Andrea y sus neuras

By FabiolaGp

1.9M 206K 32.6K

Cuando la locura se convierte en un arma poderosa. ... More

Sinopsis
1
2
3
4
5
6
7
8
9
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
45
46
47
48
49
50
51
52
53
54
55
56
57
58
59
ANUNCIO

10

49.4K 4K 998
By FabiolaGp


Sus ojos azules brillaban con la poca luz que iluminaba la estancia y eran tan intensos que me atrevía asegurar que aquella amenaza la decía en serio, que fuera lo que fuese lo que trataba de advertirme no debía ponerlo en duda alguna.

Iba a decir que era tarde, que en aquel juego de poder no era él quien saldría ganando, pero antes de que mis palabras salieran de mi garganta Joan se alejó y me vi liberada del calor de su cuerpo.

Permanecí varios segundos inmóvil, sin reaccionar, analizando realmente lo que acababa de pasar y sentía como mi corazón estaba acelerado de un modo frenético.

¿Qué demonios acababa de ocurrir?

No entendía ese afán de superioridad por parte de Joan conmigo, ni porque tenía tanta fijación cuando yo no le había hecho absolutamente nada, es más, pasaba de él como si fuera un mueble más de estar por casa y sin embargo, seguía buscándome para intimidarme, amenazarme o dejarme claro que él mandaba sobre mi.

«Vete a freír espárragos Joan Baker, no solo voy a jugar contigo, sino que arderás en el infierno» medité cuando la sangre me enardeció por las venas al comprender que para él todo aquello solo se trataba de ser finalmente vencedor en aquella disputa que él mismo había empezado. No pensaba acobardarme ni amilanarme. No. Estaba harta de callarme y dejar que se burlara a mi costa solo por engrandecer su magnánimo ego.

Aquel lunes decidí maquillarme. No maquillarme realmente como habitualmente hacíamos en las funciones de ballet, sino llevar simplemente algo de máscara de pestañas, colorete y un toque de brillo en los labios, mucho más que la simple cara lavada que llevaba siempre, pero supuse que si quería causar una buena impresión a Nicola necesitaba algo más que un cambio de color de pelo.

—¡Buenos días! —exclamé de buen humor, sobre todo porque no vi ni rastro del engreído y patán de turno por la cocina. Si tenía suerte ya se habría marchado de casa.

En aquel momento mi madre alzó la vista y sonrió dejándome una taza sobre la encimera y supuse que sería leche con unas gotas de café, ya que solía ser lo que desayunaba si me daba tiempo y no me quedaba dormida.

—Te veo demasiado sonriente y animada, ¿Eso significa que te gusta algún chico del instituto? —preguntó un tanto intrigada y mi cara debió cambiar de un color rosado al más pálido blanco.

—¿Qué?, ¡No!, ¡Ni hablar! —bufé llevándome la taza a los labios.

Tampoco es que tuviera nada de malo si así fuera, después de todo no podía negar que Nicola estaba tremendamente bueno, más bueno que los bomboncitos de chocolate rellenos de crema de avellana.

—¡Ey!, ¡Joan! Quizá tú puedas darme la respuesta. ¿Sabes si a mi hija le gusta alguien del instituto? —preguntó en ese momento y quise morirme, literalmente morirme del soponcio.

¡Como se le ocurre a mi madre preguntarle a él!, ¡Justo al idiota redomado del instituto que me hace la vida imposible!

—Yo diría que...

En ese momento sus ojos se posaron sobre los míos y sus labios dejaron de emitir sonido alguno.

¿Por qué me miraba así?, ¿Cómo si estuviera estudiándome?, ¿Acaso creía que me iba a amilanar porque le soltara a mi madre alguna chorrada que se acabara de inventar? Lo cierto es que ya estaba habituada a que me observara de aquel modo, que se quedara mirándome fijamente y seguramente en su interior se repitiera lo repulsiva y poco atractiva que le resultaba a los de su especie.

—¿Tú dirías qué, Baker? —pregunté entonces en un tono irascible.

—No —negó entonces rápidamente apartando la vista y vi como se dirigía a la cafetera para servirse un café bien cargado.

Hasta en eso éramos dos polos opuestos. Mientras que yo tomaba un vaso de leche con unas gotas de café, Baker lo tomaba solo y sin azúcar, casi tan amargo como su corazón.

Vanessa me recogió minutos después y salí corriendo de casa, lo cierto es que por primera vez, Joan aún permanecía allí después de que yo saliera y eso me daba esperanzas renovadas en no tener que soportar su rostro en el pasillo del instituto y por ende, poder hablar con Verdini al no encontrarse junto a él.

—¡Vamos!, ¡Corre, corre, corre! —exclamé subiéndome a su coche y metiéndole prisa.

—¿Qué ocurre?, ¿Huimos de algún delito o algo así? —preguntó contrariada pero arrancando el coche y metiendo la marcha para acelerar.

—El idiota de Joan aún no ha salido y espero llegar antes que él para no verle de nuevo la cara —mencioné colocándome el cinturón de seguridad.

—¿No te dijo nada de tu nuevo pelo?

En aquel momento caí en la cuenta que quizá se había quedado observándome fijamente por eso, después de todo en la oscuridad de la noche pasada apenas habría sido apreciable, ¿Se debería a eso su observación?, ¿quizá estaba pensando en los nuevos motes que adjudicarme?

«Ahora pasaré de zanahoria a tomate» pensé sin poder evitarlo.

—Mi madre estaba presente durante todo el tiempo, así que como buen farsante se contuvo —admití segundos después y para mi fortuna, Vanessa cambió de tema.

Había pensado las mil excusas con las que entrarle a Nicola Verdini solo para entablar conversación y de las mil, ni una era medianamente buena. No le podía invitar a salir así sin más de buenas a primeras, ni tampoco me atrevía a pedirle algún favor o que me diera clases particulares de algo ya que yo tenía excelentes notas. ¿Qué carajos podía hacer para conseguir acercarme a él?

La respuesta a mi pregunta se contestó a sí misma cuando metí la combinación de mi taquilla y ésta no se abrió.

—¡Maldita sea otra vez! —exclamé—. ¡Por qué siempre a mi! —insistí dejando caer la mochila al suelo y golpeando el metal con los puños.

—¿Necesitas ayuda? —Su voz. Esa voz. ¡Oh dios mío era Nicola!

—Esto... pues... yo... claro... ¡Si! —grité al final con una especie de sonrisa nerviosa porque no sabía si estaba más feliz de que él me hablara o de que tuviera la oportunidad de conversar sin premeditarlo.

—A mi también se me encasquilla a veces, el truco está en el cierre —contestó suavemente y noté como su cuerpo se acercaba al mío.

«¡Ay dios! Pero que guapo es...» jadeé en mi interior.

—Si... claro... —contesté por decir algo porque en ese momento mi juicio era nulo.

—Y luego dar un pequeño golpecito —añadió en el mismo tono suave y la taquilla se abrió—. ¡Voilà! —exclamó ahora en un tono más alegre.

—¿Puedo llamarte cada vez que no consiga abrirla? —pregunté por inercia y noté su risa.

«¡Mierda Andrea!, ¡Pero que demonios haces!, ¡Ni que fuera tu sirviente!»

—Claro que si... —contestó con una sonrisa—. Tú puedes llamarme cuando quieras —susurró en un tono muy diferente que no supe descifrar, pero si que era cierto que su mirada era tan penetrante que tuve que mirar hacia otro lado porque sentía demasiado calor en sus ojos.

¿Qué era aquello?, ¿Por qué me miraba de ese modo?

—Gracias —susurré porque apenas salían las palabras de mi garganta.

—¿Por qué no me lo agradeces dejándome acompañarte a casa después de clase? —preguntó apoyando la mano sobre la taquilla contigua a la mía y dejándose caer parcialmente para situarse frente a mi.

¿Es que todavía estaba durmiendo y aún no me había despertado?, ¿Desde cuando acompañarme a casa podía ser más un placer que una penitencia? No pensaba negarme, al contrario, eso me permitiría tener la oportunidad de volver a estar a solas con él.

—Por supuesto —contesté rezando porque no se estuviera riendo de mi y me quedara tirada, pero por la sonrisa que iluminó su cara y el hecho de que ya me había acompañado una vez, imaginé que era real, que de verdad Nicola Verdini tenía interés en mi y no repulsión como los demás.

—Te veo a la salida —dijo dando un paso hacia atrás sin dejar de mirarme—. Y me gusta tu nuevo color de pelo —añadió guiñándome un ojo y después le perdí la pista por el amplio pasillo entre tanta multitud.


Continue Reading

You'll Also Like

477K 1.5K 3
Cuando el cáncer llega a tu vida, lo arrasa todo Pero ¿y si no es a ti a quien ataca? Alice, Roberto, Liam y David tienen frente así un nuevo y aterr...
2.6M 11.1K 11
Libro #2 de la saga la donante. SOLO DISPONIBLES LOS PRIMEROS CAPÍTULOS, YA QUE PRONTO SALDRÁ A LA VENTA. Un amor verdadero, secretos por revelarse...
4.6K 460 22
Festejo mi primer K de seguidores con este concurso. Resulta muy sencillo: el límite máximo es de 20 palabras. ¡Animaos!
849K 51.5K 43
Paris Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las...