[EDITADO]
"¿Por qué me es tan difícil enojarme contigo? A veces siento que soy masoquista al regresar a tu lado. Y no, no me gusta ese petirrojo pelinegro de pacotilla. ".
Bella Batson
Fortaleza de la Soledad de Superman
—Para poder hablar conmigo, es necesario armar todo esto.
Ahora estaba en lo que supongo era su fortaleza de la soledad. Nombre que no le veía ningún sentido, si se dé ante mano que lo que menos que quiere es la soledad.
—No me distes otra opción me hubieras ignorado.
Descendió de uno de los cristales en los que se había sentado no sin antes no haberme dejado unos minutos atrás en el centro de todos los cristales.
—Me alegras que lo tengas en mente —agregó con sorna evitando exaltarme.
Nuestras voces hacen eco dándole un toque que no le venía nada a él. Y decir tener que escuchar lo que digo repetidas veces se sentía demasiado extraño.
—Esto es serio, Bella.
Con su super velocidad se puse al frente mío. Me removí incomoda por la ráfaga de frío que me dio en todo el cuerpo. En verdad, en este instante tenía demasiado frio y mi abrigo no me servía mucho que digamos.
—Pará mí también esto es serio.
En este momento deseaba no haber perdido mi toque para poder huir de la policía, porque realmente la necesitaba en ese momento.
—No te estas comportando como cuando te conocí.
—¿Qué esperabas? Tengo quince años, aun soy joven —exclame elevando la voz y sin importarme que pueda romper un cristal.
Aunque dudaba que eso fuera posible considerando que era para que este fortachón se relajara.
—Te entiendo también yo tuve tu edad. Pero hay momento en la que tienes que actuar madura y este es una de estos.
¿Madurar? Este pedía un milagro si aun así Freddy que era más maduro que yo aún seguía teniendo su pijama de superhéroes, se ponía claro la que era de Superman y aunque me cueste aceptarlo me hacía ponerme la suya de Batman. Cabe a destacar que era obligada a ponérmela.
—Bien trataré, no juro nada, Kent —le apuntó con el dedo —. ¿Cómo me encontraste?
—Tengo super oído, algo que tú también tienes.
Tuche, Kent. Pero dudo que ponías toda tu atención en mí.
—Dudo que Superman tenga tiempo para escuchar a que una niña salga de su casa para el colegio teniendo que proteger a un planeta entero. Vamos, ¿Quién te dijo?
Levantó la mirada para poder verlo a sus ojos. Se que una de las cosas en la que era pésimo era que tenía una capacidad nula para poder mentir.
—Tienes algo que evita que pueda mentirte lo sabes no. —suspiró rendido al ver que no podía dejar de parar la mirada.
Si no lose claro. Creo que fue una de las ventajas que te vean como una hija para este tipo no se va de que lo perdone tan fácil, así como así.
—Es un don —me encogí de hombre —. Eso no es el asustó, dime, ¿quién te dijo que estaba ya saliendo para ir a la secundaria?
—Robin.
El chico mantequilla. No que el chico había regresado a Gotham luego de esa noche de lluvia. No podía ser porque me procure que se hubiera ido.
—En serio, dime quien te dijo que no estoy para juegos, Kent.
—Te lo repito Bella, fue Robin no me sorprende que se preocupara luego de tantas horas de entrenamiento.
Si. En el segundo día de entrenamiento vino Superboy no salió como lo esperaba por lo que me dieron la orden de solo entrenar con Robin.
—Estamos hablando del mismo Robin o es que tiene un gemelo y no estaba enterrada.
Me mira con un poco de diversión, pero había algo más oculto en esa mirada de ojos azules.
—Si él no estuviera preocupado nunca te hubiera dado su capa.
Otra vez sentí ese calor en mis mejillas. En serio que me está pasando. No sé cómo, pero sentía mi corazón palpitar más rápido de lo normal. Tenía un dolor en el estómago de solo pensar a mí en ese tejado bajo la lluvia con él, no se tengo que pedirle a Freddy una pastilla para quitarme lo que sea que estuviera en mi estómago.
Me cruzó de brazos—Él no me dio su capa.
—Bella, te la dio por que el entró a la torre sin ella. Además, estas sonrojada y tu corazón está latiendo demasiado rápido a mi parecer.
—¿Yo? ¿Sonrojada? Vamos, Clark, creí que tenías algo mejor que eso. —extendí mis labios en una sonrisa egocéntrica.
—Eres peor que mi hijo cuando está enamorado de alguna de sus compañeros.
—No me compares con tu hijo yo no parezco una tonta colegiala enamorada ¿sabes por qué? Por qué no lo estoy.
Parece que este se le está dando el gracioso de ignorarme y seguir fastidiando con eso.
—Bella si tienes miedo de que te rechazó puedes pedirme ayuda.
—Párale ahí Super Cupido. No estoy enamorada ni me gusta Robin, no me enamorarme de alguien que solo conozco con una máscara.
—La negación es el primer paso.
Que negación ni que nada. Es que nadie sabe que ego más ego es igual a desastre. Básicamente no hay química.
—Me trajiste aquí para hablar de un romance que nunca pasara o sobre mi identidad y tus incompetentes compañeros.
—Podemos hacer ambas a la vez.
Negué con la cabeza rápidamente —Yo prefiero la segunda si es una conversación contigo.
—Te avergüenza de hablar con chicos conmigo — una risa se escucha por toda la guarida —. Nunca creí estar vivo para ver el día en que estas de cobarde en cuando se trata de tu corazón.
—No soy cobarde, sólo es por tres razones. Primero es que eres un hombre sobre todo adulto. Segundo serias como mi papá lo que lo vuelve más extraño. Y tercero no me gusta Robin.
Asiento comprendiéndolo. Se que no lo comprendió, lo puedo en la pequeña sonrisa que trata de ocultar.
—Está bien, Bella, si tú lo dices.
Quería golpearlo, pero estaba en mi forma adolescente por lo que me rompería la mano de solo intentarlo.
Gruñó —Deja de sonreír.
Extiende más su sonrisa—No lo estoy haciendo.
—No claro que lo haces deja de hacerlo. —me di cuenta de que me están cambiando el tema o yo misma me lo está haciendo —. ¿Podríamos ya hablar de lo que sea que quieras hablar conmigo? Porque puedo decirte que esto es secuestro.
—No lo es, si eres mi pupilo.
—Claro que lo es si me cargaste como saco de papas y me hiciste volar medio mundo hasta aquí.
—Sabes que puedes irte con tus poderes.
—Créeme lose y lo estoy considerando. Pero quiere ver que tienes que decir. Te recomiendo que empieces a hablar ya.
Trague saliva por qué tenía la leve sospecha de saber cómo acabaría todo esto:
En pelea.
—Sabes que nunca te mentiría era como una hija para mí.
—Lo tengo bastante claro —aspire hondo—. No estoy enojada solo estoy dolida, Clark.
—Dolida solo por ellos saben tu identidad. Era tarde o temprano que lo iban a saber.
—Crees que es por eso. Lo que duele es que los defiendas a ellos. Duele que busques cualquier excusa para que ellos queden bien y yo no.
—Son mi equipo y son mi familia.
—Dices que soy para ti una hija y eso no es lo que parece — Me abrace a mí misma para buscar calor y lograr calmar el enojo que estaba creciendo en mí.
—Bella, solo querían respuesta y no se las dimos. Era algo obvio que intentarían buscar respuestas.
Pues no, no me parecía algo obvio, Kent. Pensé rodando los ojos internamente.
—Si solo me trajisteis hasta aquí para dejar bien a tus amigos y hacerme sentir mal pues te informo que lo estas logrando.
Se agarro el puente de la nariz soltando un suspiro cansado—Estoy tratando que entiendas que nadie tiene la culpa de algo que debía pasar.
—Claro que alguien tiene la culpa de esto y no soy yo, Clark, ese eres tú— lo señale con el dedo. Hasta aquí mi paciencia a llegado. —. No sé por qué aun sigo aquí contigo. Me largo ante que uno de los dos haga una locura más yo.
Y tenía razón en cómo esto acabaría.