La Chica Indicada ✔️ [En Edic...

By Dianieh_Brookside

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Todo era nuevo para mí, después de que mi mamá se casará con mi padrastro nos mudamos a otro país. No conocía... More

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48: Final.
¡NOTICIA IMPORTANTE!

06.

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By Dianieh_Brookside

Si, lo sé. Sé perfectamente lo que están pensando. Tampoco sé exactamente qué fue lo que pasó anoche con Ryan, lo único que tengo claro ahorita es que me desagrada mucho, pero también tengo algo en cuenta. ¿Saben que es?

¡Hoy es sábado!

Por lo tanto no tengo porqué hacer algo, hoy es mi día especial. No es mi cumpleaños o algo por el estilo, pero los sábados no hago nada, es por ley eso. Mi mamá y Octavio lo saben, bueno. Todas las personas que me conocen bien lo saben. Hoy no pienso hacer absolutamente nada. Y nadie hará que haga algo.

— ¡Victoria! —la voz de Esmeralda se escucho detrás de la puerta de mi habitación, seguido de eso esta fue abierta por ella.

Esmeralda entro sin pena alguna, se aventó a mi cama y se recostó a un lado de mí.

¿Qué carajos hace aquí?

— ¿De dónde carajos saliste, Esme? —me senté de golpe y la mire, ella hizo lo mismo.

— Quiero que me ayudes a organizar todo para mí fiesta de cumpleaños.. —su voz es baja y en tono de súplica.

— Pero si tu fiesta es hasta el próximo sábado, loquita. —digo dándole un golpe leve en la frente.

— Claro que no. —Esmeralda negó y río.— La fiesta es este mismo sábado, es hoy.

¿Hoy?

¿Precisamente hoy?

¿Hoy que tengo pensado estar echada todo el día?

¿Por qué?

— Ay, no.. —me estampe de nuevo en mi cama y tape mi cara con una almohada.

No es por ser mala persona con Esmeralda, pero ahorita no tengo ánimos de hacer nada. Menos tengo ánimos para estar aguantando a su hermano, lo único que quiero es estar en mi cama hasta mañana que vuelva a salir el sol. La almohada fue arrancada de mi cara gracias a Esmeralda, abrí los ojos y ella estaba mirándome con súplica.

— Por favor... —insistió haciéndome ojitos.

¡Demonios!

— Está bien, está bien. —me incorpore de nuevo.

— ¡Yuupii! —exclamo como niña de ocho años.— ¡Eres la mejor! —de sorpresa me abrazó.

— Lo sé. —susurre en su oído.

Esmeralda se separó de mí y se puso de pie frente a mi cama. Hice lo mismo, me puse mis pantuflas, tomé una liga y uní mi cabello en un chingo mal hecho, un par de pelos rebeldes caían sobre mi frente y orejas, pero los ignore.

— Ryanair está en la sala con tu padrastro, vamos. —al decirlo salió como bala hacia afuera.

¿Osea que aparte de tener que aguantarlo por obligación también debo soportarlo en casa de Octavio? Diosito santo, por favor, ayúdame a cargar esta cruz. Salí de la habitación dejando la puerta abierta, a pasos grandes llegué a la casa, subí los escalones pequeños y entre sin esperar más nada. Al entrar me encontré con Octavio, él estaba sentado en el sofá individual, frente a él estaba Esmeralda sentada en el borde del sofá de dos personas, en el sofá ese. Estaba Ryan sentado.

Estaban hablando sobre la fiesta de Esmeralda, ella los escuchaba con emoción, Octavio noto mi presencia después de un par de minutos, me miro y sonrió de lado.

— Hija. —me llamo.

Papá.

Enrique.

Él diciendome que soy su tesoro más valioso.

Él diciendome que soy su pequeña.

Los recuerdos de mi papá vinieron a mí, lo había dicho antes. Siempre que Octavio me llama "hija", recuerdo a mi padre, no debería recordarlo, él nunca se acuerda de mí.

— Buenos días. —salude encaminándome hacia la sala.

Me senté en el mismo sofá donde estaba Ryan, él me miró por un segundo y me regaló una sonrisa torcida.

Te quiero a ti.

Vinieron a mi mente sus palabras, no pensé que le tomaría tanta importancia a lo de anoche, pero ahora que lo veo siento algo extraño en mi pecho, no son esas sensaciones extrañas. De eso estoy segura, sino que ahora me siento confundida, me siendo dudosa. Momentos antes de que hiciera toda esa mierda extraña, conocí a su novia. Que parece ser muy linda y dulce, no entiendo porque hizo lo que hizo, simplemente no hay respuesta, lo entendería si le gustará o nos gustaramos mutuamente, pero no es así. Se nota a millas de distancia que le desagrado, así como se nota que no lo soporto.

Pero no le preguntaré nada, tampoco lo voy a evitar. Como lo dije antes; he visto este tipo de cosas en novelas, historias y libros. No haré lo que siempre hace la chica; lo evita, luego le pregunta sobre la acción y después termina más confundida.

— Hija, Esmeralda necesita que la ayudes en algunas cosas para su fiesta de esta noche. —Octavio habla, yo desvío mi mirada de Ryan y la llevo hasta él.— ¿Crees que puedas hacerlo?

Ánimo, Vickie.

Mi conciencia me anima.

— Sólo desayuno, me lavo los dientes, me baño, me arreglo y la ayudo en lo que necesite. —digo mientras cruzo mis piernas.

— Puedes desayunar en nuestra casa si gustas. —la potente voz de Ryan invadió mis oídos por un segundo.

Agite mis hombros y aleje esas sensaciones raras de mí para responderle.

— Acepta su invitación, hija. —Octavio respondió primero que yo.— Debo ir con tu mamá a revisar algunas máquinas de la fábrica y no quiero que desayunes sola.

— ¿Entonces mamá no está? —pregunte arqueando una de mis cejas.

— Se fue desde temprano. —Octavio negó.

¿Desde temprano?

Pero si son las nueve de la mañana, si se fue "desde temprano", eso quiere decir que se fue como a eso de las seis de la mañanita.

— Oh vamos, Vickie. —Esmeralda habla parándose frente a mí.- No quiero desayunar sola con Ryan.

— ¿Eh? —Ryan arqueó una ceja.

Dios.

¿Por qué me pones siempre en este tipo de situaciones?

Estás viendo que no quiero hacer nada y me mandas a Esmeralda diciendome que su fiesta es hoy, viste que muero de hambre y me mandas a Ryan con su invitación de ir a desayunar a su casa. Y para rematar; Octavio quiere que vaya.

¿Por qué eres tan cruel conmigo, señor?

(...)

Me inventé la excusa más tonta que puedas imaginar para no desayunar en casa de Esmeralda, pero al final ella gano. Ella y su insistencia colmaron mi paciencia haciéndome ascender a la invitación de su hermano. Gracias a dios el desayuno fue agradable. O bueno, al menos no fue incómodo como pensé que sería, Esmeralda estuvo hablandonos todo el tiempo sobre lo entusiasmada que está por su fiesta, dijo que invito a una chica para que viera que como ella también sabía hacer buenas fiestas. Eso disgusto a Ryan por un rato, pero después volvió a su aula normal. Frío y duro.

Ahorita ya estamos en el patio de enfrente de la casa, me he encargado de barrer, de recoger basura y de depositarla en una bolsa negra; grande. Ryan ha movido algunas macetas grandes de un lado a otro para que haya más espacio en el jardín, ha estado llevándose algunas para el patio trasero y ha sacado mesas para acá. Todavía no las ponemos porque obviamente. Apenas es medio día, la fiesta empezará hasta las siete, faltan siete horas con treinta minutos. Aún no sé porque decidieron empezar con esto tan temprano, hemos hecho un buen de cosas durante toda la mañana, estoy agotada. Hice todo lo que necesita hacer antes de venir a casa de Ryan, pero ahora siento que me hace falta otra ducha, estoy acalorada.

— ¿Cansada? —Ryan hablo detrás de mí, su aliento choco contra mi oreja haciéndome sentir pequeñas cosquillas.

Di un paso al frente y me gire hacia él. El luce bien. La verdad es que es muy desagradable, pero sabe vestirse de buena manera, como ahora; viste de un pants gris, en cada lado tiene una raya negra, usa una camiseta de resaque, que deja ver sus fuertes brazos con facilidad, y trae puestos unos tenis blancos con detalles oscuros.

Sabe bien cómo lucir su físico.

— Un poco. —respondí después de analizarlo.

El mordió su labio inferior de una forma extremadamente sexy. Por un momento me dieron ganas de probar esos labios carnosos que tiene, pero no. Él me cae mal, debo recordarlo.

— Vayamos a adentro por algo de tomar. —su voz es aún más ronca y potente.

Se hizo a un lado y me dio el paso, di un paso frente a él. Lo miro por un segundo y el sonrió de boca cerrada, entrecerre mis ojos analizando su rostro, luego le sonreí levemente y camine hacia dentro de su casa. Sus pasos los escucho detrás de mí, pero los ignoro. Sigo caminando adentro, ya adentro. Ryan cierra la puerta de golpe, camino a la cocina y me siento en un banco frente a la barra. Él rodea la barra, se gira hacia el refrigerador y saca de este una jarra de limonada fría, toma dos vasos de por ahí y se gira hacia mi.

— ¿Es natural? —tomo los vasos de sus manos y los pongo en la barra.

— Si. —Ryan hace lo mismo con la jarra.

— Genial. —me limité a responder.

Por alguna razón en estos momentos siento mucha tensión, en mi vida han habido momentos tensos e incómodos, pero ahorita siento como si hubiera un ambiente pesado y desagradable. ¿Y ahora esto por qué es así, señor? Ryan sirvió un poco de limonada en los vasos y regreso la jarra a su lugar.

— Toma. —sostuvo uno de los vasos frente a mí.

— Gracias. —lo tome y bebí de el.

Es una limonada deliciosa.

— ¿Por qué? —la voz de Ryan es un poco más baja que de lo normal, bebió de su vaso y relamio sus labios.

— ¿Por que qué? —uní mis cejas en confusión.

— ¿Por qué no dejaste que te besara anoche? —su pregunta me tomo de sorpresa.

Obviamente no lo demostré.

Me limité a guardar silencio por unos segundos. Está de más que no le diré las razones exactas, no le diré; "Oye, es que cada vez que escucho tu voz jodidamente excitante y ronca me haces sentir cosas que nunca he sentido antes, y no quiero sentir más si pruebo tus labios." En mi mente se escucho todo muy ridículo, ya me imagino si lo digo en voz alta.

Olvídate de eso, Victoria.

Mi sentido razonal habla en mí.

— ¿Por qué debía dejar que lo hicieras? —replico arqueando una de mis cejas, dejo el vaso en la barra y me centro en sus ojos cafés.— Principalmente porque tienes novia. Yo nunca sería la otra. —hago comillas.- De un hombre, segundo. No me gustas, ni siquiera me atraes, me caes mal, me desagradas. En pocas palabras: no te soporto y yo sé que tú a mí tampoco me aguantas. —di un suspiro al finalizar.

Ryan me miro sin expresión, sus ojos estaban centrados en los míos y los míos en los de él. Sus ojos son muy cafés, me gustan.

— ¿Dices que no te gusto? —pregunta ignorando mi sermón.

— Así es. —asentí.

— Tú a mí si me gustas, Victoria. —sonrió de lado.— Me gustas mucho.

Esa corriente eléctrica regreso a mi cuerpo con más fuerza; haciéndome temblar por un momento. Agite mis hombros y tome mi postura normal. No quiero que Ryan se de cuenta de todas estas sensaciones que me provoca con sus palabras. Pero, oh vamos. Acaba de decir que le gustó. ¡Demonios!

Alrededor de mi vida le he gustado a chicos muy lindos, pero nunca había sentido nada, en cambio con Ryan siento como si me alegrará el hecho de que le gustará, siento esa emoción que siente uno cuando recibe una buena noticia.

¿Que es lo peor?

Lo peor es que no sé porque me pasa esto.

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