Sex education. //Albalia.

By SandraGomezGonzalez2

1.6M 67.8K 16K

Natalia Lacunza lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteli... More

Prologo: La boca del lobo.
1- Se mira pero no se toca.
2- Mundos opuestos.
3- Tus deseos son ordenes.
4- Virginia.
5- Tarjeta de visita.
6- Acompañante.
7- Miradas que queman.
8- Mientras pueda controlarlo
9- Admitida.
10- Dulcinea.
12- Lovely.
13- Ave fenix.
14- Combustion.
15- Bombona de oxigeno.
16-Marcas
17- Cátedra.
18- Adolescencia.
19- Romper los esquemas.
20- Enfermera.
21- Momentos de normalidad.
22- Errores esperados.
23- Confesiones a medias.
24- Caricias en la oscuridad
25- Tu olor
26- Familiaridad
27- Humanidad.
28- Vete de mi.
29-Agua fria
30- Como un loco que contiene a un gigante
31- Luz roja
32- Insaciable
33- Real como la vida misma
34- Violas.
35- Me quedo contigo.
36- Salir corriendo.
37- Sin importancia.
38- Telaraña
39- Ajedrez
40- Fuera de todo pacto.
41- Demoler una montaña
42- Formas de querer.
43- Noria
44- Calabobos.
45- Somos un incendio sin control.
46- Sin escapatoria.
47- Ponia a la peña de pie.
48- Olivia Newton John
49- Oportunidades.
50- Telon de acero.
51- Quitando corazas.
52- Ave fénix.
53- Versión 2.0
54- Esperanza.
55- Perdida en este mar.
56- Nexo de unión
57- Los chicos hoy saltaran a la pista.
58- El rostro de la dinamita
59- Victorias y derrotas
60- Servicio de habitaciones.
61- El Yo inconsciente.
62- ¿Es que no lo ves?
63- A ser posible...
64- Maldita dulzura la tuya
65- Deje un mensaje al oir la señal
66- Lejos y cerca a la vez.
67- Soy una, y soy fuerte.
68- Isabelle
69- Submundos
70- Dos lineas paralelas nunca se tocan
71- A cara de perro.
72- Bienvenida a casa...
73- ...pequeña gran revolucion.
74- Realidad.
75- Las cuatro patas de mi cama...
76- En la relacion equivocada
77- Gata callejera
78- Juicios de valor
79- Dura como el diamante
80- Aunque no seamos felices para siempre...
Epilogo.
Novedades :)
Club de lectura
Nueva historia!

11- Sal y limon.

20.3K 843 489
By SandraGomezGonzalez2

Un poco más allá de la una y media, Natalia apareció en el mismo local. La guarda de seguridad la había mirado sorprendida e incrédula cuando aquella sensual mujer le había dicho que venía de parte de Alba, pero en cuanto le enseñó la tarjeta morada le sonrió y la dejó pasar sin resistencia.

La entrada a aquel local era tan oscura, que Natalia tardó unos segundos en adaptar sus ojos a la escasez de luz. El olor a perfume de mujer inundó su pituitaria hasta marearla. El golpe de las ondas sonoras impactó en su cuerpo y aquel entorno de calor y olor femenino, le produjo un cosquilleo casi instantáneo. "Hacía mucho que no salías de caza", le recordó su conciencia y una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro.

Se acercó al vestidor y conoció a Ana, a la que le dejó su cazadora mientras le preguntaba si conocía a Alba. La chica, que no pudo quedarse indiferente ante aquellos dientes blancos que lucía la chica, le indicó cariñosamente que el local tenía un par de salas privadas para hablar y luego una pista de baile central con dos barras a los laterales, seguramente estaría en la pista.

- Gracias, un placer conocerte -le dijo la morena antes de adentrarse más en el local-.

- El placer ha sido mío, cariño –le contestó Ana con ojos seductores y con una sonrisa que seguramente no se había borrado aun de su cara aunque Natalia ya le diera la espalda-.

Echó un vistazo a su alrededor. El ambiente era agradable y estaba cargado de mujeres de todo tipo. Había llegado en la hora punta, de eso no cabía duda, pues la pista estaba a reventar. Se acercó más y entonces la vio.

El corazón le empezó a latir con una violencia despiadada. Jamás hubiera imaginado que alguien pudiera bailar así, pero allí en medio, a golpe de reggaetón, Alba bailaba con una mujer más o menos de su estatura, con el pelo más rubio y perfectamente acoplada a los pasos de su acompañante. Durante un tiempo no tuvo más ojos que para ella, su cadera, sus piernas, sus brazos... todo su cuerpo era grácil y acompasado, volcánico y seductor.

Nada importaba, sólo esa visión enfermiza de aquella mujer que había tenido desnuda entre sus brazos. Por desgracia su placer se convirtió en un rugido indescifrable cuando una mujer de pelo corto puso las manos encima de la rubia, la volteó y recorrió su pecho, su vientre y sus caderas de un modo abiertamente sexual. Alba sonreía y la mujer disfrutaba con ella, Natalia sintió como la alegría y la pasión inicial se transformaban lentamente en una ira contenida mientras veía como aquella mujer acariciaba zonas de la anatomía de la chica que ella quería para sí.

Conciencia de Natalia: ¿Qué esperabas? Te presentas sin avisar, así que ahora no te lamentes porque esté trabajando, y no contigo precisamente.

Natalia: Me dijo que hoy no trabajaba, sólo iba a venir a bailar con sus amigas

Conciencia: joder pues como la toquen así sus amigas, no te quiero decir yo lo que es capaz de hacer con las clientas.

Natalia: ggggrrrrr.... ¡cállate!

Conciencia: Oye míralo por el lado bueno, al menos hemos comprobado lo flexible que es... ¿Cómo coño ha hecho eso?

Ella quería salir corriendo, pero estaba paralizada por la imagen de Alba. No hubiera podido correr ni aunque el suelo estuviera ardiendo, pues sólo podía ver como la mujer de pelo corto hacía que arqueara la espalda mientras sus piernas estaban enlazadas en un movimiento de confianza plena.

Natalia: ¡Creo que he tenido bastante!... pensó, no pudiendo poner nombre a lo que sentía en ese momento.

Conciencia: ¡Ya te dije que no era buena idea! Sólo a ti se te ocurre encapricharte de una prostituta.

Natalia: ¿Encapricharme? ¡Yo no estoy encaprichada de nadie!... quiso discutir consigo misma.

Conciencia: sí, lo que tú digas, por eso no dejas de babear aunque te esté poniendo unos cuernos como castillos.

Natalia: ¿Cuernossss? ¡Pero si yo no tengo nada con ella!
Conciencia: Entonces por qué estas celosa.

"¿Celosa?", pensó... aquello que le hacía tener los puños apretados hasta cortarle la circulación, ¿eran celos? Aquella realidad la dejó petrificada, tenía que ser otra cosa, se miró las manos y las relajó, luego volvió a mirar hacia la pista, una luz la traspasó dejando su cuerpo temblando de pies a cabeza.

Alba se dio la vuelta y se encontró con sus ojos, de inmediato se paró en mitad de la pista. "No puede ser, ¿qué hace aquí?", pensó e instintivamente apareció una sonrisa en sus labios deslumbrante. La chica se separó de Daniella diciéndole algo y luego se puso rumbo a la figura sublime que tenía a unos quince metros de distancia.

Natalia quiso correr de verdad, pero quedó atada por los ojos de la rubia de un modo inexplicable, así que trató de serenarse antes de que llegara a su lado. "Por lo que más quieras, que no se te note, que no se te noteee... Oh Dios mío, ¡qué guapa está!". Pensó y entonces Alba la alcanzó.

Por un momento quedaron una frente a la otra, Alba no dijo nada, se limitó a contemplarla de arriba abajo, apreciando lo sexy que estaba enfundada en esos levi's que le quedaban de miedo y esa camisa negra con tres botones desabrochados que dejaban al descubierto un fino colgante de plata descansando a la altura de su esternón.

- ¡Estás guapísima! –le dijo finalmente con un brillo en los ojos que ella no supo como interpretar-.

- Gra... gracias, tú también –se limitó a decirle Natalia-.

- ¿Cómo es que has venido? Pensé que no llegabas hasta la semana que viene –le dijo Alba-.

"No le digas la verdad, no le digas la verdad", le aconsejaba su conciencia.

- ¡Quería verte!

"Alaaaaaaaaaaa burraaaaaaaaaa... sincera y directa, sí señora, ahora sí que nos tiene pilladas por el coñ...", se quejó su conciencia, pero era noble y no quiso mentir, así que lo dijo sin pensar.

Alba se quedó sorprendida por la seriedad de su respuesta. La miró, no tenía claro aún cómo abordar a aquella mujer.

- Creí que hoy no trabajabas, por eso me pareció una buena idea... -le dijo señalando hacia la pista.

Alba se percató de lo que habría visto, por un momento pensó que aquella mujer estaba teniendo un arrebato de celos, pero la verdad era que su expresión corporal no lo transmitía en absoluto, así que rechazó la idea.

- Y no trabajo –le contestó con una sonrisa-.

- ¿Entonces esas son tus amigas? –necesitaba saberlo, aunque su experiencia le hacía controlar lo que sentía de cara al exterior, aquel no saber la concomía por dentro lentamente-.

- La rubita es Maria, la morena de pelo corto es Daniella y aquella es Elena... -le dijo Alba poniéndose a su lado para señalarle a las mujeres que la acompañaban viendo que ella quería explicaciones-.

- Eso no contesta a mi pregunta –se lo dijo sonriendo con malicia, no quería que supiera lo que realmente pasaba por su cabeza-.

Alba la miró meditando lo que iba a decir, luego le sonrió y contestó.

- Maria es mi mejor amiga, Daniella y Elena ya te lo imaginas, no puedo hablar de ellas contigo –le dijo, aquello le tendría que valer pues no estaba dispuesta a romper la privacidad que tenía con aquellas dos mujeres-. ¿Suficiente?

- Claro –contestó Natalia-. Perdona, es que aún no sé cómo funciona, y no me gustaría meter la pata.

Ella le hizo una señal para que la siguiera hacia una zona cerca de la barra donde había mucho menos ruido.

- ¡Pregunta! –la invitó cuando se hallaron a salvo del ruido-.

- ¿Qué quieres que pregunte? –Natalia se quedó descolocada por un segundo-.

- Sobre lo que no sabes, ¿qué es lo que quieres saber de mi trabajo? –le ayudó volviéndose cara a ella y mirándola con unos ojos que le llegaban directos al corazón-.

"Tranquilízate Nat, hay gente, todo va a ir bien, sólo habláis". Ella luchaba por serenarse.

- Bueno, aún no hemos hablado de cómo lo haces, no sé, ¿cómo lo haces, te llaman y tu acudes? –se sentía violenta preguntando aquellas cosas, se resistía a ver a aquella chica como una prostituta-.

Alba se rió, "Oh Diosss... no puede ni preguntármelo directamente", pensó.

- Vamos a ver, te lo voy a poner fácil, porque veo que no eres capaz de preguntármelo. Tú te estás refiriendo a cómo me pagan en realidad -la otra quiso decir algo, pero no le dejó-. Básicamente mis servicios duran un mes, prorrogables claro, pero en principio un mes. En ese mes sólo tengo como máximo 4 clientes, y cada una ingresa en una cuenta 6000 euros, el vestuario, cenas y extras van a parte.

- ¿Lo de pasar la noche entera era un extra? –quiso saber Natalia ya que hablaban del tema-.

Ella la miró con brillo en los ojos.

- Sí, era un extra, aunque como no hicimos nada te salió muy caro. Cuando paso la noche entera fuera no es precisamente para dormir, ¿sabes? ¡Sé hacer cosas! –le dijo sensualmente y la morena se quedó temblando-.

- ¿Entonces en un mes ganas 24.000 euros? ¿4 millones de pesetas? –le preguntó sorprendida, pero también deseosa de encaminar la conversación hacia algo que no le recordara el sexo que podría tener con ella si quisiera-.

- En realidad se suele aproximar más a los 36.000 al mes, pero sí, más o menos –le corroboró-.

- ¿Pero cómo haces para camuflar esos ingresos? Bueno quiero decir que... -no se lo podía creer-.

- jajajaja... lo sé es mucho dinero, bueno tengo una empresa de relaciones públicas. Espera... -Alba se acercó a la barra, y le pidió a la chica que le entregara algo, luego le dio una tarjeta donde se podía leer la dirección web de una empresa-. Ésta es, es una empresa real, sólo que mis ingresos los catalogo como clientes vip que sólo trato yo.

- ¿Pero, no es sospechoso? –quiso saber más, intrigada por esa nueva faceta que se le descubría De Alba-.

- Bueno, si piensas que sólo me veo con ellas para echar un polvo, pues sí –imitó la cara de asombro que había aparecido en la cara de aquella bella mujer, se rió y continuó-. Verás, durante ese mes no me veo con ellas sólo para hacer lo que piensas, yo salgo con ellas, socializo con ellas, vamos a cenas, comidas, etc, etc... Nadie puede ver algo ajeno a lo que mostramos.

- ¡Entiendo! ¡Hoy estás socializando entonces! –concluyó ella señalando a la pista donde seguían aquellas dos mujeres-.

- Sí, algo así -le dijo con una sonrisa encantadora que hacía que Natalia no pudiera enfadarse con ella-. ¿Ya está todo aclarado?

- Falta algo –dijo ella-
- ¿El qué? –le preguntó-.
- ¿Cómo lo harías conmigo? –le preguntó de pronto-.

- ¿Quieres entrar en mi mes? –le preguntó Alba-.

Ella asintió. Alba se le quedó mirando un instante, viendo que hablaba en serio contestó.

- Bueno, mi consejo sería que el mes que decidas estar conmigo lo planifiques para pasar el máximo tiempo en Madrid para que podamos aprovecharlo y yo pueda ayudarte. Necesitaremos pasar tiempo juntas, si quiero que confíes en mí.

- ¡Ya confío en ti! –le dijo con seriedad mientras le apartaba el cabello de la cara, Alba se sorprendió de verla tan entera aquella noche, de sus palabras y de su gesto-.

- Entonces será más fácil. Podemos empezar cuando quieras –le dijo-.

- ¡Sólo veo un problema! –dijo de pronto y la rubia esperó a que le dijera cual era-. Creo que no podré pasar una noche en Madrid sin que estés conmigo, sin que duermas conmigo... y eso me temo que me supondrá la quiebra.

A Alba aquel dardo le dio de pleno en el pecho... "Diosssssssss...auaaaaau"... estuvo a punto de tambalearse ante aquella mirada sensual y directa, ante aquella mujer que no bromeaba y le decía que quería pasar el mes durmiendo a su lado.

- Alba, si me quedo ese mes en Madrid, ¿crees que podrás dormir conmigo, por favor? –aquello ya no era un dejar caer las palabras a ver lo que pasaba, sino que se lo estaba preguntando directamente, tan directamente que por primera vez se quedó sin palabras. Nunca le habían propuesto seriamente algo así-.

- Sí, creo que sí –le dijo finalmente-. Aunque no puedo garantizarte que sean todas las noches, no estás tú sola, lo siento.

Alba hubiera deseado anular todas sus citas durante ese mes con tal de dormir con ella, disfrutarlo sólo con ella plenamente, pero su cordura y su instinto de seguridad le decía que no podía hacerlo. Aquella atracción que las unía era muy peligrosa.

- Lo entiendo –Natalia sonrió radiante por la confirmación-. Entonces dime lo que tengo que ingresar y lo haré.
- Te lo he dicho ya, seis mil –le dijo-.

Ella arqueó las cejas en un gesto adorable.

- Pero pensé que lo de dormir la noche fuera era un extra –le dijo de pronto confusa-.

Alba dibujó una sonrisa enorme y sensual en los labios, volvía a manejar la situación.

- Para ti no, puesto que no me dejas follarte -le espetó-

Natalia debió poner una cara de asombro alucinante ante la contestación de la chica, puesto que ésta empezó a reír a carcajada limpia sin poder contenerse.

- Ah, muy bonitoooo.... Volvemos a reírnos de la "pija", ¿no es eso? –le dijo finalmente encantada de que aquella mujer tuviera una risa tan sana y abierta-.

- jajajaj... Es que has puesto una cara... jajajaj... -Alba se sujetaba el estómago, finalmente hizo un esfuerzo para parar de reír-. Perdona.

Ella esbozó una sonrisa afable.

- Perdonada. ¿Por cierto, cuándo pensabas contármelo? –le dijo-.

- ¿Contarte el qué? –le preguntó la rubia risueña-.

- ¡Qué sabes moverte así! –hizo una señal con la cabeza hacia la pista, pero no dejó ni un segundo de posar sus cálidos ojos sobre aquel cuerpo-.

- Lo tenía reservado para la próxima vez que nos viéramos, pero ya que estás aquí... Creo que es hora de que empecemos –le dijo Alba con una mirada coqueta-.

- Un momento... quieres que yo... -reculó un poco ante la mirada pícara que había puesto-

- Que bailes conmigo, sí -le dijo y dio el paso hacia ella que ésta había retrocedido-.

- Ohhh... no... no... ni hablar –le dijo haciendo gestos de negación con todo el cuerpo-.

- Me dijiste que me dejarías acercarme -le recordó Alba con una seductora sonrisa-... y quiero hacerlo. ¡Ahora!

Natalia tragó saliva, quizá haberse presentado así en aquel local no había sido tan buena idea después de todo.

- En serio, no puedo -ella seguía mirándola inquisitivamente, aunque no dejaba de sonreír-. ¡Alba, me moriré! -le suplicó-.

- ¿Creí que habías dicho que rodeada de gente lo controlas mejor? ¿No era así? –le dijo ella rememorando una de sus conversaciones telefónicas de la última semana-.

- Sí pero... -lo que le había dicho era cierto, cuando estaba rodeada de gente controlaba mejor la situación, pero nunca se había puesto a prueba con alguien que se moviera como ella lo hacía-.

- ¿Pero qué? –repuso-.

- Yo no puedo bailar contigo así, sería, sería como... -"Estar haciéndolo sin hacerlo" pensó, pero no podía decirlo, ni tan siquiera podía pensarlo. El calor empezó a aparecer poco a poco-.

- ¿Cómo tener sexo? –le susurró Alba acercándose más a ella-. ¿No es eso lo que tenemos que trabajar, precisamente?

" Diooooooooooooossssssssssss.... ¿dónde coño me he metidooooooo??", en menos de un instante la cabeza de Natalia empezó a trabajar más rápido que los latidos de su corazón. La respiración empezó a fallarle como lo había hecho la última noche que se quedaron a solas, se apoyó contra la barra del bar mareada.

"Oh, oh... que se me va, que se me vaaaa, mierdaaaa". Alba vió como su cabeza iba a mil por hora sumiéndola de nuevo en aquel estado de perturbación que la ahogaba sólo con la idea de que pudieran tener proximidad. Se puso delante de ella por si se caía, y viendo que no encontraba reposo a sus pensamientos decidió actuar, la cogió de la barbilla y la obligó a mirarla a los ojos.

- ¡Respira! ¡Vamos a estar bien! ¡Estamos bien! ¡Respira!, ¿vale?. –ella tembló, pero empezó a respirar anclada por aquellos ojos que la sacaban de aquel torrente que la oprimía-. ¡Eso es, así! ¡Así cariño, respira!  ¡Muy bien, sigue respirando, así!

Natalia empezó a tranquilizarse, concentrada únicamente en su respiración, y en los ojos y la voz de la rubia.

- Gracias -le dijo cuando se sintió un poco más tranquila-.

- De nada -le sonrió ella-. ¡Eres un peligro!, ¿lo sabías?

- Lo ... lo siento... -se disculpó torpemente-.

Alba se quedó mirándola, luego le sonrió con una dulzura extrema. "Diosss... por qué no me apuñalas directamente y me entierras ya", pensó Natalia que no podía evitar que su corazón volviera a saltar ante aquella mujer.

- Creo que me debes un baile -volvió a insistir-.

- ¡Alba, no puedo! ¿No lo has visto ya? –se excusó-.

- Bailaremos una canción lenta, sólo nos abrazaremos, no te provocaré lo prometo -le dijo con sinceridad y levantó la mano derecha como haciendo un juramento-.

- No sé si podré -le dijo ella sin dejar de mirarla-.

- Sé que podrás -le sonrió Alba-.

- ¿Cómo estás tan segura? –le preguntó-.

- Porque prácticamente ya lo estamos haciendo -le susurró y con la mirada le indicó que mirara hacia abajo-.

Concentrada en la voz y en la mirada de la chica mientras trataba de respirar, Natalia apenas se había dado cuenta del resto que la rodeaba. Las piernas de Alba ya se encontraban enredadas en las suyas para sujetarla, y sus caderas prácticamente estaban a dos escasos centímetros la una de la otra. La miró a los ojos sorprendida. "¿Cuándo se ha arrimado tantooooooo?", se preguntó alucinando.

- ¿Cómo... cómo? –quería decir algo, pero no acertaba a decir nada-.

- ¡Te lo dije! ¡Conmigo estás a salvo! –le contestó sonriendo y luego se apartó viendo que ya estaba preparada-. ¡Vamos! ¡Es hora de que probemos!

Alba hizo el amago de dirigirse a la pista, pero la mano de la morena la detuvo cogiéndola del brazo.

- Espera... -le dijo-.

Ella se volvió para mirarla.

- Necesito beber algo antes, por favor –le dijo, y aunque prefería que estuviera sobria para ella, vio el temor reflejado en aquellos ojos color negro que la ablandaban sin poder definir bien el por qué-. Necesito que me dejes hacerlo a mi manera, por favor Alba.

"¿Y cómo le digo que no... si es tan dulce?", pensó esta.

- ¡Está bien! Creo que sé lo que necesitas para que el efecto sea rápido -llamó a Paz, la camarera-. Ponle un "pipiolo" doble, por favor.

- ¿Doble, estás segura? –le preguntó Paz sorprendida, pero ella se lo confirmó con la cabeza-.

- ¿Qué es un pipiolo doble? –quiso saber Natalia viendo la cara que había puesto la chica-.

- Se toma igual que el tequila, pero es digamos que un "pelín" más fuerte y más rápido... a ti te irá bien –le dijo sonriendo-.

Paz le tendió un vasito con un líquido violeta a Alba, le acercó sal y un platito con rodajas de limón ya cortadas. Ella cogió su propia muñeca y la lamió sin dejar de mirar a Natalia, cogió la sal y la vertió sobre la zona húmeda, luego con la mano libre le tendió el vaso a la chica mientras ponía a la altura de sus labios su muñeca ya preparada. Natalia miró la muñeca con sal, y luego la miró a los ojos.

- ¿Es que quieres tumbarme? –le preguntó con una sonrisa-.

- Puede que sí, puede que no... ¿Confías en mí? –le preguntó jugando a su juego-.

Natalia no contestó, cogió el pequeño vaso y se lo bebió de un trago sin pestañear, luego apresó el brazo que le tendía y chupó aquella muñeca de sal con una sensualidad que hizo que a Alba le subiera un escalofrío por la espalda..."Mmm... me encantaría jugar contigo, gatita" pensó, mientras ponía media rodaja de limón en la boca de aquella bella mujer.

- ¿Y ahora qué? –le preguntó ella viendo que Alba se recostaba en la barra con una sonrisa victoriosa-.

- A esperar que surta efecto –le dijo tranquilamente-.

- No creo que "eso" me vaya a hacer mucho efecto Alba, estoy acostumbrada a cosas más fuertes –le dijo sonriendo-.

Ella se giró para mirarla.

- Ohhh, ya lo creo que te hará. ¿Apostamos? –le preguntó divertida-.

- ¿Y qué te gustaría apostar? –quiso saber, algo más relajada por la conversación-.

- Si gano yo, dormiremos esta noche juntas... ¡desnudas! –le dijo Alba con un brillo tan intenso en los ojos, que  pareció cortársele el cuerpo de golpe-.

- ¿Y si pierdes? –preguntó Natalia con un nudo en la garganta-.

- Dormiremos juntas, pero en pijama... ¿hay apuesta? –le dijo sonriendo satisfecha-.

"¿Me está diciendo que quiere dormir conmigo esta noche pase lo que pase?"... se quedó perpleja ante aquella proposición. "Joerrrrrr... blanco y en botella, lecheeee, serásssssss melonaaaa reacciona"... la apuró su conciencia.

- Pensé que estabas con ellas –le dijo mirando hacia la pista-.

Alba miró como Maria bailaba satisfecha con una pelirroja, mientras Elena besaba apasionadamente a Daniella en un rincón de la pista, "Jaaa... sabía que cuajarían".

- ¡Ahora estoy contigo! –le dijo-. ¿Algún inconveniente?

- Por mí parte desde luego que no. ¡Más bien, todo un placer! -le dijo la morena seductoramente-.

Alba entrecerró los ojos, y la volvió a mirar.

- A ver, mírame a los ojos -le pidió, y ella hizo lo que le pedía aunque le costaba no perderse en su boca. Desde hacía unos segundos sólo podía mirar su boca-. ¡Creo que ya estás resurgiendo pequeña!

Natalia iba a abrir la boca para rebatirlo, pero al dar un paso hacia Alba se dio cuenta de que era verdad. El licor estaba haciendo efecto en su cuerpo calmando sus instintos, dejando sólo salir su seguridad y ganas de jugar.

- ¡Creo que acabo de ganar la apuesta! ... jajajja... -se rió la rubia-.

- ¡Mierda! ¡Odio perder! –masculló con una sonrisa, pues en aquel momento pensar en dormir desnuda con ella ya no le provocaba el efecto que apenas cinco minutos antes hubiera tenido tanto en su mente como en su cuerpo-.

- ¡A mí en cambio me encanta ganar! –le dijo seductoramente-. ¿Sigue subiendo?

Natalia entendió que se refería al alcohol, aquella mierda de chupito se había ido directo a sus venas, dejando una sedación en sus terminaciones nerviosas casi inmediata. Su cuerpo iba cogiendo poco a poco la temperatura y equilibrio justos.

- ¡Eso parece! Recuérdame que pida la receta -le dijo con una sonrisa-.

"¡Oh sí... ya estás aquí gatita, lo noto!"... se dijo para sí Alba.

- ¿Entonces nos vamos a bailar? –le preguntó-.

- Otro, y bailamos... -le dijo ella-.

Alba se le quedó mirando sopesando si aguantaría otro chupitazo como aquel. Le miró las pupilas y decidió que aún no estaban muy dilatadas, así que cedió.

- El último de toda la noche, ¿de acuerdo? –le advirtió-.
- Claro –le contestó risueña-.

Alba hizo una señal a Paz y ésta le preparó otra ronda. Se dispuso a hacer el mismo ritual de preparación que antes, pero no pudo porque Natalia detuvo su brazo antes de que llegara su muñeca a la boca. Ella se le quedó mirando. "¿Qué es lo que estás tramando?" se preguntó para sí.

- ¡En tu cuello! –le susurró Natalia de pronto.

Su mirada tenía ese brillo travieso que había conocido la primera noche que pasaron juntas.

Alba sonrió, iba cogiendo color a marchas forzadas. "Vamos a ver hasta dónde me llevas pequeña"... se dijo segura de sí misma, y se apartó el cabello del cuello para brindarle su cuello.

Antes de que se diera cuenta, los labios de Natalia ya estaban humedeciendo su yugular. Esta vertió sal sobre su cuello, tragó deprisa el licor y volvió a recrearse en aquella zona sensible, salada y perfumada de la rubia.

"Mmmm... por favo... mmm... me va a dejar un chupetón... auu mmm...¡a la mierda!", pensaba Alba entrecerrando los ojos disfrutando de aquel cosquilleo que sentía por todo el cuerpo, mientras saboreaba su cuello como una vampiresa hambrienta. Cuando Natalia la soltó, no se podía decidir quién de las dos estaba más perturbada por aquel arrebato de proximidad.

Nat dibujó una sonrisa de satisfacción en el rostro mientras terminaba de comerse el limón. Ya no se sentía en desventaja y eso la hacía parecer insultantemente segura de sí misma.

Alba se tomó unos segundos para reponerse.

- ¿Contenta? –le preguntó finalmente-.

- ¡Mucho! –le dijo la morena arqueando las cejas-.

- ¡Diosssss eres peor que una cría!... jajajaja... –se rió Alba-. ¡Anda vamos!

Esta vez si se dejó conducir de su mano hacia la pista de baile.

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