80- Aunque no seamos felices para siempre...

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Alba se había puesto en pie de un salto, se miró nerviosa en el espejo y la imagen que encontró le hizo esbozar una mueca de fastidio, se recogió el pelo y olió la camiseta que llevaba. Apestaba a ron, así que a trompicones fue quitándosela por el pasillo hasta llegar a la habitación. El timbre sonó.

- Mierda... mierda... -se quejaba mientras trataba de ponerse una limpia-.

El timbre seguía sonando....

- Ya voy... -dijo ella-. Oh joder...

Tropezó con los zapatos que había dejado por en medio antes de alcanzar la puerta, el alcohol ya corría por sus venas anulando su coordinación. Natalia escuchó el golpe desde el otro lado de la puerta.

- Albi??? ¿Estás bien? –la llamó azorada-.
- Joder... -refunfuñó ella mientras a la pata coja, conseguía alcanzar la puerta y abrirla-.
- ¿Qué te pasa? –fue lo primero que preguntó la morena tras verla cogiéndose uno de los pies-.
- Me he tropezado y me he estampado el dedo gordo del pie contra la mierda esa de mueble.... Ostiaaaaaa... como duele coño... -se quejó la rubia, que olvidando toda cortesía y contexto, empezó a andar a saltitos hasta el primer sofá que pilló-.

Natalia se quedó por un instante sin saber qué hacer, por su cabeza habían pasado distintas opciones que podían haber ocurrido tras encontrarse cara a cara, pero aquella no se correspondía a ninguna de ellas. Cerró la puerta, y corrió a ayudarla.

- A ver... deja que lo mire... -le dijo poniéndose de rodillas y tomándole el pie-.
- ahhhhhhhhh.. joderrrrrrrr..... –se quejó Alba cuando le flexionó el dedo-.
- Perdona... -se disculpó ella con una mueca- Igual te lo has roto...
- Genial, ya lo último que me faltaba... -se resignó a rubia, y empezó a levantar cojines del sofá en busca de algo-.

Cuando encontró la botella, la abrió y le dio un gran trago.

- ¿Estás bebiendo? –preguntó atónita su chica-.
- Ohh.. muy aguda -se burló de aquel comentario-.

Natalia frunció el ceño, la miró, y luego le quitó la botella sin previo aviso.

- Pero que... - no le dio tiempo a reaccionar-.
- El alcohol no te sienta bien... -esbozó como respuesta mientras cerraba la botella y la alejaba de ellas-.

Alba se la quedó mirando perpleja.

- ¿Y tú qué coño sabes? ¿Acaso yo te digo lo que tienes que hacer y lo que no? –el otro yo de la más joven, crecía rebelde en ella-. ¿Quién coño te crees que eres? ¡No, en serio! ¿Quién demonios te crees que eres, para venir aquí a las.... –miró su reloj, pero el alcohol y la poca luz no le dejaba ver la hora con claridad-... bueno a esta hora, y tomar decisiones por mí que jamás te he pedido que tomes? Es mi vida... MI VIDA...Toma nota gatita, porque parece que no lo entiendes.
- Estás borracha -suspiró Natalia comprendiendo que en aquel estado, tiraría a dar-.
- Vayaaaaaaa.... Que perspicaz estás, lástima que para otras cosas reacciones tan tarde... -le escupió la rubia, y se puso de pie en dirección a la botella-.

La morena la alcanzó antes que ella y la ocultó tras su espalda.

- Nat, haz el favor de dármela... no es asunto tuyo lo que yo haga –le dijo ella cabreada-.
- ¿Eso es lo que piensas? ¿Qué lo que hagas o dejes de hacer no me compete? –le preguntó poniéndose a su nivel-.
- Eso he dicho... Es mi vida, así que dámela... -le volvió a pedir-.
- ¿La quieres? –la retó ella-

Alba frunció el ceño sin dejar de mirarla. Desafiante extendió la mano con la advertencia en la mirada de que no se lo pediría más.

- Está bien... -dijo Natalia-.

Sex education. //Albalia.Where stories live. Discover now