a su maestro/crush, pero lo disimuló lo más que pudo.
— Hola, pequeño Park. — dijo extrañado — Que coincidencia encontrarte por aquí.
Claro que no volvió a ver, para nada disimulado a su mejor amigo.
— Eh... Bueno, es uno de mis restaurantes favoritos de papá.
Y como si lo hubiera invocado, el dueño del restaurante y padre del omega llegó caminando elegantemente junto a su esposa.
— Jimin, ¿qué te he dicho de correr de esa manera y dejarnos atrás? — regañó con cariño su madre.
El nombrado hizo una graciosa mueca de arrepentimiento antes de responder.
— Lo siento, mami. Pero quería saludar a Hani noona. — dijo volteando a ver a la castaña que había guardado silencio todo el tiempo, y movió su mano en forma de saludo. Un gesto que la castaña gustosa regresó.
— Yoongi, Hoseok, ¡qué sorpresa verlos por acá! — habló el alfa, antes de que su esposa siguiera retando a su pequeño hijo — ¿Vienen a comer o ya van de salida?
— En realidad, veniamos a comer, pero Hoseok cuando nos recomendó que viniéramos, se le olvidó decirnos que debíamos de tener una reservación. — respondió con una fría sonrisa.
El alfa reparó en el hermano pequeño del pálido.
— Oh, vaya, eso es una pena... ¿Pero saben qué es lo bueno de todo esto? — soltó alegre.
— ¿El que señor? — preguntó Jungkook, bastante curioso y ya sabiendo más ó menos por donde iban las cosas.
— Que yo soy el dueño, no necesito hacer reservación, y ustedes vienen conmigo. — dijo giñando un ojo a su hijo tomatito.
Porque el CEO por supuesto que había notado como su productor favorito trataba de ver disimuladamente a su pastelito. Y tampoco olvidaba lo que su hijo le había contado emocionado más temprano.
El alfa caminó en medio de todos de la mano de su esposa, para dirigirse a donde una Hani que veía divertida toda la situación.
— ¿Y? ¿No vienen? — preguntó el alfa observando a los otros tres que se habían quedado atrás.
— Si, señor. — dijeron sus dos trabajadores, junto al pelinegro, con una sutil sonrisa cada uno.
Jungkook no podía creer lo genial que era el jefe de su hermano. Definitivamente había sido buena idea salir, después de todo.
🌸Capítulo Editado🌸
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Me encanta describir a un Jk enojado con Hoseok HDJJDSKDJSKDJ
»Juno🌼