14- Combustion.

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Alba tardó varios minutos en reponerse, la intensidad del deseo que había sentido por aquella mujer la había dejado destrozada. Cuando pudo abrir los ojos, se dio cuenta de que no estaba a su lado en la cama, de pronto se asustó... "¿dónde....?"

Se incorporó en la cama y entonces la vio, allí con la cabeza echada para atrás, con los ojos cerrados y sentada en el suelo. Un nudo se desplazó a su estómago.

- ¿Nat, estás bien? –le preguntó con un hilo de voz, y se sentó a su lado envuelta en la colcha-
- ¡No...no puedo res.. respirar! –le dijo ella-.

Y Alba se asustó, porque tenía muy mala cara... "Diooossss... ¿pero qué le pasa?... ¡mierdaaaa!, ¿he ido muy rápido? ¿demasiado lejos?"... se preguntó con angustia, pues la verdad es que apenas conocía nada de aquella mujer. Se arrodilló frente a ella, y cogió su cara entre sus manos para que la mirara...

- ¡Mírame Natalia! ¡respira!... ya lo hemos pasado antes, respira, por favor... -ella agradecía que Alba estuviera allí, que tuviera la suficiente experiencia para ser capaz de hacerse cargo de la situación, ella estaba muy agotada-. ¡Así, así cariño, respira!... ¡más profundo!... ¡ya, ya estamos!... ¡Muy bien! ¡Así tranquila, todo va bien! ¡respira!

Y ella respiraba, de verdad respiraba, completamente fuera de sí, pero allí estaba, respirando para aquellos ojos hermosos, para aquella boca enfermiza que le costaría un ataque al corazón.

- ¡Alba... no me encuentro bien! –le susurró sin apenas voz-.

"Mierdaaaaaaaaaaa.... " quería gritar esta, y vio como la morena estaba a punto de desfallecer... "joderrrrrrr, no te me desmayessssssssss"...pensó con ansiedad. Cogió con firmeza el rostro de Natalia y le dio un par de cachetitos para que se espabilara...

- Venga cariño, no me hagas esto... -pareció reaccionar-... muy bien nena, muy bien, tú sigue mirándome. Vamos, te refrescaremos la cara.

Alba se puso de pie, y cogió a Natalia para levantarla... con esfuerzo lo consiguió.

- Vamos al baño, cariño... venga un poco más y estarás mejor –le dijo cariñosamente, y ella hizo todo lo que le pedía-.

Al llegar al baño la sentó en lo alto del retrete, le tocó la frente y vio que estaba ardiendo.

- ¡Dios mío, estás ardiendo!... ¡espera!... –se deslizó hasta la caja de primeros auxilios precintada que había bajo el lavabo, y sacó un termómetro digital de oído, en unos segundos el aparato le indicó que aquella mujer tenía 38'5ºC y subiendo-. ¿Cómo coño puedes tener tanta fiebre?

Alba se quedó alucinada, aquella mujer no parecía haber estado enferma, de hecho estaba convencida de que no lo estaba, pero sin embargo acababan de hacerlo y su temperatura se había disparado vertiginosamente. Ella no contestó, sino que cerró los ojos...

- Ooohhh... no, tú no te me vas, te has equivocado de chica, pequeña... -le dijo, y le dio un guantazo para que se espabilara-.

A Natalia no le dolió, sólo abrió los ojos al instante. Ella rápidamente abrió el grifo del agua fría de la bañera y puso el tapón, no podía arriesgarse a darle una pastilla con lo que había bebido, así que se arrodilló y empezó a desabrocharle los vaqueros

- Nena, me vas a tener que ayudar, levanta un poco cariño, por favor... -la obedeció y Alba le quitó los vaqueros, probó el agua, estaba helada.

La temperatura de la chica era alta, pero no extrema, así que vertió un poco de agua caliente para templarla un poquito-. Venga cariño, vamos a bañarnos...

Alba la cogió y la introdujo en la bañera, ella también se metió con ella, pues no quería dejarla sola. Natalia a diferencia de ella acogió la frescura del agua con alivio, tenía frío, pero no le importaba se puso a la espalda de la chica y la recostó sobre ella mientras con una esponja la rociaba con agua para que se enfriara.

- Gracias, Alba –le susurró cuando se encontró un poco mejor-.

- shhsss... tú relájate cariño, y permanece despierta ¿vale? –le dijo pasándole la esponja mojada por la frente-. ¡Me vas a matar a disgustos!

- Lo siento, de verdad... -se disculpó la morena-.

- shhsss... te he dicho que te relajes, ¿estás un poco mejor? –le preguntó mientras seguía refrescándola-.

- sí, gracias... -le dijo Natalia y apoyó su cabeza en su hombro-.

Alba le apartó el cabello de la cara y volvió a humedecer su frente. Viendo que sus cuerpos se estaban acostumbrando a la temperatura del agua, abrió un poco de agua fría y volvió a refrescar el agua de la bañera.

- ¿Mejor? –volvió a preguntarle-.

- sí, me alivia –le dijo ella-. ¿Sabes una cosa?

- Dime –le dijo la rubia un poco más relajada ahora que veía que empezaba a reponerse un poco-.

- ¡Es la primera vez en más de un año que consigo bañarme con alguien! –le confesó con cierta tristeza-.

Alba se quedó perpleja..." ehhh... eh..."... no sabía que decir.

- ¿Y cómo te sientes?  –consiguió finalmente formular la pregunta-.

- De momento, bien... necesito el agua fría, pero será mejor que no lo prolonguemos demasiado Alba –se giró hacia ella, la rubia se quedó prendada de su mirada sincera-, te deseo demasiado, y eso no será nada bueno si me despejo del todo.

Si aquellas palabras se las hubiera dicho cualquier otra mujer, cualquier otra cliente, lo hubiera interpretado como un coqueteo o una provocación sexual hacia ella, pero lo decía Natalia, Natalia que la miraba con una sinceridad rara de ver en una persona, que tiritaba entre sus brazos solo por abrazarla, que casi se le había ahogado tres veces y que hace apenas cinco minutos tenía una temperatura de 38,5ºC después de hacerle el amor con adoración exquisita... No aquello no era un coqueteo, Alba sabía que debía confiar en las pistas que poco a poco le iba dando, y aceptar simplemente aquellas palabras como lo que eran, una declaración sincera de deseo hacia ella, y una advertencia de que podía hacerle daño si permanecía tan estrechamente expuesta a su cuerpo desnudo.

- Cuando tú digas me aparto... -le dijo tras meditar sus palabras-... sólo quiero que te pongas bien.

- Gracias... -volvió a relajarse y se recostó de nuevo en su hombro-.

Cuando comprobaron un par de veces más la temperatura de la chica y vieron que ya estaba más o menos normal, decidieron salir de la bañera. Alba no quería dejarla sola, pero le dio la intimidad que le había pedido.

Cuando cerró la puerta del baño, la oyó vomitar... "Dios mío, que voy a hacer con ella" pensó Alba mientras se tapaba la cara con las manos.

Sex education. //Albalia.Where stories live. Discover now