35- Me quedo contigo.

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Mientras Natalia trataba de conciliar el sueño, en el dormitorio de matrimonio Maria se pegaba a Alba como una lapa mareada.

- ¡Hay que ver que pedo has cogido! –le susurró mientras le acariciaba el pelo-.

- ¡Mmm! ¡Se me mueve todo! –se quejaba empezando a dormirse-.

- ¿Qué te ha parecido Natalia? –se atrevió a preguntarle la rubia, pues no podía dejar de pensar en ella-.

- ¡Es una tía guay! ¡Te trata bien... la consentiría! –le dijo, y eso para ella era lo máximo que podía decir de alguien-.

Alba se quedó pensativa, ella también opinaba que sería perfecta para cualquiera, incluso...

- ¡He sido una gilipollas! –dijo la Mari muy bajito, estaba casi soñando-.

- ¿Por qué? –le preguntó abrazándola-.

- Creo que estoy enamorada de Vicky... y tú.. – los rescoldos de su borrachera estaban llegando al estado del duermevela-.

- ¿Yo qué? –le susurró Alba-.

- Y tú de Natalia... -le dijo casi inaudible quedándose dormida-.

Las palabras de su amiga empezaron a retumbarle dentro, las sensaciones que tenía respecto a la navarra cada día eran más fuertes y le creaban más intranquilidad. Ella aún no sabía qué hacer con ellas ni qué etiqueta ponerles. Sí, le gustaba, incluso podía decir que la quería como también quería a otras personas pero, ¿qué era "amar"? ¿Estaba empezando a amarla?

Maria dormía plácidamente, Natalia y Alba por el contrario, no dejaban de dar vueltas inquietas pensando en cada instante que habían pasado juntas hasta el momento. Las horas empezaron a pasar, a la morena le dolían los ojos de no poder cerrarlos. "Por Diossssssssss... no puedo haberme acostumbrado a ella tan pronto" se reprendía, mientras volvía a dar otro giro en el sofá cama y se agarraba a la pobre almohada como podía. Si no fuera porque no quería despertarlas, se habría puesto a ver la tele o a trabajar en el despacho, pero permaneció allí dando vueltas con aquel insomnio que la desquiciaba. De pronto creyó oír un "clik"... parecía una puerta, un silencio y un "click" nuevamente. "Alguna va al baño" pensó, y sin saber por qué se quedó inmóvil como una estatua. De pronto notó que alguien entraba en el comedor. Miró, ya no podía seguir disimulando estar dormida.

- ¿No puedes dormir? –le susurró Alba agachándose junto a ella-.

Ella ya tenía los ojos adaptados a la oscuridad, así que pudo ver aquel rostro sonriendo dulcemente cerca del suyo.

- No –dijo tímidamente-.

- ¡Me lo imaginé! –le dijo Alba con una sonrisa y le acarició la cabeza-. ¡Hazme un sitio! ¡Me quedo contigo!

Ella esbozó una sonrisa de felicidad absoluta, pero de pronto pensó en Maria mientras la rubia abría las sábanas para meterse a su lado.

- ¿Y Maria? –le preguntó preocupada-.

- ¡A esa no la despierta ni una bomba! –le dijo ya metida entre las sábanas de cara a ella-. ¡Anda ven! Es muy tarde –le dijo tranquilizándola y abriendo los brazos para que pudiera acoplarse entre ellos-.

Natalia obedeció, apoyando su cabeza en aquel pecho cálido que subía y bajaba, anclándose de brazos y piernas a aquel cuerpo suave y perfumado que la envolvía como una gran caricia. Alba cerró los ojos durante aquel proceso de adaptación, el corazón agitado y nervioso, se tranquilizó de cierta manera al sentirla cerca... "Eres tan dulce", pensaba y le acarició el pelo como lo había hecho con Maria. Le besó en la cabeza...

Sex education. //Albalia.Where stories live. Discover now