Sex education. //Albalia.

By SandraGomezGonzalez2

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Natalia Lacunza lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteli... More

Prologo: La boca del lobo.
1- Se mira pero no se toca.
2- Mundos opuestos.
3- Tus deseos son ordenes.
4- Virginia.
5- Tarjeta de visita.
6- Acompañante.
7- Miradas que queman.
8- Mientras pueda controlarlo
9- Admitida.
10- Dulcinea.
11- Sal y limon.
12- Lovely.
13- Ave fenix.
14- Combustion.
15- Bombona de oxigeno.
16-Marcas
17- Cátedra.
18- Adolescencia.
19- Romper los esquemas.
20- Enfermera.
21- Momentos de normalidad.
22- Errores esperados.
23- Confesiones a medias.
24- Caricias en la oscuridad
25- Tu olor
26- Familiaridad
27- Humanidad.
29-Agua fria
30- Como un loco que contiene a un gigante
31- Luz roja
32- Insaciable
33- Real como la vida misma
34- Violas.
35- Me quedo contigo.
36- Salir corriendo.
37- Sin importancia.
38- Telaraña
39- Ajedrez
40- Fuera de todo pacto.
41- Demoler una montaña
42- Formas de querer.
43- Noria
44- Calabobos.
45- Somos un incendio sin control.
46- Sin escapatoria.
47- Ponia a la peña de pie.
48- Olivia Newton John
49- Oportunidades.
50- Telon de acero.
51- Quitando corazas.
52- Ave fénix.
53- Versión 2.0
54- Esperanza.
55- Perdida en este mar.
56- Nexo de unión
57- Los chicos hoy saltaran a la pista.
58- El rostro de la dinamita
59- Victorias y derrotas
60- Servicio de habitaciones.
61- El Yo inconsciente.
62- ¿Es que no lo ves?
63- A ser posible...
64- Maldita dulzura la tuya
65- Deje un mensaje al oir la señal
66- Lejos y cerca a la vez.
67- Soy una, y soy fuerte.
68- Isabelle
69- Submundos
70- Dos lineas paralelas nunca se tocan
71- A cara de perro.
72- Bienvenida a casa...
73- ...pequeña gran revolucion.
74- Realidad.
75- Las cuatro patas de mi cama...
76- En la relacion equivocada
77- Gata callejera
78- Juicios de valor
79- Dura como el diamante
80- Aunque no seamos felices para siempre...
Epilogo.
Novedades :)
Club de lectura
Nueva historia!

28- Vete de mi.

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By SandraGomezGonzalez2

El sol empezó a colarse por la persiana entreabierta. Alba fue la primera en despertar, movió la cabeza y sintió que tenía el cuello dolorido. No recordaba cuando habían cambiado de posición, pero ahora era ella la que tenía a la morena entre sus brazos, su dulce cabeza reposaba sobre su pecho y la mano de la chica volvía a descansar como en el día anterior sobre su teta derecha.

"Dios... ¿esto qué va a ser? ¿un tic que tiene?" pensó divertida, en el fondo se estaba encariñando con ella. Le apartó el cabello de la cara, y pensó que aquella mujer era un ángel caído. No pudo evitar besarla en la cabeza y agradeció que ni se inmutara por ello. De pronto, pensó que quizá era la oportunidad perfecta para conocer sus reacciones. Sin planteárselo dos veces deslizó el brazo que tenía sobre ella y empezó a acariciarle el hombro, el brazo... nada, ni se inmutaba. "Esto,... esto es la leche.. ¿y si?", la mente de Alba trabajaba con voluntad propia. Su mano se coló por debajo de la camiseta de la morena y empezó a acariciar su espalda. El cuerpo de aquella mujer reaccionó acurrucándose más contra ella, pero nada que ver con las respuestas de la noche anterior. A aquellas alturas estaba ya más que intrigada, cogió con la otra mano y mientras le acariciaba la espalda empezó también a acariciarle la tripa, Natalia ronroneó de pronto y por instinto apretó la mano que contenía el pecho de la rubia...

"Diossssssssss.... Agggg... pero no aprietesssssss niñaaaaaaaaaaa" pensó esta, pero no dijo nada por no despertarla aún.

Se giró y se amoldó un poco a su cuerpo. La bella durmiente dio un leve suspiro, pero se dejó acunar en aquel abrazo. Alba empezó a besarla en la cara, luego descendió al cuello mientras acariciaba aquella espalda con las dos manos... su respiración empezó a agitarse, e inconscientemente deslizó una pierna entre las de la rubia a pesar de estar dormida. Alba se vio de pronto incapaz de pensar en nada más que en aquel cuello que besaba y en el suave perfume a piel que despedía.

"Ay madre... ay madre.. que me estoy sobrepasando, que está dormida" se regañaba, pero justo cuando quiso separarse, la mano de Natalia se coló por debajo de su ropa y alcanzó aquel pecho desnudo que había estrujado.

"Mmm.... Dios", en un momento vio las estrellas, y tuvo que cerrar los ojos. La cazadora estaba siendo cazada, la morena levantó su pierna y Alba se estremeció porque le dio de lleno en el epicentro. "Por Dios santo... que soy yo la que tiene que investigarrr, por favor" pensaba, y volvió a besarla en el cuello con tal firmeza, que ella atrapó su nuca para que no apartara sus labios. Alba se sorprendió de que la animara a seguir, y se detuvo para comprobar que seguía dormida.

Al ver que aún continuaba con los ojos cerrados, pensó que no era justo aprovecharse más de ella, y decidió despertarla. Pero no contó con que el brazo de la morena la atraparía, atrayéndola en un abrir y cerrar de ojos contra su boca, robándole así un beso que la cogió totalmente desprevenida.

El calor de los labios de Natalia sobre los suyos hizo que se quedara inmóvil en un primer momento, pero luego sintió los dedos de aquella mujer acariciándole la nuca, y sin querer los entreabrió dando paso a una humedad que hacía tiempo no se permitía. Inconscientemente, con los ojos cerrados por la embriaguez de aquel licor, sus labios encontraron el camino, y antes de que se dieran cuenta, sus lenguas se saludaron en tímido reconocimiento. El cuerpo de Natalia tiritó y la apretó con gran fuerza contra sí. Alba se ahogó en aquel beso sin medida.

Gimieron al unísono. Natalia abrió los ojos como platos, se vio sujetando a Alba y dónde estaban sus bocas... y se retiró tan deprisa que cayó de la cama espantada.

- auuuuu..... –gritó por el golpe-.

- Cuida... -Alba quiso sujetarla pero llego tarde, ya estaba en el suelo-.

- auuuu... auu... como picaaaa.... –se quejaba frotándose la espalda y el trasero-.

- Joder... cualquier día te me matas y todo por... - iba a decir "por su culpa", pero se paró en seco, no quería que creyera que había querido sobrepasarse con ella-... por un sueño.

- Lo siento, Albi... yo no, yo no quise hacerlo... perdona, perdóname –se disculpó Natalia poniéndose roja como un tomate, por lo visto creía que había sido ella la que había dado pie a todo aquello-. Jamás te besaría en... - miró instintivamente aquella dulce boca de la que aún paladeaba su saliva, luego apartó la vista-... lo siento, sé que tú no quieres.

"Oh Diosss... no te disculpes, que me haces sentir más culpable, coño" pensaba Alba sintiéndose una mierda de pronto. Se bajó de la cama y se puso de rodillas junto a ella.

- No pasa nada, no es culpa tuya, ¿te duele mucho? –le preguntó pero cuando trató de tocarla, ella reculó como acto reflejo-.

Los ojos de la rubia esbozaron una punzada de dolor por el rechazo, y se arrepintió al instante.

- Perdona Albi, no... no reculo por ti, perdona, no me di cuenta –le dijo y le cogió la mano-.

La sonrisa de la morena la reconfortó.

- Déjame que te ayude a levantarte –le dijo cogiéndola del brazo y de la cintura-.

Ella no rechistó y se dejó sentar en la cama, el culo aún le dolía por el golpe.

- Me he destrozado el culo, te lo juro -se quejó tirándose hacia atrás en la cama-.

- ¿Te lo curo? –le dijo ella tratando de encontrar una salida a ese nerviosismo que se había instaurado en su vientre-.

- jajjaja... no, por favor, ya he tenido bastante tortura ... ¡piedad por Dios, piedad! –dijo en plan de sorna, pues se sentía inmensamente culpable por el beso-. ¿Te has enfadado mucho conmigo?

Natalia no podía soportar aquella idea, y se incorporó para mirarla, la rubia seguía de pie observándola.

- No, claro que no... no ha sido culpa tuya, no le des más importancia, ¿vale? –la tranquilizó, pero la morena vio que esquivaba sus ojos-.

- Sí.. –dijo e instintivamente quiso salir de allí-. Creo que voy a ducharme.

- Vale, yo iré luego –le contestó ella-.

Natalia se levantó de la cama y salió hacia el baño. Alba se desplomó en la cama en cuanto se vio a solas. Instintivamente recorrió con los dedos su boca... "Dios mío... Dios mío... ¿qué voy a hacer ahora? Casi no puedo ni mirarla a la cara porque no puedo dejar de desear estar en esa boca... Dios mío, Dios mío... ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Qué voy a hacer?" su cabeza trabajaba deprisa, todo lo deprisa que podía, pero la humedad de su cuerpo le recordaba lo que minutos antes había sentido realmente.

Tras la ducha ambas se cambiaron y decidieron que era mejor salir de casa. Como fueron en la moto de la navarra para esquivar el tráfico, encomendaron las compras y pidieron que se las llevaran a casa sobre las seis de la tarde, luego aprovecharon el buen tiempo para ir a comer juntas. Eligieron esta vez un restaurante chino que había cerca de casa, podían haberse llevado la comida al domicilio, pero ambas se sentían más seguras en el restaurante, así que ninguna lo propuso.

- ¿Qué día era lo de LA? –le preguntó Alba mientras se llevaba una bolita de arroz agridulce a la boca-.

- Este viernes no, el que viene, es una comida. Creo que va a ver una demostración de caballos o algo así, y luego una recepción, por lo visto han sacado una gama de hípica hacia Noruega o no sé –le dijo mientras comía-.

- La hora no te la han dicho aún, ¿no? –le preguntó nuevamente -.

- Creo que dijeron a las 12h pero no estoy segura, el lunes tengo que ir otra vez a hablar con ellos, así que me lo confirmarán –dijo ella-.

- Bueno, yo dejaré el día libre por si acaso, si es tan importante para ti ese proyecto será mejor que causes buena impresión... ¿no te parece? –le dijo la rubia esbozando una sonrisa-.

- Te lo agradezco, contigo voy más tranquila –le contestó sinceramente.

Natalia notaba algo en el ambiente, Alba se comportaba distante con ella, y no trataba de tontearle con sus bromas. Algo iba mal, pero no se atrevía a preguntar, sabía que aquel beso había tenido la culpa de todo. Justo cuando iba a decirle algo, el teléfono de la chica sonó... no podía escuchar quien era, pero notó que a la rubia se le cambiaba la cara.

- ¡Estás loca! –le dijo a su interlocutora-. Bueno, vale... para, para... ahora estoy comiendo, nos vemos a las seis... que sí, sí pesada. Adiós. Besos.

Natalia fijó su mirada en los tallarines, una ola de celos estaba luchando por salir, y sabía que sus ojos la delatarían... "¿Quién coño era esa? ... ¿¿para, para... nos vemos a las seis... besos?? ¡Se va con esa! ¿una cliente?... aggg ¡yo también lo soy, qué diferencia hay!... mierda, mierda, mierda" , luchaba internamente mientras notaba como sujetaba el tenedor con tanta fuerza que casi lo doblaba.

Alba alzó la vista, y notó que la morena estaba molesta, pero no dijo nada. Necesitaba alejarse de ella durante unas horas y poner en claro su cabeza, así que aceptó quedar con Daniella, al fin y al cabo ahora Elena y ella parecían estar juntas. Un poco de charla con alguien que no le causara tantos estragos como ella le vendría bien.

- ¿Una amiga? –preguntó Natalia mientras disimulaba enroscando unos tallarines que parecían interminables-.

"Dios, ¿por qué tienes que preguntar?" se inquietó, pues que no la mirara a los ojos la hacía sentirse peor por lo que tendría que decirle.

- No, y lo sabes –le dijo Alba y esperó a que reaccionara-.

Pero ella no reaccionó, levantó la vista del plato y se obligó a dar otro bocado a su comida sin inmutarse. Alba se inquietó al verla de nuevo tan inexpresiva, por alguna razón, el que no se comportara con normalidad le dolía, le importaba.

- Ah, entonces trabajo... Bueno, la verdad es que yo también me tendría que poner con el mío, además tengo que esperar a los del supermercado -le relató sin signos ni de disgusto ni de excesiva felicidad, simplemente estaba fría- ¿Quieres que te espere para cenar? ¿O...?

La morena dejó la pregunta en el aire, y se metió otro bocado de aquella pasta en la boca aunque sentía unas ganas enormes de vomitar.

Alba se limpió las manos con la servilleta, y luego bebió un poco de su refresco..."Joder, joder... ¡no puedo pasarme tanto tiempo a tu lado! ¡no puedo! ¿no lo entiendes?..." estaba fuera de sí, recordaba perfectamente la humedad en la boca de Natalia, tan clara y cristalina era la sensación que recordaba su cuerpo que necesitaba algo de tiempo para volver a su lado como pretendía, pues no se sentía con fuerzas de detenerse la próxima vez, y aquello la asustaba.

- Nat, no sé si podré cenar contigo y tampoco sé si podré ir a casa esta noche, te juro que haré lo que pueda, ¿vale? –le dijo tratando de ser lo más dulce posible-.

Ella se quedó en silencio por unos segundos, incapaz de asimilar aquel jarrón de agua fría. "¿No va a dormir conmigo? ¿Va a pasar la noche fuera? ¿con esa?"... la impotencia que sentía despertaba en ella una ira que no quería, no podía permitírsela.

- No te preocupes, lo entiendo... ¿quieres que pidamos algo de postre? –le preguntó de pronto, incapaz de disimular más tiempo que todo iba bien-.

Alba la miró sorprendida, apenas habían terminado de comer lo que tenían en la mesa, y aunque ella no tenía más hambre, la morena siempre habia gozado de buen apetito.

- No, yo estoy llena –contestó -.

- Bien, yo ya no tengo hambre –dijo sin mirarla y levantó una mano para llamar a la camarera-.

En apenas diez minutos ya estaban en la calle, Natalia estaba tan lejos de ella que Alba no pudo evitar abrazarse a su cintura cuando se subieron en la moto. La morena tiritó, seguramente no se esperara que lo hiciera, pero no dijo nada y le consintió permanecer abrazándola. Cuando llegaron al portal, Alba subió al apartamento con la excusa de que necesitaba unas cosas, aunque la realidad era que no quería despedirse con aquella sensación entre ellas.

La morena no dijo nada, Alba se refugió en el baño para tranquilizarse antes de marcharse, y al salir vio que estaba sentada en el sofá con el mando de la tele en la mano. Sin pensarlo fue hacia ella.

- Nat... -la llamó-.

- Sí –contestó ella sin mirarla-.

- No quiero irme así –le dijo, y ella la miró-.

- ¿Así cómo? –se hizo la idiota -.

- Sé que te has molestado –le dijo y se sentó a su lado, temblando por lo que iba a decir-. Si crees que no vas a poder sobrellevar lo que soy, será mejor que lo dejemos, yo no quiero hacerte daño.

Natalia tiritó, aquello no podía estar pasando. Por primera vez en mucho tiempo encontraba a alguien con quien empezaba a salir de aquella cueva oscura en la que se hallaba, y acto seguido veía que podía perderla por unos celos que no tenía derecho a sentir.

- ¿Qué? –la miró con pavor- ¡Yo no quiero dejarlo!

- Y yo no quiero hacerte daño cada vez que no pueda quedarme contigo –le dijo la rubia-

- No me haces daño, entiendo que no estoy sola, es tu trabajo –le dijo, mintiéndose a sí misma como mil veces antes lo había hecho-. Es sólo que has estado rara desde que bueno.... Desde esta mañana, no estás igual conmigo, no quiero que estés enfadada y que me huyas por un error que he cometido.

Alba no se esperaba aquella contestación. "¿Enfadada contigo? ¡Noooo!...¿huir?... Dios, ¿es eso cierto? ¿estoy huyendo de ella?...", no lo sabía, verdaderamente no lo sabía. Su cabeza decía que no, que era su trabajo, su corazón le decía que sí... y no podía encontrar un momento de paz para poner sus cosas en claro.

- ¡No estoy enfadada contigo! ¡no podría! –le dijo dulcemente, y cogió la cara de Natalia entre sus manos para que la mirara a los ojos-.

- Siento lo de esta mañana, en serio –le dijo con aquella mirada que volvía a ser cálida y cercana-.

- ¡Yo, no! –dijo sin pensar y acto seguido tembló por su reconocimiento, era cierto, ella no se arrepentía, la verdad era que se moría por repetirlo pero sabía que no debía-. Así que olvídalo ya, lo hecho, hecho está, ¿de acuerdo?

- Sí –le dijo con una sonrisa clara-.

A Alba le entraron unas ganas enormes de besarla, de hacerle el amor hasta morir, pero no debía, no podía... así que se conformó con besarle la frente, besar aquella mejilla, y soltar aquella bella cara que dejó un vacío inmenso entre sus manos.

- Te llamaré, aprovecha para adelantar trabajo, porque mañana no te voy a soltar, ¿vale gatita? –le dijo con una sonrisa que pretendía reconfortarla-.

- Vale –le dijo la morena tratando de parecer más animada-.

Natalia vio como cogía una pequeña mochila y se acercaba para darle un último beso de despedida en la mejilla, pero sentía que la perdía y la abrazó con intensidad no dejando que se separara de su cuerpo. Alba cerró los ojos... "¿por qué me haces esto?... ¿por qué me haces esto?" se quejaba tratando de contener unas nubes que luchaban por no chocar y que amenazaban con lluvia. Natalia era ajena a aquello, solo quería retener aquel calor y aquel olor el mayor tiempo posible, así que continuó abrazándola, acariciando aquel pelo sedoso, aquella espalda infinita. Alba se rindió y soltó la bolsa, también se abrazó a ella durante interminables minutos, envuelta por aquellas caricias, por aquel calor... no sabía por qué estaba haciendo aquello, pero la conocía lo suficiente como para no romper aquel encuentro. Llegado el momento la morena suavizó el abrazo, y la besó en la cabeza.

- Sólo quería recordarte –le dijo en un susurro casi inaudible, sus ojos estaban como adormilados-.

Alba notó que los suyos empezaban a escocerle. Así que le besó en la mejilla, le regaló una tímida sonrisa y le dijo que la llamaría, luego salió de allí todo lo rápido que pudo. A salvo, en su coche, no pudo soportarlo más y rompió a llorar como hacía años no lo hacía. Su vida volvía a dar un giro de 180º.

---

El agua corría sobre su cuerpo como una capa purificadora, los ojos ya no lloraban, la piel estaba abrasada por la temperatura del agua, y el corazón volvía a estar protegido bajo llave entre las paredes de su casa y su monotonía.

"Debo estar con el periodo premenstrual..." se dijo Alba mientras trataba de reírse de sí misma por su ataque de histeria. Salió de la ducha y con el albornoz puesto se encerró en su vestidor. Aún le quedaba una hora y media antes de verse con Daniela, pero quería ir tranquila y prepararse con calma. Primero pensó que no quería dar falsas esperanzas a Daniela y que era mejor ponerse un vaquero y algún suéter discreto; pero luego se dio cuenta de que estaba tratando de cambiar sus principios, y terminó por elegir un pantalón de cuero negro y una camisa de seda rosa que resaltaban sus encantos. "Qué coño, lo que se van a comer los gusanos... que lo disfruten los humanos.. humana en ese caso", y se guiñó un ojo en el espejo mientras se miraba el trasero y elegía la chaqueta que iba a juego. Se alisó el cabello, sabía que Natalia la prefería al natural, pero quizá por eso mismo hizo lo contrario, aquella tarde no estaba con ella. Se puso perfume y tras darse un último repaso, enfiló hacia el garaje... no iba en busca de nada, no esperaba nada, pero calzarse el uniforme de nuevo, le devolvía un poco de paz.

A las seis y cinco el BMW entraba en el aparcamiento privado del edificio donde vivía Daniela.

- Soy yo

Le había dicho sonriente a la cámara cuando llamó al timbre, e inmediatamente Daniela le abrió. Casi la había oído chasquear la lengua al verla, y se sorprendió a si misma deseando estar con ella.

- ¡Estás guapísima! –le dijo al abrir la puerta y de un tirón,y la introdujo dentro del apartamento besándola en la cara-.

- ¡Veo que te alegras de verme! –le dijo ella con una sonrisa conquistadora-.

- Cómo no voy a alegrarme, hace casi dos semanas que no tengo el gusto de toparme contigo –le dijo Daniela- ¿Te preparo algo?

- Un refresco si acaso -le dijo y la siguió a la cocina-. Bueno, tú también has estado muy ocupada con Elena, ¿no?

Daniela se giró justo a tiempo de contemplar aquel movimiento de cejas insinuantes, y aquella sonrisa traviesa.

- Bueno, digamos que no hemos perdido mucho el tiempo, no... -sonrió Daniela de forma sensual.

Le tendió el vaso con el refresco y se puso a la espalda de Alba.

- ¡Te extrañé! –le susurró, y ella notó como el juego volvía-.

No dijo nada, no hacía falta, notó que Daniela cercaba con los brazos su cintura y luego su nariz acarició su pelo. Ella por un momento se estremeció, recordando lo distinto que era con Natalia, lo diferente de sus olores, de la suavidad del gesto.... "Diooooooooosss.... No entressssssssss en miiii.... Veteeeeeeee", le gritó calladamente a aquel recuerdo, y para borrarlo acarició el brazo que la cercaba y se giró para ver la verdadera cara de con quien estaba.

- ¿Y Elena? ¿creí qué estabais juntas, qué iba en serio? –le preguntó notando que el calor en Daniela crecía, la conocía demasiado para no saber lo que esperaba de ella-.

- ¡Ella no va a enterarse!, ¿no es eso? -le susurró Daniela y empezó a acariciarla por encima de la ropa-.

No, no iba a enterarse, nunca lo hacían, pero eso no significaba que le pareciera bien estar entre dos clientes.

- Sabes que no, pero... ¿estás segura que quieres seguir con esto? Podrías perderla si no sientas un poco la cabeza –insistió viendo que Daniela alcanzaba uno de los botones de su camisa-. Además, sabes que no me gusta que me metan mano sin más, apenas acabo de llegar.

Alba le pegó en la mano para que se estuviera quieta, Daniela sonrió y se incendió por la reprimenda mientras veía como aquella pantera volvía a coger su refresco y bebía de él mirándola con descaro.

- Hemos hablado, sabe que quiero ir despacio. Me gusta sí, pero no nos hemos jurado amor eterno. Además creo que ella también quiere verte, la pillé el otro día con tu tarjeta en la mano –le dijo Daniela y se apoyó en la barra americana que tenía instaurada separando la cocina del comedor.

Alba se sorprendió.

- ¿Crees que me llamará? –le preguntó -.

- Es difícil desprenderse de ti, sabes... -le dijo Daniela echándole una mirada lasciva-. Creo que deberíamos hacer un trío las tres.

- Ni lo sueñes –le dijo con una sonrisa-.

- ¿Por qué no? Ni que fuera la primera vez –le susurró Daniela y volvió a acercarse a ella-.

Alba no dijo nada al respecto, aquello formaba parte del pasado y ahora lamentaba que Daniela supiera aquella historia.

- ¡Anda baila para mí! –le susurró Daniela en el oído, y con el mando en la mano activó la cadena de música-.

- No tengo ganas de bailar –le dijo, estaba molesta con la situación y no sabía el motivo-.

- ¡Venga... un poquito! –repitió Daniela y le apartó el pelo para besarla-. ¡Me pones tan caliente!

Ella estaba poniéndose nerviosa por momentos.

- En serio, no me apetece –le dijo con suavidad-.

- Un pequeño streptease, por favor... me encanta como te mueves, como te quitas la ropa –volvió a insistir Daniela-.

- ¡He dicho que no! –le espetó apartándose de ella, jamás le había importado lo más mínimo aquellas cosas, pero por alguna razón le molestaba como la estaba tratando Daniela en aquel instante-.

La alta mujer se sorprendió por la sequedad de la rubia, jamás la había visto así.

- ¡Lo siento, Alba! Yo no pretendía... -se disculpó Daniela con ella-.

- Perdona, perdona.. es que no he tenido un buen día, sé que no querías molestarme –le dijo pasándose las manos por el cabello, estaba completamente desquiciada-.

Daniela no se atrevía a cruzar la distancia por si se molestaba, pero cuando la oyó hablar no pudo contenerse.

- Mira, quizá sea mejor que lo dejemos ... creo que va siendo hora de que empieces a volar sola –le dijo Alba y con ello pretendía dejar zanjada su extraña relación-.

- No, no.. no por favor, Alba... no me hagas esto, aún no puedes dejarme –le dijo Daniela abrazándose a ella-. Te prometo que no te molestaré, perdóname.

Ella quiso apartarla, pero no pudo, no se sentía ella misma. Sabía que tenía que dejar tarde o temprano a Daniela, se estaba volviendo demasiado posesiva y no dejaba entrar otro tipo de relaciones más serias en su vida aferrándose a lo que le daba.

- ¡Esto no está bien Daniela!... ¡Es lo mejor, créeme! –le dijo en un intento de ser firme con el paso que inesperadamente había dado-.

- ¡Por Dios, dame al menos una noche más! –le dijo Daniela suplicante-.

Pero Alba trató de separarse de ella. Daniela no pudo soportarlo y en un último intento de solucionar aquel desastre, la cogió y la besó en la boca apasionadamente. Ella forcejeó primero, luego se rindió al sabor... sabía que Daniela no le importaba, pero necesitaba acallar el huracán que Natalia había despertado, y se entregó en un beso frenético que dejó a Daniela sin aliento.

- ¿Te quedas conmigo? –susurró Daniela colmada de deseo-.

- Sólo una vez más –le dijo encendida-.

- Pero... -Daniela quería negociar aquel ultimátum-.

- Shhh.. no lo estropees –le dijo y empezó de nuevo a besar aquella boca sustituta-.

El encuentro fue intenso y salvaje, Alba desvistió con prisas y sin miramientos el cuerpo de Daniela, ahogando su fuego en aquella mujer que se dejó llevar por su tormenta. El primer orgasmo les llegó en el sofá, Daniela trató de llevarla a la cama pero no quiso, estaba desatada y anulaba cualquier acto o caricia de Daniela que conllevara ternura o adoración hacia ella. Sólo necesitaba sentirla, y así se lo hizo saber... con una energía atronadora, y con gemidos que Daniela aún no le conocía, le exigió y obtuvo... luego la compensó de manera brutal, dominándola por completo hasta que Daniela suplicó no poder más.

Aún exhausta por el encuentro, Alba no accedió a quedarse con ella. Daniela tenía esperanzas de que se replanteara las cosas después del encuentro y los besos que se habían dado, pero no lo hizo. Al despedirse dejó un beso en su mejilla y le dijo que se verían, pero como amigas. La relación laboral había terminado entre ellas dos, "pero de qué forma", pensó Daniela mientras la veía alejarse hacia su vehículo.

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