08. Nuevas experiencias

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En aquel lugar había un grupo de chicos jugando en hamacas y toboganes mientras sus madres charlaban entre ellas, Clara intentó hacer que me acerque a ellos, pero me resistí.

-¿Estás nervioso? -afirmé con la cabeza -Te entiendo, pero todo va a estar bien, confía en mí.

Clara me agarró la mano y la acarició, lo que me dio algo de seguridad y confianza para avanzar hasta aquella parte. Los chicos dejaron de lado una hamaca y Clara me dijo que suba, la miré desconfiado, pero ella no dejó de insistir.

-Va a ser divertido, sólo tenés que agarrarte de las cadenas con fuerza para no caerte, yo te empujo un poco pero no muy lejos, así que quedate tranquilo que no va a pasar nada malo.

Me senté y me aferré con fuerza a las cadenas, Clara comenzó a empujarme y comencé a balancearme hacia atrás y adelante. La sensación del viento en la cara, la movilidad de la hamaca y el ruido de la gente a mi alrededor fue una experiencia extraordinaria. Estuve así algunos minutos, hasta que pude ver que Clara se había alejado de mí y me miraba. No pude evitar sentirme nervioso al verla lejos de mí, lo que provocó que me suelte de las cadenas sin querer y caiga al piso, golpeándome fuertemente la cara y el pecho.

Pude ver en cámara lenta como intentaba agarrarme de algo sin lograrlo, como mi cuerpo se golpeaba contra el piso y la cara de susto de la gente a mí alrededor. Clara corrió hasta mi ubicación para ver que yo esté bien, me ayudó a levantarme y nos sentamos en un pequeño banco, cerca de donde estaban las madres de los niños.

-¿Te sentís bien? ¿Te duele mucho? -me preguntó limpiando la sangre de mi boca, debido a que con la caída me corté el labio.

Forcé una sonrisa y traté de aguantar las lágrimas, me dolía mucho el cuerpo, pero no quería llorar frente a ella. Para mi desgracia no pude aguantar y terminé llorando de forma algo desconsolada, ella me limpió las lágrimas y me abrazó con fuerza.

-Tranquilo, todo está bien, no llores, ¿sí? -me dijo acariciándome el pelo para que me calme. -fue una caída bastante fuerte, aunque es bueno ver que al menos no estás tosiendo sangre, significa que no te quebraste una costilla y te perforaste el pulmón.

Pasamos un rato más en ese lugar hasta alrededor de las 17, momento en el que decidimos que sería mejor volver a mi casa, esta vez Clara se puso a conducir despacio. Descartando el golpe, admito que me sentí demasiado bien ahí afuera, y fue una experiencia que no olvidaré jamás.

Pero por sobre todo, jamás olvidaré como Clara se preocupó tanto por mí.


Entre silencios y aromasWhere stories live. Discover now