23. Suegro y nuera

117 9 3
                                    

Desperté por el ruido de algunos autos pasando a toda velocidad, miré el reloj que estaba en mi mesa de luz y noté que eran las 09:23. La luz del sol me pegaba fuerte en la cara, maldije mi suerte y decidí levantarme. Clara y Mitsie seguían durmiendo. Al apoyar mis pies sobre el piso noté que estaba el piyama azul que había traído Clara, me pregunto con qué motivo lo trajo si iba a usar el otro...

Encontré algo de pan y algunos saquitos de mate cocido en la alacena, así que decidí prepararlos y tostar un poco de pan. Mientras lo estaba cortando escuché algunos ruidos desde mi pieza, al ir allá encontré a Clara que, intentando levantarse, tiró a Mitsie de la cama sin querer.

-¡Perdón hermosa! ¡No fue mi intención! -le decía levantándola del piso y dejándola en la cama de nuevo. Se dio vuelta y notó mi presencia. -Ah buen día Martín.

Mis labios dibujaron una sonrisa, después recordé lo del piyama azul y lo levanté del piso, dándoselo y mirándola con algo de confusión.

-Ah, ¿esto?, es mi ropa de entrecasa.

Levanté los hombros y me fui de la pieza a seguir cocinando, algunos minutos después apareció Clara y se puso a ayudarme. Cuando terminamos le agradecí con una sonrisa tímida y dejamos todo sobre la mesa. Estábamos comiendo tranquilos cuando de repente suena la cerradura abriéndose, dando paso a Daniel. Al vernos a ambos ahí se sorprendió un poco, pero lo tomó bastante bien.

-Provecho jovencitos, perdón por interrumpirles el desayuno. -dijo un poco incómodo.

¿No se supone que volvería a la tarde? Esto no estaba en mis planes, pero en parte me alegra que no lo haya tomado mal. Él fue a su pieza, dejó sus cosas y vino a sentarse con nosotros a la mesa.

-¿Qué tal descansaron?

-M-muy bien señor. -tartamudeó Clara algo nerviosa.

-Tranquila querida, decime Daniel, con confianza.

-Emm bueno... ¿querés que te haga un mate cocido?

-Yo me lo hago en uno toque.

Después de que Daniel se preparó su bebida volvió a sentarse con nosotros, se puso a charlar un rato con Clara y, para mi suerte, se llevaron bastante bien.

-No le voy a decir a Laura que ella vino, pero tenés permiso de que venga cuando quiera. Y quiero ser caballero de honor. -dijo guiñándome el ojo.

Me puse algo rojo y desvié la mirada, Daniel y Clara comenzaron a reír. Repentinamente ella se detuvo y comenzó a pensar, para luego comentar algo.

-Disculpe Daniel, pero si no te molesta quisiera que hablemos del cumpleaños de Martín, ya que falta poco.

Tengo miedo de lo que pueda salir de esa conversación.


Entre silencios y aromasWhere stories live. Discover now