29. Sorpresa

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Me quedé despierto mirando el techo hasta que se hicieron las 10, decidí levantarme y prepara mi desayuno. Mientras buscaba algo en la heladera Daniel entró al departamento, estaba agitado y con expresión de haber visto algo feo. Lo miré un poco asustado por el fuerte portazo que pegó al entrar, él se fue a su pieza y yo decidí continuar con lo que estaba haciendo previamente. Al terminar de hacerme unas tostadas con manteca y un mate cocido golpeé la puerta de Daniel, tal vez no había desayunado, así que preparé también un desayuno para él. Sin embargo, Daniel no quería abrir la puerta. Lo dejé un rato mientras acomodaba el desayuno en la mesita del balcón, pero decidí no empezar a comer sin él.

Unos minutos más tarde salió de su pieza, tenía una mirada que transmitía rabia y tristeza, cuando se percató de cómo yo lo miraba se sentó junto a mí en el balcón. Con una simple mirada silenciosa le pregunté si le pasaba algo, él agachó la cabeza y suspiró.

-¿Viste que Laura últimamente estaba demasiado ocupada en el trabajo? Resulta que no era eso lo que hacía que se aleje, sino un compañero de trabajo, o mejor dicho su...

Lo interrumpí poniendo mi dedo índice sobre sus labios, comprendía a lo que se refería, y estaba seguro de que el dolor que sentía con eso era enorme. Me levanté de la silla y lo abracé, dejando que descargue sus lágrimas en mi hombro. Después de desayunar comencé a lavar las cosas, Daniel se quedó un largo rato mirando por el balcón cuando repentinamente me llamó con entusiasmo.

-Che Martín, ¿esa que está ahí en el balcón no es Clara?

Al escuchar eso salí corriendo a mirar, efectivamente era Clara, la cual estaba regando una pequeña planta de su balcón.

-¡¡Hey Clara!! -gritó Daniel, ella lo miró un poco confundida y después de unos segundos lo reconoció.

-¡Ah hola Daniel! ¡Hola Martín! -dijo besando su mano y tirando el beso en mi dirección, lo atrapé y le mandé uno de regreso mientras sonreía como tonto enamorado.

-Che Clara, ¿querés venir más tarde a casa?

-Emm... ¿para qué? -preguntó algo confundida.

-Tengo una sorpresa para Martín y para vos.

-Genial, entonces voy a estar allá en un rato.

Varios minutos después Clara golpeó la puerta, cuando abrí saltó encima de mí, provocando que ambos caigamos al piso. Daniel vio la escena y comenzó a reír con ternura, después revisó sus bolsillos y suspiró al no encontrar lo que estaba buscando.

-Clara, tus viejos tienen auto, ¿verdad?

-Sí, de vez en cuando lo uso yo.

-¿No les molestaría prestármelo? Quiero llevarlos a los dos a un lugar especial.

Me pregunto a dónde estará planeando llevarnos.

Entre silencios y aromasWhere stories live. Discover now