Sex education. //Albalia.

By SandraGomezGonzalez2

1.6M 67.8K 16K

Natalia Lacunza lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteli... More

Prologo: La boca del lobo.
1- Se mira pero no se toca.
2- Mundos opuestos.
3- Tus deseos son ordenes.
4- Virginia.
5- Tarjeta de visita.
6- Acompañante.
7- Miradas que queman.
8- Mientras pueda controlarlo
9- Admitida.
10- Dulcinea.
11- Sal y limon.
12- Lovely.
13- Ave fenix.
14- Combustion.
15- Bombona de oxigeno.
16-Marcas
17- Cátedra.
18- Adolescencia.
19- Romper los esquemas.
20- Enfermera.
21- Momentos de normalidad.
22- Errores esperados.
23- Confesiones a medias.
24- Caricias en la oscuridad
25- Tu olor
26- Familiaridad
27- Humanidad.
28- Vete de mi.
29-Agua fria
30- Como un loco que contiene a un gigante
31- Luz roja
32- Insaciable
33- Real como la vida misma
34- Violas.
35- Me quedo contigo.
36- Salir corriendo.
37- Sin importancia.
38- Telaraña
39- Ajedrez
40- Fuera de todo pacto.
41- Demoler una montaña
42- Formas de querer.
43- Noria
44- Calabobos.
45- Somos un incendio sin control.
46- Sin escapatoria.
47- Ponia a la peña de pie.
48- Olivia Newton John
49- Oportunidades.
50- Telon de acero.
52- Ave fénix.
53- Versión 2.0
54- Esperanza.
55- Perdida en este mar.
56- Nexo de unión
57- Los chicos hoy saltaran a la pista.
58- El rostro de la dinamita
59- Victorias y derrotas
60- Servicio de habitaciones.
61- El Yo inconsciente.
62- ¿Es que no lo ves?
63- A ser posible...
64- Maldita dulzura la tuya
65- Deje un mensaje al oir la señal
66- Lejos y cerca a la vez.
67- Soy una, y soy fuerte.
68- Isabelle
69- Submundos
70- Dos lineas paralelas nunca se tocan
71- A cara de perro.
72- Bienvenida a casa...
73- ...pequeña gran revolucion.
74- Realidad.
75- Las cuatro patas de mi cama...
76- En la relacion equivocada
77- Gata callejera
78- Juicios de valor
79- Dura como el diamante
80- Aunque no seamos felices para siempre...
Epilogo.
Novedades :)
Club de lectura
Nueva historia!

51- Quitando corazas.

19.8K 886 259
By SandraGomezGonzalez2

Eran cerca de las tres de la mañana, ya hacía tiempo que habían salido del agua arrugadas como cuatro pasas para terminar la velada en las tumbonas a pie de piscina. Laura había tenido que hacer un par de jarras más de aquel licor tropical que entraba como batido de fresa y plátano, pues ante la mirada sorprendida pero camuflada de Natalia, Alba había empezado a beber cada vez más con cada acto de cercanía que tenían.

- Y la azafata toda mona nos mira al salir del lavabo con cara de circunstancias... jajjajaja... y Bea le suelta, "señorita disimule, que tampoco hemos hecho tanto ruido y nos delata más su boca abierta que otra cosa"... jajajajaja... -contaba Laura entre risas, mientras las demás le acompañaban. Pues las ocurrencias de aquella mujer no tenían límites-. Yo me meaba... jajajaja...

- ¡Desde luego Bea.... Eso no me lo esperaba!... jajajajja... -le decía la morena entre risas-.

- ¿Qué quieres? Ya que lo daba por hecho, era mejor confirmárselo sutilmente y punto... jajajajja... -se justificaba Bea entre risas-.

- ¡Ésta es que la mata callando! Como tu Alba... jajaja... -decía su mujer señalando con un gesto de cabeza a la rubia que estaba tratando de atrapar su pajita del vaso sin acertar-.

- ¿Eh... conmigo no te metas!! ... jajajaja... La pajita esta no se está quieta oyeee... -decía esta tendiéndole el vaso a Natalia que estaba a su lado-.

- Jajajjajajajjajajjajaja.... –la risa fue general, definitivamente había pillado un ciego espantoso, pero gracioso-.

- Trae cariño. Que al final vas a ver cómo te sienta mal... -le dijo la morena sentándose en la tumbona y quitándole con dulzura el vaso de licor de las manos-.

Alba iba a rechistar, pero ante aquella sonrisa de dientes blancos, que encima veía por triplicado, no tuvo fuerzas.

- ¿Sabes lo que no me sienta mal? –le preguntó mientras Natalia le acomodaba el cabello-.

- ¿Qué? –le preguntó con una sonrisa mientras dejaba de tocarla-.

- Tú. –le dijo Alba mirándola con intensidad, aunque le resultaba difícil fijar a aquella preciosidad en sus pupilas-.

A Natalia se le ensanchó la sonrisa, jamás la había visto tan relajada tomando tragos junto a ella, y en cierta forma el hecho de pensar que quizá fuera porque estaba disfrutando de todo aquello como si fueran unas verdaderas vacaciones y que no pensara en aquel retiro como una semana laboral que había cobrado por adelantado, le gustaba. Además, ver que era capaz de perder el control tanto como ella, era un alivio para su autoestima.

- ¿Entonces no te siento mal, no? –le preguntó, alargando aquella ocurrencia, riéndose junto a ella-.

Alba negó con la cabeza mientras sonreía, luego se levantó y fue hacia ella. Natalia se inquietó, pues aunque la chica no tenía en activo el cien por cien de sus facultades, seguía resultando aterradoramente deseable y eficaz. No quiso recular ante Laura y Bea, así que permaneció externamente serena cuando se sentó en su regazo colocándose cara a cara.

- No, ¡tú me sientas siempre de puta madre! –le dijo Alba con una sonrisa pícara mientras le cogía la cara entre las manos y la besaba-.

Ella se quedó paralizada por la sorpresa. Las manos de Alba pronto encontraron los trazos sensibles en la nuca de aquella mujer, que sin poder racionalizar se dejó llevar una vez más por aquella boca sabiendo que el hecho de no llevar ella la iniciativa podía desencadenar una tormenta mayor. Y así fue. La lengua de la rubia estaba tan líquida que emitió un gemido desde lo hondo de su garganta, aquel sonido avisador le hizo abrir los ojos de golpe y percatarse de dónde y con quienes estaban. Con dulzura, interrumpió el beso.

- ¡Cariño, no estamos solas...! -le susurró con la voz tomada y tratando de acompasar la respiración-.

- ¡Pues estamos tardando! ¿no te parece? –le dijo ella también susurrando burlonamente-.

- Por nosotras no os preocupes eh... que nunca hemos hecho de "mironas" pero si hoy toca, pues oye... jajajajaja... -se burló Laura de la situación, mientras Bea le pegaba un golpecito a modo de castigo, pero también les sonreía, se les veía tan felices juntas que era imposible no hacerlo-.

Natalia las miró y luego miró a Alba que seguía sentada sobre ella, pero ya de lado para verlas a todas.

- Creo que lo mejor será que nos vayamos a dormir, que me parece señorita que el alcohol se le ha subido bastante a la cabeza –le dijo cogiéndola por la cintura-.

- Mmmm.... Lo de la cama me gusta, ahora lo de dormir no tanto... -se quejó con una mueca, mientras repasaba el escote del bikini de la morena lascivamente-.

- Jajajajajaja... -se rió Laura y Bea le volvió a dar un golpecito-. ¿Qué? ... jajaja... ¡Es que está muy graciosa pidiendo sexo!

- Jajajja... bueno, creo que nos vamos a retirar ... -les dijo Natalia con una sonrisa-.

- ¡Hacéis bien! –le dijo Bea-.

Alba se puso en pie y la navarra la siguió, pero bastaron un par de pasos para que diera muestras de su pérdida de equilibrio, ella la sujetó.

- ¡Uyyy... es que el suelo es flotante o algo!.. ajajaja... -se rió mientras Natalia la sujetaba-.

- Jajajja... ya, eso va a ser sí... jajajaja... -dijo ella muerta de risa, por una vez no era ella la que necesitaba ayuda para encontrar el camino de vuelta-

- ¿Necesitas que te eche una mano? –se brindó Laura al ver que quizá no pudiera con su chica-.

- No, no... creo que me las puedo apañar sola... -Natalia se paró frente a Alba y la miró con una picardía que hizo que a esta se le erizara hasta el último vello del cuerpo-.

- ¿Qué? ¿Qué pasa? –preguntó ante aquella mirada diabólica-.

- ¡Esto! –le dijo, y la cogió en brazos tirándosela al hombro como había hecho con Maria en una ocasión-.

Las risas de Laura y Bea retumbaron en sus oídos hasta bien subido el primer tramo de escalera, Alba había forcejeado al principio, pero ella le aseguró que no la iba a soltar y que lo único que iba a conseguir era hacerle daño si se movía tanto, así que se rindió y se deleitó de aquel trasero... "joiaaaa Marii.... Que vistas tuvo la cabrona ese día" pensó para sí mientras se dejaba conducir hasta el dormitorio un poco mareada, pero feliz.

- ¡Llegamos! –resopló la morena por el esfuerzo dejandola al pie de la cama-.

Alba no tardó en desplomarse en el colchón, mareada por aquellos cambios de posición tan bruscos y aquel licor que se arremolinaba en sus sentidos haciéndole perder el norte.

- ¿Albi, estás bien? –le preguntó acercándose a ella, pues se había puesto las manos en los ojos para tratar de evitar que todo diera vueltas-.

Al escuchar su voz, abrió un par de dedos para mirar a través de ellos... tardó un poco en fijar la mirada, pero al final consiguió tener una visión nítida de la chica. Siguió mirándola, quitándose una mano de la cara primero, luego la otra...

- ¡Me tienes completamente tonta! ¿lo sabías? –le dijo de pronto incorporándose apenas con los codos en la cama, mientras ladeaba la cabeza y le dedicaba una mirada que sólo pudo interpretar como sincera-.

Natalia tragó saliva, a pesar de haber aguantado estoicamente durante toda la velada en su papel conquistador, la única verdad era que Alba y ella estaban ahora a solas, y que ella se moría por aquella mujer de un modo sobrehumano. Los nervios empecieron a aparecer con rapidez.

- Vayaaaa... sabía que podía sacar de quicio, aburrir e incluso desquiciar un poco a la gente, pero de ahí a dejarla tonta, no lo sabía –intentó bromear, y tratando de mantenerse entera, hizo el amago de volver a erguirse para alejarse de alli-.

- Nat... –la llamó cogiéndola por la muñeca justo cuando le empezaba a dar la espalda-.

Esta sintió que su nombre retumbaba dentro de ella, la mano que la tenía cogida le estaba quemando. Lentamente se giró y se encontró con la rubia sentada en la cama mirándola con intensidad. En sus ojos podía ver aquel fuego, aquel calor que ya habían vivido, pero otro rasgo los atravesaba y no sabía qué era, se quedó mirándola en silencio más de lo necesario tratando de entender.

- ¡No huyas de mí! ¡No voy a hacerte daño! –le dijo de pronto, y ella notó como el miedo aparecía en su cuerpo inevitablemente-.

Qué Alba le dijera aquello, era lo último que necesitaba, pues evocaba el recuerdo de todas sus inseguridades y temores, y la hacía perderse en aquel sentimiento de vulnerabilidad que sólo ante ella se había atrevido a exponer después de muchísimo tiempo. La respiración se le aceleró y su determinación por volver a calzar aquel disfraz seductor se empezó a desquebrajar como una gran grieta derrumbando un edificio. "No... no Albi, por favor, no me la quites..." le pidió con los ojos ... "No me quites la coraza, aun no..." terminó de pedir en silencio, pero Alba no podía saber lo que pensaba ni cómo se sentía. Natalia agachó la mirada y respiró profundamente, sabía que Alba no estaba en condiciones, y se refugió en su estado de embriaguez para justificar sus palabras a fin de poder encontrar su propia calma.

- Lo sé –dijo finalmente con una media sonrisa que pretendía ser cándida y comprensiva- Sé que no me harías daño.

- No, no te lo haría –le confirmó nuevamente sin soltarla-.

- Te creo –la tranquilizó y cogió la mano con la que Alba la tenía sujeta- Es bastante tarde, y hemos bebido mucho... es mejor que durmamos un poco, han sido unos días muy intensos para las dos. ¿No te parece?

Alba se le quedó mirando. Sí, estaba muy bebida, pero la nitidez con la que se le presentaba lo que quería la mantenía en pie. Cuerda e incapaz de rendirse sin luchar, sin decir nada trató de ponerse en pie, y al conseguir estar frente a la mirada expectante y temerosa de Natalia, notó como el equilibrio le jugaba una mala pasada haciéndole dar un traspiés. Fue tan rápida la reacción y tanto el licor ingerido, que tardó unos instantes en ser consciente del todo de dónde estaban situadas cada una de sus extremidades. Allí, estrechada fuertemente por unos brazos que no eran suyos, seguía anclada ante aquella mujer hermosa que se moría por conocer en profundidad, en cuerpo y alma. No notaba sus piernas, pero podía sentir los muslos desnudos y tibios de la morena enredados en los suyos sujetándola. Centró la vista y sólo pudo verse reflejada en aquellas pupilas color café que ahora quedaban intensamente oscurecidas, la respiración de la morena estaba tan cerca de ella, que podía notar su aliento quemándole los labios. El silencio hablaba entre las dos, podía sentir como el pulso acelerado de Natalia estaba acompasado con el suyo propio, levantó las manos segura de que no la soltaría y acarició aquella linda cara dejando que sus respiraciones cada vez más agitadas dijeran lo que sus cuerdas vocales no podían. Los labios que tenia enfrente temblaron al sentir los dedos cálidos de Alba acariciándolos, ella notó aquel pequeño temblor y entonces no pudo más... atrajo aquella boca hacia sí, aprisionando la nuca de Natalia con sus manos para que no se le escapara.

- Mmmmm... -los gemidos fueron idénticos en cuerpos ajenos.

Natalia sintió como un látigo le cruzaba la espina dorsal con gran violencia, castigándola, obligándola a erguirse... y lo hizo, enérgica y orgullosa no dejó que el dolor la doblegarse y se lanzó a aquella pasión desmesurada que le trepaba por cada partícula de su ser. Sus bocas eran cascadas explosionando en cada recodo donde se dejaban caer, las manos fueron tomando forma y se llenaron de caricias cada vez más necesitadas. Alba no podía tenerse en pie, la otra cada vez se hacía más y más grande sin medida.

- Joder... me vuelves loca... -susurró Alba cuando empezó a devorar la piel descubierta y sensible de su garganta-.

Alba cerró los ojos, notando que toda su fuerza vital la estaba abandonando. Natalia notó como el cuerpo entero de la chica empezaba a temblar como una hoja, se detuvo y la miró advirtiendo el peligro.

- Nooo... no esta vez no.. –ahogó Alba viendo la duda en sus ojos-

Y haciendo acopio de la poca energía de lucha que le quedaba, volvió a anclarse aquella nuca obligándola a perderse otra vez en su boca. Tan fuertemente la atrajo hacia sí, que las dos cayeron en la cama inmersas en una lucha de besos y manos desesperadas. Alba no podía atinar a desabrochar la parte de arriba del bikini de la morena, así que lo sacó a girones de aquella piel que tanto le apetecía. Cuando tuvo sus pechos desnudos a la vista, no pudo contenerse y se lanzó hacia ellos pillando a Natalia totalmente desprevenida. Esta inconscientemente se irguió sentada sobre ella apartando aquel seno henchido de su torturadora. Alba supo que aún estaba presa de aquella suave reticencia a dejarse llevar, así que apoyó sus manos extensamente sobre aquella espalda desnuda, contuvo aquel pecho sedoso en su boca líquida, y la atrajo hacia sí obligándola a recostarse sobre ella... Natalia gimió inconexa, presa de aquella electricidad que se trasmitía hasta su entrepierna, por mucho tiempo olvidada. Alba se amamantaba de ella, robándole fuerzas para sí misma.

- Dios.... Dios... -gimió cayendo vencida sobre aquella boca que se resistía a abandonar su dulce carne-.

Trató de pensar, pero no pudo... trató de huir, pero tampoco pudo... Una mano de la rubia tomó nueva forma, y buceó hasta sus glúteos, colándose entre el tejido y su piel, apretándola más contra aquel cuerpo que ardía debajo de ella.

- Por favor, Alba... -gimió suplicante tratando de pedir que la liberara-.

Pero ella no quería, no quería ceder y la pronunciación de su nombre sólo sirvió para devolverle algo más de ímpetu. Sin hacer caso a aquellos gemidos siguió chupando y aplastando a Natalia contra sí, sabía que si le dejaba solo un segundo para reponerse, todo llegaría a su fin... la morena estaba en mejores condiciones que ella, pero quizá por aquella razón, porque se había confiado de aquella flaqueza que el licor le había dado, es que estaban allí, piel con piel... sintiéndola.

"Ahora... o nunca... vamos Nat, te tienes que rendir... deja de medir" pidió en silencio y cambiando aquella mano que nadaba dentro del bikini de la morena, alcanzó aquel terciopelo resbaladizo de sus pliegues.

Natalia exhaló como si le faltara el aire, encorvando su espalda al sentir aquellas yemas acariciándola con precisión y suavidad, sin prisas. Alba aprovechó para respirar, liberando aquel seno que la tenía más borracha que cualquier licor que jamás hubiera probado. La observó desde abajo suyo, estaba allí ante ella, con los labios entre abiertos y jadeantes, los brazos temblándole tratando de incorporarse, aún luchando por apartarse de aquel placer y a la vez castigo, que ella le estaba dando. Cercó más sus caricias en aquellos pliegues, los brazos de la morena empezaron a temblar más, sus codos comenzaron a flexionarse perdiendo tono sus músculos y determinación su confusa voluntad.

"Vamos, cariño... déjalo ya, ven a mí, no pelees más" le solicitó y haciendo acopio de la última energía que tenía, se irguió hasta alcanzar uno de aquellos pezones erectos que viajaban frente a su cara.

- Sigue.... Mmmm.... –gimió Natalia, cayendo por la debilidad de sus brazos-.

Alba la sostuvo contra su cuerpo, y viéndola rendida volteó con ella en la cama hasta ponerse en una posición más cómoda encima de aquella mujer. Su mano encontró la libertad de movimiento que necesitaba para hacerla volar.... Con su otro brazo rodeó sus hombros y la obligó a permanecer cerca de ella, la besó, la besó con intensidad para que no pudiera pensar y al notar el temblor de aquel dulce cuerpo supo que era el momento. Se separó de aquellos labios apenas diez centímetros para que pudiera respirar, notó sus muslos tensarse, su cadera agitarse y sus ojos cerrarse con brusquedad... Alba quiso ordenarle que la mirara, pero le parecía que no podría soportar más de lo que estaba soportando, así que la estrechó con fuerza contra sí para que pudiera esconder la cara en su cuello si quería. Inmediatamente se colgó de su cuello y se refugió con alivio en su piel mientras unos gemidos cada vez más intensos se apoderaban de todo su cuerpo. Alba se sumergió en el olor de aquella mujer, en el de su pelo y en el de su piel, y supo que jamás la podría olvidar... con aquel sentimiento único y verdadero, cerró los ojos y se acunó con ella proporcionándole las últimas caricias certeras que necesitaba para desbordarse.

- ¡Alba...! –gimió-.

Y su cuerpo se convulsionó por entero, jadeando en aquella oreja donde retumbaba el nombre de su propietaria. Esta paró de acariciarla al notar que se desvanecía, la estrechó contra su cuerpo en un abrazo cálido que pretendía trasmitirle todo el bienestar, tranquilidad y protección que estaba dispuesta a darle. Natalia se dejó arropar incapaz de pensar o de entender qué es lo que acababa de suceder. Hundido el rostro en el cuello de la rubia supo, que su vida jamás volvería a ser la misma.

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