Peligro (#1 Trilogía MC)

By Tequila213

1.2M 79.5K 2.5K

PRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA MC. NO HACE FALTA LEER LOS OTROS PARA ENTENDER ESTE. // Seguido por "Desafío"... More

Peligro
Agradecimientos.
Normas de Los Tigres.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
21.
22.
23.
24.
25.
27.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
34.
35.
36.
37.
38.
39.
40.
41. FINAL
Anuncio:
Desafío. (#2 Trilogía MC)

26.

26K 1.8K 63
By Tequila213

 

26-

Lo supe al instante: Era la mejor hamburguesa que había probado en mi vida.

Kevin y yo nos sentamos sobre el suelo, mirando hacia el pie de la rocosa montaña. A poca distancia se intuía el mar, pero al ser de noche no se veía con claridad.
Respiré hondo y mordisqueé un poco mi hamburguesa. Uf, sabía a gloria.

—¿Cómo puede ser la primera vez que pruebe esto? ¿Dónde ha estado esta hamburguesa toda mi vida? —dije.

Kevin rió.

—Ha estado aquí. Imagino que no has sabido buscarla.

Su voz me hizo mirar hacia el suelo, con repentina timidez.

Podéis pensar que soy un poco estúpida por no darme cuenta antes, pero no era correcto que yo, como policía en mitad de una misión, me encontrara tomando una hamburguesa en una situación “romántica” con el chico que había vendido a todos sus amigos a la policía.
No, no era correcto ni aunque fuera mi cumpleaños. No tenía diez años para necesitar celebrar que ese era mi día, debería estar trabajando en ese momento.

Pero no; estaba allí, observando las verdes montañas, el sonido del mar y disfrutando de mi hamburguesa y la compañía de Kevin. En el cielo las estrellas brillaban con intensidad.

Durante unos minutos hubo completo silencio por nuestra parte, pero no fue exactamente incómodo. Finalmente él se terminó su hamburguesa y se levantó.

—Vengo ahora, voy a por una cosa.

Asentí con la cabeza y observé cómo su musculoso cuerpo iba hacia la moto. Allí cogió algo, sacándolo de una de las bolsas de cuero que colgaban de la parte de atrás de la Harley.

Rápidamente volvió hacia donde yo estaba y de nuevo se sentó junto a mí, tendiéndome una bolsita de plástico azul.

La abrí con curiosidad y encontré dentro una pequeña cajita envuelta en papel de regalo y una botella de whisky del tamaño de mi mano junto a dos vasos de chupito.
Agarré el regalo, con expresión de asombro.

¿Podía ser verdad? ¿Kevin me había comprado algo por mi cumpleaños?

Miré a Kevin, como si estuviera dudando de si el regalo era para mí. Y de hecho lo dudaba.

—Es… es una bobada. Una tontería —dijo, intentando quitarle importancia.

De pronto el ambiente fue incómodo y Kevin miró hacia otra parte, peinándose el cabello nerviosamente con la mano.

—Ha sido una idea estúpida… —volvió a decir.

—No. No, en absoluto —me detuve un segundo, contemplando la cajita—. Yo… Gracias.

Eso pareció ayudarle un poco, puesto que volvió a mirarme.

Con rapidez rompí el papel y abrí la pequeña caja de piel. Dentro había una cadena con un colgante pequeño y brillante. Era, sencillamente, precioso.

Abrí la boca con sorpresa.

—Nunca te he visto con ninguna joya ni nada de eso —dijo rápidamente—. Y a las chicas… os gustan esas cosas, ¿no?

No pude evitar reírme.

—Me encanta. Muchas gracias —volví a meterlo en la caja—. Aunque me temo que no me pega nada con la ropa de bailarina facilona.

Reí de nuevo y Kevin no dijo nada. Nos miramos un momento y me sentí realmente tensa, así que, ante tal estado de nerviosismo, decidí hacer una estúpidez. Es algo común en mí cuando estoy delante de un chico, y no cambiará ni aunque tenga sesenta años.

Me acerqué a él y lo abracé.

—Gracias, de verdad.

Sí, eso ya lo había dicho, y no estaba haciendo más que el imbécil.
Kevin me correspondió el abrazo después de unos segundos y yo decidí hacer otra tontería más, para variar.
Le palmeé la espalda. ¿Eso es lo que hacían los chicos no?

Me aparté de él al percatarme de que quizás lo más correcto sería quedarme quieta y callada durante el resto de la noche, así evitaría humillarme aún más.

Para mi sorpresa, Kevin se rió y sacó de la bolsa la botella con los chupitos.

—Brindemos, ahora que puedes hacerlo legalmente.

Asentí y tomé uno de los vasos mientras Kevin me servía whisky.

—¿Te gusta el whisky? —preguntó.

—Lo odio, pero últimamente bebo más whisky que agua.

Kevin volvió a sonreír y yo me derretí un poquito. Estaba siendo el mejor cumpleaños que había tenido desde que a los ocho años mis padres me regalaron un gatito.

Me pregunté si mis padres me habrían mandado algo por mi cumpleaños a mi casa de Los Ángeles. Me temía que no podría comprobarlo hasta llegar allí, con suerte al final de esa semana.

—Mi hermano y yo solíamos venir aquí los jueves después de clase. Comprábamos un montón de hamburguesas y después bebíamos hasta no saber el camino de vuelta a casa —dijo él de pronto.

¿Hermano? ¿Qué hermano?

—¿Tienes un hermano? —pregunté.

No había leído nada de eso, y podía afirmar conocer casi por completo su vida.

Kevin pareció despertar de alguna especie de ensoñación con mi pregunta y dejó de sonreír. Asintió levemente con la cabeza y después alzó su vaso, chocándolo con el mío.

—Por ti, Lana. Eres una policía simpática.

Ambos bebimos el chupito de un trago y Kevin cogió de nuevo la botella, pero yo le detuve.

—Después vas a conducir con la moto durante una hora. No vas a llevarme en ese trasto estando borracho.

—Eres una policía simpática, pero aburrida.

Fruncí el ceño, ¡yo no era aburrida! Agarré la botella y la tapé, volviendo a meterla en la bolsa.

—No más alcohol por esta noche.

Sus ojos azules se clavaron en mí durante unos segundos y mi piel se puso de gallina al sentirlo tan cerca de pronto, como estudiándome.

—¿Temes hacer algo de lo que te arrepientas si bebes más? —preguntó.

Yo aparté la mirada de la suya y miré hacia el cielo. ¿Por qué su voz era tan seductora?

—No. Yo nunca hago nada que no quiera hacer estando borracha.

A mi lado él se rió, pero yo no hice amago de mirarle, sino que seguí concentrada en el cielo. De pronto me llamó la atención una de esas brillantes estrellas, que pareció caer del cielo, describiendo un bonito arco.

—Mira, ¡una estrella fugaz! —señalé.

—Pide un deseo.

Me sentí tentada de volver a mirarle, pero finalmente desvié la vista hacia las oscuras montañas. Cerré los ojos un segundo y pedí un deseo en mi mente.

Aún no había abierto los ojos cuando sentí sus dedos vagando por mi mejilla. Un intenso rubor comenzó a subir hacia mi rostro, mientras él trazaba dibujos por mi rostro.

Eso estaba mal, tenía que pararlo. ¿Qué iba a pasar?
Pero no lo detuve, de hecho, abrí los ojos y busqué la mirada de Kevin. Sus ojos eran más claros que los míos, y sus labios carnosos parecían estar llamándome, de verdad.

Él se acercó más mí y, para mi perdición, su olor despertó un extraño deseo en mí. Sus pupilas se dilataron mientras me miraba a los ojos y a los labios, alternativamente. Su mano seguía moviéndose por mi mejilla y comenzó a bajar por mi cuello, acariciándome con suavidad.

—Kevin, no… —dije; más por deber que porque realmente quisiera.

—Shh…

Con suavidad se aproximó aún más y depositó un suave beso en mis labios. Después volvió a apartarse.

Yo intenté decir algo para que no volviera a hacerlo, pero no quería. ¡No quería!

—Dime que no quieres hacer esto, Lana —me pidió, con voz grave.

Después, sin darme tiempo a contestar, volvió a acercarse y me besó de nuevo, sólo un segundo.

Sus labios eran suaves, y ese contacto me estremecía completamente.
Pero era policía, eso no podía ser.

—No quiero hacer esto —conseguí musitar con dificultad. Sin apartarme.

Una sonrisa torcida se formó en su rostro.

—Seguro —dijo.

Y me besó de nuevo, esta vez con más intensidad. Llevó su mano a mi nuca y sus labios abrieron los míos, colándose por cada rincón de mí.
Sentí su lengua jugando con la mía y he de reconocer, que por muy policía que fuera, le contesté el beso rápidamente.

Él me agarró de la cintura, apretándome contra él y yo enterré las manos en su cabello. Todo se volvió un remolino de besos, gemidos acallados y unos cálidos labios volviéndome loca.

Cuando esa boca empezó a pasear por mi cuello, despertando otro deseo aún mayor en mí, fui capaz de apartarlo de mí.

Ambos nos miramos unos segundos.

—Vámonos —le pedí, casi suplicando.

Los dos nos levantamos en silencio, pero él no dejó de sonreír ladeadamente en ningún momento. Sentí como si estuviera disfrutando de una broma personal todo el tiempo.

Finalmente, al llegar a la moto, él por fin habló.

—Hasta a ti, Lana, te gusta saltarte las reglas de vez en cuando.

------

Continue Reading

You'll Also Like

10.8K 1K 33
Creo que primero debería presentarme para no ser maleducado así que, acá voy... ¡Hola! Soy Mateo Pacheco, pero nadie me dice así realmente... Los más...
58.8K 2.9K 27
Han pasado ya 6 años desde que Ashley, Cleo, Melody, Kyle y Kalía desaparecieron de la vida de Logan y Jake, para irse a Miami. Ashley terminó sus es...
8.9K 354 38
Ross lynch un chico no tan normal como los otros. Vive con su família y estudia con sus mejores amigos. Mia Lawrence una chica amable y cariñosa. Con...
38.3K 1.4K 13
Buenos será un crossover entre kokujin no kensei no ru bnha y jujutsu no kansei