Capítulo cincuenta y uno: Hedwig

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Debo agregar esta noche como otra más sin dormir.

A las 7 solo me levante de la cama y camine hasta mi baño, hice todo lo correspondiente a mi aseo personal y me vi en la obligación de aplicar un poco de maquillaje, los pequeños círculos debajo de mis ojos ya se estaban poniendo un poco morados, apliqué un poco de mascarilla en mis pestañas para no verme tan simple, me coloqué un jean ajustado y la vieja sudadera de mi papá, decir que estaba de pocos ánimos es decir poco.

Estuve todo el día en automático. Caminaba cabizbaja por los pasillos, escuchaba a la gente murmurar, más de una vez escuché el nombre de Alex, pero solo lo ignoré. En clases solo estaba ahí sentada, no escuchaba lo que estaban diciendo, yo miraba hacia la ventana de vez en cuando, solo pensando en Alex, y la falta que me hace, si él estuviera aquí conmigo, de seguro estaría haciendo morisquetas para hacerme reír, o enviándome papelitos con mensajes estúpidos.

Salí de clases tan rápido como pude, mis manos dentro de los bolsillos de la sudadera y mojándome en la leve lluvia que estaba cayendo, de reojo veía a algunas chicas correr para no mojarse. Yo no estaba acelerando el paso por eso, lo hacía porque quería llegar al hospital tan rápido como pudiera.

Llegue al hospital y caminé hasta la familiar sala de emergencia preguntando por Alex Tempest, de la nada apareció la chica que nos atendió en la noche, ella murmuro un poco bajo diciéndome que él estuvo despierto en la mañana, se le hicieron exámenes evaluativos para asegurarse de no tener ninguna contusión cerebral, él estaba consciente, supo lo que sucedió y sabia porqué estaba ahí y quienes fueron las dos personas que lo cargaron hasta aquí, pero los dolores eran demasiados y tuvieron que inyectarle una medicina con nombre extraño para relajarlo y dormirlo levemente, yo asiento y proceso toda la información que ella me da, luego comienzo mi camino por el interminable pasillo, de reojo veo a Max sentado en la sala de espera, él luce algo cansado y justo ahora está presionando la pantalla de su teléfono una y otra vez, lo que me hace pensar que debe estar escribiendo algún mensaje o jugando algo, sus ojos se desvían en mi dirección solo por un segundo antes de volver al pequeño aparato en sus manos.

Cuando abrí la puerta de la habitación 109 mi respiración solo se atascó. Él estaba casi igual que anoche, solo que sin la sangre conectada a su cuerpo, la mascarilla que le daba oxigeno fue remplazada por pequeños tubos, como los que usa la niña de Bajo la misma estrella, las vendas en su cuerpo están limpiar y miro hacia una esquina en donde hay una pequeña papelera con vendas llenas de sangre y con algo amarillo en ellas. Toda la habitación esta decoradas, algunas flores aquí y allá, pequeñas cestas empaquetadas, cartas recopiladas en una mesa junto a la comida que está intacta, yo me siento en una pequeña silla cerca de la cama, su cara está llena de moretones al igual que lo poco que muestra su pecho desnudo, el que no está cubierto por la enorme venda. Yo comienzo a jugar moviendo sus dedos sobre la tela blanca, mis ojos se llenan de lagrimas y no me preocupo en detenerlas, el único sonido en la habitación lo hace la maquina conectada a su corazón, mi corazón acelerado se calma al ritmo del suyo y mis lagrimas ahora son cada vez menos, y como si hubiera sido un día normal y él no hubiera ido a clases yo comienzo a contarle lo aburrido que estuvo mi día y de la falta que me hizo, le digo sobre lo sola que me siento, y aunque este acostumbrad a la ausencia de mis padres ahora me hacen mucha falta, porque quiero que mi papá me consienta, que se siente junto a mí a comer helado y me haga reír, quiero a mi mamá diciendo que todo va a estar bien y darme algún sabio consejo, quiero a una amiga que solo me escuche quejarme... Yo nunca pensé que tener el corazón roto iba a doler tanto.

Me siento un poco extraña, porque es como hablarle a la pared, pero le digo todo a Alex, le comento todo lo que me dijo Max, y lo que me dijo Ellie. Mis lagrimas caen muchas veces por mi rostro, pero no me importa. Guardo silencio por un momento y me centro en el sube y baja rítmico de su respiración, Alex se ve tan tranquilo que me hace sonreír, porque sé que el pronto va a estar bien, y que va a salir de todo esto.

Diferentes [D#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora