75- Las cuatro patas de mi cama...

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Viernes al medio día:

- ¡No lo estás diciendo en serio! -le decía Alba casi riendo, pero al levantar de nuevo la cabeza de su plato de espaguetis y ver a Maria mirándola con la ceja levantada desde el otro lado de la mesa del restaurante, la risa se desdibujó de su rostro-. Lo dices en serio. ¿Tú estás loca?
- ¿Por qué no? Piénsalo... es perfecto, es algo que se nos da de miedo, no conlleva sexo y sacaríamos una pasta.. bueno no lo que ganábamos claro está, pero una pasta. Así no tendrías que despedir a nadie, sería un sobresueldo y yo no me sentiría como una hormona con patas rondando todo el tiempo a Vicky... Te lo digo en serio, jamás pensé que retirarme me costaría tanto, pero la verdad es que me aburro con tanta hora libre, y más con la cantidad de curro que tiene ella ahora –alegó ante su visión de futuro conjunto-.
- No –le dijo Alba rotundamente-.
- ¿Pero por qué no? ya tengo hasta cola de espera —añadió su amiga-.
- ¿Ya has rodado la voz? -se sorprendió ella, que puso los ojos como platos-.
- mmm... un poco, pero casi ni hizo falta, de hecho la idea no ha sido mía.... El otro día coincidí con Daniella en el Dulcinea... -empezó a hablar-.
- Espera, espera ... ¿de qué Daniella hablas? ¿de mi Daniella? -se sorprendió Alba de escuchar aquel nombre, pues desde que había cortado aquel grifo hacía ya más de dos meses, no lo había escuchado de nuevo gotear-.
- La misma...Me preguntó por ti, bebimos unos tragos... bailamos, salió el tema de las fiestas que montamos tú y yo en la pista, y una cosa trajo a la otra... total, que ya sabes que eso de los negocios es lo suyo, y me lo dibujó tan claro que hice un par de llamadas... y resulta, que una pasta, sacaríamos una pasta –le dijo la Mari-.
- No me lo puedo creer -decía Alba ya con la cara descompuesta-. Tú de verdad que te has vuelto loca. Primero... ¿desde cuándo dejamos que sean las clientas quienes dirijan el espectáculo?... y segundo y más importante... ¿cómo coño pones en marcha algo que me implica, sin decírmelo antes? Estas loca, o qué -le dijo cabreándose-.
- Un momento eh... que yo no he puesto nada en marcha, estaría bueno.... Sólo hice un par de llamadas en plan "amigable" y mira tu por donde, hay varias que estarían dispuestas a presenciar un show montado por nosotras dos... y segundo, yo no me he dejado guiar por Daniella, sólo le vi color y me pareció que podía ser una salida a este descontrol que tú y yo sentimos por esto que nos está pasando –se defendió-.
- ¿De qué me estás hablando? ¿Me quieres decir de qué descontrol me hablas? –le preguntó ella-.
- Venga ya Reche... lo sabes muy bien, por mucho que queramos a Natalia y a Vicky, nosotras no nos dedicábamos a lo nuestro ni por el dinero, ni por necesidad... nos gustaba. Teníamos el control, la seducción y marcábamos los tiempos... y nos encantaba –le recordó-. No estoy diciendo que quiera volver a ello, francamente ni me apetece ni me veo capaz de acostarme con nadie ahora mismo que no sea mi novia, y menos por dinero... pero Dios, ¿no echas de menos esa adrenalina de saber que las puedes volver locas solo con proponértelo? ¿seducirlas? ... porque yo sí, y te juro que Vicky lo nota... la llevo frita con mis numeritos.

Alba se quedó por un momento callada, por su cabeza pasaron imágenes del streptease que había protagonizado para la morena aquella misma semana, la intensidad que día a día iban tomando los juegos entre ellas dos, las horas que no descansaban y esa vorágine creciente que sentían cuando hacían el amor. Tragó saliva pensando en la posibilidad de que lo que le estaba diciendo la Mari fuera cierto, y que aquellos asaltos a mano armada entre Natalia y ella no sólo fueran fruto de la distancia y de las ganas que habían retenido durante tanto tiempo. ¿Y si tantas ansias no eran sólo fruto de lo que sentía por ella? ¿Y si no bastaba, y empezaba a añorar lo que había dejado atrás? La nube de que aquella historia estaba predestinada al fracaso se posó de nuevo sobre ella. Llenó hasta arriba la copa de vino que había permanecido hasta ahora a la mitad, se la llevó a los labios y la vació de un trago ante la atenta mirada de su amiga.

- Tranquilita eh... -le dijo esta una vez dejó la copa-, que tampoco hay necesidad de pensar más de la cuenta. Mira, sólo estoy diciendo, que nos lo pensemos primero, lo comentemos con las chicas después, y si todo apunta a un "sí"... ¿por qué no hacerlo?

Alba se quedó callada, los frentes se le abrían a pares, y aquella no era una buena semana para tomar decisiones de aquel tipo.

- Anda come... -le dijo queriendo alejar el tema-.
- Vale, lo capto... cambio de tema –le dijo María mientras volvía al plato de espaguetis-. ¿Y qué? ¿Natalia tiene todo listo para mañana?

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Diez de la noche:

- ¿Cuánto te queda? –le preguntó a Natalia al teléfono-.
- No tengo ni idea, esto es un puto infierno cariño... Mi padre ha llegado a las cinco de la tarde y ha empezado a poner las cosas patas pa' arriba, yo de verdad es que no sé porque no se jubila de una vez –decía ella resoplando, tenía ganas de llegar a casa-.
- Bueno, tranquilízate... seguro que en un ratito se cansa y te libera... -la trataba de animar Alba-.
- Uff... no tendré tanta suerte... eh... espera... -le dijo-. Oh mierda, mi madre ahora.
- ¿Qué pasa con tu madre? –le preguntó-.
- Que acaba de llegar... ahora si tenemos la fiesta completa –se vino abajo-. Cariño, será mejor que vayas cenando tú... seguramente me tocará comer con ellos, y no sé a que hora me soltarán, lo siento.
- No te preocupes, ya me imaginé que la cosa iba para largo –le dijo ella-.
- Lo siento.... En cuanto pueda te llamo... -le aseguró Natalia-. Hola Mamá... no, si estaba todo listo... pero papá, ya sabes como es, no no hemos cenado aun... pero mamá... bueno dame un segundo que estoy al teléfono...

Alba escuchó desde el otro lado como la madre de la morena la arrollaba en un mar de preguntas que a duras penas esperaban contestación... la idea de conocer a los padres de la chica al día siguiente, empezó a causarle cierto nervio y temor.

- Cariño perdona... mi madre... ¿estás ahí todavía? –le dijo sacándola de su ensimismamiento-.
- Si, si... estoy. Nat... -le contestó-.
- ¿Dime? –la animó a hablar-.
- Tus padres me dan miedo –le soltó-.

Natalia se echó a reír, y a la rubia se le contagió su risa aunque no eran menos ciertas sus palabras. Lo que le daba miedo no eran aquellas dos personas, sino la figura que ostentaban como progenitores de Natalia y lo que opinarían sobre la relación entre ellas.

- A mí también me lo dan, si te digo la verdad.... Pero ¿sabes que? –le contestó ella-.
- ¿Qué? –preguntó-.
- Que como te ladren, les muerdo... así que tranquila cariño, que todo va a salir bien mañana ¿vale? –le contestó la morena-.
- Vale –dijo con una sonrisa tonta dibujada en su rostro-.

Al colgar el teléfono, la sensación de sentirse protegida aun perduraba en su cuerpo.

Sex education. //Albalia.Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα