Diferentes [D#1]

By givazs

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Sky Edison se niega a vivir bajo la sombra de sus padres, ella quiere romper los esquemas, ser diferentes, el... More

Prologo
Capítulo uno: Mickey Mouse
Capítulo dos: Cena
Capítulo tres: Los nuevos
Capítulo cuatro: Dios no existe
Capítulo cinco: Podemos intentarlo
Capítulo seis: ¿Qué haces para divertirte?
Capítulo siete: La reina del drama
Capítulo ocho: Halagado
Capítulo nueve: ¿Aceptas salir conmigo?
Capítulo diez: Día familiar
Capítulo once: ¡Feliz PotterCumpleaños!
Capítulo doce: Prometo que te divertirás
Capítulo trece: Fiesta
Capítulo catorce: ¡Sube al maldito auto!
Capítulo quince: Número desconocido
Capítulo dieciséis: ¿Tengo alguna virtud?
Capítulo diecisiete: Las teorías de Cassidy
Capítulo dieciocho: No necesitas ayuda porque no tienes oportunidad
Capítulo diecinueve: El juguete nuevo
Capítulo veinte: No es un juego para mí
Capítulo veintiuno: Miren quien decidió aparecer
Capítulo veintidós: Hablemos de sexo
Capítulo veinticuatro: Secretos
Capítulo veinticinco: No debí salir de mi casa
Capítulo veintiséis: Paintball
Capítulo veintisiete: La niña buena se rebela
Capítulo veintiocho: Una ayudadita
Capítulo veintinueve: Ésta no debería contar
Capítulo treinta: Ella es diferente
Capítulo treinta y uno: Una cita no cita
Capitulo treinta y dos: Salvada por la campana
Capítulo treinta y tres: Mala influencia
Capítulo treinta y cuatro: ¿Y ahora qué?
Capítulo treinta y cinco: Yo te gusto
Capítulo treinta y seis: Intentarlo
Capítulo treinta y siete: Confianza
Capítulo treinta y ocho: ¿Eso es un sí?
Capítulo treinta y nueve: No te atrevas a negarlo
Capítulo cuarenta: Todo lo que necesitas saber
Capítulo cuarenta y uno: No sé qué hacer
Capítulo cuarenta y dos: ¡Bienvenida a la familia!
Capítulo cuarenta y tres: Nuestro día
Capítulo cuarenta y cuatro: Hay cosas que no quieres saber
Capítulo cuarenta y cinco: Un poco incómodo
Capítulo cuarenta y seis: Algo ocultan
Capítulo cuarenta y siete: Pirañas
Capítulo cuarenta y ocho: La verdad
Capítulo cuarenta y nueve: Ella
Capítulo cincuenta: Va a estar bien
Capítulo cincuenta y uno: Hedwig
Capítulo cincuenta y dos: Nadie tiene la culpa
Capitulo cincuenta y tres: por favor Max
Capítulo cincuenta y cuatro: Yo no quiero ser tu amiga
Epílogo
Similares [D#2]

Capítulo veintitrés: Un poco no le hace mal a nadie

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By givazs

Me quedo como una tonta mirando la cara de lastima de Max, siento que algunas personas me empujan por lo que miro a los lados algo nerviosa, asegurándome que nada de esto sea una broma, pero en su cara hay un extraño rubor y una mirada un poco diferente. 

— ¿Podemos hablar en un lugar más privado? —dice lo suficientemente alto para que pueda escucharlo.

Me siento un poco extraña, con un escalofríos recorriendo mi cuerpo. Finalmente asiento un poco temerosa, él me sonríe de medio lado y vuelve a agarrar mi mano con suavidad, mi corazón da un vuelco inesperado cuando en lugar de rodearme la muñeca, entrelaza nuestros dedos. Me jala un poco, para hacerme salir de mi trance y que pueda seguir sus pasos entre la multitud.

Aprieto mis labios en una fina línea mientras caminamos por un pasillo, cada vez las personas son menos y me hace preguntarme por qué nunca había visto este lado de la casa, él abre una puerta enorme y se recuesta en esta para hacerme pasar.

Doy pasos lentos e inseguros, y me detengo de repente cuando escucho la puerta cerrarse. Intento calmar mi acelerado corazón viendo el lugar, es como la oficina de mi mamá, excepto que  3 de las cuatro paredes están llenas de bebidas alcohólicas, y la otra llena de libros, hay un extraño olor a uva y madera, me quedo un poco tiempo recorriendo todo el lugar con mis ojos, hasta que escucho pasos y volteo sobre mi hombro, Max está caminando un poco lento, se recuesta de un pequeño escritorio y vierte un poco de liquido sobre una copa, luego vuelve su atención hacia mí, extiende la copa en mi dirección y luego se bebe medio contenido de la misma, suspiro pesadamente y volteo para quedar frente a él en una distancia más o menos razonable para mí, es decir, como de un extremo a otro.

— No sabía que eran fanáticos al alcohol —digo para romper la tensión que se está formando en el lugar.

Max se encoje de hombros y deja la copa sobre la mesa, apoya ambas manos en sus rodillas y se inclina hacia delante, mirándome fijamente.

— Es Mery... Tiene una cosa con los vinos añejos.

Asiento y vuelvo mi atención a todas las botellas inclinadas en las paredes.

— ¿Estás nerviosa, Edison? 

Lo miro algo sorprendida, él se ve muy serio y yo realmente estoy poniéndome algo nerviosa, porque es obvio que el vino le ha hecho efecto y ahora estamos los dos encerrados en una habitación alejada, con música a todo volumen para que nadie pueda escucharme...

Alá, sácame de ésta... ¡No me abandones! 

— No estoy nerviosa —miento.

— Entonces ven... No voy a hacer nada que no quieras.

Me detengo a pensar por un segundo... ¿Qué es lo que quiero? ¿De Max? O mejor dicho... ¿Qué es lo que no quiero?

Oh Alá... Libérame de estos pensamientos impuros.

Doy un par de pasos, hasta el punto que ahora estamos cerca, casi casi respirando el mismo aire, él me sonríe y de repente pone la copa de vino entre nosotros y me levanta una ceja, enseguida frunzo el ceño.

— Yo no bebo —digo firmemente.

— No tuviste problemas en beber cervezas de más la última vez.

— Eso es diferente.

— Sí, tienes razón. Ahora estás más a salvo, estoy aquí para cuidarte y además, estás a pocos pasos de tu casa. Es más seguro, nadie intentara violarte o robarte.

Eso es bueno saberlo, especialmente la parte de violar. 

— Vamos —sigue hablando, meneando la copa frente a mi—, un poco no le hace mal a nadie.

A la mierda todo. Tiene razón.  

Hundo mis mejillas, poniendo boca de pez y agarro la copa entre mis manos, haciendo que rocen las suyas muy sutilmente, miro sus ojos como si lo necesitara y llevo la copa a mis labios, sin despegar la mirada de la suya.

El liquido pasa frío por mi garganta y el sabor a uva agria se queda en mi paladar mientras termino de tomar todo lo que hay en la copa, la bajo y me sacudo levemente ante la extraña sensación.

— ¿Ves? —me pregunta en un tono divertido— No estuvo tan mal. Con el tiempo mejorará su sabor, te lo prometo.

Asiento apenada y clavo mis ojos en la copa vacía, veo como él lentamente la retira de mis manos y sirve un poco más.

— Sientante Edison —habla serio—, solo quiero hablar contigo. Nada más, lo prometo.

Una extraña risa se atasca en mi garganta y finalmente me siento junto a él en el pequeño escritorio, como me lo esperaba, mis pies no tocan el piso, aunque los suyos solo las puntas, lo que me hace sentir más insignificante de lo normal.

No sé cuánto tiempo tenemos encerrados aquí, solo sé que ya voy por mi segunda botella y Max por la tercera, no sé cuantas copas me he bebido, y me siento un poco avergonzada, porque yo no soy una persona aficionada al alcohol, pero es solo porque nunca había tenido una verdadera oportunidad de probarlo y saber sus pro y sus contra, honestamente me siento extraña porque me gusta, me gusta la sensación del liquido quemando en mi garganta, me gusta cómo me siento cuando me he pasado de tragos, me siento ligera, sin preocupaciones, y me puedo reír de cualquier cosa realmente estúpida. Lo único malo es que creo que se me desconecta el razonamiento, más de una vez he dicho algo sin pensarlo.

Y es incomodo justo ahora, porque Max y yo hemos hablado de casi todo, pero de nada en realidad. Nada que él no sepa de mi, y nada que yo no sepa de él. Simplemente cosas absurdas.

Max respira profundo y pone ambas manos en la madera, inclinándose un poco hacia atrás y clavando su mirada al techo, me tomo el atrevimiento de esos pequeños segundos ver su perfil, sus ojos está levemente caídos y creo que es por la cantidad de alcohol en su sistema, un rubor se extiende por sus mejillas y se esconde bajo su cuello, lo extraño de todo, es que gracias a ese rubor puedo ver pequeñas pecas en su nariz, su manzana de Adán se mueve arriba y abajo cuando traga y su pecho sube y baja acorde a su respiración.

Y no sé, pero tengo unas extrañas ganas de tocarlo, de saber si su sangre acumulada en su cara se siente como la que se acumula en mis orejas cada vez que me siento apenada, quiero saber si él está caliente, porque yo me estoy muriendo de frío y quiero abrazarlo, meter mis manos debajo de su camisa para calentarme y dormirme sobre su pecho.

— He estado pensando —habla en un tono más grueso, y haciéndome sobresaltar por lo perdida que estaba en mis pensamientos— en lo que dijo Roxanna.

— ¿Sobre qué? —me sorprendo por lo acido que suena mi voz al escuchar su nombre.

— Sobre que ahora eres como un juguete para todos —voltea a verme, su ceño está levemente fruncido, y mis manos pican por acariciar su cara para deshacerlo—, sobre que ahora todos quieren salir contigo... O tenerte en su cama.

— Ah —respondo distraída en su mirada perdida.

— Acepta salir conmigo Sky —ahora es mi turno de fruncir el ceño.

Yo no sé que está mal conmigo, porque por un momento quiero pasar mis manos por todo su cuerpo, pero cuando él menciona algo serio sobre nosotros, me dan ganas de salir corriendo. Y no lo sé, yo jamás me había sentido así, es algo demasiado bipolar, porque lo quiero cerca, pero al mismo tiempo a mil kilómetros de distancia.

— No es nada serio —se endereza y me ve algo molesto—, no tiene que ser una cita... Es solo... No quiero que jueguen contigo.

— ¿Una cita no cita?

Intento poner cara de molesta, pero un hipo sale de mis labios, haciéndolo reír y haciéndome sentir el calor en mis orejas.

— Algo así —se encoje de hombros.

Ambos caemos en un silencio un poco incomodo, yo miro la copa vacía y vierto un poco más del liquido vino tinto y no lo pienso dos veces para beber un trago, luego miro a Max, él está muy interesado mirando como sus manos se retuercen y me gustaría saber que pasar por su mente.

Así como también me gustaría darme unas cuantas cachetadas por lo sentimental que el vino me está poniendo.  

Yo no quiero demostrar mis sentimientos hacia él. ¡Ni siquiera estoy segura de tener sentimientos hacia Max! 

— Sky —habla pausadamente y yo hago un sonido con la garganta para que sepa que lo estoy escuchando—, ¿Por qué no sé nada de ti? 

Me quedo quieta, incluso creo que dejo de respirar por un par de segundos, él voltea a verme, pero su espeso cabello cae por su cara y esta vez nada me detiene de estirar mi mano y echarlo hacia atrás. Casi de inmediato me arrepiento y vuelvo a poner mi mano en donde estaba antes, Max parece como si el gesto no hubiera significado nada, porque me ve como si esperara mi respuesta a algo.

¿Cuál era la pregunta? 

Ah... 

— Yo... —balbuceo algo insegura.

— ¿Por qué eres como eres? —frunce el ceño, pero no de modo de frustración, más bien como cuando hablas contigo mismo y te haces preguntas que nadie puede responder— No entiendo, me intrigas.

— ¿Eso es todo? ¿Te intrigo? —pregunto algo confundida.

Y enseguida me arrepiento por haber preguntado eso.

Porque una sonrisa torcida se extiende en su cara, mostrando sus hoyuelos. Y juro por Alá que mi corazón se detuvo unos segundos, porque la combinación de esos hoyuelos, el brillo de sus ojos, y el rubor que muestra esas pequeñas pecas en el puente de su nariz.... ¡Oh Alá! ¿Sería muy extraño si me inclino a lamerlo? 

— Me intriga todo de ti Edison —su voz baja unos cuantos tonos, y Oh... Eso definitivamente hizo a mi cuerpo reaccionar—, absolutamente todo.

Ok, es aquí cuando quiero correr.

Bipolaridad al mil por ciento. 

— Pero, por alguna extraña razón... Quiero conocerte —habla casi en un susurro—, saber tus secretos, conocer el por qué de tus respuestas, quiero saberlo todo de ti...

Se pone de pie y camina hasta mi, pone ambas manos en mis piernas y las abre para posicionarse entre ellas y acercarse tanto que su nariz roza la mía. El olor a alcohol y su olor definitivamente me marean.

— Y después de conocer todo sobre tu personalidad, no quiero perderme ni un centímetro del resto de ti —trago grueso, demasiado nerviosa, y él se acerca un poco más—. Quiero conocerte por completo, en cuerpo y alma, Sky .

Nerviosamente, cuando siento sus labios suspendidos sobre los míos, sin querer, buscando algo de que afirmarme que no sea él, golpeo la botella con mi mano, haciendo que se caiga y parta en mil pedazos.

El sonido lo hace alejarse de mí algo sobresaltado, mira la botella y el líquido esparcido en el piso.

— Mierda —murmura entre dientes pasándose una mano por el cabello.

— Y...Yo.. —comienzo a tartamudear.

Voltea a verme, y la mirada me pone aún más nerviosa. Me siento como un animal acorralado. Me siento una presa. Su pesa.

— Me voy —digo demasiado apresurada.

Me pongo de pie demasiado rápido, por lo que el alcohol termina de explotar en mí, ahora todo está prácticamente moviéndose y no sé cómo me las arreglo para salir de ahí.

— Sky —escucho que Max gruñe detrás de mi—, no huyas... ¡Hablemos!

— Me tengo que ir —grito cuando comienzo a pasar entre la multitud.

No sé como llego hasta la puerta, solo sé que casi me tropiezo antes de llegar a mi casa. Dos veces.

Abro la puerta y la cierro pasándole seguro, camino con mi mano apoyada en la pared para evitar caerme, me tumbo en el sofá y cierro los ojos para que el mundo deje de darme tantas vueltas.

---

Chanchaaannn :D

Aquí tienen su momento con Sky y Max \o/ de ahora en adelante la tensión va a ir creciendo entre estos dos... 

Pd: Aquí podrán ver el otro lado de Sky, como verán... No siempre es tan cruel como piensan 

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