Five Nights at Freddy's - Don...

By Joki_2904

12.5K 896 162

Lo que parece un simple anuncio en el periódico para un puesto como guardia de seguridad nocturno en una pizz... More

| Prólogo |
| Parte I | Capítulo 1: Mike Schmidt
| Parte I | Capítulo 2: Detrás de las Cortinas
| Parte I | Capítulo 3: Los Ojos Plateados
| Parte I | Capítulo 4: Los Acechadores
| Parte I | Capítulo 5: IT'S ME
| Parte I | Capítulo 6: El Traje Dorado
| Parte I | Capítulo 7: Las Pesadillas Metálicas
| Parte I | Capítulo 8: Falta de Profesionalidad
| Parte I | Capítulo 9: Almas Inquietas
| Parte I | Capítulo 10: Él Siempre Vuelve
| Parte II | Capítulo 1: Regalos de Vida
| Parte II | Capítulo 2: Jeremy Fitzgerald
| Parte II | Capítulo 3: Al final del Pasillo
| Parte II | Capítulo 4: Algo Prestado
| Parte II | Capítulo 5: Vigilado por las Sombras
| Parte II | Capítulo 6: Terrores Nocturnos
| Parte II | Capítulo 7: 'SAVE THEM'
| Parte II | Capítulo 8: La Mordida del '87
| Parte II | Capítulo 9: Golden Freddy
| Parte II | Capítulo 10: El Cierre
| Parte III | Capítulo 1: Su Día Más Feliz
| Parte III | Capítulo 2: Venganza
| Parte III | Capítulo 3: El Último Día
| Parte III | Capítulo 4: 30 Años Después
| Parte III | Capítulo 5: Springtrap
| Parte III | Capítulo 6: Todo Está En Tu Mente
| Parte III | Capítulo 7: Atormentado
| Parte III | Capítulo 8: En Compañía de la Muerte
| Parte III | Capítulo 9: Libertad
| Parte III | Capítulo 10: Muerte Entre el Fuego
| Parte IV | Capítulo 1: Motorista de la Media Noche
| Parte IV | Capítulo 2: La Familia Afton
| Parte IV | Capítulo 3: Un Diseño Curioso
| Parte IV | Capítulo 4: Circus Baby
| Parte IV | Capítulo 5: Nuevo Rumbo
| Parte IV | Capítulo 6: Dulces Sueños
| Parte IV | Capítulo 7: Mañana Es Otro Día
| Parte IV | Capítulo 8: El Cumpleaños
| Parte IV | Capítulo 9: Destrozo Mental
| Parte IV | Capítulo 10: Puppet
| Parte V | Capítulo 1: Michael Afton
| Parte V | Capítulo 2: El Legado Familiar
| Parte V | Capítulo 3: Los Pequeños Monstruos de Papi
| Parte V | Capítulo 4: Bajo la Superficie
| Parte V | Capítulo 5: Bailar para Olvidar
| Parte V | Capítulo 6: Cuando la Cortina Cae
| Parte V | Capítulo 7: Dejado Atrás
| Parte V | Capítulo 8: Vigila Tus 6
| Parte V | Capítulo 9: No Morirás
| Parte V | Capítulo 10: Demolición Inevitable
| Parte VI | Capítulo 2: Reunión Familiar
| Parte VI | Capítulo 3: Lunes
| Parte VI | Capítulo 4: Martes
| Parte VI | Capítulo 5: Miércoles
| Parte VI | Capítulo 6: Jueves
| Parte VI | Capítulo 7: Viernes
| Parte VI | Capítulo 8: Sábado
| Parte VI | Capítulo 9: Sin Escapatoria
| Parte VI | Capítulo 10: Entre las Cenizas
| Epílogo |

| Parte VI | Capítulo 1: Henry Emily

194 11 4
By Joki_2904

El bar se encontraba muy concurrido. Rock americano de los 50 sonaba por la rockola del local. Había gente bailando, hablando y hasta algunos que se atrevían a ligar. Era el primer día de universidad, así que la primera fiesta del año universitario empezaba con fuerza.

A pesar de ello, apartados de toda atención, se encontraban dos chicos recién llegados, sentados en una mesa. Uno de ellos tenía el pelo castaño y los ojos de un color marrón claro. El otro tenía el pelo negro, más desordenado, y unos profundos ojos grises. Además, tenía un acento británico que sin duda no pasaba desapercibido entre tantos americanos.

Ambos acababan de conocerse, y sin embargo se habían dado cuenta de que, ya de primeras, tenían muchas cosas en común. Además ambos no tenían la habilidad social muy desarrollada, así que se pudiesen llegar a hacer amigos sería sin duda algo increíble. 

Mientras hablaban de lo suyo un grupo de chicos, más mayores que ellos dos, pasaron al lado de la mesa. Uno de ellos, el que peor pinta tenía, pegó una patada, para nada improvisada, a la mochila del chico de pelo negro. Varias cosas cayeron de esta, como unos dibujos extraños y llamativos. 

El dueño de aquellos 'garabatos' se agachó rápidamente y fue recogiendo sus cosas caídas. El grupo de matones siguieron su camino mientras se bufaban del chico, a quien le habían puesto ya el mote <el británico>; los matones no eran muy originales, pero, para ser el primer día, eran bastante rápidos.

El chico inglés murmuró maldiciones mientras escondía rápidamente aquellos dibujos. Sin embargo, su amigo ya los había visto, y mostró su interés repentino.

—Oh, ¿qué son esas cosas? —preguntó, señalando uno de los dibujos que seguían en el suelo.

El británico recogió rápidamente ese dibujo, y se lo quedó mirando.

—Uh... esto... —empezó a murmurar, no estaba acostumbrado a que la gente viese sus dibujos, y mucho menos que alguien se mostrase interesado por ellos—. Es, como, una especie de plano.

—¿Plano? ¿Puedo ver?

—Oh, bueno... vale.

El inglés le tendió el dibujo al otro chico, quien lo analizó interesado. Era más grande que una hoja normal, y en él estaban dibujados a mano lo que parecían planos de alguna especie de robot. Tenía apariencia de zorro, llevaba un parche en uno de los ojos, así como un garfio. También aparentaba llevar pantalones amarillos a lo pirata. 

No solo eso, también estaban dibujadas algunas partes internas, mecanismos y demás. El chico, Henry Emily, se quedó atónito mirando todo esto; era el dibujo más realista y bien elaborado que jamás había visto. Se sintió muy emocionado.

—¡Guau, Will! ¡Esto es increíble! —exclamó, con sinceridad—. Este plano es increíble, ¿lo has hecho tú?

—Em, sí —respondió un tímido William Afton—. Los he hecho a mano todos. Ese es como una especie de zorro pirata.

—Es increíble. ¿Tiene nombre? —preguntó Henry, levantando, por fin, su cabeza del plano.

—Uh, todavía no.

—Hmm, habría que buscarle uno —murmuró el chico. Después miró fijamente a Will, con brillos en los ojos—. ¿Puedo ver los otros? Quiero seguir viendo tu talento.

William se quedó atónito. Jamás había conocido el sentimiento de que alguien le dijese que sus dibujos eran increíbles, que tenía un talento, y hasta le pidiesen ver más de esos planos.

—Te... ¿en serio te parecen interesantes? 

—¡Por supuesto! Nunca había visto planos tan bien elaborados —dijo Henry, dirigiendo una sonrisa sincera hacia William—. Y dime, ¿qué tienes pensado hacer con estos planos?

—Oh bueno. Me gustaría darles vida a esas máquinas.

Henry miró sorprendido a William. Esos planos le parecían bastante complejos. Si encima aquel chico era capaz de crear máquinas y robots siguiendo esos planos tan bien elaborados, sin duda poseía un talento único. 

—¿Eres capaz de eso? —preguntó.

—Claro, no es la primera vez que creo uno por mi cuenta. A mí, em, me gustan las máquinas. Siento que a veces son las únicas que me comprenden —Will se quedó callado un momento, analizando su frase—. Perdón, eso ha sonado tal vez un poco estúpido... Yo solo quiero enseñarle al mundo mi talento, pero todos me dicen que esos garabatos no sirven de nada, o que me dedique a otra cosa. Tú eres la única persona hasta ahora que me ha dicho que tengo un talento.

—Es que lo tienes, Will. En serio, esto es increíble. Hmm... —Henry se quedó pensando unos segundos—. Tengo una idea. Sé como podemos demostrarle a todo el mundo tus habilidades innatas en la robótica, que todos se queden sorprendidos por las máquinas a las cuales le has dado la vida.

—Soy todo oídos.

—A mí siempre me ha interesado la robótica, pero sobre todo los negocios, las empresas, las máquinas de dinero, ya sabes. Siempre he soñado con montar alguna franquicia de restaurantes que sea famosa en todos los Estados Unidos —Henry señaló el plano que sostenía—. Con la tecnología del gran técnico, Afton, podríamos hacer esto realidad. Restaurantes, con espectáculos protagonizados, no por personas, sino por máquinas; por tus máquinas.

A William le brillaron los ojos. Le encantó oír la idea de Henry, atrajo mucho su atención. Por primera vez, tal vez en años, William sonrió con sinceridad a su nuevo socio de negocios.

—Es la mejor idea que he oído nunca —contestó, y le tendió la mano a su nuevo 'hermano'—. Estoy en ello. Te prometo que, una vez terminemos la universidad, nos pondremos a ello.

—¡Oh, genial! —sonrió Henry, y le estrechó la mano.

Ambos se sonrieron con sinceridad. En ese momento los dos supieron que acababan de conocer a su nuevo mejor amigo, para siempre. Henry le tendió de nuevo el plano de aquel zorro pirata a William, justo en el momento en el que exclamó.

—¡Foxy!

—¿Eh? ¿Qué? —William se quedó sin palabra.

—Ese puede ser el nombre del zorro —dijo Henry, con orgullo.

—Hm, me gusta.

Los dos rieron, y con aquel apretón de manos, en aquel bar, aquella noche de universidad, sellaron una amistad, que estaba destinado; o bien a ser eterna, o bien a romperse a medio camino.

[...]

Sesenta. Sesenta años. Eso era lo que había pasado; seis décadas, justo, de aquel apretón de manos, en aquel bar, en aquella noche de universidad, en 1965. Y no se podría decir con claridad que la promesa de aquellos jóvenes se hubiese llegado a cumplir de verdad.

Henry ya no era aquel joven chico, con ideas hacia el futuro. Mucho había pasado en su vida, y pocas cosas realmente buenas. Se había casado, solo para divorciarse después. Había creado una franquicia de restaurantes famosas, solo para tener que cerrarla para siempre. Había tenido dos hijos gemelos, solo para que uno de ellos apareciese muerto en un callejón.

Su estado físico también había empeorado. Con ya 78 años cumplidos, Henry había perdido el castaño de su pelo, ahora completamente canoso. Su vista había empeorado también, y se veía obligado a llevar gafas la mayor parte del tiempo. Tenía múltiples arrugas en la cara, pero a parte de eso, lo cierto es que Henry había logrado conservarse bastante bien con los años.

Pero lo cierto es que su estado mental, en cambio, no dejaba de empeorar. No, Henry no se estaba volviendo loco, ni estaba perdiendo la cabeza, pero cada vez se sentía más al borde del vacío.

Sentía un gran peso sobre su espalda, un peso de consecuencias, de lamentaciones, de muertes, que, con los años, seguía estando ahí, acechándole, y recordándole, día y noche, que pudo haber hecho mejor, pero que en cambio no hizo nada.

Su franquicia, Freddy Fazbear's Pizza, nacida gracias a, la ya triunfal franquicia de, Fredbear's Family Diner, sería recordado, no por lo que había logrado en el mundo del espectáculo y de los restaurantes, sino más bien por todas las cosas que trajo consigo.

Leyendas urbanas se formaron con creces. Casi todo el mundo, especialmente en el condado de Utah, había oído hablar sobre aquellos mitos, algunos ridículos, que rondaban sobre la embrujada tumba de Freddy's. 

No fue hasta que, unos años después del cierre del último Freddy Fazbear's Pizza, un libro popularizó todo hasta el límite. Dos hombres, que aseguraban haber trabajado en el pasado con Fazbear Entertainment, habían llegado a conocerse por casualidad, y al darse cuenta de lo que tenían en común, decidieron escribir su experiencia en una novela.

En ella se hablaban sobre lo que habían visto; animatrónicos salvajes, sedientos de sangre, en busca de guardias de seguridad, con la intención de meterlos en trajes de robots, y así aplastarlos con engranajes y mecanismos. Se recogían todos aquellos sucesos, ocurridos en dos pizzerías; la de 1987, y la de 1992.

El libro se hizo un éxito en Estados Unidos, y también en otras partes del mundo, como América del Sur, Europa o Asia. Las leyendas llegaron a su máximo esplendor. Empezaron a aparecer cosas relacionadas con Freddy's, que aumentaban más el aura de misterio y terror. 

Libros, películas, o hasta memes. Incluso un hombre estadounidense se había hecho famoso en Internet por crear videojuegos de miedo basados en las historias de Freddy's. Había sido un boom por completo. 

Aunque muchos pensaban que eran historias fantasiosas y que no tenían lógica ninguna, lo cierto es que otros se lo tomaban sin duda en serio; la figura del misterioso asesino de los niños, cuya identidad la policía nunca pudo llegar a confirmar con seguridad, se hizo muy famosa entre los mayores psicópatas de Estados Unidos. 

Se empezaron a crear sectas y grupos, que respetaban y admiraban la figura de aquel psicópata, que muchos reconocieron como un tal William Afton; co-fundador y técnico de Fazbear Entertainment, que desapareció misteriosamente una noche del '93, para nunca volver a ser visto. Durante unos años fue el mayor sospechoso de los crímenes donde murieron hasta once niños, y ahora se había convertido en un asesino en serie.

Por otra parte, había gente que se tomaba en serio las historias de Freddy's, pero que tampoco se les iba mucho la cabeza. En 2023, un grupo de jóvenes, famosos en Internet principalmente por los vídeos y relatos que hacían sobre Freddy's, intentaron revivir los secretos de la franquicia de restaurantes, que ya llevaba más de 30 años cerrada.

Lograron meterse en el edificio abandonado del último Freddy's, donde encontraron un animatrónico completamente entero, y con este, y más piezas que habían encontrado sueltas por el local, intentaron montar una atracción del terror, para la feria de Utah.

Pero la noche antes de la apertura un misterioso incendio invadió el edificio de Fazbear's Fright. Se encontraron algunas piezas sueltas, que rápidamente fueron subastados. El animatrónico entero, sin embargo, no volvió a ser encontrado. 

Apenas unos días después, una historia se hizo famosa entre los vecinos de Utah; aseguraban haber visto a uno de esos robots antiguos de Fredbear's, vagando por los bosques, y matando a cualquiera que se cruzase en su camino, como un verdadero monstruo sediento de sangre. 

Los jóvenes que habían creado Fazbear's Fright aseguraron, en una entrevista, que la descripción de aquel monstruo misterioso se parecía muchísimo al robot que había desaparecido en el incendio, solo que más deteriorado y demacrado por las llamas.

Las leyendas reavivaron los misterios. Las teorías conspiratorias aumentaron; una de ellas aseguraba que aquel robot, Spring Bonnie, había sido usado por el asesino para matar a aquellos indefensos niños, y que, por ende, el hecho de que estuviese vivo, indicaba que William Afton había vuelto a la vida, y ahora buscaba venganza en el cuerpo de aquel animatrónico.

Bueno, cuando se forman tantas teorías locas y extrañas a veces uno puede llegar a acercarse sin ni siquiera darse cuenta.

Esas leyendas se mezclaron con algunas otras, sobre otros robots que también vagaban por las calles y alcantarillas, en busca de alguien inocente para matarlo. Aseguraban que uno de ellos parecía un payaso robótico, con una gran garra por mano, mientras que otro parecía un cúmulo de cables y ojos metálicos. 

Henry leyó todas estas historias y noticias por el periódico, así por la televisión. Su expresión, ya amargada y seria de por sí, cambiaba cada vez que se hablaba de aquel monstruo asesino. Pensaba que las teorías eran unos disparates, pero algo en su interior le aseguraba que tal vez, solo tal vez, tenían razón.

No fue hasta que escuchó un testimonio completamente verídico, que realmente se dio cuenta de su fallo.

Unos meses después del incendio de Fazbear's Fright, su hijo, Sammy Emily, hizo una visita sorpresa a su padre. Sammy vivía en otra ciudad, junto a su esposa e hijos, pero le gustaba hacer visitas a Henry, acompañado de su familia. Pero esta vez venía solo.

Henry se sorprendió mucho cuando lo vio en la puerta, completamente solo. Su expresión se ensombreció cuando Sammy le dijo, con una voz muy seria.

—Padre, tengo que hablar contigo.

El señor Emily se quedó de piedra, cuando su hijo le confesó que él había sido el guardia de seguridad de aquella atracción de terror y que había huido del fuego abrasador de milagro. Siguió contando su experiencia con aquel animatrónico, que Sammy había apodado como 'Springtrap'.

—Era horrible, padre. Me miraba con aquellos ojos tan infernales. No se parecía en absoluto al amable Spring Bonnie de Fredbear's. Este estaba deteriorado, tenía color a verde musgo. Venía a por mí con mucha agresividad, me quería ver muerto, por alguna razón. Pero eso no es lo más escalofriante.

Sammy tragó saliva.

—Padre, estoy seguro de que hay alguien dentro de Springtrap. Alguien que lleva mucho tiempo muerto. Por las grietas pude reconocer algún que otro riñón, tendones musculares, y por la máscara a veces podía ver la cabeza podrida de un ser humano. Alguien lo bastante idiota se metió en esa trampa de resortes, y se quedó atrapada...

Henry miró con interés a Sammy, no había abierto la boca desde que su hijo había entrado. Escuchaba muy intrigado. Sus manos temblaban, sus piernas estaban inquietas y su corazón latía con fuerza. Se sentía muy nervioso. 

—Pero eso no es todo. No te lo vas a creer, padre. Pero la he visto.

Henry se movió inquieto en el sofá.

—¿A quién?

—A ella —respondió Sammy—. A Charlie.

Henry se quedó atónito. Sintió como si el tiempo se detenía a su alrededor. Escuchó con mucha atención todo lo que decía Sammy, quien aseguraba que su hermana, que ya llevaba muerta más de cuarenta años, le había hablado a través de Puppet, la marioneta que Henry había creado para ellos dos cuando eran pequeños.

—Antes de desaparecer en las llamas, me dijo que cogiese los documentos de una caja polvorienta. Son estos.

Sammy se los entregó a Henry, quien los cogió con pavor.

—Los he leído por encima y... —Sammy hizo una pausa para respirar profundo—. Bueno, deberías de leerlos con atención.

Henry se quedó completamente callado. Sus manos seguían temblando, y su corazón estaba muy agitado. Sammy le notó muy intranquilo, y le cogió de las manos a su padre.

—Padre, tranquilo, estoy contigo —le dijo.

—Sammy —murmuró Henry, quien por fin lograba hablar—. Tu hermana, ¿sabes dónde está?

—Desapareció entre el fuego, pero probablemente siga viva. Estoy seguro de ello. Seguro está por ahí, en algún lugar de Utah, vagando, buscándote a ti.

Henry tragó saliva. Logró tranquilizarse y respirar hondo. La noticia le había llegado como un puñal clavado a su corazón. Invitó a su hijo a un café, y una vez llegó al hora de despedirse, Henry le hizo una promesa a Sammy.

—Te mantendré informado —aseguró.

Sammy asintió, y se fue en su vehículo. Henry se quedó solo, en la puerta, mirando esos documentos que sujetaba con las manos. Se sentó en su escritorio, y empezó a leerlos, cada uno de ellos.

Lo primero que llamó su atención fue el nombre con el que estaban grabados; 'William Afton'.

Cuando terminó de leer todo, por fin entendió. Soltó un suspiro intenso y profundo. Se quedó sentado en su silla, mirando el techo, y dándose cuenta de su gran error.

Henry se volvió un hombre todavía más serio y solitario. Se pasaba los días y las noches pensando y dándole vueltas a lo mismo. Ya no se sentía satisfecho con su vida, ni con su futuro, ni muchísimo menos con su pasado. Se sentía como si hubiese vivido toda su vida engañado.

Al principio no se lo quería creer, pero estaba seguro de que ya sabía quién era William. ¿Cómo no darse cuenta antes? Aquellos documentos, que tenían su nombre, eran las pruebas que necesitaba, para demostrar que todo ese tiempo, había estado confiado en un asesino,  y no en uno cualquiera; el asesino de su propia hija.

—¿Como no me di cuenta antes? —se dijo—. ¿Cómo pude estar tan ciego? Tenía la llave para impedir las muertes de muchos niños inocentes, y ni siquiera actué.

Henry no paraba de darle más y más vueltas. Recordaba el momento en el que vio a su hija, muerta, tendida en aquel callejón, siendo abrazada por la marioneta. Recordó el momento en el que William le abrazó, asegurándole que todo iba a salir bien y que él no le iba a abandonar. Ahora no le costaba imaginar a William, sonriendo en sus espaldas, y riéndose de lo estúpido e inocente que era Henry.

—Teníamos un sueño, una ambición, un motivo por el que trabajar juntos. Tú lo cogiste y lo destruiste en mis ojos. Creaste máquinas, alimentadas con inocencia y venganza, y yo te ayudé, sin ni siquiera darme cuenta. 

Recordó los momentos con sus animatrónicos; con Freddy, Bonnie, Chica, Foxy, Golden Freddy, Puppet, todos los Toy, Balloon Boy... Recordó la Mordida del '87, y ahora por fin lograba entender por qué ocurrió ese evento tan horrible. También recordó las historias que aseguraban que los niños desaparecidos del '85 se encontraban dentro de aquellos robots, y que por eso olían tan mal. Henry no creía nada de eso, aseguraba que eran mitos que querían hundir su imagen. Ahora se arrepentía.

—Descarrilé hace mucho, y ahora me siento perdido en la oscuridad. He perdido mi propio camino, así como el tuyo. ¿Cuándo nuestros caminos se separaron tanto, William? Siento como las consecuencias me devoran por dentro. No puedo seguir ignorándolo.

Recordó entonces las historias de aquellos dos animatrónicos que vagaban sueltos por ahí. Revivió en su cabeza una conversación con un viejo amigo. Aquel cúmulo de cables y ojos metálicos que se movía por las alcantarillas tenía un cierto parecido a los viejos animatrónicos creados por William Afton para su empresa privada. Y aquel payaso femenino, que vagaba por los callejones con una gran garra metálica por mano... ¿sería Circus Baby?

—Mi corazón se siente roto.  Hice la vista gorda por demasiado tiempo, no quería creer lo que me decían... Pensaba que era una víctima más de esta lamentable historia. Pero ahora me miro al espejo, y me doy cuenta por fin, que durante todos estos años, me he comportado, nada más ni nada menos, como su cómplice.

Henry suspiró. 

Se sentía abatido, cansado, pero sobre todo vacío por dentro.

Ahora, ¿qué debía hacer? Sabía la dura verdad, sabía que no había cumplido con su misión, que había estado apoyando a un psicópata enmascarado como su amigo.

Las consecuencias de sus actos se metían en su cabeza. Se imaginaba a las familias de aquellos niños muertos, todavía separadas por la muerte de un niño inocente, que nunca hizo nada malo, y que tan solo tuvo la mala suerte de encontrarse con el hombre detrás de la matanza.

No podía dejar que todo eso le matase por dentro. Henry tenía que hacerlo. Ese era el único motivo por el que seguía vivo, el de complacer a su hija, reunirse con ella una vez más, encontrar a todos aquellos monstruos robóticos que caminaban sueltos por las calles, y enfrentarse una última vez a su mayor miedo; el hombre que le había arruinado la vida, a él y a muchas personas más, William Afton.

—Yo ayudé a crear esta historia llena de sangre, muerte y tragedias. Ahora, mi única misión en la vida es terminarla, cortar este hilo, para siempre.

Henry abrió uno de los cajones de su escritorio, y sacó múltiples cintas viejas que tenía desde hace años. Las había guardado para casos importantes, y sabía que ese era el momento de usarlas. 

Cogió una, y empezó a hablar.

Es solo ahora cuando entiendo la profundidad de la depravación de esta... criatura: este monstruo que, involuntariamente, ayudé a crear. Como si él no hubiese hecho ya suficiente, encontró una nueva manera de profanar, de humillar, de destruir. Como si el sufrimiento no fuese suficiente, la pérdida de la inocencia, la pérdida de todo para mucha gente. 

Henry tragó saliva. 

Pequeñas almas atrapadas en prisiones de mi propia creación ahora enviadas con un nuevo propósito y usadas de maneras que nunca pensé serían imaginables. Él los llevó a todos de vuelta. De vuelta a un lugar familiar. De vuelta con trucos familiares. Los reunió a todos juntos. ¿Siguen estando... conscientes? Espero que no. Me deja despierto por las noches. Podría obligarme a mí mismo a... dormir.

Henry recapacitó sobre esa última frase. Muchas veces lo había pensado. Ya nada tenía que perder, acabar con todo eso sería tan fácil como una simple cuerda... 

Pero aún no. No hasta que deshaga todo lo que él ha hecho y cure esta herida; una herida, que en un principio iba dirigida solamente hacia mí, pero que dejé desangrar y al final ha acabado causando todo esto. Él colocó una especie de trampa. No sé de qué era, pero los condujo hacia ahí de nuevo. 

Apretó el puño. Recordó las historias de Springtrap, así como las de las otras dos criaturas robóticas que vagaban por las calles, libres. Y no solo eso; Puppet, su hija Charlie, también debía de andar suelta por ahí, perdida en la oscuridad, buscando a su padre.

Los venció, de nuevo. Y él les robó lo único que tenían. De nuevo. No sé como esas diminutas respiraciones, llenas de vida, lograron habitar esas máquinas. Pero nunca encontrarán el descanso eterno. No de esta manera. Tengo que volver a llamarlos a todos. A todos ellos. Juntos, en un solo lugar.

Apagó la grabadora. La escuchó entera, para asegurarse de que se había grabado bien. Una vez lo había comprobado, se levantó de su silla, con expresión sombría.

Una imagen se reprodujo en su mente: Su querida y dulce Charlie, una niña adorable e inocente, convertida en un cadáver inerte, con una gran apuñalada en su pequeño cuerpo, tendido en medio de un callejón oscuro, junto a un charco de sangre y muchos cubos de basura.

Tragó saliva con gran dificultad, mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla izquierda. Se quitó las gafas, se secó los ojos, y soltó un profundo suspiro.

—Algún día, te volveré a abrazar, Charlie —murmuró—. Incluso si eso significa matarme en el proceso. Lo prometo.

Se colocó de nuevo las gafas y se levantó de la silla. Dejó su escritorio, dejando un libro sobre este; ese famoso libro que había reavivado las historias de Freddy Fazbear's Pizza. Henry reconocía los dos nombres que aparecían en este: Mike Schmidt y Fritz Smith.

Continue Reading

You'll Also Like

1.3K 155 7
Pequeña colección de Drabbles de Beyblade Burst inspirado en una de las tradiciones Mexicanas más importantes: el día de muertos. Espero sea de vues...
40.8K 3.2K 26
BueNo pErros, peRrAs y aliEnígenas, espero que disfruten de la 2da temporada! Ya saben habrá muchOoo shippeo, y los pendejos... Seguirán siendo pende...
86.4K 10.2K 96
Vanesa Ramírez Malasaña se enfrenta al peor caso de su corta carrera como inspectora de policía. Aparecerá el cuerpo de una joven que llevaba seis me...
408K 20.8K 52
El amor puede suceder en cualquier momento, ya sea en un momento inoportuno pero, ¿Sabías que el amor también puede aparecer en personas que son enem...