Cuestión de memoria {FBTNY #2...

Por Lau154

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¿Cómo te sentirías si un día despiertas en un hospital, sin memoria, en un país que no es el tuyo y con tres... Más

Sinopsis
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Epílogo

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Por Lau154

El día siguiente al homicidio, miércoles, llegué alrededor de las doce y media de la mañana a la comisaría después de haber ido a hablar con los doctores, los oficiales de la policía que acudieron a primer momento a la escena del crimen y a la morgue a hablar con Thiago, nuestro forense. Pregunto por mis compañeros a varias personas del departamento y una de ellas me dicen que los han visto bajar con un sospechoso de asesinato. Bajo rápidamente a la sala de interrogatorios que tenemos y a través de la ventana polarizada los veo. Pero con Blanca.

Tom y Robert están apoyados en la mesa bastante cerca de ella, claramente presionándola, pues Blanca está temblorosa, esposada en la mesa y con el rostro empapado en lágrimas. Entro en la sala haciendo que los tres me miren. Le arranco la llave de las esposas a Tom de las manos y me acerco a Blanca.

-¿Quién cojones os ha dado permiso para hacer esta mierda? -pregunto mientras le quito las esposas a Blanca. Ella me mira con agradecimiento al mismo tiempo que frota sus muñecas con suavidad. Los chicos no me responden. -Los dos a lo vuestro, ahora mismo. Yo me encargaré de ella.

Ellos se limitan a asentir con la cabeza y yo me giro de nuevo hacia Blanca. Ella limpia sus lágrimas con su jersey blanco que se adhiere a su piel.

-¿Cuánto rato llevas aquí? -pregunto sentándome en la mesa. Ella se encoge levemente de hombros.

-He terminado a las nueve con el especialista y luego vinieron a buscarme. No sé qué hora es ahora. -murmura.

-Tres horas y media. -suspiro. -Mira, si alguien vuelve a presionarte para que recuerdes, calla. No escuches y no hables. No fuerces o irás a peor. Nos conviene tenerte con la memoria intacta y el doctor acaba de decirme que cuanto más te forcemos, más tardarás en recuperarla o no la recuperarás.

-¿Puedo recuperar la memoria? -mumura esperanzada.

-Si. La vas a recuperar. Poco a poco pero lo harás, completa y si no es completa, casi lo será.

-Podemos... ir al motel donde me encontraron y, no sé, a lo mejor al estar allí recuerdo algo... -dice mirándome. Yo frunco el ceño pensativo. -En las películas funciona...

Yo me río un poco y ella sonríe de lado.

-Voy a hablar con el capitán. -digo levantánodme de la mesa. -No te muevas de aquí o tendré que esposarte.

Blanca niega con la cabeza repetidas veces y yo asiento antes de subir.

Voy al despacho del capitán y le cuento lo que vamos a hacer. Él me da permiso anticipado a todo lo que vaya con la condición de que le saque provecho y averigüe qué cojones pasa, pues no podemos tener a un asesinado sin un asesino claro. Cuando estoy por bajar de nuevo, los chicos me interceptan.

-No volváis a hacer una gilipollez así. -digo entre dientes. -Está en juego mi puesto de trabajo y, por ende, el vuestro también. -bufo.

-Lo sentimos, tío. Pero teníamos que hacer algo. -dice Tom.

-El doctor me ha dicho que debemos tener paciencia. No podemos presionarla o no recordará, puede ir a peor si fuerza tanto. De ahora en adelante yo me ocuparé de ella.

-Eso queremos. -dice Robert cruzándose de brazos. -Sólo ha hablado contigo.

-Porque no la presiono, gilipollas. -digo con obviedad. -Tom, ¿cómo va lo de...?

-Ninguna desaparecida que se llame Blanca de su rango de edad. -dice sin dejarme terminar.

-Buscad todas las Blanca con apellido que empiece con G de España.

-Estás puto loco. Debe haber miles. -dice Tom con los ojos muy abiertos.

-No tenemos más, Tom. -suspiro. -Voy a llevarla al motel a ver si así recuerda algo. Necesito un mínimo para que podamos usarlo como filtro a la hora de buscar. Buscad algo relacionado con el baile o yo qué sé. Algo. Tenéis su foto. También averiguad sobre el tal Kevin y qué coño hacía en esa habitación.

-Oído, jefe. -dicen ambos al unísono, pero con recochineo.

Le saco el dedo del medio y bajo a la sala de interrogatorios. Veo a Blanca con su cabeza entre las manos y susurrando cosas que no entiendo. Cuando me escucha, me mira y veo que tiene una leve mueca de dolor en su rostro.

-Soraya.

-¿Eh? -murmuro confundido.

-Tengo... una amiga que se llama Soraya. -dice con el ceño levemente fruncido. -Bailamos juntas.

-¿Cómo es? -pregunto cogiendo mi móvil.

-Pelo negro ondulado hasta mitad de la espalda, ojos azules, nariz pequeña y cara redonda. -murmura con los ojos cerrados.

-¿Cómo...?

-No sé. -dice sin que termine la frase. -Sólo... me dio un pinchazo en la cabeza y nos vi bailando juntas.

-Bien, perfecto. -digo sonriéndole levemente. Les mando la descripción a los chicos y le hago una señal a Blanca para que se levante, ella lo hace. -Vamos a ir al piso. Comeremos algo rápido e iremos al motel.

-Está bien.

******

Dos horas después, a las cuatro más o menos, nos presentamos en el motel. Hemos comido en el piso de protección y he intentado que recordara algo más. Le he hecho hablar español y definitivamente es de España, pues habla con fluidez el idioma y no tiene acento latinoamericano. La he notado un poco cansada.

Cuando llegamos a la recepción, la dueña del motel, la cual se llama Hillary, nos sonríe al vernos.

-Hola. -dice con una sonrisa.

-Buenas. -saluda Blanca. -Supongo que... me conoce.

-Claro que si, cariño. Y permíteme ser sincera, pero estoy segurísima de que tú no mataste a ese muchacho. -dice ella con seguridad. Blanca se lo agradece con la mirada.

-¿Cómo está usted tan segura? -pregunto. Blanca baja un poco la mirada.

-Porque es un cielo de niña. -dice con un poco de indignación. -Llevaba aquí casi cinco días y logró el cariño de mi marido que ya es difícil. Nos ayudaba con la cocina, nos paga un poco más por la habitación, me paseaba al perro cuando no podía hacerlo yo...

-¿Tiene a ese perro por aquí? -pregunto. Ella asiente con la cabeza y lo llama con un silbido.

A los pocos segundos, aparece un pedazo de perro que si se pone de pie mide más que yo tanto de ancho como de alto. Se acerca rápidamente a Blanca y esta se agacha un poco. Ríe divertida cuando el perro le lame la cara.

-Pero qué guapo estás, Ramón. -dice ella riendo. Levanto las cejas y ella se queda quieta, mirándome con una sonrisa grande. -Se llama Ramón.

-Si, se llama Ramón. -dice la dueña, sonriendo.

Le pido la llave de la habitación en la que se estaba quedando Blanca y nos vamos los dos hacia allí. Cuando llegamos a la habitación, me apoyo en la pared mirando a Blanca. Ella me mira interrogante.

-No nos ha dicho el número de habitación y tú has venido aquí sola. -le digo. Ella se queda pensativa y sonríe mirándome.

-¿Eso es bueno?

-Muy bueno.

Abro la puerta y la dejo entrar primera. Su mirada va directamente a la moqueta ensangrentada. La sube rápidamente pero sus ojos se encuentran con las manchas de sangre de la pared. Sus piernas flaquean un poco y se sienta en la cama, tapando su rostro con las manos.

-¿Lo hiciste tú, Blanca? -pregunto con cautela. Ella me mira con sus ojos grandes, verdes y aguados en lágrimas.

-No lo sé. -musita temblorosa. -Sólo espero que no haya sido yo, no me lo podría perdonar en la vida. Siento tanto estar ocasionando estos problemas...

Esta chica no puede haber asesinado a nadie. Estoy segurísimo.

-Te encontraron al lado de él, con las manos ensangrentadas y tus huellas en un cuchillo de cocina, el cual se usó para apuñalarlo. -le digo. Ella me mira y deja caer un sin fin de lágrimas por sus mejillas.

-Lo siento tanto. -susurra con tristeza.

-La semana que viene va a haber un juicio. -le digo haciendo que me mire un poco temerosa. -Van a dictaminar si... vas a la cárcel o nos dejan investigar, esperando a que recuperes tu memoria.

-¿Cárcel? -susurra asustada, levantándose. Yo asiento con la cabeza lentamente. Ella tira un poco de su pelo el cual ha dejado suelto. -Voy a ir a la cárcel...

-Aún no lo sabemos, Blanca. -digo dándole un apretón en su hombro. -Pero haré lo posible para que no sea así. Primero recupera tu memoria. Quiero creer que me dirás cualquier cosa que pueda pasarte por la cabeza, incluso si... recordaras que tú lo...

-Lo haré. -musita.

-Sólo a mí, ¿vale?

-Está bien, inspector Anderson. -suspira.

-Puedes llamarme, Wade.

Ella asiente con la cabeza con cautela y mira el resto de la habitación. Yo la miro expectante, esperando que, a lo mejor, recuerde algo. Ella suspira pesadamente y me mira negando con la cabeza. Asiento levemente y salimos juntos de la habitación. Devolvemos la llave a la dueña, que nos invita a volver a verla cuando queramos, y volvemos al coche.

-Inspec... Wade. -murmura mirándome cuando arranco el coche.

-Dime.

-No tendrás un libro, ¿verdad?

-¿Un libro?

-Si, esto... En el piso sólo hay un televisor con diez canales en los que sólo ponen noticias de la ciudad. Necesito entretenerme un poco si voy a estar allí sola. -dice con un poco de vergüenza.

-¿Se te viene algún título o autor a la cabeza? -pregunto girando el volante 180 grados. Ella se queda en silencio unos segundos.

-No. -musita.

-Está bien, tranquila. Te dejaré en el piso e iré a mi casa a por alguno de mis libros.

-Muchas gracias. -suspira. -Por todo.

******

Dejo a Blanca en el piso con protección y cuando llego a mi casa, voy directamente a la librería que tengo en el salón. ¿Qué puede gustarle a una persona que ha perdido la memoria? Podría coger alguno de los libros que tiene mi hermana para cuando viene a mi casa. Tiene veinte años, a lo mejor tienen gusto similares.

Opto por coger algunos clásicos que le van a gustar seguro: "Lo que el viento se llevó", "Guerra y Paz", "Los miserables" y "Moby-Dick". Luego cojo alguno de mi hermana, los cuales no tengo ni idea de qué van. Estos son "El día que dejó de nevar en Alaska", "Contigo en el mundo" y "La ladrona de libros". Lo meto todo dentro de una bolsa de tela y salgo de mi casa para irme al piso.

Blanca estaba bastante cansada cuando la dejé en su departamento y eso que no es muy tarde. Me ha comentado que no puede dormir debido a algunos dolores de cabeza que ha tenido. Espero que no se deje de tomar la medicación. Por el tema de la memoria y eso.

Cuando llego al piso de protección, saludo a los agentes y entro con mi llave. Nada más entrar, veo a Blanca vestida con sólo ropa interior, secándose el pelo con una toalla de color morado. Cuando me ve, se tapa rápidamente con la toalla y me mira avergonzada.

-Lo siento, Blanca. -digo incómodo, llevando mi mirada a la ventana.

-N-no pasa nada. No sabía que ibas a venir.

-Te dije que te traería libros.

-Pensé que lo dijiste sólo para ser cortés. -murmura. Yo la miro y veo que se ha enrollado bien la toalla.

-Yo no hago las cosas para ser cortés. -digo acercándome a la mesa.

De reojo veo como se pone rápidamente un pijama. Cuando viene a mí, la veo con un short de pijama de color blanco y una sudadera ancha gris. Saco los siete libros que he traído y los pongo todos de forma que les pueda ver.

-Estos son míos y estos son de mi hermana, los deja en mi casa para cuando viene. -explico.

-A lo mejor los necesita o algo. -murmura pasando su mano por encima de "La ladrona de libros".

-Vino hace tres días, aún tardará en venir. No te preocupes. Además de que ya los ha leído todos. No he sabido qué te gustaría e imagino que tú tampoco, he cogido unos clásicos que son estos... -señalo los míos. -Y luego estos de mi hermana que tiene más o menos tu edad y puede que quieras leer lo mismo que ella. Aunque bueno, a ella siempre le ha gustado el romance. Con este la vi llorar. -digo señalando la portada blanca y azul de "Contigo en el mundo". 


IG: @laura.cerreuzeta

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