El Maestro Del Tiempo 2.

By Jonathan_Roche

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Amo las historias que empiezan por el final, historias como la mía. Y como un hombre del pasado que fue dispa... More

EL MAESTRO DEL TIEMPO 2
PRÓLOGO.
RECUERDOS DE MAÑANA...
PARADOJA VIVIENTE.
BUCLE IMPERFECTO.
AVISO
ENGAÑANDO AL DESTINO.
¿COMENZAR DESDE EL PRINCIPIO?
Flash Informativo.
Nuevo capítulo casi listo.
VOLVER A EMPEZAR.
Nuevo capítulo
LO QUE EN REALIDAD HIZO JOSEPH.
NUEVO CAPITULO POR FACEBOOK
AJUSTE DE CUENTAS, NADIE SE METE CON MI FAMILIA
NUEVO CAPÍTULO JONH GLEEN
CUENTA SALDADA. - PARTE 1
LISTO EL NUEVO CAPITULO EN FACEBOOK
NUEVA OFERTA
2da OPORTUNIDAD
3ER OPORTUNIDAD
4ta DINÁMICA
OTRO CAPITULO MAS EN FACEBOOK
CUENTA SALDADA. - PARTE 2
CUENTA SALDADA. - PARTE 3
SUPER CAPITULO DISPONIBLE EN FACEBOOK
BOOK TRAILER EL MAESTRO DEL TIEMPO
CUENTA SALDADA. - PARTE FINAL
LA PERSPECTIVA DE JOSEPH
YA LISTO EN FACEBOOK NUEVO CAPITULO
REMEMBRANZAS.
CORRE A LEER EL NUEVO CAPITULO
VOLVER A EMPEZAR
EL PADRE DE TODAS LAS PARADOJAS.
LISTO EL NUEVO CAPITULO
UNA NUEVA HABILIDAD
MURMULLOS EN LA PENUMBRA
UNA FIESTA MUY, MUY ESPECIAL
BIENVENIDOS VIAJEROS EN EL TIEMPO. BREVE CHARLA CON STEPHEN HAWKING.
NUEVO CAPITULO LISTO
BREVE CHARLA CON STEPHEN HAWKING - PARTE 2.
LISTO OTRO CAPITULO MAS
EL CORONEL JACKSON.
CAPITULO NUEVO
CORRE A LEER UN NUEVO CAPITULO
DESTINO VS. JONH GLEEN
OBSCURIDAD.
UNIVERSOS ALTERABLES.
OBSCURIDAD - PARTE 2
OBSCURIDAD - PARTE 3.
PESADILLA CUÁNTICA
LIBRO NUEVO
UNA HORRIBLE PARADOJA
PURA ENERGÍA
"MI VIDA ANTE MIS OJOS"
EL ULTIMO VIAJE EN EL TIEMPO
" SOLO RECUERDOS DEL FUTURO"
PREDESTINADOS
ADIOS JONH GLEEN (CAPITULO FINAL)
EPILOGO
¿Y si?...
ESTO NO HA TERMINADO

INFINITOS UNIVERSOS, INFINITAS POSIBILIDADES

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By Jonathan_Roche

- Estoy seguro de que ocurrió justo en este lugar, fue aquí en donde paso todo... ¿Qué está sucediendo? ¿por qué diablos no estás aquí? – Continúe preguntándome una y otra vez sin siquiera pensar en alguna otra posibilidad. Pero es que era imposible, André Wilson no estaba por ningún lado.

Era ya la quinta vez que pasaba por esa misma roca, estoy seguro que era exactamente la misma que vi durante mi encuentro con él, en esta época, doscientos millones de años atrás en el tiempo. Pero de André Wilson ni sus luces. Una parte de mí, quizás la más racional, es la que insistía en que hiciera bien los cálculos, en que continuara buscando. Sin embargo... la posibilidad de equivocarme de fecha y hora era mínima, nunca había fallado. Algo no iba bien. Era como si una especie de eufórica corazonada multiplicada por diez me advirtiera que esto no había terminado. En esta ocasión elegí solo una hora de diferencia, no quería aparecer en medio de la pelea de mi otro yo con André Wilson e interrumpir el curso de los acontecimientos, en especial cuando salí apenas victorioso por muy poco margen– por lo menos era lo que creía en ese momento – El objetivo de haber viajado nuevamente a este pasado en los primeros días de un tierra apenas habitable era sencillo y benéfico para ambas partes. Primero intentaría hablar con él, persuadirle, decirle que lo perdonaba, decirle que le daba una nueva oportunidad y que no le dejaría morir en el pasado, sin embargo... no había rastro alguno de él. Por más que gritaba su nombre no obtenía respuesta. Mi grito era el primer sonido humano que se registraba en los albores de la historia del planeta, no obstante no había nadie para escucharme ni mucho menos para responderme no por lo menos hasta dentro de varios millones de años. Me disponía a dar una sexta y última ronda por el lugar cuando un leve resplandor rojizo llamo mi atención entre las rocas. Me dirigí rápidamente hacia allí, efectivamente a un lado estaba la piedra tan larga y afilada como una daga, la misma con la que atravesé su pies como si fuera mantequilla. Un poco más atrás de otra gran roca descubrí un camino lleno de gotitas casi solidad del mismo color rojo y que finalizaba en un pequeño charco rojo carmesí. Era su sangre... Ya no había duda alguna, André Wilson se había largado de aquí, pero... ¿Cómo?

Recordaba perfectamente que él ya había utilizado su última carga energetica de la esfera temporal para sanar algunas de sus heridas, pero entonces... ¿Cómo era posible que el gigante ya no estuviera aquí? Su estado de salud era crítico, lo sabía porque yo mismo le había rotos los huesos de las manos y el hombre montaña ya no estaba en condiciones de realizar ningún esfuerzo físico más allá de arrastrarse por el piso, justo como el gusano que era. Era lógico, lo golpeé con todas mis fuerzas en su rostro una y otra vez mientras congelé el tiempo, pero sobre todo el calor del Sol abrazador de esta época no era precisamente un día de campo. Fácilmente cualquier ser humano o no humano podría morir de deshidratación crónica en menos de dos horas. Nada tenía sentido, a menos de que.... ¡maldición! no lo vi venir. A menos de que alguien en el futuro lo haya rescatado de una muerte segura.

A mi mente llego de pronto la imagen del Coronel Jackson.

¿Sera posible que su tecnología le haya permitido llegar a esta época? Incluso para mí era bastante complicado el proceso del salto temporal hasta esta fecha. La gran cantidad de energía que se requiere para llegar al año cero del planeta es impresionante. La tecnología con la que ellos contaban era increíble, si, pero sin embargo, los artefactos con los que contaban no serian capaces de albergar tal cantidad de energía como para lograr tal proeza de viajar tan atrás en el tiempo, ¿o sí?

De pronto otra prueba de que estos hechos si había tenido lugar justo en este sitio me sacaron de mi meditación. Era una huella de un enorme pie, quizás del numero 12, estaba claramente marcada en la fina arena del piso ardiente, no obstante, no era la única huella de zapatos, si, la marca de mis tenis que use durante la pelea aún estaban marcadas en la tierra arenosa, justo al lado de las de André Wilson, pero había algo más, un tercer par de huellas que no pertenecían a ninguno de los dos, no cabía más duda, alguien había ayudado a André Wilson, lo habían arrebatado del tiempo.

Lo primero que hice al regresar a casa fue pagar la reparación de la puerta que los agentes O'neal y el agente Kinglsey se habían encargado de echar abajo, todo gracias a los datos que la obesa enfermera del instituto de psiquiatría les había proporcionado. Era lógico, esta versión de agentes no tenían ni la más mínima idea de quién era yo. (O eso creí ingenuamente) Y pues efectivamente, así como lo pensé, ellos no serian capaz de regresar al lugar de los hechos, mucho menos minutos después de que entraran a mi departamento. Lo que si me costó más trabajo fue convencer a Rosita, la administradora del edificio, de que ahora todo estaría bien, incluso muy en contra de mi mismo tuve que hacer uso de mis artimañas de hombre para ganarme su confianza.

- Por favor Rosita ¡créeme! ya no hay nada de qué preocuparse, todo fue un mal entendido.


- No lo sé Jonh, esos hombres sí que daban miedo, ¿en donde lograste esconderte? Dijeron que no encontraron nada. Ellos me dieron su tarjeta y me dijeron que en caso de que te viera se los hiciera saber de inmediato o de lo contrario podrían acusarme de ocultar información y proteger a un criminal y no quiero verme involucrada en esto, en especial con agentes del gobierno. Se lo tengo que contar a papá.

- Rosita tu me conoces de hace mucho – Le dije mientras la tomaba suavemente de la mano – ¿acaso te parezco un criminal? – Pregunte entrecerrando los ojos sin dejar de mirarla fijamente a la cara.

Note de inmediato su nerviosismo e incluso el cómo tragaba saliva sin siquiera poder sostenerme la mirada.

- Bu...bueno si pero... en realidad yo.... yo no... no te conozco tan bien Jonh, además de que...

- Genial, me rompes el corazón, esa es la única razón por la que tomare mis cosas y me largare de aquí – Dije en un acto de fingida desilusión – Y pensar que estaba a punto de invitarte a cenar esta noche. Dios que estúpido soy.

- Aaa... ¿a cenar? – Respondió replico casi de inmediato, claramente sonrojada.

- Así es pero, no te preocupes, ya no te daré más problemas, ni a ti ni a tu padre, me marcho de aquí, solo subiré por mis cosas. – Dije mientras comencé a avanzar lenta pero decididamente hacia el cubo de las escaleras. Por suerte el plan dio resultado.

- Jonh aguarda... ¿Y a donde pensabas llevarme? – Pregunto mientras se mordía los labios algo nerviosa.

Genial – Pensé – La chica mordió el anzuelo.

– ¿Estás segura? no quiero causarte problemas como lo mencionaste hace un momento.

- Yo... yo te creo Jonh, y no te preocupes por buscar en donde quedarte, que se jodan esos imbéciles del gobierno, además mi papá no tiene por que saberlo. – Respondió la tímida jovencita mientras se remojaba los labios con su lengua.

- De verdad gracias - Le dije dándole un abrazo que la chica acepto de muy buena gana. – Solo iré por mi billetera. – Agregué.

No podía creer esta nueva situación, me estaba viendo en la necesidad de engañar a una casi adolescente con tal de salirme con la mía ¿Pero acaso tienes algún plan mejor? Estoy seguro que no.

Después de darme una manita de gato e ir por mi billetera ya me encontraba de nuevo en la recepción del edificio. Rosita ya estaba negociando con un hombre la reparación de la puerta, le pagué al sujeto de inmediato y salimos a la penumbra de Manhattan. Rosita se había recogido el cabello con una media cola de modo que ahora su larga y rizada cabellera le colgaba por el hombro derecho. Se había puesto un perfume con olor a cerezas típico de las chicas de su edad. Y sus ojos verdes resaltaban aun mas con el sweater que se había puesto también del mismo color. Era alta, su cabeza me llegaba a la nariz. Realmente me apena decirlo pero se veía exquisita.


- ¿Algún lugar en especial al que quieras ir? – Pregunté.

- Si, desde hace tiempo he querido ir a un restaurante que me han recomendado mucho, bueno, eso si te gusta la carne.

- Claro, donde quieras, es lo menos que puedo hacer por tu ayuda. –Replique.

- Genial, el restaurante se llama "Don Asado" no está muy lejos de aquí.

De pronto como un torrente de recuerdos mi mente, que poco a poco estaba olvidando el motivo de mi regreso a la ciudad me hizo entrar en una especie de catarsis de claridad. El solo nombre de aquel restaurante donde tantas cosas habían pasado me ponía la piel de gallina. Fue en ese mismo restaurante en donde Kym me había propuesto matrimonio. ¿Coincidencia? Parecía que fue ayer pero en realidad habían pasado ya tres años de eso. Recuerdo que todo mundo en Don Asado comenzaron a aplaudirnos y a celebrar nuestro compromiso, incluso salimos bastante pasados de copas aquella noche que literalmente había borrado de la historia y del tiempo. Nada paso en realidad, nunca ocurrió eso, por lo menos no para Kym ni para todos los comensales aquella noche, me había encargado de cambiar la historia.

- ¿Estás bien? ¿dije algo malo? – Preguntó Rosita muy extrañada.

- No, claro que no, solo me quede pensando en algo sin importancia. Vamos, muero de hambre. – Dije con una sonrisa mas falsa que mis sentimientos hacia Rosita.

La chica me tomo del brazo, casi como si fuera mi novia, admito que al principio me puse un poco nervioso pero el parloteo (de lo cual Rosita era experta) durante todo el camino hasta la avenida para pedir un taxi me relajo bastante. Después de todo quizás si necesitaba de esto, es decir, un día común y corriente, un día en el que mis emociones y sentimientos no estuviesen al mil. Aunque sea solo por un día en el que no tuviera que pensar en Kym, Jospeh, André Wilson ni en lo que había pasado en mi departamento horas antes. Rosita era para mí lo más cercano a tener una vida normal. En el trayecto me hablo de su padre y de cómo es que ella ahora se encargaba casi siempre de la administración del edificio, me hablo de Puky su perro maltes, me contó de lo difícil que había sido mudarse totalmente de un pueblo a la ciudad. Básicamente yo me limitaba a negar o afirmar con la cabeza, todo parecía ir bien e incluso normal, pero al llegar a la esquina justo antes de tomar el taxi ocurrió algo...

Un sujeto con una gorra de los Lakers y pistola en mano forcejaba con una anciana que bien podría ser mi madre, el infeliz quería robarle su bolso.

- ¡Auxilio! Por favor alguien ayúdeme, auxilio, ayuda. – Gritaba la pobre anciana.

Instintivamente me solté del brazo de Rosita mientras ambos mirábamos fijamente la escena. Parecía que una salida nocturna por Nueva York no podía estar completa sino presenciábamos un robo o un asalto en vivo y en directo.

- Quédate aquí. – Ordene a Rosita mientras me dirigía hacia la escena.

De inmediato ella me volvió a sujetar firmemente del brazo y comenzó a jalarme en dirección contraria.

- ¡No Jonh!, no lo hagas por favor el está armado, puede lastimarte. – Me suplicó casi llorando la chica morena.

- Tengo que hacerlo. No te preocupes por mí, estaré bien confía en mi.- Le decía sabiendo que fácilmente podría manipular el tiempo para darle su merecido a aquel mal nacido.

- Jonh, no puedes ir por el mundo metiéndote en problemas que no te conciernen, por favor tomemos otra dirección. – Imploro Rosita esta vez con las primeras lágrimas en sus ojos.

Después de la reflexiva respuesta de Rosita recordé mi salto al pasado y las de Stephen Hawking;

- Jonh... Únicamente usa ese don tan especial para enmendar tus propios errores, pero no debes de cargar con esa habilidad como si fuera una maldición. Haz lo que creas correcto y lo demás déjaselo al destino, sin embargo, no puedes ni debes cambiar los acontecimientos de otras personas a diestra y siniestra.

Yo mismo me había prometido que no intervendría más en la vida de los seres humanos, fue ese mismo pensamiento el que me había llevado a rescatar a André Wilson del pasado y a su vez el viaje en el tiempo era lo que me había metido en tantos problemas, así que con todo el dolor de mi corazón esta vez decidí no intervenir en nada. Quizás era el destino de la mujer perder unos cuantos dólares ese día a manos de un ladrón.

- De acuerdo, tus ganas tomemos otro camino. – Dije con los ojos cerrados sin dejar de presionar mis puños mientras la anciana sin dejar de pedir ayuda hacia contacto visual conmigo.

- Vamos por esta calle. - Sugirió Rosita tomándome de nuevo del brazo.

Era la primera vez en mi vida que no actuaba impulsivamente y ciertamente no me sentía muy bien por lo que estaba haciendo pero en realidad quizás la chica ojiverde tenía razón, no era mi problema y sobre todo no quería cargar con el efecto mariposa de nadie más.

- Quita esa cara Jonh. Te pudieron haber matado, tienes que pensar mejor las cosas, al final de esta calle hay siempre una patrulla de policía estacionada, si te hace sentir mejor vamos a reportarlo.

- Pero por supuesto que me hará sentir mejor, vamos. - Respondí entre dientes intentando que las lágrimas no se presentaran producto de la impotencia.

¿Después de todo esa era una forma de ayudar a la anciana ó no? Es verdad que me sentí un poco mejor por tomar esa decisión. Apenas habíamos dado dos pasos cuando se escucho el sonido de un arma siendo disparada seguido del grito seco y desgarrador de una mujer mayor. El sonido provenía justo de aquel sitio en donde esa noche decidí no intervenir. Eso fue todo, le habían disparado. Mi respiración comenzó a acelerarse mis puños estaban tan apretados que sentía cada uno de los huesos de mis manos crujir. De inmediato la patrulla que estaba en la esquina llego a nuestra altura, fue Rosita quien se acerco a los oficiales y les conto lo que acababa de pasar. La patrulla arranco de inmediato encendiendo las luces rojas y azules de la torreta junto con el sonido que la caracteriza.

- Jonh ¿Por qué te afecta tanto? Ya te lo dije no puedes ir por allí ayudando a todo el que lo necesite, ya hicimos nuestra parte. – Dijo sabiamente la chica.

- Esa mujer podría haber sido mi madre, si algo le pasara a mamá nunca me lo perdonaría. – Respondí haciendo un esfuerzo para no romper en llanto.

- Si pero no lo era Jonh, esa mujer era cualquier otra persona menos tu madre, vamos, no dejemos que esto nos amargue la noche. Aun estas en deuda conmigo recuerdas. - Respondió la chica morena con la confianza que iba ganando poco a poco.

No pude evitar pensar en lo que había ocurrido ó quizás... lo mejor sería decir en lo que deje que ocurriera, pero me prometí a mi mismo que no volvería a modificar el destino de una persona. Si este evento no era la prueba viviente de que hablaba enserio eso no se que podría serlo.

Minutos después ya estábamos llegando al restaurante Don Asado. De todas las sucursales, de todas las posibilidades en la ciudad era increíble que Rosita hubiera elegido el mismo al que Kym y yo frecuentábamos en otra realidad, en otra posibilidad y llamarle destino al destino me suena a burla pero entonces... ¿qué nombre le pondrías a esto? y es que momentos después de que Rosita y yo nos sentáramos en nuestra mesa Kym Stwart entraba justo al mismo restaurante esa fría noche de octubre de 2018, pero ella no iba sola...

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REVIVE LAS AVENTURAS DE JONH GLEEN DESDE EL PRINCIPIO... NOS SEGUIMOS LEYENDO, AHORA EN FISICO...

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