02. Primer contacto

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Creo que estoy demasiado loco como para invitar a una chica a casa, ni siquiera sé cómo reaccionar ante esta situacióno. Me acordé de algunas escenas de películas que vi con mamá, en la que un hombre invitaba a una mujer a su casa para tener una cita, preparando la casa en un ambiente que ella consideraba "romántico"... ¿tengo que hacer eso?

No, definitivamente no, esto no era una cita.

Decidí poner música para poder tranquilizarme, busqué entre los discos de mi viejo y puse uno de Gustavo Cerati en el equipo de música. Miré la hora; 10:30. Decidí ponerme un pantalón de jean y una remera negra algo suelta, me miré al espejo y pensé que lo mejor sería dejar mi pelo negro despeinado, no me quedaba tan mal que digamos. Comencé a limpiar un poco la casa, tal vez a ella no me resultaría agradable encontrarse con un lugar en el que el piso esté lleno de migas de pan y rastros de azúcar que se me cayó.

Faltaba poco para las 12 y ella no aparecía, ¿tal vez se olvidó? En parte sería un alivio, no me siento preparado para conocer a alguien. Estaba a punto de ponerme a cocinar mi almuerzo cuando golpearon la puerta. Busqué las llaves de la puerta y abrí, ahí me encontré a la chica con un vestido negro de tirantes hasta las rodillas, algo maquillada y con el pelo suelto con ondas.

-¡Hola! -dijo besándome la mejilla, no entendí por qué lo hizo, así que me quedé parado en la puerta algo confundido -emm... ¿puedo pasar?

Afirmé con la cabeza y la dejé pasar, cerré la puerta con llave nuevamente y le señalé una silla para que se siente. Busqué en la heladera una jarra de jugo y ella negó con la cabeza, le señalé una botella de agua y sonrió. Le serví agua en un vaso y se lo dejé sobre la mesa, fui a mi pieza y busqué mi peluche de un loro, al que llamé Gabriel.

-Che, ¿Qué tengo que hacer? -le pregunté en mi mente.

-Intentá comunicarte con ella mediante señas, o escribile en tu cuaderno, capaz te entiende. -imaginé su respuesta en mi cabeza.

-Lo voy a intentar, muchas gracias Gabriel.

Abracé el peluche, agarré un cuaderno y una lapicera, respiré profundo intentando sacarme los nervios de encima y volví al comedor, donde la chica estaba tomando agua.

-¿Estás bien? -me preguntó, sólo afirmé con la cabeza, ella me miró algo confundida. -¿estás nervioso por algo? -me mordí un poco el labio y afirmé nuevamente. -sentate tranquilo y charlamos, no estés nervioso.

Me senté frente a ella, apoyé el cuaderno y la lapicera sobre la mesa, ella me miró algo confundida y yo sólo sonreí.

Estoy listo para intentar comunicarme con ella.


Entre silencios y aromasWhere stories live. Discover now