Goodnight and go (Disponible...

By desirealba

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Nunca lo entendí. No llegué a saber qué quería, cómo se sentía. Era un misterio. Ese chico alto y moreno de o... More

Prólogo
Uno; Lía
Dos; Nick
Tres; Lía
Cuatro; Nick
Cinco; Lía
Seis; Nick
Siete; Lía
Ocho; Nick
Nueve; Lía
Diez; Nick
Once; Lía
Doce; Nick
Trece; Lía
Catorce; Nick
Quince; Lía
Dieciséis: Nick
Diecisiete; Lía
Dieciocho; Nick
Diecinueve; Lía
Veinte;Nick
Veinte; Nick
Veintiuno; Lía
Veintidós; Lía
Veintitrés; Nick
Veinticuatro; Lía
Veinticinco; Lía
Veintiséis; Lía
Veintiocho; Lía
Veintinueve; Lía
Treinta; Luke
Treinta y uno; Lía.
Treinta y dos; Nick
Epílogo; Lía

Veintisiete; Nick

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By desirealba

Entro en el bar, aún con el uniforme porque no quiero cambiarme hasta que la vea. No quiero ir a casa hasta que sus ojos marrones se posen sobre los míos.

No la he visto en el aeropuerto y pensé que Luke le diría que estaría allí, que alguien se lo diría, pero no fue así.

La cabeza me duele como si me estuvieran clavando agujas y suspiro pesadamente cuando abro la puerta, dispuesto a enfrentarme con el bullicio. 

 Miro por el bar, intentando encontrarla hasta que la veo sujetar la bandeja vacía y mirar a las mesas de su alrededor por si puede ir quitando vasos de algún lado.

Mis músculos están pesados y mi cuerpo me pide que duerma un poco porque no lo he hecho, no he podido hacerlo, solo cuando he estado inconsciente en el hospital.

Ha sido en el único momento en el que he podido cerrar los ojos y no pensar. No pensar en lo que pasó, no pensar en la explosión, en mis compañeros en... 

Sus ojos se posan sobre los míos y puedo ver que está cansada y triste. Como si no hubiera dormido en un mes. Espero que venga corriendo a mí porque yo quiero ir corriendo hacia ella, pero no lo hace, se queda ahí y soy yo, con pasos decididos, se acerca a ella y mira hacia abajo para no dejar de mirarla.

Su mandíbula se aprieta y junta sus labios en una fina línea. La atraigo hacia mí y la estrecho entre mis brazos.

Aspiro su aroma y me siento en casa. Siento como si nada hubiera pasado teniéndola a ella cerca, pero eso no es así. Sus brazos rodean mi cuerpo con fuerza y beso su coronilla innumerables veces.

Me separo un poco de ella porque quiero besarla. Quiero sentir sus labios con los míos, pero ella se separa y mira hacia atrás. 

Veo a John, que asiente y me saluda. Lo saludo de vuelta, con un asentimiento de cabeza y Lía me esquiva para salir del bar.

La sigo y cuando estamos fuera, ella se gira y se abraza a sí misma.

— ¿Qué pasa? —Pregunto confuso por su actitud.

— Estuve en el aeropuerto.

— No te vi —muevo mi cabeza confuso.

— Estabas besando a esa chica —hace una mueca—. Decidí no acercarme.

— ¿A Kelsey?

¿Había besado a Kels?

Me acuerdo entonces que ella había puesto sus manos en mis mejillas y había juntado sus labios con los míos varias veces. No le había dado importancia, pero Lía sí.

— Sí, por eso me fui. ¿Qué esperabas? ¿Qué fuese besarte después?

— Esperaba que corrieras a mí porque te he echado de menos cada día. Kelsey... Supongo que fue la emoción del momento, no lo sé. Yo ni siquiera... Me dio igual.

— Estaba preocupada por ti —dice juntando sus labios en una fina línea.

— Y yo también, es decir...

Ella se tira encima y la recibo con sorpresa y gusto entre mis brazos. Escucho un sollozo y la cojo en peso haciendo que ella rodee mi cintura con sus piernas.

— Pensé que estabas muerto —solloza.

Cierro mis ojos y la aprieto más contra mí. Yo también pensaba que estaba muerto, o por lo menos, deseé estarlo porque era mejor que el infierno en el que me encontré. Aturdido, asustado, la sangre, los gritos y el silencio.

— Estoy bien, estoy aquí.

Por muy poco. Me sentía como si hubiera vuelto a nacer, pero el sentido de la culpa estaba haciendo estragos en mí. La ví. Ví a ese niño mirándonos. Ví su mirada de miedo pero no pude hacerlo.

— Nick —susurra.

Abro los ojos y me encuentro con los suyos. Sus manos están puestas en mis mejillas y la acaricician.

— Ven conmigo esta noche —me acerco a sus labios.

— Tienes que esperar a que termine mi turno —roza su nariz con la mía.

— Eres la única, Lía. No rompo mis promesas. Y créeme, no quiero besar a ninguna otra chica si te tengo a ti aquí.

Sus labios rozan los míos y los recibo con gusto. La había echado de menos, tanto, que me negaba a admitirlo en voz alta porque me asustaba.

Nuestros caminos se separan ahora.

— Iré a tu casa cuando termine. ¿Has ido a ver a Luke?

— No, voy ahora —beso castamente sus labios y la dejo en el suelo de nuevo—. Te espero en casa.

— Vale —ella pasa sus manos por mis brazos y sorbe su nariz—. Llevaré algo de comer.

Sonrío y beso su frente, sujetando sus mejillas. — Venga, vuelve al trabajo —paso los dedos por sus mejillas para limpiar sus lágrimas y ella asiente.

La veo meterse en el bar, mirando una última vez y me despido con la mano. Le envío un mensaje a Luke diciéndole que lo veo en casa y acepto la videollamada de mamá.

Ya he hablado con ella, pero con los chicos no. Lo que veo son sus caras pegadas al teléfono y sonrío.

— ¡Pedazo de capullo! Nos habías asustado —dice Dan.

— Estoy bien, de una pieza —me río.

— Queremos verte —dice Thomas.

— Iré muy pronto.

— ¿Vendrás con la chica tortilla de patatas?

Suelto una carcajada y niego con la cabeza. — No, ella vuelve a su casa dentro de unos días.

— Puede dejarte una tortilla hecha —sugiere Dan.

— Y tu traerla.

— Se va a poner mala.

— Pues aprende a hacerla —dice esta vez Thomas.

El otro lo mira asintiendo porque cree que eso es una buena idea.

— Lo intentaré. Pasadme con mamá.

Mi madre no tiene muy buena pinta. Sé que aún está preocupada y todo lo que le digo no sirve para tranquilizarla.

— Iré cuando Lía se vaya.

— De acuerdo y ven en avión. Te dejaré mi coche, pero ven pronto.

— Lo haré.

Cuando llego a casa, la puerta no tarda en sonar y abro. Luke me abraza con fuerza y correspondo a su abrazo.

— Mierda tío, lo de morir y ligar con tu chica era una broma.

— Ha sido el karma por bromear —me burlo.

Cierro la puerta y saco dos cervezas de la nevera. Las abro y le doy una. Me siento a su lado y él me mira.

— ¿Qué pasó?

Aprieto mi mandíbula y miro mi mano sosteniendo la cerveza.

— Eso es una mierda, Luke. Es... Ni siquiera puedo explicarlo. No nos quieren allí, eso está claro.

— Trump ha ordenado retirar las tropas, supongo que este atentado ha sido el último.

— Contra nosotros. No éramos los objetivos, pero estabamos con el jefe de la resistencia, protegiéndolo. No hice un buen trabajo.

— No se puede controlar, además, no eres el único que estaba ahí.

— ¿Que tal estos meses? —Cambio de tema.

— Bien, no soy yo quien casi muere. Supimos que estabas vivo gracias al Coronel Rogers, y avisé a Kelsey de que estabas bien porque no dejaba de preguntarme. Así que le dije cuándo llegabas para que fuera a verte. Estaba preocupada.

— Me besó en el aeropuerto y Lía lo vió.

Luke alza una ceja y bebe de su cerveza. — Eso te pasa por ser un mujeriego.

— Lía ha sido la única desde hace un tiempo y lo sabes —lo señalo con mi dedo.

— Sí, y aún no entiendo el por qué. Es decir, es sexy —hace con sus manos la silueta con curvas de una mujer—. Daría lo que fuera por verla desnuda, tiene que ser genial.

— ¿Y no entiendes el por qué? —Me río y le tiro un cojín.

— ¿Vas a volver a casa?

— Sí, cuando ella se vaya.

— ¿Y no vas a decirme que pasó?

— Un niño con un chaleco lleno de explosivos —digo amargamente—. Eso pasó — me doy un largo trago a la cerveza y Luke se queda callado mirando hacia la mesa.

Él se va antes de que Lía llegue, aunque intenta convencerme de que podemos hacer un trío. Lía trae unas bolsas en sus manos y me sonríe. Sushi.

Ella se ducha mientras yo la espero sentado en el sofá mirando a la televisión apagada. Me concentro en mi respiración e intento que lo malos recuerdos se alejen porque quiero estar tranquilo.

— ¿Estás bien?

Levanto la cabeza y miro hacia la derecha para verla sentarse en el sofá lentamente solo con una de mis camisetas puesta.

— Sí —muevo mi cabeza de lado a lado—. Vamos a cenar.

Ella no dice nada y cenamos en silencio. Yo porque estoy intentando controlar los recuerdos y ella...

La miro y ella me mira con la boca más llena de lo normal.

— ¿Por qué no comes más despacio? —Una sonrisa tira de la comisura de mis labios.

— Tengo hambre —dice poniendo una mano en su boca.

— Te pasa algo.

Ella niega con la cabeza y bebe un trago de agua para bajar la comida. Sé que es por Kelsey.

— No me pasa nada —niega con su cabeza y deja los palillos encima de su plato—. Estoy cansada, eso es todo.

— Puedo ver tus ojeras. ¿Mucha fiesta?

— Estaba preocupada por ti, no podía dormir hasta saber si estabas bien o no.

Me quedo callado y miro hacia el frente porque siento que hay algo más. Algo que le perturba y no me lo dice. Está distante. Está comiendo más alejada de mí de lo que suele hacerlo y no entiendo por qué.

— ¿Has conocido a algún otro chico? —Pregunto.

Ella frunce el ceño y niega con la cabeza. — ¿A que viene eso?

— No pasa nada si ha sido así, o si te has acostado con alguien. Yo no estaba aquí.

— ¿Me estás diciendo esto por Kelsey?

— No, por ti. Algo hay aquí —pongo mi dedo en su sien—, que no deja que te acerques a mí.

Sus delgadas piernas se suben al sofá y me doy cuenta que está más delgada.

Se acerca a mí y sonríe un poco. — Estás pensando demasiado —apoya un brazo sobre mi hombro— Estaba pensando que aún tengo que hacer la maleta para volver a España.

La miro. — No te creo, no eres buena mentirosa.

— Sí que lo soy —sonríe—. Pero esta vez no estoy mintiendo —besa mi mejilla—. No me pasa nada, solo que llevo días sin dormir bien y estoy un poco atontada.

Cuando sus labios vuelven a mi mejilla, siento su lengua pasar por ella y la separo haciendo que ella se ría.

— ¡Lía! —Me quejo con una sonrisa en mis labios.

— Pensé que iba a gustarte —se ríe.

Me abalanzo sobre ella y mis dedos empiezan a moverse por sus abdomen, haciéndole cosquillas.

¡No! ¡No! ¡Para! —suelta una carcajada y dice algo en español que no entiendo.

Presiono mi cuerpo contra el suyo sin aplastarla y pongo los codos a ambos lados de su cabeza.

Observo los lunares que tiene en su mejilla y en sus ojos marrones oscuros porque pronto dejaré de verla y tendremos que seguir con nuestras vidas.

— ¿Te has tocado alguna vez pensando en mí? —La pregunta nos pilla por sorpresa a ambos porque ha sido un vago pensamiento fugaz.

— Eso es privado.

— Si has pecado conmigo, no.

Lía no responde, pero sus mejillas se tornan rojizas y muerde su labio inferior. Deseo besarla. Quiero quitarle la ropa y besar cada parte de su cuerpo.

— Eso es un sí —sonrío de lado y beso castamente sus labios—. ¿Has terminado de cenar?

— Ajam —sus labios rozan los míos y sus manos se ponen en mi cuello, acariciándolo.

Volvemos a rozar nuestros labios sutilmente y saco mi lengua para besarla. Caliente. Sus caderas se elevan para estar en contacto con las mías y presiono su cuerpo contra el sofá.

— Eres el marine más caliente que he visto nunca —susurra contra mis labios.

— ¿En serio?

— No —se ríe un poco y gruño para después morder su mejilla— ¡Ay! —Suelta una carcajada.

— Puede que no sea el más caliente pero aún no he escuchado que gimas con ninguno.

— Eso es porque no me has dado la oportunidad de ligar con nadie —rodea mi cintura con su pierna.

— ¿Por eso quieres estar más cerca de esto cada vez? —Me separo un poco de ella y llevo su mano al bulto que tengo en mis pantalones.

Su mirada es oscura y sigue con sus mejilla sonrojadas. Su mano se cierra alrededor y observo su rostro. Junto mi frente con la suya cuando me toca por encima, moviendo su mano y me incorporo para quitarme la camiseta y tirarla al suelo.

Ella se sienta en el sofá y pongo mis manos en su cuello para besarla. Sus dedos pasan por mis pectorales y deja de besarme para llevar sus labios a donde tiene puestas sus manos. Sus labios pasando por mi piel hace que un escalofrío recorra toda mi espalda y cierre los ojos.

Llevo mis manos a su camiseta y ella tiene que separarse de mí. Levanta sus brazos y deja que saque la camiseta. Me quedo mirando su cuerpo semidesnudo. Solo lleva puesto mi bóxer y solo quiero tenerla así en mi sofá durante mucho tiempo. Me echo sobre ella y poco a poco se recuesta de nuevo en el sofá.

Mis labios no tardan en unirse a los suyos y la beso con pasión, devorando sus labios y sintiendo mi pecho presionado contra el suyo.

— Nick —susurra contra mis labios—. Vamos a la cama.

Me levanto y ella no tarda en ponerse de pie sobre el sofá. Levanta sus brazos y pongo mis manos en sus muslos para llevarla a la habitación. Sus manos pasan por mi pelo y besa mi cuello y mi mejilla. Sus manos viajan por mis hombros y después por mi espalda.

— Me gusta tu espalda —susurra.

— Te gusta mi espalda, mis ojos... ¿Algo más, ángel? —Pongo mi rodilla en la cama y nos dejo caer sobre la cama.

— Bésame.

Sonrío y la beso. Sus manos viajan a mis pantalones y los baja lo que puede, dejando mi trasero libre. Lo aprieta y muerdo su labio inferior.

Tengo que decir, que Lía es como una paraíso. Es como si estuviera tocando el cielo y quemándome en el infierno al mismo tiempo. Me tenía. Me tenía completamente jodido.

Está encima de mí, moviéndose de una manera que me vuelve completamente loco. El vaivén de sus caderas me hacen gemir con fuerza y paso mis manos por sus curvas, sus manos dejan sus pechos cuando quiero tocarlos y echa su cabeza hacia atrás.

Sus manos se apoyan en mis muslos y aprieto sus pechos haciéndola gemir. Me incorporo y apoyo una mano en la cama. Lía se agarra a mis hombros y llevo mi boca a uno de sus pechos.

— Oh, Nick —susurra y tira de los extremos de mi cabello y dejo sus pechos para mirar hacia arriba y recibir sus labios—. Necesito más —susurra—. Quiero más —pone mis manos en mis hombros y me dejo caer sobre el colchón.

— Joder —gimo y ella pone sus manos en mi pecho para empezar a moverse llevándonos al límite.

La cama se mueve y aprieto mi mandíbula con mis manos puestas en sus caderas. — Estoy llegando —gimo. Lía clava sus uñas en mi pecho y me hace gemir de nuevo. Su pelo está echado a un lado y sus manos tiemblan.

Gime mi nombre con fuerza y quiero salir de ella porque estoy a punto de llegar, pero no me deja. Aprieto sus caderas y gimo con fuerza, llegando a mi orgasmo. Lía se desploma encima de mí mientras respiramos agitados.

Joder.

••

Nick es como mi marine soñado.

El hombre que no existe y quiero.

Así que, pobre de mí que moriré sola y escribiendo.

Todas locas por lo de Kelsey y Nick es un cacho de pan que solo tiene ojos para Lía.

En este momento, claro.

¿O quizás no?

¿Quizás siente más de lo que cree?

¿O no?

¿Quién sabe?

Kelsey siente por nuestro marine. Quien no. Por eso lo besó y él... Bueno, él estaba en un momento en el que solo necesitaba abrazar a alguien conocido.

Lo ha pasado mal.

Pronto otro capítulo. Muchísima gracias por leer esta rara historia y votar. No todo el mundo tiene obsesión con los Marines musculosos y guapos.

Je.

🌸

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