Mis dudas podían ser resueltas en este mismo instante, sin embargo, no sé por qué, pero decidí que lo mejor sería esperar un tiempo. Durante la noche me quedé pensando mucho en Zander, saber que al menos uno de mis padres está vivo es un alivio para mí, pero me sorprende saber el estado mental que tiene. Tal vez sea una idea mala, pero quiero poder conocerlo, visitarlo, hablar con él. Para mi desgracia no sé dónde está, pero no creo que sea difícil preguntarle a doña Carla.
El tiempo pasó, las clases terminaron, se acerca el verano y 2018 llega a pasos agigantados. Este tiempo Daniel estuvo más en contacto conmigo, y por el contrario, Laura se alejó cada vez más de nosotros, centrándose en su trabajo.
Desperté la mañana del 12 de diciembre. La luz del sol entró por la ventana y comenzó a darme en la cara, al ver el reloj que estaba al lado de mi cama noté que eran las 06:21 AM. Con desgano me levanté, cerré la persiana con fuerza y decidí seguir durmiendo. Con suerte me levanto a horario para recibir a mis profesores en casa, no voy a levantarme temprano un día de vacaciones.
Cuando estaba intentando pegar los ojos escuché griterío proveniente del comedor, traté de escuchar un poco y me di cuenta que era una discusión entre Laura y Daniel.
-¡Estás demasiado tiempo en el trabajo! ¡Tenés que despegarte un poco más! -gritó Daniel. -¡Martín ya cumplió 18 años y te lo perdiste!
-¡No me interesa, es sólo un cumpleaños más!
-¿No te das cuenta? Nuestro hijo está creciendo, ya es mayor de edad y ni una sola vez pisó el mundo exterior.
-Y está bien que siga así, no se tiene que mover de acá.
-Estás loca, en algún momento tenemos que enseñarle lo que hay afuera de este edificio, no se puede quedar acá por el resto de su vida. Y sobre todo... tenemos que hacer que visite a su padre biológico algún día.
-Todavía no es el momento, no es demasiado maduro como para manejarse en la calle.
-¡¿Y cómo sabés que no es maduro si jamás lo dejaste salir?!
-¡Porque todavía no tiene edad suficiente para salir!
-Entonces decime cuál es la edad, porque él ya está cansado de esperar, y no sería raro que uno de estos días se escape de acá.
-Te aseguro, este pibe no va a sobrevivir fuera de estas paredes, no tiene forma alguna de comunicarse.
-Martín es inteligente, sabrá arreglárselas.
-Yo creo que no lo hará.
Un portazo fuerte hizo retumbar las paredes de toda la casa, estoy seguro de que eso será un gran trabajo que Eduardo va a tener que arreglar.
Sin embargo, lo que dijo Laura me quitó el sueño.