[EDITADO]
"Robin es el chico con el ego más alto que he conocido, pero sin duda Damian Wayne le supera. ¿Por qué tengo la sensación de haberlo visto antes?"
Bella Batson
Casa de los Vásquez
Amaro mi cabello en una cola de caballo, me miró en el espejo del baño y me hecho un poco de mi perfume en el cuello. Busco mi cepillo de dientes, al encontrarlo le coloco la pasta dental para cepillarme mis dientes.
—Nunca te vi tan emocionada por ir a la escuela. ¿Será porque alguien le dio un beso anoche? —habló Freddy entrando al baño como si no hubiera ninguna chica en él.
Escupo la pasta dental para mirarlo con mala cara. No habíamos salido de la casa y ya me estaba molestando con eso.
—Ahora me arrepiento de habértelo dicho, Freeman.
En verdad que me arrepentía. Luego de recibir el peor susto de mi vida. El como una vieja chismosa fue a contarle a los demás, acusa de esto Mary y Darla me hicieron dormir en la habitación de la primera para que les cotara con lujo detalle todo.
Pase toda contándole mi encuentro —si así podíamos llamarlo — con él. Por culpa de él de rulos no pude dormir nada en la noche y ahora todos ellos, me vienen con que debo ir a la escuela, no entienden que no dormí nada por su culpa.
Esta belleza no se hace sola y para eso necesita sus horas de su sueño embellecedores. Sonara muy diva, pero yo soy una diva a mi modo y eso todos lo saben.
Al terminar de lavar mis dientes. Le lanzó su cepillo de dientes que logra esquivar apenas gracias a que estaba en la puerta y la cerró de golpe.
—¿Decírmelo? No me lo dijiste porque lo presencié todo con mis ojos —los señaló con burla—. Los medios dicen que no vieron esa acción nunca —dijo asomando la cabeza y levantando la cejas y bajando las de forma graciosa.
—Podrías callarte antes de que te maté y me lleven a la cárcel —dije saliendo del baño golpeando su rostro con la puerta.
—Me quieres, espero que ahora no andes de empalagosa desenfado que te bese a cada rato.
—Te quiero, pero ahora mismo te quiero ahorcar.
Voy al final del pasillo donde están las escaleras —con él aun siguiéndome— para bajar a la primera planta. Agarro las maletas de los dos, con un poco de cuidado —ya que no quiero que se caiga por las escaleras —le lanzó su mochila.
Bajo las escaleras, ya nos estábamos atrasando y Freddy no me ayudaba en nada con todos esos comentarios, los cuales todos parecen apoyar e ignorar mis quejas.
Como suponía la sala estaba vacía, ya no podía oler el desayuno, ahora tenía que esperar a la hora del receso. Gracias, Freddy, enserio gracias.
—Y Robin te quiere devorar la boca, anoche no solo te beso
—O vamos, todos están de acuerdo conmigo — busco apoyo en el único de nuestros hermanos en la habitación—. ¿No es así, Pedro?
—Admito que se ven lindo juntos —hablo la voz de Pedro en la entrada de la casa. Como siempre con sus cascos puestos.
El y Mary eran los que estaban a cargo por ser los más mayores, pero todos sabemos que Mary de distraía con su tarea en la universidad y Pedro haciendo ejercicio con sus pesas. ¿Quiénes se encargaban de cuidar Darla y Eugene? Freddy y yo, bueno más Freddy que yo, pues era más liberar que él, claro cuando me lo proponía o si me daba la gana de serlo.
—¿¡También tú, Pedro!? —grito saliendo de la casa con Freddy adelante mío con la cara rojo por estar conteniendo la risa.
—Ya deja de quejarte, Bella, que anoche no lo hacía con Robin —exclamó encendiendo el motor del auto —Ahora sube al auto, tengo un examen a la primera hora y no quiero llegar tarde por culpa de ustedes dos.
—¡En tu cara, Batson!
Me apuntó riéndose como una morsa por mi sonrojo, las risas de Eugene y Darla lo acompañaron. Niego con la cabeza, ante la mínima idea de golpearlo durante media hora con su bastón en su cara
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Ya estábamos en el colegio y es un milagro que, no allá lanzado afuera del auto a Freddy, pero creo que el tipo tiene un poco de suerte. Mary de inmediato se va a su universidad y Pedro se va por su lado. Otro día normal.
Y espero en que no vengan esos dos idiotas que molestaban siempre a Freddy, sé que él no le toma importancia, solo se burla de ellos, pero creo que el espectáculo que di con Clark ayudó a bajarlo un poco.
Pasamos por el detector de metales y cuando me reuní con Freddy para dejar a Eugene y Darla a sus clases, no pudimos caminar mucho por un tumulto de chicas que se habían reunido todas maquilladas de manera exagerada, su perfume se olía a kilómetros —ahogándome con este —y todas tenían una cara de enamorada, suspirando como si su novio super guapo estuviera llegando.
—¿A estas que moscas les pico? —pregunto a mis tres hermanos, los cuales se encogieron de hombros.
—Al parecer llegó el hijo del multimillonario Bruce Wayne.
—¿Cuál de todos?
—El más joven Damián Wayne su hijo de sangre.
Cabello negro como la noche, ojos jade oscuros, miraba con gran indiferencia a las chicas a su alrededor, una mirada fría que me recordaba mucho a Robin. Llevaba un traje negro a la medida con una camisa blanca y una corbata del mismo color del traje.
¿Qué estará haciendo aquí? Gotham City se encontraba demasiado lejos de Filadelfia y era sabido que el nunca pisaría un colegio por propia voluntad.
Como dije, no le restaba ningún pisque de atención a las chicas, buscaban algo o alguien con la mirada, pero sabía que se le estaba haciendo difícil porque estar rodeado por casi toda la secundaria no era favorecedor.
Lo sigo examinando, sin embargo, no me acerco como el tumulto de chicas que se quedan pegadas como chicle a él, pero no pude seguir observándolo porque recibo un golpe de la muleta de Freddy en una de las piernas.
Gruñó de dolor, mandándole una mirada para nada bonita y espero que agradezca que hay cámaras de seguridad y muchos testigos para poder evitar matarlo.
—No lo mires mucho si no queremos a un Robin celoso en nuestro cuarto a la mitad de la noche —canturrea con gracia, cuento en mi cabeza para no lanzarle el bote de basura que tengo atrás mío.
—No te vas a detener con eso, ¿verdad? —murmuró frustrada y cansada, mientras paso por mi rostro mi mano exasperada.
—No, es mi oportunidad de molestarte con un chico —suspiró.
Recuerdo en mis adentro que tengo que ser paciente, ya que yo le haré la vida imposible incluso peor cuando llegue la chica que le robe el aliento, de la mejor forma hablando.
—Es mi idea o está caminando hacia nosotros —dijo Eugene, sacándome de la burbuja de pelea entre el de rulos y yo.
Se había liberado de las redes de las chicas, no sé cómo por ni sería capaz de caminar entre ellas sin que me lanzarán al piso o me pisaran.
Camina con un aura llena de egocentrismo y arrogancia. Miraba a nuestra dirección, no sabía por qué, pero deseaba que hubiera alguien detrás de mí. Lamentablemente, sabía que no había nadie atrás de mí. Es sexy no lo niego, pero su mirada no me agradaba para nada
—No, no lo es —murmura en shock Darla. Podía jurar que vi un brillo de felicidad por verlo acercándose a nosotros.
Darla siempre, siempre amo y cuando digo amar eso era a la familia Wayne por lo que era su culpa que supiera mucho de ellos, cuando pasó todo lo de Sivana y los pecados capitales, cuando descubrió que tenía sólo dos años menos que el último hijo de Bruce Wayne deseaba —añoraba —que me convirtiera en novia de él o su esposa, como me comentó hacía ya un tiempo atrás.
Como toda cobarde que soy me di medio vuelta lista para irme corriendo al salón de clases.
—Hola, hermosa —dijo una voz gruesa, unas manos grandes y fuertes me agarrando de la cintura, mis manos caen en un pecho duro.
Lo primero que veo en una sonrisa que me recuerda a alguien, pero no sé quién era. Presiona su agarre incomodándome y esa sonrisa no me ayudaba a nada a no querer golpearlo su lindo rostro de millonario.
—Esto no terminará nada bien —la voz de uno de mis hermanos llega a mis oídos.
Y no podía estar más de acuerdo contigo Freeman. Esto sin duda no iba a terminar bien.