Tontas palabras [Serie Tontam...

By Ineskyblue

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Matteo ha pasado su vida siendo un imbécil, convencido de que ocultar su verdadera personalidad lo mantenía a... More

AVISO
Prólogo
1 - Fiesta en la piscina
2 - Verdad o reto
4 - Helado
5 - Dos chicos
6 - Solo Dormir
7 - Algo especial
8 - La cita número uno
9 - La cita número dos
10 - El secreto de Matteo
11 - No te dejaré escapar
12 - Despecho
13 - Cobarde
14 - Serás mía
15 - Feliz cumpleaños
16 - Ella está conmigo
17 - Desde los dieciséis
18 - ¿Celos? No, gracias.
19 - No
20 - Lo que esperas
21 - Mientanle al idiota
22 - Tontas palabras
23 - Punto de inflexión
24 - Palabras, no tan tontas.
25 - Eres una mierda
26 - Positivo
27 - Frijolito
28 - Tú no eres malo.
29 - Lo eres
30 - Feliz
31 - Familia
32 - Problemas
33 - Pasado
34 - Despedida
35 - Sin Matteo
36 - Un bebé
37 - Pistas
38 - El papá de su bebé
39 - Un milagro
40 - Drama adolescente
41 - Jamás
Epílogo

3 - Desayuno

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By Ineskyblue

Emily

Lunes.

Universidad y trabajo. ¿Se imaginan algo mejor? Porque yo sí, muchas cosas, diría que cualquier plan es mejor.

Liam ya se ha levantado y prepara el desayuno, digan que este chico me alimenta o moriría de hambre. Vivimos juntos desde hace dos años, cuando mis padres se fueron de la ciudad y me negué rotundamente a ir con ellos. Solo tenía 17 años, pero finalmente terminaron cediendo solo por el hecho de que confían en Liam.

— Buenos días Pollito — deja un beso en mi cabeza justo antes de apoyar un plato con tostadas en la mesa.

Le doy un gruñido como respuesta, odio que me llame así.

No hablo por las mañanas, él lo sabe así que solo me alimenta y espera a que me despierte realmente.

Lo sé, a esta altura todos estarán pensando que en realidad Liam está enamorado de mí y yo soy tan idiota que nunca lo he notado, pero se equivocan.

Liam no se siente de esa forma por mí, apostaría mi vida a eso. Lo que ustedes no saben es que él me cuida de esa forma porque le recuerdo a su hermanita.

Ella murió hace cinco años, un año antes de conocernos, tenía doce.
Él siempre dice que es como si el universo le hubiese devuelto un pedacito del alma de su hermana en mí, que se la recuerdo mucho y hago que el dolor no sea tan grande.

Uno no le diría algo como eso a una chica que le gusta, nadie entiende nuestro vínculo más que nosotros, y eso es suficiente para mí.

El timbre suena ¿Quién viene tan temprano?

Liam se pone de pie para abrir la puerta, mientras reviso mi celular.

Tengo un mensaje, el nombre en la pantalla hace que se me detenga el corazón por un segundo.

Paul, el novio de mi hermana.

Tengo una hermana y dos hermanos. Ella se llama Elizabeth, no hablo mucho con ella, nos llevamos mal. Más que mal, ella y yo nos hemos hecho cosas malas. De hecho, Elizabeth es el principal motivo por el que me quedé en la ciudad cuando ellos se mudaron.

Basta con decir que su novio Paul salía conmigo antes de salir con ella, por eso me sorprende su mensaje.

Paul - hace 5 minutos.

Debí quedarme contigo...

Voy a contestar para decirle que se vaya a la mierda, pero mi teléfono vuelve a sonar.
Es ella.
Maldición.

— ¡Hola! — digo con una voz exageradamente falsa.

— Hola hermanita ¿Cómo estás? — responde con la misma falsedad.

No entiendo para que me llama, ambas sabemos que no nos agradamos ni un poquito.

— Bien ¿Qué quieres? — pregunto dejando de lado las formas.

— Que mala onda Emily, tal vez solo quiero saber de ti porque te extraño.

— No me extrañas, yo tampoco te extraño a ti. Solo di para que llamas.

Liam regresa, se queda de pie en la puerta con los brazos cruzados sobre su pecho.

Tapo el micrófono de mi celular para susurrar.

— Elizabeth.

Liam me da un gesto de entendimiento y se sienta junto a mí para acariciar la parte interna de mi brazo, siempre hace eso cuando estoy un poco loca y por lo general da resultado.

— Necesito que me ayudes a hackear una cuenta. Eric no quiere ayudarme y es realmente importante — me pide por fin.

Eric, mi hermano menor, es un genio de la informática, con 17 años puede hackear casi lo que sea, así que no puedo imaginarme lo que será en un futuro. Me ha enseñado muchísimas cosas, no soy tan buena como él, pero aprendo rápido.

— ¿De quién es el perfil? — pregunto, aunque ya he decidido que ni loca la ayudaré.

— De Paul, él...

La interrumpo rápidamente.
— Ni lo sueñes nena, no voy a hackear el perfil de tu novio. Arreglen sus asuntos como personas civilizadas, y deja de serle infiel, eso haría las cosas más fáciles.

— Ya no somos novios, él me ha dejado, estoy segura de que fue por otra chica y necesito averiguarlo.

— No cuentes conmigo — en este punto estoy deseando que esta conversación termine al fin.

— Lo sabía. Para qué tener enemigos con hermanos como ustedes — se queja con dramatismo.

Lo mismo digo Eli, lo mismo digo.

— Adiós entonces...

— ¡No! ¡Espera! — me frena y vuelvo a llevar el teléfono a mi oído — Mamá dice que sigues insistiendo en que no tienes nada con Liam. Tal vez podrías darme su teléfono entonces...

No puedo evitar reír, ella no deja pasar ni una oportunidad.

— Ya te he dicho que no, a Liam no le gustas.

Liam finge vomitar a mi lado y le lanzo un beso en el aire.

— Eso dices tú... Por favor Emi — insiste y me vuelvo a reír.

Odio que me llame Emi.

— ¡Que no, pesada! Liam es mío, además ya le he preguntado y dijo que no le interesas.

— Mientes — dice con voz de idiota.

— Ni lo sueñes. Adiós Elizabeth.

— Adiós mala hermana — se queja y termino la llamada.

Recuesto mi cabeza sobre el hombro de Liam, que pésima forma de comenzar el día.

— No te amargues Pollito, traigo algo que mejorará tu humor.

Bufo cerrando mis ojos.
— Eso es imposible ¿Quién tocaba el timbre?

— Yo — sonrío simplemente por escuchar su voz, estoy hecha una completa idiota.

Es Matteo, trae el uniforme de su colegio y una bolsa de papel en su mano.
Luce como un niño rico de Beverly Hill's. Eso me encanta por algún motivo.

¿Estaba molesta por algo? Ya no lo recuerdo.

— Uhmm, debo ir a hacer caca, porque si no luego me dan ganas en la universidad — dice Liam provocando la risa de Matteo.

Se sienta a mi lado dejando la bolsa sobre la mesa.
— ¿Él habla de caca frente a ti?

Asiento revolviendo mi té.
— Él habla de todo frente a mí.

— ¿Te gusta? Ustedes han...

Lo interrumpo rápidamente.
— ¡No! Prefiero agarrarme los dedos con una puerta que ponerlos sobre él.

Se ríe y se pone de pie para tomar un plato de la alacena.
— Bueno, que tampoco es tan feo.

— No, es uno de los chicos más lindos e inteligentes que conozco, y ni hablar de que es tan dulce y sensible.

Su gesto cambia por uno no tan agradable mientras se vuelve a sentar.
— ¿Y entonces?

— Sería como coger con un hermano ¿No preferirías agarrarte los dedos con una puerta?

— Preferiría agarrarme la polla con la puerta del auto.

Me río y bebo un sorbo de té. ¿Qué hace Matteo en mi casa? Él nunca viene, nosotros no somos amigos.

— Te traje donas, te gustan de chocolate ¿Verdad?

Me
Trajo
Donas

Matteo a mí.

¿Por qué?

Sabe que me gustan de chocolate.

¿Por qué?

Dios, mi corazón late tan rápido que no me extrañaría que lo oyera.

— S-si — balbuceo tímidamente.

Pone las donas sobre el plato y lame sus dedos luego.
— Vine a hablar de algo con Liam, pero también tenía ganas de desayunar contigo.

Suelto un suspiro largo en un intento de tranquilizarme.
— ¿Por qué? Digo... Me gusta que estés aquí, pero ¿Por qué?

— Quería ver que estuvieras bien, luego de lo de ayer.

Suelto una pequeña risa.
— Tranquilo, no estoy traumatizada. Tu amigo no es el primer idiota que me cruzo en el camino.

— ¿Ah no?

— Estoy desayunando con uno justo ahora.

— Ajá, un idiota que te gusta.

Me gusta, me encanta, de hecho, ahora lo metería en mi habitación y...

No.

— Sí, claro, me encantas, ¿A quién no le gusta Matteo Romano? De hecho, ¿Por qué no me llevas a mi habitación y vuelves realidad todas mis fantasías? Es lo único en lo que puedo pensar — hablo con sarcasmo, pero estoy diciendo la verdad.

Él se ríe con confianza.
— Te queda bien el sarcasmo, eres sexy. Pero si lo dijeras realmente igual diría que no, voy enserio contigo.

— ¡Ja! Si claro Matteo, cuéntame otro chiste.

Resopla con frustración y se pone de pie tomando su mochila del suelo.

Salgo tras él y lo alcanzó justo cruzando la puerta, en el pasillo del edificio.

— ¡Ey! ¿Por qué te pones así?

— Me estás llamando mentiroso.

— ¡Uy! ¡Que ofensa! — digo con ironía.

Sus ojos se entrecierran con una notoria molestia.
— Yo nunca, jamás miento.

Niego con la cabeza.
— No es lo que se dice de ti. Bueno, tú sabes la fama que tienes…

— ¿Mi fama? ¿Y la tuya?

— ¿Yo qué?

— Todo el mundo dice que coges con Liam y con mi hermano ¿Eso es verdad?

— ¡Claro que no! Es que la gente habla sin saber y...

Me detengo, entiendo su punto.

— Y justo ahora tú eres como toda la gente conmigo, no me conoces, solo sabes lo que otros dicen de mí.

— Ya Matteo, mejor no hablemos de esto.

Sonríe de lado, da un paso hacia mí y me pone contra la pared, otra vez.
— ¿Por qué Emily? ¿Te pongo nerviosa?

— N-no, obvio no, so-solo yo...

— ¿N-no, so-solo tú qué? — pone su dedo índice sobre mi labio y lo desliza hacia abajo, contengo la respiración, necesito calmarme.

— Nada, regresa dentro, desayunemos juntos, ya no diré que mientes.

— ¿Esa es tu torpe manera de decir lo siento?

— Ya, lo siento Matteo.

— Tal vez te perdone — roza su nariz con la mía peligrosamente —, tal vez no. Depende.

— ¿De qué?

— Quiero un beso.

No hay nada que desee más en este momento. Pero no puedo, no sé por qué, pero tengo miedo.

Me pongo de puntitas y beso su mejilla rápidamente.

— No, aún no te perdono. Ese beso tonto me sabe a poco, sé que puedes hacer algo mejor que eso.

Ruedo mis ojos, él aún espera así que vuelvo a pararme de puntitas, tomo su mejilla con la mano mientras le doy un beso tierno y húmedo en la otra.

— Eso estuvo mejor — sonríe con arrogancia.

— Ya, suficiente cachondeo por hoy. Esas donas no se comerán solas.

Me sigue a la cocina con una sonrisa de suficiencia.

— ¿Por qué desayunas té? ¿Te sientes mal?

Lo miro con cara de pocos amigos.
— Porque me gusta.

— ¿Él té? Sabe como a agua tibia.

— Mira Matteo, si quieres que seamos amigos no insultes el té en mi presencia.

Me mira de una forma que me hace sentir que me está cogiendo solo con su mirada.
— Ya te he dicho que no somos amigos.

Ignoro por completo la tensión sexual entre nosotros.
— Okay, evitaré esa palabra, pesado.

— No sabía que tenías orígenes ingleses, con todo el ritual del té y esas cosas.

Sonrío y tomo una dona.

— No tengo orígenes ingleses, no tienes idea de la sangre que corre por mis venas.

Una sonrisa arrogante se extiende por su rostro.
— Sangre gitana. Traes su sangre, aunque no te criaron siguiendo su cultura.

Arrugo mi frente confundida.
— ¿Tú...? ¿Investigaste mis orígenes?

— Claro que no, tu hermano me lo dijo.

Oh claro, él y Eric solían llevarse bien.

Sus manos viajan a mi rostro y me acaricia suavemente.
— Aunque no sigas sus leyes tienes su belleza, eres hermosa Emily.

Dios, suena tan sincero... ¿Por qué no puedo creerle?

Porque es un mujeriego que tiene sexo con una chica nueva cada día y a cada una de ellas le dice una mentira diferente.

De todas formas, le dije que no volvería a decir que miente, así que solo sonrío.

Decido cambiar de tema, por mi bien.
— ¿Estás rompiendo la dieta? — lo observo comer su segunda dona como si no hubiera un mañana.

— ¿Qué dieta? — acerco mi mano y limpio el chocolate de su mejilla.

¿Por qué tanta confianza como para tocarlo? No sé, solo me salió así.

— La del nutricionista, Noah dice que solo comen grasas saturadas cada dos semanas.

Se ríe ruidosamente meneando la cabeza.
— Nadie sigue las reglas de Noah, solo le hacemos creer que sí.

— Pero él dijo qué...

— Emily, amo a mi hermano más que a nada en el mundo. Pero... ¿No crees que nos agobia un poco?

Desearía defender a mi amigo, pero Matteo tiene razón.
— Sí.

— No sigo ninguna regla, no me gustan, me limitan, me hacen sentir preso. Y Noah tiene cientos de ellas, cada una más ridícula que la anterior.

Abro grandes mis ojos.
— ¿Ni siquiera la regla de los autos?

Bufa rodando sus ojos.
— Esa es la más ridícula de todas. ¿Como espera ser mi único medio de transporte? Dependería de él para absolutamente todo.

Me pongo de pie y sonrío.
— ¿Te llevo al colegio entonces?

— Eso sería genial.

— ¡Li! ¡Nos vamos!

Obvio no estaba en el baño, solo quería dejarme sola con él.

Su voz sale de su habitación.
— Te veo allí Pollito.

— ¿No van juntos?

— No, tengo trabajo después y Liam siempre desaparece por las tardes.

Matteo suelta una pequeña risita cómplice.

— ¿Tú sabes a dónde va Liam por las tardes? — abro grandes mis ojos mientras esperamos el ascensor.

— Claro.

— ¿Y no me lo dirás?

— No.

La mañana en la universidad transcurre de forma regular, no pasa nada emocionante digno de ser recordado.

Ahora voy llegando al trabajo.
Trabajo en un estudio de arquitectos que pertenece a una empresa constructora como ayudante desde hace unos meses, solo cuatro horas de lunes a viernes y me pagan muy bien, mis padres se opusieron firmemente a que trabaje. Ellos tienen mucho dinero, pero prefiero la independencia. Eso hace que ellos no tengan ningún poder sobre mí, y nos da una relación más sincera y real.

— ¡Ey tú! — me dice una voz familiar en cuanto entro al edificio.

Volteo para ver el cielo en los ojos de una persona que está demasiado cerca.
No me quejo, puedo verlos un rato más.

— Hola Lucas ¿Qué haces aquí? — pregunto sorprendida.

— Mi padre es el dueño de este lugar — dice sin mucha gracia.

Abro mis ojos sorprendido.
— ¿Eres el hijo de Marco Del Solar? Ni siquiera sabía que tuviera un hijo.

— Así de buen padre es — esboza una sonrisa que debilita un poco mis piernas —. No lo veo mucho, mis padres están separados.

— Oh — digo porque no se me ocurre otra cosa, estoy nerviosa, el chico me gusta.

— ¿Qué haces tú aquí?

— Yo trabajo aquí — respondo recuperando la compostura.

Eleva sus cejas confundido.
— ¿Cuántos años tienes?

— Cumplo 20 en un mes y poco.

Está sorprendido como a cada persona a la que le digo mi edad, su boca forma una pequeña O y asiente.

— Pareces más pequeña, pensé que tal vez 16 o 17 como mucho...

— Eso me dicen siempre. ¿Cuántos años tienes tú?

— Diecisiete.

Ahora la sorprendida soy yo.
Parece que tengo un imán para los más pequeños.

— Tú pareces de 20 al menos — digo echándole un ojo descaradamente.

— ¿Eso es bueno? — pregunta acortando nuestra distancia.

— Si, digo... Bueno, depende de lo que tú busques — estoy nerviosa y se nota en mi voz.

— Veo que ya se conocieron — dice la voz de mi jefe interrumpiendo gracias a Dios.

— Sí, ella es amiga de Emma — responde él rápidamente, aunque eso no es cierto es una respuesta rápida para no tener que dar más explicaciones.

— Bien, me alegro entonces porque trabajarás con ella a partir de ahora, serás su asistente.

__________________________________

Hola gente bella ❤️

¿Cómo están?

Quería comentarles una dinámica que haremos a partir de ahora. Todos los capítulos serán dedicados, a la persona con el comentario destacado del capítulo anterior.

Estaré escogiendo de entre sus comentarios el que más me guste, sea por divertido o por cualquier otro motivo, y a esa persona le dedicaré el capítulo del día siguiente. ¿Qué les parece?

Recuerden que pueden seguirme en Instagram (estoy subiendo fotos de todos los personajes) aparezco como @ineskyblue

Los quiero ♥️

Besos, mil besitos 💋

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