Natalia se cepilló los dientes. Tras el baño y vaciar aquel peso que sentía en las entrañas, se encontraba mucho mejor. Se miró al espejo y se reconoció... "Nat, te estás perdiendo", le recriminó la imagen del espejo, y agachó la mirada mientras terminaba de peinarse el cabello aún húmedo.
Cuando salió del baño, Alba la aguardaba sentada en la cama con un pijama puesto.
- He pensado que te sentirías mejor si dormimos vestidas –le dijo y esbozó una dulce sonrisa para la morena, aunque ahora era ella, la que realmente estaba asustada-.
Natalia esbozó una tímida sonrisa.
- Sí, será mejor –le contestó.
- ¿Puedo entrar yo ahora? –le preguntó señalando el baño-.
- Sí, claro –le contestó ella y vio como una extraña versión de la chica se deslizaba al interior del aseo-.
Quiso seguirla, pero al llegar a la puerta oyó como vomitaba también... "Diosss... la he cagado otra vez"...
- ¿Alba estás bien? –le preguntó a través de la puerta-.
- Sí, sí,... no te preocupes. Es que con el susto se me han revuelto las tripas -le dijo esta-.
Ella suspiró angustiada.
- Lo siento, lo siento... sé que no soy alguien fácil de llevar –se disculpó aterrada ante la idea de haber vuelto a hacerlo-. Si, si no quieres volver a verme, lo entenderé.
La voz de Natalia apenas había sido un hilo atemorizado. Alba abrió de pronto la puerta con el cepillo de dientes enfundando una de sus manos.
- ¡No vuelvas a decir una cosa así, nunca! –le dijo con autoridad e incluso ira-.
La morena se asustó.
- ¡Tú no has hecho nada malo, y no quiero que te disculpes por ello! ¿Me has entendido? –le preguntó Alba. Ella asintió con la cabeza-. Que quede muy claro, ni esto ni nada parecido va a hacer que te deje, si es necesario que compre una puta bombona de oxigeno, la compraré, pero no pienso dejarte sola, te dije que te ayudaría y así va a ser, ¿algún problema con ello?
Ella sonrió, estaba muy sexy cuando se enfadaba.
- Sólo uno –dijo tímidamente-
Viendo que no contestaba Alba preguntó.
- ¿Cuál?
- Qué también me pones cuando te enfadas... igual necesitamos la bombona esa –y la sonrisa tímida de La navarra hizo que riera-
-jajaja... joderrrr... mierdaaaaaaaaa.... Jajaja –Alba se volvió a meter en el baño entre risas, y se empezó a cepillar los dientes mientras la miraba desde el marco de la puerta-.
- jajaja.. ¿Qué?... ¡es que estás muy sexy!, ¡de verdad!... -le dijo Natalia más relajada ante aquella risa que la había reconfortado-.
- jajajja... ¡esto es increíble!...jajjaja... -se enjuagó la boca y la miró-. ¿Siempre vas a ser así?
- ¿Así cómo? –le preguntó ella elevando una de sus cejas con suspicacia-.
Alba se acercó hasta ella, y sintió que el corazón volvía a acelerarse.
- ¡Tan adorable! –le susurró... y ella recordó como aquella misma boca le había suplicado que no se detuviera apenas una hora antes-.
- ¿Adorable? ¿Desde cuándo las pijas somos adorables? –le preguntó para distraer a su corazón-.
- jajaj... no lo sé, pero tú muchachita, lo eres... -le dijo la rubia-. ¿Qué, te ayudo a cambiarte?
Se brindó sensualmente viendo que Natalia aún estaba en albornoz.
- Ohh... mierdaaaaaaaaaa... dame un respiroooooo... jajajja –le gritó tapándose la cara con las manos-.
- jajaja... regla número uno, nunca empieces algo que no puedes terminar, y menos con una profesional –le dijo Alba y le tendió el pijama -. Anda, cámbiate, que tú también me estas provocando con ese albornoz.
Natalia se rió y se cambió en el baño, pues era incapaz de soportar la mirada de la chica sobre su cuerpo una vez más. Cuando salió del aseo, la esperaba recostada entre las sábanas y con el mando a distancia en la mano.
- ¿Qué estás viendo? –le preguntó-.
- ¡Una porno! –le contestó la valenciana -.
Natalia se quedó paralizada en el sitió, ella la miró y se echó a reír a carcajada limpia.
- Ohhh... eres mala eh... -le dijo pegándole un cojinazo al llegar a su lado-.
- Auuu... jajajaj... sólo lo hacía para liberar tensiones, mujer –le dijo la rubia-.
- Liberar tensiones, liberar tensiones... no creo que tú tengas queja de eso después de lo que te he hecho –le espetó de pronto -.
Alba se le quedó mirando con la mandíbula desencajada.
- jajjajaj... ves, yo también sé divertirme... jajajajja –se rió ahora ella a carcajadas y Alba le atizó con un pequeño cojín-.
- Y la mala soy yo, hay que joderse -le dijo-.
- Bueno qué, ¿hacen algo en la tele o no? –le preguntó de nuevo ella haciéndose un hueco entre las sábanas-.
- No mucho, creo que ahora van a poner una de acción -le dijo-.
Como no le contestó Alba se giró para observarla, por alguna extraña razón Natalia la estaba mirando fijamente.
- ¿Qué te pasa? –le preguntó otra vez preocupada por ella-.
- ¿Puedo... puedo abrazarme a ti? –le preguntó con timidez la morena.
"Por favorrrrrrrrrrrr.... Me va a enterrar vivaaaaa"... pensó la rubia, que creía que ya no podía sorprenderla más, pero estaba equivocada. Aquella mujer pasaba de la sensualidad a la dulzura, del enigma a la familiaridad más sana... en fin, ¿qué podía hacer?
Colocó bien los cojines y se recostó en ellos, luego abrió los brazos para que pudiera acomodarse sobre su pecho. Natalia sonrió, se acurrucó sobre ella y trató de tranquilicirse.
- Albi -susurró pasado unos minutos-.
Ella cerró los ojos, aquella voz era una verdadera caricia.
- ¿Sí? –le preguntó -.
- ¿Te importaría abrazarme? –le pidió-.
"Auuus... eso ha dolido"... sintió que aquel puñal se volvía a clavar en el corazón. Tomó aire para serenarse, y cubrió a Natalia con las mantas, luego le pasó el brazo por encima, abrazándola.
- Claro que sí, ¿estás bien? –le preguntó, pues no quería excederse-.
- Sí -ella levantó la cabeza y le besó en la mejilla-. Gracias, buenas noches.
- Buenas noches.
El beso que le dio en la mejilla le quemó la cara durante al menos diez minutos, pero su respiración tranquila y dormida encima de su pecho, estuvo apuñalándola durante toda la noche.
——-
Sueño: Una niña lloraba, parecía perdida en medio de la oscuridad, acurrucada y apartada del resto no dejaba que nadie se le acercara. Alba sintió que el corazón se le partía, quería consolarla pero cuanto más se acercaba, la niña más temblaba y se acurrucaba con temor. "No voy a hacerte daño", le decía intentando alcanzarla, pero por mucho que estirara su brazo aquel ángel perdido siempre parecía más lejos, más lejos.
Con angustia se despertó y miró a su alrededor. Comprobó que ya era de día y que seguía en la suite de Natalia, pero aquel ángel ya no estaba. Se pasó la mano por el pecho, justo donde la cabeza perfumada de la chica había descansado con dulzura.
"Reche estás perdiendo el control, debes serenarte"... se regañó a sí misma. ¡Aquello era una locura! Se cubrió con el brazo los ojos para evitar pensar, pero el "clic" de la puerta de la suite la regresó a la realidad. Se descubrió la cara y entonces la vio.
Allí, con unas mallas Nike a juego con sus zapatillas y un top negro que dejaba al descubierto unos abdominales brillantes por las gotitas de sudor, estaba aquel ángel que de día se transformaba en la mujer más sexy del mundo.
- ¡Buenos días, dormilona! -le dijo con una sonrisa al comprobar que estaba despierta-.
"Joderrr... me vas a dejar ciega si sigues deslumbrándome con esa sonrisa", pensó.
- ¡Buenos días, quesito de bola! –le dijo Alba, pues meterse con ella le ayudaba a lidiar su tensión.
- Touche –dijo ella y acto seguido se rió-. El quesito de bola está que no puede más... jajaja... -reconoció Natalia sentándose en el butacón que había al lado de la cama-.
Alba no quería mirarla descaradamente, pero no pudo evitarlo, y sus ojos se deleitaron en el brazo definido y brillante de la morena cuando ésta tiró de la cinta que contenía el iPhone que llevaba colgado..."Dioss mío, por qué coño está tan buenaaaaa"... se martirizaba la rubia que no había olvidado aquellas manos ni aquella piel.
- ¿Footing? –le preguntó para distraer sus pensamientos-.
- Sí, no podía dormir más y salí a despejarme un poco. ¡Hay que quemar la energía! –le guiñó un ojo y le sonrió-.
"Agggg... yo sí que te hacía quemar calorías"... pensaba con deseo enfermizo.
- Eres una contradicción con patas, ¿lo sabías? –le pinchó Alba-.
- ¿Yo? ¿por qué? –le preguntó ella divertida-.
- Porque eres vampiresa alcohólica de noche y mujer saludable de día, eso no es normal –le dijo con una sonrisa-.
- jajajajja... nunca me había parado a pensarlo –Natalia se levantó del asiento con agilidad. A ella se le cayó la baba cuando aquella tripa se le quedó tan cerca de la cara, pues se había sentado en la cama justo enfrente de su asiento-. ¿Quieres qué te pida algo de comer?
- ¿ehhh?.... –Alba por un momento se había esfumado de aquella habitación concentrada en otras sensaciones más urgentes-... ah, no, no hace falta. ¿Qué hora es?
Natalia desde luego no era consciente de la atracción que despertaba en ella, pues se inclinó para girar el reloj que tenía en la mesita de noche y por un instante eran sus pechos los que pasaban a dos palmos.
"Diooosssss.... ¿y yo porque no puedo probarla?"...pensaba.
- Es cerca de la una –se incorporó enseguida, y se le quedó mirando con extrañeza-. ¿Seguro que no quieres nada? No tienes muy buena cara.
"Agggg... pero cómo coño voy a tener buena cara si no se me ha pasado la calentura, hay que joderse"...seguía meditando.
- jajaj... me encanta que me piropees de buena mañana –bromeó Alba y consiguió que se riera-.
- Perdona, estás preciosa -rectificó con una sonrisa y la besó en la mejilla-.
Si hubiera llevado bragas se le hubieran caído de golpe, gracias a Dios el pijama era confortable y seguro.
- ¡Aduladora! –le reprochó con el ceño fruncido-. No me lo pones nada fácil para meterme contigo, ¿sabes?
- jajajja... pues no te metas... Oye, he pensado que bueno, que si no tienes nada para hoy ... bueno yo... -Natalia se volvió tímida de repente-... que si quieres, me gustaría invitarte a comer. Mi tren no sale hasta las seis.
"¿Y ahora timidita?... mmmm... te como, fijo"... sonrió por su dulzura.
- ¡Será un placer! –le dijo Alba aceptando-. Después puedo acercarte a la estación.
A ella se le dibujó una sonrisa contagiosa en la cara, estaba encantada con la idea.
- ¡¡Genial!! Voy a ducharme y nos vamos, ve pensando dónde quieres que te lleve –le dijo y enfiló hacia el cuarto de baño. Cuando estaba ya en la puerta, Alba la llamó-.
- Nat...
- ¿Sí?
- Si quieres te froto la espalda –le dijo sensualmente elevando una de sus cejas. Ella se puso roja al instante y Alba se rió-.... Jajajjajaj....
- Ohhhh... ¡cállateeeeee!... jajajaj.... –le gritó y le tiró una toalla-
Luego se metió en el baño y echó el pestillo mientras resoplaba frente al espejo, no podía arriesgarse a imaginar que Alba la siguiera. Desde luego, la ducha fría ya no era necesaria, era IMPRESCINDIBLE.