Capítulo cuarenta y siete: Pirañas

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¿Debo usar un vestido corto o largo? 

Escucho un leve golpe en mi ventana y me aseguro de que mi bata este bien amarrada para abrir las cortinas, del otro lado hay un Max vistiendo un traje, me apresuro para abrirla y él entra rápidamente y se acomoda bien su traje para luego sonreírme. Yo estoy lista, lo único que me falta es el vestido.

— ¿Por qué estas usando una bata? —dice mirando todas las opciones en el piso.

— No sé que ponerme — respondo algo nerviosa, volviendo a entrar en mi closet mientras él se sienta en la orilla de la cama.

— Solo ponte un corto vestido negro. Esa siempre es la mejor opción, todas las mujeres tienen uno.

— Ese es el problema, voy a conocer a tus amigos, saldré con toda tu familia, quisiera no verme como el resto de las chicas.

— Sky —dice algo molesto—, tú no te ves igual que las otras chicas...

— Ya —digo agarrando un vestido que me regaló mi papá—, vuelvo en un segundo.

Doy pequeños saltos hasta llegar al baño y me coloco el vestido color rosa pastel y me miro al espejo, bastante complacida con los resultados, me toco un poco más el cabello que está en una cola muy alta para que no se vea tan lacio y me miro un par de segundos más en el espejo, asegurándome que el maquillaje este en perfecto estado. Salgo del baño y encuentro a Max hurgando en todos los vestidos que ahora están en el piso.

— ¿Realmente te probaste todos estos? —pregunta sin levantar la mirada.

Ni siquiera respondo, me pongo mis tacones negros y agarro mi teléfono, asegurándome que tenga la batería completa.

— Listo, ya nos podemos ir.

Max levanta la mirada y se queda con la boca medio abierta mientras camina y se para frente a mí, colocando una mano en mi cuello y sonriendo antes de inclinarse y darme un beso que casi no siento, y por dentro me alegro porque realmente amo este labial vinotinto y quisiera que se quedara ahí.

— Te ves perfecta —susurra en mi oído, logrando que toda mi piel se erice.

— Gracias —respondo sintiendo la sangre subir a mis orejas y esta vez sin poder ocultarlo, Max se ríe y las toca con sus dedos helados.

— No me había percatado de esto —murmura y lentamente arrastra su dedo por mi cuello, siguiendo el rubor que se esconde en mi pecho, sus ojos verdes viajan hacia los míos con las pupilas levemente dilatadas—, ahora menos quiero ir a esa fiesta. Quiero quedarme aquí contigo.

— Es lamentable —agarro su mano y él entrelaza nuestros dedos mientras yo lo jalo para salir de la habitación—, porque todos nos están esperando.

Él no pone ningún tipo de resistencia, se deja arrastrar por toda mi casa hasta que finalmente salimos y noto que todos están subiendo a la gran camioneta en donde Max me trajo de la fiesta y me pregunto si el arma seguirá en la guantera.

Su papá esta luciendo su viejo traje de la marina, su esposa un hermoso vestido largo blanco, haciendo juego con su esposo, y Alex luce casi igual que Max... Casi.

Alex me hace señas y yo camino hacia el auto, aún con su hermano siendo arrastrado por mí. Los saludo a todos y subimos, dejándome a mí en el medio porque Max y Alex comenzaron a pelearse por las ventanas. El camino fue bastante tranquilo, Max estuvo agarrando mi mano todo el tiempo acariciando mi dorso y dándome pequeños apretones cada vez que su papá me preguntaba algo sobre mi familia.

Diferentes [D#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora