LO QUE EN REALIDAD HIZO JOSEPH.

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Y sin mediar más palabras me fragmente al pasado. Para ser más exactos al día lunes 26 de octubre del 2015. Gracias a los relatos que mi madre me contaba sobre papá supe a cuando tenía que dirigirme, incluso si le hubiese preguntado directamente a él dudo que me lo hubiese dicho.

- ¡No Joseph, ya no lo hagas! tu cuerpo no lo resistirá más. Ya no lo hagas. – Grito papá, pero ya no había vuelta atrás.

Fue lo último que escuche de él, a pesar de que Jonh sintiera cierto rechazo hacia esa palabra, lo era, él era mi padre.

La cabeza me dolía terriblemente, era como si el mismísimo Luzbel la hubiese elegido como morada terrenal para sus propósitos. Mis oídos y mi nariz comenzaban a sangrar de nuevo y ni hablar del dolor que sentía dentro de mí. Quizás papa tenía razón mi cuerpo no lo resistiría más. Aquel temor que no era exactamente un miedo genuino sino más bien la incertidumbre de un mal físico irreversible se plantaba en mi cabeza, pero acaso ¿tienes una mejor idea? La quimera de nombre terror quería hacerme presa de sus delicias, sin embargo, nunca se lo permití antes y mucho menos se lo permitiría ahora.

Entonces llegue a mi destino, al lunes 26 de octubre del 2015, eran las 8:05 pm. Según los relatos de mi madre Kym, el rayo impacto a mi padre a las 8:20 pm, por lo tanto, tenía unos quince minutos para llegar al lugar en donde sucedería todo.

- Así que esta es la habitación de papá antes de mudarse a los bosques de Canadá. Mmm... Lindo y acogedor lugar. - Me dije en voz alta.

Y es que me fragmente justo a lo que había sido el departamento de papá, allá, tres años atrás en el tiempo, era el lugar más seguro en donde podía aparecer sin levantar sospechas. Debía de apresurarme si quería lograr que aquel relámpago volviera a caer sobre él.
En la calle, el cielo estaba literalmente negro, rugía y escupía agua con una furia que pocas veces había visto. Fue solo hasta estar ahí que fue entendible para mí la manera en que mi padre había adquirió su habilidad. Y es que con tal negligencia él salió a la calle caminando tan campante con ese casi diluvio bíblico que era de suponer que un rayo le golpeara tarde o temprano, sin embargo, ni en mis sueños más devotos, nunca me imaginé que podría tener el honor de presenciar como ocurrió todo, e incluso, ser yo quien ayudara a provocar que todo eso sucediera.

Baje las escaleras del edificio de dos en dos y a toda velocidad me apresure a la ubicación exacta. Hice apenas unos diez minutos hasta ese lugar. Me encontraba empapado hasta los dientes.
Cuando llegue a aquella zona, una retorcida escena sacada de la mente de quizás algún maniaco depresivo, me daba la bienvenida a esta nueva línea de tiempo y es que lo que presencie en ese momento es más digno de contar entre drogadictos o psicópatas que en mis propias palabras.

No había ni uno, dos o tres, sino seis Jonh Gleens desde mi campo visual. Nunca había visto nada igual solo así pude comprender (en parte) la razón de que mi padre quisiera evitar a toda costa que esta locura ocurriera, sin embargo, no podía dar marcha atrás, no a estas alturas del partido.
Ninguna imaginación humana o no humana podría concebir lo que yo presenciaba en ese mismo instante, ni por un millón de dólares hubiera cambiado el hecho de estar ahí viendo como ocurrió todo aquella noche tan especial para mi historia.
De pronto algo llamo mi atención, mi mirada se clavó en dirección, hacía cuatro de ellos, la razón en especial fue que se encontraban uno frente a otro en pares dispuestos a partirse el alma, uno de ellos especialmente sobresalió, podría ser mi abuelo y digo esto solo de manera supuesta ya que se trataba de mi padre, sí, pero... ¿ya de anciano? quizás de unos sesenta y tantos años de edad.
Después de todo llegue mucho antes de lo planeado, estaba presenciando justo el momento en que se desataría una pequeña batalla campal entre los distintos viajeros del tiempo y yo, bueno yo... tenía un panorama de primera fila para presenciar tal espectáculo, pero había algo que no me gustaba en todo esto (si algo más) Había demasiada gente alrededor, muchos curiosos que aún no se percataban de lo que estaba a punto de pasar, todo sería presenciado por docenas de personas que aún se encontraban en los distintos negocios a lo largo y ancho de la calle.
De pronto tuve una idea. Era un pequeño truco que aprendí cuando niño, lo había intentado con hormigas así que esperaba que ahora me saliera mucho mejor pero a escala mayor.
Cerré mis ojos y por la gloria de mis ancestros Gleen que me concentre con tal tenacidad y convencimiento de mi propósito que la sangre de mi nariz y oídos volvían a hacer acto de presencia. Sin embargo, valió la pena, lo había logrado, ¡detuve el tiempo!

El Maestro Del Tiempo 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora