Tontas palabras [Serie Tontam...

By Ineskyblue

183K 20.3K 3.4K

Matteo ha pasado su vida siendo un imbécil, convencido de que ocultar su verdadera personalidad lo mantenía a... More

AVISO
Prólogo
1 - Fiesta en la piscina
2 - Verdad o reto
3 - Desayuno
4 - Helado
6 - Solo Dormir
7 - Algo especial
8 - La cita número uno
9 - La cita número dos
10 - El secreto de Matteo
11 - No te dejaré escapar
12 - Despecho
13 - Cobarde
14 - Serás mía
15 - Feliz cumpleaños
16 - Ella está conmigo
17 - Desde los dieciséis
18 - ¿Celos? No, gracias.
19 - No
20 - Lo que esperas
21 - Mientanle al idiota
22 - Tontas palabras
23 - Punto de inflexión
24 - Palabras, no tan tontas.
25 - Eres una mierda
26 - Positivo
27 - Frijolito
28 - Tú no eres malo.
29 - Lo eres
30 - Feliz
31 - Familia
32 - Problemas
33 - Pasado
34 - Despedida
35 - Sin Matteo
36 - Un bebé
37 - Pistas
38 - El papá de su bebé
39 - Un milagro
40 - Drama adolescente
41 - Jamás
Epílogo

5 - Dos chicos

4.5K 486 122
By Ineskyblue

Emily

Dos chicos lindos.
Mis días de ahora en más se reducirán a pasar mi tiempo con dos chicos que me gustan.
Debo trabajar con Lucas para luego llegar a casa y trabajar con Matteo.
Mi corazón no va a resistirlo, y mi ropa interior tampoco.

— Hola Pollito ¿Cómo estuvo el día? — pregunta mi amigo en cuanto cruzo la puerta.

— Intenso — respondo dejando mi mochila en el suelo y arrojándome al sofá.

— ¿Mucho trabajo?

— Demasiada testosterona.

Liam se levanta del sofá y levanta mi mochila para dejarla en el perchero.

— Lo siento — me disculpo por el pequeño desorden.

A Liam no le gusta el desorden, se encarga de la mayoría de las actividades domésticas, pero me tiene prohibido contárselo a nadie.
Dice que nadie querría tener sexo con un amo de casa.

— Lucas trabaja conmigo ahora — me paro en puntitas y tomo un paquete de galletas dulces de la alacena.

— ¿El amigo de Emma?

— Sí, el amigo sexy de Emma. ¿Puedes creer que solo tiene 17?

Liam se ríe ruidosamente.
— Te persiguen los bebés en pañales.

— Y después de trabajar toda la tarde con Lucas, Matteo pasó a recogerme para tomar helado — lo cuento y ni siquiera yo lo puedo creer aún.

No es como que fuera una cita o algo así, pero de todas formas no puedo dejar de emocionarme.

Liam frunce el entrecejo.
— ¿Matteo? ¿Te invitó a salir?

— No en realidad, solo quería pedirme ayuda para programar una aplicación para el colegio. Vendrá a casa por las tardes y Noah no puede saberlo.

Su rostro se torna serio.
— Me pides mucho Em, no le miento a Noah.

— Lo sé Li, sé que te pido mucho, pero de verdad me hace ilusión pasar las tardes con él, y Noah nunca estaría de acuerdo — pongo grandes mis ojos y lo miro con mi mejor cara de niña tierna.

— No me mires así, eso es jugar sucio — se queja meneando la cabeza.

— Por favor — hago un puchero.

— De acuerdo manipuladora, pero si se entera diré que me obligaste.

Me arrojo a su cuello para envolverlo en un abrazo y él me empuja.
— No quiero tu cariño solo porque hago lo que tú quieres.

— Siempre tienes mi cariño, no seas dramático — me río —. Gracias, te debo una.

— Sí, me debes una grande. Mira que mentirle a Noah...

— No es mentir, es omitir información nada más.

— Dignas palabras de una manipuladora.

Vuelvo al sofá, pero él se queda de pie.

— Lo siento, te acompañaría en la merienda, pero tengo tarea de pedagogía — se disculpa y se da media vuelta.

— ¡Espera! — lo freno — Es que quería que me dieras tu punto de vista.

— ¿Sobre qué? — vuelve a sentarse.

— Es que Matteo se comportó extraño hoy.

— Explica extraño — me pide poniéndome toda su atención.

— Tonto, es raro porque él nunca es tonto. Siempre luce tan seguro y prepotente y hoy no podía juntar dos palabras sin perder la concentración.

Piensa por un momento.
— ¿Dijiste que fueron a comer helado? ¿En cono?

— Sí ¿Qué tiene eso que ver?

Se ríe y se pone de pie murmurando algo sobre lo ingenua que soy.

— ¡Liam! ¡Explícame! No me dejes con la duda — digo siguiéndolo a su habitación.

— Tú chupaste tu helado frente a él, te he dicho mil veces que no hagas eso.

— Sí, pero porque te parece desagradable y no estabas allí — me excuso y se ríe ruidosamente.

— No te lo digo porque sea desagradable, en realidad es todo lo contrario.

Me siento una tonta por no comprender algo, tal vez sí soy ingenua.

— Matteo tiene 17, aún no puede controlar esas situaciones, aún no separa su polla de su cerebro.

Por fin comprendo por dónde va el asunto.
— ¿Tú crees que él pudo excitarse por verme comer helado?

— Yo no creo, estoy seguro.

— No lo creo Liam, no soy la clase de chica que genera esas cosas.

— Tú no eres consciente de lo que generas en los hombres, y eso es peligroso Pollito. Debes ser más viva, abre esos bonitos ojos y sal al mundo de una vez — me toma por los hombros y me sacude ligeramente.

Tal vez tiene razón.

Día 2 de mis tardes de dos chicos.

Lucas me está esperando cuando llego al trabajo, sentado en las escaleras de la entrada.

— Buenas tardes jefa — su sonrisa me anula un poco.

— Buenas tardes — murmuro y me sigue dentro.

— ¿Estás saliendo con ese idiota? — me pregunta sin filtro.

Obviamente habla de Matteo, pero me haré la tonta.

— ¿Quién? — pregunto.

— Romano — murmura.

— Noah es mi mejor amigo, no tengo nada con él.

— Hablo de Matteo, y tú sabes que lo hago — reclama llamando el ascensor.

— No estoy saliendo con él — por desgracia —, no estoy saliendo con nadie.

Lucas sonríe.
— Genial.

— ¿Y por qué eso sería genial? — elevo mis cejas.

— Porque tú me gustas — confiesa sin ni un mísero rastro de inseguridad.

Yo le gusto.
A este chico exageradamente hermoso.
Ahora no sé qué decir.
¿Él me gusta? Bueno sí, pero si se lo digo tal vez interprete que quiero tener algo con él y no estoy lista para eso.

— No puedo creer que estés coqueteando conmigo tan pronto, te advierto que no soy una chica fácil — estoy fingiendo una seguridad inexistente.

— No puedo mentir, si lo pienso lo digo — responde elevando sus hombros para luego dejarlos caer.

— Eso debe traerte problemas.

Sonríe y yo también lo hago.
— No te imaginas cuántos ¿Por qué crees que estoy aquí?

— Por borracho — respondo entrando en la oficina.

Por oficina me refiero a la pequeña habitación en la que tengo la computadora, un teléfono y una silla bastante cómoda que ahora se transformó en dos.

No me quejo, soy una ayudante y de todas formas tengo mi propio espacio, me tratan bien y no son muy exigentes porque no es necesario, yo cumplo con mi trabajo e incluso a veces con más.

— No estoy aquí por borracho ¿Quién te dijo eso? — pregunta divertido desplomándose en su silla.

— Tu padre.

— Es mentira. Bueno, sí conduje borracho, pero no estoy aquí por eso — le alcanzo la carpeta con las tareas que le puse ayer. La mayoría las tuve que inventar porque sobre planos no tiene la más mínima idea.

Aunque debo admitir que le di mi tarea menos favorita: hablar por teléfono.
Odio hablar por teléfono, sea con gente conocida o desconocida, nunca sé cómo llenar los silencios.

Él lo hace bien, es muy simpático y no parece molestarle la tarea en sí. Ayer pasó media hora explicándole a una señora por qué los obreros no podían ir a trabajar en su casa los domingos, lo hizo con mucha paciencia y nunca perdió la calma.

— ¿Entonces por qué? — pregunto arreglando mi cabello en un gran moño mientras él me observa.

— Le dije a mi padre que pienso vivir de su dinero para siempre.

Me río menando la cabeza.
— La sinceridad no siempre es buena.

— ¿Para qué trabajar si ya tienes dinero? ¿No se supone que la gente trabaja por dinero?

— Bueno sí, pero no es tu dinero, es el suyo — Lucas rueda sus ojos como si ese no fuera un detalle para nada relevante.

— Pero lo heredaré de todas formas — encoge sus hombros.

— Si no es que se lo gasta todo antes de morir — sonrío con suficiencia y él asiente brevemente dejando que su mirada se pierda.

— ¿Tú trabajarías si tus padres tuvieran dinero?

— De hecho lo hago ¿Por qué crees que tu padre te puso a trabajar conmigo? Soy el buen ejemplo aquí — lo miro con aires de superioridad, pero luego sonrío para que vea que es broma.

Lucas se burla meneando su cabeza.
— Así que eres una niña rica rebelde.

— Puedes clasificarme así, o como una chica que quiere ser libre e independiente — me encojo de hombros sacando mi laptop de la mochila.

— Mejor sin clasificaciones, las etiquetas no son lo mío — reniega abriendo la carpeta por fin —. ¿Tengo que llamar otra vez a la señora Ramírez? ¿Qué quiere ahora? ¿Que trabajen en navidad?

— Ahora tienes que explicarle que el horario de trabajo es de 8:00 a 17:00, que ella no puede avisar cuando se levanta para que vayan — digo y me río de su cara dramática.

Finge llorar tomando el teléfono.
— Deséame suerte, te hablo en una hora.

— Suerte — sonrío elevando ambos pulgares.

Las horas de trabajo pasan más rápido con él, es divertido y relajado. Nada le preocupa, nada lo estresa.

— ¿Hace cuánto conoces a Emma? — le pregunto cuando ya nos vamos.

— Hace cuatro años, aunque parece que fue toda la vida — me lanza su carpeta y la agarro en el aire para luego meterla en un cajón.

— ¿Es una amistad simplemente o con derechos extra? — pregunto indiscretamente, me siento en confianza con él por algún motivo.

Abre muy grandes sus hermosos ojos.
— No tendría algo con ella ni aunque fuera la última mujer en la tierra.

— ¿Por qué? Es linda.

— ¿Y qué con eso? La belleza no lo es todo, tú no la conoces — sonríe y menea la cabeza como si tener algo con Emma fuera la idea más disparatada del mundo.

— Entiendo — digo, aunque en realidad no lo hago.

— ¿Tú tienes algo con el chico rubio de la fiesta? — me pregunta aprovechando mi curiosidad.

— ¿Con Liam? Vivimos juntos, nos separamos solo para dormir, y a veces ni siquiera para eso. Pero jamás, nunca en la historia, nos hemos visto con otros ojos. Es una relación extraña que la gente no suele entender.

Meto mis cosas dentro de la mochila desordenadamente.

— Lo entiendo, nadie me cree cuando digo que nunca he tenido sexo con Emma. Y también hemos dormido juntos.

— Ella te besó en la fiesta de la piscina — le recuerdo y también recuerdo que eso me molestó por algún motivo.

Matteo hizo eso a propósito porque le dije que él me gustaba, quería molestarme y lo consiguió.

— Bueno, ella es así. No hay complejos sobre su cuerpo, ni sobre el contacto físico, es muy despreocupada.

— Ojalá pudiera ser como ella — pienso en voz alta.

Él me ve como a una cosita tierna y bonita, sus ojos tienen efectos en mí que no quiero asumir justo ahora, pero son intensos. Rodea mi escritorio y se para muy cerca de mí.

Si pudiera retrocedería, pero me acorrala.

— Ojalá supieras lo perfecta que eres — sus manos se posan en el escritorio y está demasiado cerca, estoy entre sus brazos.

¡Por Dios! Se me va a salir el corazón.

— Vas a necesitar mucho más que frases bonitas para que esto — hago una señal entre él y yo — suceda.

— ¿Yo te gusto? — pregunta directamente y su boca está a escasos centímetros de la mía.

Es la segunda vez que me hacen esta pregunta en dos días. ¿Por qué los chicos son tan directos?

No sé qué decir, no soy buena en estas cosas.

Mierda.

— Tú me atraes físicamente, de ahí a gustarme hay un largo camino — no estoy segura de que sea la respuesta correcta.

Sonríe con exceso de confianza.
— Haré que transites ese camino, y para el final de todo esto tú serás la que me bese a mí.

Necesito confianza yo también, Liam tiene razón tengo que dejar de comportarme como si aún tuviera quince años. Matteo es un amor imposible, nunca va a suceder y no puedo esperarlo para siempre.

Lucas me gusta ¿Por qué me hago la difícil si en realidad quiero cerrar con llave la puerta de la oficina y pedirle que me coja en el escritorio?
Bueno, tal vez eso es demasiado, pero un poco más de seguridad no me vendría mal.

— Hay un chico, es como un amor imposible— confieso inesperadamente —. Tú ocupas el segundo puesto justo en este momento, si logras llegar al primero entonces yo te besaré.

Su primera reacción es la risa, luego se aleja un poco de mí y pregunta:
— ¿Quién está en el primer puesto?

Él me hace sentir atrevida, confiada y segura, así que hablo sin pensar.
— No te lo diré, no es una competencia entre los dos, es un juego entre tú y yo.

¿Qué demonios haces Emily? ¿Qué harás ahora? ¡Dios! ¡En qué me he metido!

— Acepto tu juego ¿Cuáles son las reglas?

Bueno, lo hecho hecho está, ahora solo queda hacerse cargo así que pienso por un momento.

— La única regla es que no puedes besarme, no hasta que yo lo haga.

Vuelve a acortar nuestras distancias hasta que nuestras narices se junten, lleva su mano a mi mentón y lo eleva dejando mi cuello al descubierto para luego depositar un suave y húmedo beso allí.
Mierda.
No soy tan fuerte como creía.

— Si no pones más reglas perderás muy rápido — murmura aún en mi cuello.

— No necesito más reglas ¿Tú necesitas alguna?

— Que salgas conmigo una vez a la semana, a donde yo quiera.

— De acuerdo ¿Tenemos un trato?

— Lo tenemos hermosa — afirma para luego rozar su nariz por mi cuello suavemente hasta mi mejilla y dejar un beso muy, muy cerca de mis labios —. Hasta mañana.

— Hasta mañana Lucas — respondo fingiendo que no me está afectando.

Se va, ni siquiera salgo con él porque necesito un minuto. Este chico me dejó caliente con solo un beso en la mejilla, no sé qué va a pasar ahora.

— ¡Auxilio! — grito con dramatismo entrando a mi departamento.

Liam se acerca a mí con preocupación.
— ¿Qué pasa?

— No tienes idea de lo que acabo de hacer por seguir tus tontos consejos — me arrojo al sofá y él se sienta a mi lado mientras le cuento en detalle todo lo que pasó con Lucas.

Tengo una excelente memoria para los sucesos, me acuerdo exactamente lo que dice cada persona en cada situación. No es bueno si vas a discutir conmigo porque jamás olvidaré una cosa que dijiste.

— No puedo creerlo — dice Liam luego de que termino mi relato —. Mi pollito está rompiendo el cascarón.

Finge emocionarse llevando dos dedos a sus lagrimales mientras toma mi mano.

— ¡No te burles idiota! ¡Ahora no sé qué voy a hacer! ¿No ves que trabajo con él? Ahora lo tendré ahí todos los días intentando seducirme, ¡No puedo trabajar excitada todos los días!

Liam se ríe ruidosamente, es un hecho que hablar de sexo nunca nos ha incomodado.

— Diviértete Em, deja de acomplejarte. Eres una chica linda, él es un chico lindo, no hay nada que no puedan hacer.

Dicho de esa forma hasta parece algo simple. Pero el timbre suena anunciando que nada es tan simple como parece, hay un factor muy importante a tener en cuenta, voy a pasar las tardes con Matteo, el chico del puesto número uno, por el que estoy casi segura de sentir algo más que calentura.

— Atiéndelo tú, necesito una ducha — le pido a mi mejor amigo que vuelve a reírse mientras corro para meterme al baño.

Cuando estoy en la ducha noto un detalle muy importante: ya puse mi ropa a lavar y no he traído nada para ponerme.

Cuando estoy sola con Liam solo me envuelvo en una toalla para pasar a mi habitación a vestirme, pero ahora tengo al chico que me gusta en la sala por la que tengo que pasar semidesnuda.

Hoy definitivamente no es mi día. ¿O sí?

Estoy cerca de diez minutos tomando valor para por fin salir, después de estar segura de que mi toalla está firme y no se caerá por fin abro la maldita puerta.

No hay nadie.

Tal vez no era Matteo y él aún no ha llegado.

Recién son las 17:10, tal vez no es muy puntual.

Me apuro a meterme en la habitación para vestirme, voy pensando en qué me pondré para estar bonita y casi me muero del susto cuando lo veo sentado en mi cama.

— Bueno — me mira sin disimulo —, no esperaba este recibimiento.

— T-tu — tartamudeo algo inaudible para cualquier oído humano.

Parece disfrutar mi nerviosismo.
— Liam me dijo que espere aquí.

Voy a matar a Liam, estoy segura de que lo hizo a propósito.

Junta sus manos como si estuviera rezando y cierra sus ojos.

— ¿Qué haces? — pregunto confundida.

— Le pido al universo que haga que se te caiga esa pequeña toalla.

Me río y sujeto la toalla con fuerza.
— ¿Quieres verme desnuda?

— Me encantaría, pero más me encantaría si tú quisieras estar desnuda para mí.

Dios, si fuera una chica valiente dejaría caer mi toalla justo ahora. Pero como no lo soy solo consigo ponerme nerviosa.

— Oh, de acuerdo, me vestiré en la habitación de Liam entonces — abro mi cajón sin siquiera saber que busco.

— Tranquila, saldré por un momento. No porque no quiera quedarme desde luego, pero soy un caballero — se acerca peligrosamente para besar mi mejilla.

¡Dios! Me duele el estómago de tantos nervios.

— Buenas tardes profesora — murmura y me da una manzana.

Si no estuviera a punto de desmayarme por la avalancha de emociones me hubiese reído.

Solo Matteo puede hacer de algo tan tonto como llevarle una manzana a la profesora, algo irresistiblemente sexy.

— Gra-gracias — vuelvo a tartamudear y por fin sale de mi habitación.

Respiro.
¿Cuánto tiempo estuve conteniendo la respiración?

Lucas es lindo y lo que digan, pero Matteo es Matteo. Es el indiscutible puesto número uno y no sé si sea muy justo hacerle creer a Lucas que puede superarlo.
Es imposible.

Matteo me mira y mi corazón se acelera, mi estómago se estruja y mi cerebro se va de vacaciones.
Nadie más en el mundo me hace sentir de esa manera.

Bueno, supongo que es como su superpoder, él hace sentir así a todas las chicas.
¿Será un vampiro? Dicen que tienen ese encanto para atraer a sus víctimas.

¿En que estoy pensando? Sin dudas tantas emociones en un día atrofiaron mi cerebro.
Edward Cullen no existe.
Pero de existir sin dudas sería Matteo.
Y Lucas sería Jacob, es caliente pero nunca tanto como Edward.

— Estoy lista — abro la puerta de mi habitación para dejarlo pasar.

Entra sin pedir permiso y se sienta en mi cama como si fuera suya, podría ser suya de todas formas.

— ¿Tienes alguna idea? — tomo un peine de mi tocador para desenredar mi cabello.

— Justo ahora tengo muchas, todas te incluyen a ti — me río, aunque en realidad sería bueno que me dijera cada una de esas ideas y las pusiéramos en práctica.

— Si quieres que esto funcione no puedes estar coqueteando conmigo a cada segundo — me quejo.

— No prometo nada.

— ¿No te cansas de estar todo el tiempo de cacería? — termino con mi cabello y tomo mi laptop de la mochila.

— No estoy de cacería, nunca — se ve tan arrogante, no entiendo por qué me gusta tanto.

— No es lo que se dice de ti.

— Yo no busco a las chicas, ellas me buscan a mí — ruedo mis ojos y me río de lo que dice, aunque probablemente sea la verdad.

— Yo no te estoy buscando, así que dime qué idea tienes para la aplicación.

Mi teléfono suena, es una notificación de WhatsApp.

Noah - hace un minuto.

Estoy llegando a tu casa, dime por favor que estás allí.

Mierda.

___________________________________

Hola gente bella ❤️

La cosa comienza a tornarse complicada, y cada vez lo será más 😔😲

Dejen sus opiniones aquí.

Este capítulo está dedicado a DanielaQueipul7 , porque su comentario me causó mucha gracia.
Gracias por seguirme y apoyarme, siempre leo tus comentarios 😘


Recuerden que si quieren que les dedique el capítulo de mañana solo deben dejar sus comentarios a lo largo del capítulo, elegiré el que más me guste y le dedicaré el capítulo de mañana.

Los quiero ♥️

Besos, mil besitos 💋

Continue Reading

You'll Also Like

346K 13.6K 41
Se llama Marcos. Se apellida Cooper. Y toca la guitarra. Jude Brown es una estudiante de periodismo, tras un largo camino en su vida, tiene que busc...
47.9K 1.5K 54
➡𝘭𝘢𝘴 𝘵𝘳𝘢𝘥𝘶𝘤𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘴𝘰𝘯 𝘥𝘦 𝘵𝘶𝘮𝘣𝘭𝘳 (𝙘𝙧𝙚𝙙𝙞𝙩𝙤𝙨 𝙨𝙞𝙚𝙢𝙥𝙧𝙚 𝙙𝙖𝙙𝙤𝙨 𝙚𝙣 𝙘𝙖𝙙𝙖 𝙘𝙖𝙥) ➡𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴, 𝘳𝘦�...
53.8K 1.7K 38
Mi vida es una auténtica mierda. O eso pensaba, eso pensaba antes de conocer a ese chico.... En cuanto lo ví... Afirmé que mi vida era una mierda.Per...
57.1K 201 34
Y aquí vamos de nuevo