Goodnight and go (Disponible...

By desirealba

152K 12.1K 1.1K

Nunca lo entendí. No llegué a saber qué quería, cómo se sentía. Era un misterio. Ese chico alto y moreno de o... More

Prólogo
Uno; Lía
Dos; Nick
Tres; Lía
Cuatro; Nick
Cinco; Lía
Seis; Nick
Siete; Lía
Ocho; Nick
Nueve; Lía
Diez; Nick
Once; Lía
Doce; Nick
Trece; Lía
Catorce; Nick
Quince; Lía
Dieciséis: Nick
Diecisiete; Lía
Dieciocho; Nick
Veinte;Nick
Veinte; Nick
Veintiuno; Lía
Veintidós; Lía
Veintitrés; Nick
Veinticuatro; Lía
Veinticinco; Lía
Veintiséis; Lía
Veintisiete; Nick
Veintiocho; Lía
Veintinueve; Lía
Treinta; Luke
Treinta y uno; Lía.
Treinta y dos; Nick
Epílogo; Lía

Diecinueve; Lía

3.8K 338 34
By desirealba

Tengo que decir,  que odio la lluvia,  pero por suerte,  ese día de tormenta estaré en casa por la tarde porque tengo turno de mañana.  Tengo al Coronel Kevin Rogers sentado en la barra,  tomándose un café y una tostada mientras mira con detenimiento su móvil y unos informes que tiene a su lado. 

Todas las mesas que se encuentran en el bar están atendidas y yo estoy secando vasos mientras veo los minutos pasar. 

— ¿Puedes ponerme un vaso de agua,  Lía?  —La voz del Coronel hace que lo mire y suelte el trapo—. Por favor —me pide en español. 

Lleno un vaso de agua y se lo pongo al lado.  El cierra la carpeta con la insignia de la Marina y deja el móvil encima. 

— Estás más delgada —observa.

— La vida me consume —vuelvo a lo que estaba haciendo bajo su atenta mirada. 

— Eres muy joven para que la vida te consuma. 

— La vida es difícil. 

— Depende de como te la tomes —lleva la taza a su boca. 

— Envían a Nick a Siria. 

— ¿A tu novio?

— A mi amigo —me giro hacia la cafetera para prepararme un café. 

— Espero que le vaya bien. 

— ¿Por qué ir a Siria?  —Lo miro. 

— Política.  La política mueve el mundo,  pequeña española. 

Sirvo el café en una taza y lo pongo en la barra. 

— ¿No te vas a sentar? —Pregunta.

— No mientras haya gente aún en las mesas. Así que Estados Unidos envía a su ejército por política. 

— Mayormente junto al petróleo. 

— Ya lo recuerdo.  Vi un vídeo en YouTube —Kevin sonríe y termina su café— ¿No trabaja?

— Sí —se ríe—,  pero tengo un tiempo para desayunar. 

— ¿De dónde es?

— California. 

— ¿Ha ido alguna vez a Siria o...?

— Sí. 

No le pregunto sobre el tema porque imagino que no quiere hablar de él. 

— También he estado en Guam,  es mucho más bonito. 

No tengo ni la más remota idea de dónde está Guam,  y él,  lo sabe y ríe por la expresión en mi cara.

— Es una Isla situada en el Pacífico occidental.  Fue territorio Español desde el siglo XVI al XIX. 

— ¿Y vosotros nos echasteis? 

— Eso parece. 

— ¿Guerra de Cuba?

— Sí.  Perdisteis muchos territorios —dice.

Le hago una seña porque tengo que ir a atender a varias personas que han decidido escoger el bar para refugiarse de la lluvia.  El Coronel no tarda en irse y me encuentro sola allí de nuevo,  esperando que más gente venga o que se vayan para poder recoger lo de las mesas. 

James no tarda en hacerme el relevo y me despido de él besando su mejilla.  Me choco con un cuerpo cuando salgo.  Miro hacia arriba y me encuentro a Luke. 

— Hola,  Luke —sostengo la puerta para que entre. 

— Hola,  Lía,  ¿qué tal estás?

— Bien,  ¿y tú?

— Genial —me sonríe— Nick viene ahora. 

Le sonrío y él se dirige con decisión hacia una mesa.  Saluda a los chicos que hay en ella y Nick no tarda en estar frente a mí mojado. 

— Parece que alguien no tiene paraguas —digo.

— Eso parece,  ¿ya te ibas?

— Sí,  mi turno ha acabado. 

Él mira alrededor del bar y ve a James tras la barra poniendo cervezas. 

— ¿Te vas andando?

— No.  Me llevo el coche y después vengo a recoger a James —le enseño las llaves. 

Nick pasa la lengua por su colmillo y mira a la mesa donde están los chicos. 

— Nick,  ve a tomarte una cerveza —lo animo. 

— Te acerco a casa y así no tienes que venir después a por James. 

— Nick...

— Vamos,  dale las llaves a James,  quiero pasar tiempo contigo. 

La verdad era que apenas nos habíamos visto desde la última vez porque nuestros turnos no coincidían o estábamos muy cansados. 

Le doy las llaves a James y este me guiña un ojo antes de irme.  El cielo está totalmente oscuro y el viento sopla con fuerza. 

— Tormenta de primavera —dice Nick cuando me agarro a su brazo para no salir volando. 

Me monto en su coche y me pongo el cinturón esperando a que él entre.

— ¿Qué te ha pasado?  —Pregunto pasando mis dedos por su mandíbula arañada. 

— Boxear en la arena no es muy buena idea. 

— Que brutos. 

— Un poco —pone su mano en mi pierna y le da un leve apretón—. ¿Qué tal tu día?

— Entretenido,  ¿y el tuyo?

— Supongo que igual —se encoge de hombros—. Dentro de dos días me dan vacaciones para que vaya a ver a mi familia antes de irme. 

— Vale.  ¿Hace cuánto que no los ves?

— Unos meses. 

— ¿Los echas de menos?

— Sí,  pero ya estoy acostumbrado. 

Nick aparca y tenemos que correr porque ya está lloviendo. La lluvia azota la ciudad y los truenos resuenan en los cristales acompañado del viento y los relámpagos. El cielo está tan oscuro que da miedo y no tardamos en estar dentro del portal. 

Subimos hasta casa y dejo las llaves cuando entro en la mesa.  Me dirijo a mi habitación con Nick pisándome los talones y dejo la maleta en el suelo. 

Nick se acerca a la ventana y saca la gorra del bolsillo de su uniforme para tirarla sobre la cama. 

Me pongo a su lado y observamos cómo el cielo se ilumina cómo los cristales retumban con los truenos.

— ¿No te dan miedo los truenos? —Me pregunta.

Dejo de mirar por la ventana para alzar mi vista y mirarlo. — No, me gustan.

— Creo que eres la única chica que no se asusta con los truenos.

— ¿Pensabas que iba a echarme a tus brazos para que me protegieras?

— Eso pensaba —sonríe y se tira sobre mi pequeña cama.

Me siento en el borde y sigo mirando por la ventana para ver el cielo volverse blanco entre tanta oscuridad. Los dedos de Nick empiezan a jugar con mi pelo y como no pare, voy a quedarme dormida ahí sentada.

— Voy a ducharme —le informo—. Puedes ponerte la televisión o hacer lo que quieras.

— ¿Me puedo sentir como en mi casa?

— Sin pasearte desnudo, sí.

Nick se ríe y voy al baño, cerrando la puerta tras de mí.

Termino de ducharme y voy en toalla a la habitación porque he olvidado coger mi ropa. Me seco el pelo con la toalla y la luz se apaga.

— ¿Nick? —Alzo la voz.

— Imagino que ya no podremos ver la televisión —lo escucho.

Me quedo a oscuras hasta que veo la luz de su móvil por el pequeño pasillo. Observo su torso desnudo, que siempre es una distracción y él, lo sabe, por eso siempre que tiene la oportunidad se pasea sin camiseta.

— Hay velas —le digo después de que él me escanee de arriba abajo.

— ¿Dónde?

Salgo de la habitación y él me sigue, alumbrándome. Cojo las velas de un cajón y el mechero del paquete de tabaco casi vacío que tengo en el bolso.

— ¿Desde cuándo fumas?

— Solo cuando bebo, ¿Recuerdas? —Digo encendiendo una vela.

— Cierto.

Encendemos una vela en el salón y voy a mi habitación para poner varias. Nick apaga la linterna y deja su teléfono encima de la mesita.

Aún estoy en toalla, por lo que me acerco al armario y no tardo en sacar mi pijama, tirándolo encima de la cama. Me acerco al cajón de la mesita de noche y saco la ropa interior.

Me quito la toalla y la dejo caer al suelo para coger la ropa interior y ponérmela. Cuando estoy subiéndola, las manos de Nick se ponen sobre las mías y él las sustituye.

En vez de subir el tanga, lo baja suavemente. Levanto mis pies para sacarlo y él vuelve a tirarlo a la cama.

— Me siento indefensa —digo.

— Me gusta más la palabra deseada, así es como quiero que te sientas.

Ni siquiera tiene que apartar mi pelo esta vez para besar mi hombro porque está recogido todo en un moño.

Sus labios sobre mi hombro y sus manos rodeando mi cuerpo hace que cierre los ojos escuchando solo nuestras respiraciones y la lluvia dar contra la ventana. Sus brazos me aprietan y me alza un poco para ponerme sobre la cama.

Mis rodillas dan en el mullido colchón y él me suelta. Mis manos se apoyan en el colchón y mi respiración se acelera cuando siento la tela de sus vaqueros presionando contra mi piel desnuda.

Un escalofrío recorre mi columna cuando siento sus labios en el centro de mi espalda.

Paso mi lengua por mis labios secos mientras sus labios se encargan de dejar besos en toda mi espalda. Sus manos pasan por mis curvas y se ponen en mi cintura para ponerme bien y que mi espalda esté pegada a su torso desnudo de nuevo.

Sus grandes manos pasan por mi abdomen hasta ponerse en mis pechos y apretarlos.

Una de sus manos asciende y un dedo toca mis labios entre abiertos. Abro un poco más mi boca y él, suavemente, mete dos dedos dentro, haciendo que mi lengua pase por ellos.

— Eres jodidamente sexy, ángel —su aliento cálido choca contra mi mejilla.

Sus dedos salen de mi boca y siento que voy a explotar de un momento a otro y apenas nos hemos tocado. Sus labios se ponen en mi hombro y coloco mi mano encima de la suya mientras baja por mi vientre hasta mi parte íntima.

Me sobresalto cuando él me coge. Me agarro a su brazo y él se sienta en la cama. Estoy sobre sus piernas y él besa de nuevo mi hombro. Pongo un brazo rodeando su cuello mientras su brazo me rodea, sujetándome. Su otra mano me toca y lo miro, buscando sus labios.

Lo beso con intensidad mientras su mano intenta que toque el cielo, y sé que lo haré.

— Oh, Nick —susurro en sus labios.

— ¿Te gusta? —Pregunta.

— Sí —muerdo su labio inferior.

Gimo con fuerza y me estremezco en su regazo. Quiero gritarle que pare porque siento que no voy a poder controlar lo que viene. Y así es.

Me retuerzo en su regazo y él deja que me recueste en la cama mientras el orgasmo me azota. Sin embargo, él sigue dándome placer y yo me agarro a su brazo con fuerza mientras gimo.

Estoy temblando, sumida en el éxtasis. Tocando el cielo con la punta de mis dedos mientras escucho mis gemidos por toda la habitación.

Me deja sobre la cama con la respiración agitada y aún con mis piernas temblando.

— Dame un momento, Nick —le digo cuando lo veo tocarse por encima del pantalón.

— Todo el que quieras, hermosa —se echa un poco sobre mí y me besa.

Pongo mis manos en su nuca para que no deje de besarme y se echa sobre mí un poco. Su pecho se pega al mío y nuestras lenguas juegan, no queriendo separarse nunca.

Mis manos pasan por su espalda fornida y él se separa de mi boca para besar mi mandíbula.

Sus labios se alejan de mí y se pone a mi lado. Levanta mi pierna y me echa suavemente hacia el otro lado. Sujeta mi pierna y con su otra mano desabrocha sus pantalones y no tarda en guiar su miembro a mi entrada.

Sus labios en mi cuello, sus movimientos y el pantalón  rozandome hace que gima de nuevo.

— Esto es mejor que la cerveza —dice.

Me río y giro mi rostro para besarlo.  No tarda en separarse de mí y aprovecho para abrir el cajón de la mesita de noche y sacar un preservativo. 

Cuando lo miro,  él ya está desnudo.  Sus manos se ponen alrededor de mis tobillos y me arrastra por la cama hasta llegar hasta él.  Me río y él coge el preservativo. 

— ¿Sigues tomándote las pastillas?

— Sí. 

Tira el preservativo y se coloca encima de mí.  Su rostro se acerca al mío y nos besamos.  Guía su miembro a mi entrada y muerdo su labio inferior haciendo que jadee. 

— No sabes lo que te voy a echar de menos cuando me vaya —dice.

— ¿A mí o al sexo?

Nick sonríe y me besa de nuevo. 

— A ti,  por supuesto. 

••

Acabamos tendidos en la pequeña cama y me apoyo en su hombro, mirándolo.  Nos hemos tapado con la manta mientras fuera sigue diluviando. 

— No quiero que te vayas allí —le digo pasando mis dedos por uno de los tatuajes de su pelo. 

— Es mi deber. 

— Tu deber...  —doy pequeños besos en su clavícula y alzo mi rostro para verlo mirándome. 

— Mi deber —besa castamente mis labios—. ¿Cuál es tu deber?

— Intentar mantenerme con vida hasta que cumpla todos mis sueños. 

Nick se ríe.  — Es un buen deber.

— Claro que sí —me acomodo de nuevo en su pecho—. Es muy difícil no ser atropellada por un coche,  bajar las escaleras sin caerme y muchas cosas peligrosas más.

— Eres un peligro. 

— Puede que lo sea. 

— ¿Me esperarás?  —Pregunta.

— Vuelvo a España antes de que vengas, Nick. 

Él chasquea su lengua y cierro los ojos.  — Mañana tengo libre,  ¿por qué no comemos en casa?

— ¿En tu casa?

— Sí.

Nunca he estado en su casa,  por lo que acepto. 

Me tapo bien con la sábana y observo a Nick ponerse la camiseta verde oscuro tapando sus tatuajes. Sus ojos claros, entre verde y azules me miran y se acerca, poniendo una mano en mi mejilla.

— Eres la chica más preciosa que he visto nunca —dice.

Sonrío sin poder evitarlo.

— No, no lo soy.

— En mis ojos lo eres —sus labios chocan con los míos en un corto beso y se separa.

— Eres muy tierno.

— Sí, estoy cerca de serlo.

Me incorporo en la cama y lo veo guardar la cartera y las llaves en sus bolsillos.

— ¿No lo eres?

Nick se encoge de hombros y me pongo de rodillas en la cama.

— Parece que eres una persona dentro de estas cuatro paredes y fuera eres otra.

— ¿Por qué tanta insistencia en pensar demasiado? No soy el mismo aquí, que fuera.

— Me gustaría conocer al Nick de verdad —digo antes de que él salga de la habitación.

— Lo estás viendo. Buenas noches —y se va guiñándome un ojo antes.

Las semanas pasan y el viaje se acerca.  Está nervioso y puedo notarlo,  aunque no lo reconozca. 

Yo también lo estoy.  Me quedé completamente perpleja cuando escuché que su próximo destino era Siria.  Estaban en guerra y sabía que podía pasarle algo.

Me pongo de nuevo la ropa y veo que James está sentado en el sofá. 

— ¿Enamorada?

— ¡No! —Me siento a su lado en el sofá.

— Yo con lo que te ha dicho en la habitación hubiera caído en sus redes —me mira— Eres la chica más preciosa que he visto nunca —cita en inglés. 

Ruedo los ojos y sonrío sin enseñar mis dientes.

— Nick es solo un buen amigo. 

— Un gran amigo —se ríe. 

— En serio,  no somos nada más. 

James me mira y se encoge de hombros.  Sé lo que quiere decir y sí,  a veces me siento como si estuviera en una relación con Nick, pero después recordaba que no éramos nada y me quitaba todas esas ideas de la cabeza. 

••

Siguiente capítulo.  Siento haber tardado tanto,  espero que os guste chicas 🌹❤

Continue Reading

You'll Also Like

152K 7.3K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...
1.4M 75.4K 71
-Soy una niña buena- susurro adormilada -claro que sí nena - dice daddy acurrucandonos más en la cama. - ahora toma tu biberón baby- escucho a papi...
2.9M 171K 105
Libro uno de la Duología [Dominantes] Damon. Un hombre frío, amante de los retos, calculador... decidido. Se adentra en un mundo desconocido, donde l...
71.9K 6.9K 26
Eliza Jones y Stella Lambert son el prototipo de: "personas correctas en el momento equivocado", pues sus vidas habían coincidido en preparatoria, cu...