22- Errores esperados.

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El resto de la noche prosiguió sin problemas, Natalia le prestó uno de sus pijamas y ambas se tumbaron a ver un programa de cotilleo que duró hasta casi las dos de la mañana. Cuando Alba quiso darse cuenta, se había dormido a su lado pero a distancia, la cubrió con las mantas y pensó que era la mujer más bella y compleja que había conocido nunca. Luego apagó la luz, y concilió el sueño a su lado, agradecida por no tener que ser abrazada por aquel cuerpo tibio que la excitaba sólo con existir.

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Todo estaba quieto, inusualmente quieto, solo un bum-bum resonaba a lo lejos rítmico y melódico como las pisadas de un gran elefante. Natalia contuvo el aliento un instante, expectante ante aquel sonido que parecía aproximarse, intensificarse.
El vello de su piel se erizó como si una brisa invisible le soplara, sin darse cuenta empezó a sentir que cientos de hormiguitas trepaban por sus piernas. Otra vez aquel bum-bum, ya nada lejano, presente... su cuerpo tiritó sobresaltado, aquellas hormigas seguían trepando... no tenía frío, pero temblaba. BUM-BUM... estaba muy, muy cerca... sentía retumbar aquel sonido dentro de ella como si un amplificador inmenso de sonido le golpeara todo el cuerpo, ahogo un suspiro, apenas un aliento, estaba en mitad del bosque y unas ramas habían descendido para arroparla, protegerla.
BUM-BUM, mucho más fuerte, aquella vibración produjo en ella un desasosiego placentero que no podía explicar, ¿qué sería? La piel permanecía erizada, las ramas la amarraban pero ya no tenía claro que fueran para protegerla, de pronto sintió las hormigas trepando por sus muslos al galope, por su vientre, se tensó como una cuerda. BUM-BUM ... BUM-BUM... una especie de gruñido inconexo le susurró desde su nuca. Y abrió instintivamente los ojos...

Se quedó quieta, inmóvil y aterrada, saboreando aún así lo que estaba ocurriendo. El bum-bum intensísimo era su propio latido, las hormigas su deseo, aquellas ramas que la apresaban unos brazos, y aquel gruñido la garganta de Alba adormilada a su espalda. ¡Alba la abrazaba, y no era un sueño!

"No quiero moverme, no quiero moverme"... la cabeza de Nat empezaba a luchar con su instinto.

Cerró los ojos tratando de encontrar un momento de sosiego, trató de recordar cuando había sido la última vez que se había dejado abrazar por una mujer a la que deseara, por una mujer al amanecer sin más intención que el estar juntas... ya no lo recordaba, no recordaba ningún momento cándido con Virginia y después de ella no había concedido aquel privilegio a nadie más.

Notó como su cuerpo y su alma se encontraban, todo estaría bien, era dulce e inocente... Alba descansaba tras ella abrazándola, no había malicia en sus manos, su respiración era tranquila y reconciliadora... "todo está bien" se dijo, y notó como el bum-bum lentamente se alejaba, las hormigas se adormecían familiares, su piel dejaba de tiritar y notaba por fin la tibieza de aquella piel que la cubría... "todo está bien" volvió a recordarse, y cerró los ojos sin darse cuenta que su respiración se había acompasado a la de la chica, respiró aquel aroma de cercanía, se acurrucó un poco más en aquella manta inesperadamente brindada. Al menos por aquella vez, volvió a sentirse humana.

El aroma a café y tostadas recién hechos, se coló por su nariz haciendo que se desperezase. Parecía que habían pasado siglos desde la última vez que se le habían pegado las sábanas, sonrió para sí misma, se sentía feliz y relajada.

De pronto el recuerdo de aquel inmenso elefante la hizo abrir los ojos, miró a su alrededor y vio que Alba no estaba en la cama. "No ha sido un sueño. Fue real, me abrazaba"... se recordó a sí misma, y abrazó su propio cuerpo recordando la seguridad y la fuerza de aquella sensación.

De un salto salió de la cama, se pasó las manos por el cabello e instintivamente buscó la gomilla en su muñeca para recogérselo. Sin preguntarse por qué, se detuvo a mirarse en el espejo de cuerpo entero del armario, se recolocó el pantalón del pijama y se planchó sin necesidad la camiseta de licra que llevaba dejando que descansara por dentro de la cinturilla elástica. ¡Aquel era el primer día de su nueva vida!

Sex education. //Albalia.Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα