"Corazón Destrozado" - Dramio...

ValeriaLara

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No sé cómo llegué hasta aquí, aún me cuesta entender como todos nuestros planes se derrumbaron ante nuestros... Еще

Prólogo
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Epílogo

Capítulo XI

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ValeriaLara

Sin si quiera dudarlo, sigo a Draco por muchos pasillos, hasta llegar a una gran habitación llena de máquinas y gente haciendo deporte, como un gimnasio. Él me lleva hasta un cuarto vacío y cerrado al costado. Y tan pronto como nos instalamos el comienza a hacer elongaciones.

- Pensé que me ibas a entrenar...

- Eso haré.

- Pero, ¿Con ejercicio físico? ¿No me ayudarás con hechizos para controlar la magia?

- Vamos, eres una Sabe lo todo y me dirás ¿que no entiendes el proceso? –Al ver mi negación a responder, lo toma como asentimiento, no se burla, pero si disfruta de mi ignorancia. –Para que tengas un buen control de la magia que fluye dentro de ti, debes poder controlarte, pues a ti, tu cuerpo, tu mente, todo. Ahora estas fuera de control, todo lo que pasó lo llevas no solo en tu espalda, sino también en tu mente, si no eres capaz de librarte de ello, te va a consumir y provocará que ni si quiera una varita –que es el objeto para controlar la magia en sí- pueda controlar la que fluye por tus manos.

- Así que haremos ejercicio físico para poder ¿controlarme?

- Si, primero te pondré en control de tu cuerpo, después iremos midiendo tu control sobre los hechizos o el poder e impacto que estos tengan y de ahí nos pondremos a arreglar todo junto, y serás imparable.

- ... -Dudo de eso último, no quiero ser una guerrera, no más, ya peleé mucho y fallé, ni si quiera fui de mucha ayuda en la batalla. - Nunca fui muy diestra en los duelos mágicos.

- Porque no me tenías a mí como entrenador personal. Ya, ponte a e longar leona, hay mucho que hacer.

No sé por qué le hago caso. Jamás me ha gustado hacer deporte, pero tampoco me gustaba estar con Draco Malfoy, si la última pudo cambiar, ¿Quién sabe? Además él está ocupando su tiempo en entrenarme, es el único verdaderamente dispuesto a ayudarme, ni si quiera yo lo estoy, pero lo veo demasiado interesado en empujarme a ello, a ponerme en pie. Los demás miran, escuchan, apoyan, hasta aconsejan y solo esperan a que yo lo resuelva sola, pero Draco, se detuvo y se agachó, para tratar de pararme, si él está tan dispuesto a hacerlo. Yo lo estaré también.

Me esfuerzo todo lo que puedo en el entrenamiento, hacemos una mezcla de defensa personal, con kick boxing, obviamente para principiantes. Pero es duro. Y cuando ya no puedo volver a ponerme en pie, Draco se inclina y me sonríe, con solo un tirón de su mano, me pone en pie, muy cerca suyo, lo suficiente como para ver ese sudor correr por su camiseta a cámara lenta, y ver el momento exacto en que esos ojos grises se enfocan en los míos y adquieren un tono particular.

- Bueno, creo que ya ha sido mucho por hoy.

- Si... ¿Por hoy? ¿Volveremos a hacerlo?

- Claro, te quiero aquí mañana a las seis y así todos los días, hasta que estés lista.

- ¿Lista para qué?

- Lo sabrás cuando lo estés, vamos.

Toma su pollerón y sale por la puerta. Yo lo sigo lento, ya que estar dos horas entrenando de verdad me agotó. Ni si quiera sé cómo fui capaz de aguantar eso, creí que moriría a los quince minutos. Draco se voltea buscándome, y al ver que voy muy atrás, se detiene y se ríe silenciosamente, me espera y cuando lo alcanzo, comienza a caminar a mi paso.

- ¿Por qué haces esto por mí?

- Porque quiero ayudarte.

- ¿Por qué?

- Porque me importas.

- ¿Por...? - Cambio mi pregunta en el último segundo, porque yo no quiero saber la respuesta -¿Desde cuando haces tanto deporte muggle?

- Lo bueno es que el ejercicio está funcionando, ya estas volviendo a ser una sabelotodo –Se ríe, mientras yo lo empujo suavemente con el hombro, no me da la fuerza para empujarlo más. –Siempre me gustó el deporte, no solo el mágico, también el muggle, y durante los años que estuve encerrado en casa, fue una buena forma para desahogar mi frustración y mantenerme bajo control.

- Tiene sentido, ¿Por qué dejaste a Dylan fuera del equipo de búsqueda? Sé que es un muggle, pero pareciera que ahora eres capaz de aceptar muchas de esas cosas, ¿Por qué a él no?

- No lo dejé fuera por ser muggle, en mi equipo tengo muchos muggles, tampoco es porque sea un maldito egocéntrico que le encanta llamar la atención.

- Mmmm ¿Estás hablando de ti o de él?

- Ja, lo dejé fuera por su hermano, Jem.

- ¿Por qué?

- Porque las cañerías y todos los peligros que hay allá fuera no son un lugar seguro para un joven con autismo, mucho menos para uno que sigue en estado de shock, y ya que Jem no se separa de su hermano, debo dejarlos a ambos fuera.

- ¿Jem tiene autismo?

- ¿No lo sabias? ¿Tu súper amigo no te lo dijo?

- No... no lo hizo.

- ¿Cómo lo supiste tú?

- Está en su expediente médico, no nos lo dijo a nosotros, pero Taly pudo verlo, quizás él cree que esa enfermedad tampoco existe en el mundo mágico y tiene miedo de que lo discriminen, que se yo. Solo sé que no es un lugar seguro para él, ya ha pasado por mucho, no es necesario volver a meterlo en los traumas de la guerra.

Su respuesta me deja en shock, y toda la información que me dio también, jamás se me había pasado por la cabeza que Jem tuviera autismo, es obvio ahora que lo sé, pero como Dylan no deja de hablar, pensé que eso sería algo que contaría. Y claro que concuerdo con Draco al respecto, he leído demasiado sobre las discapacidades médicas, tanto físicas, psicológicas como neurológicas, como para saber que llevar a Jem a la presión de las cañerías, con bestias, explosiones y un peligro inminente, solo lo sometería a una presión que lo haría entrar en crisis. Y no entiendo por qué Dylan lo presiona a eso. ¿Tanto le interesa encajar que es capaz de sacrificar la salud de su hermano?

- Si Jem se quedara dentro, si se alejara de su hermano, ¿dejarías que Dylan vaya en tu equipo de búsqueda?

- Si.

- ¿En serio?

- Claro, él tiene capacidades, aunque no me simpatice, además yo seré su jefe y tendrá que hacerme caso al cien por ciento.

- ¿Por qué te cae mal?

- Porque si, ya no hagas más preguntas, ve a comer y a descansar, mi turno empieza en una hora.

- Está bien, trataré de enviar a Dylan para que se reporte ante usted gran Jefe Malfoy.

- Ja.

Veo a Draco seguir de largo hasta su habitación y yo tomo otro camino hasta la mía, bueno, la que comparto con treinta jóvenes más. Tomo una ducha muy rápido para tratar de llegar a tiempo a la cena. Esta vez no me seco el pelo, quiero evitar desastres.

Una vez en la mesa, los chicos se sorprenden al verme llegar, comienzan a hacerme preguntas sin parar de donde he estado todo el día, pero las respondo tan escuetamente posible. Hannah casi enloquece al verme con el pelo húmedo, de inmediato tomó su varita y me lo secó "Hay que evitar resfríos Mione, tú sobre todo". Yo como en silencio y observo a Jem, no sé cómo hacerlo, pero debo ayudarlo, se ve que está inquieto, en alerta completa. No sé qué grado de autismo será el que tiene, pero sé que puedo medirlo con el tiempo y ayudarlo a insertarse con calma en este refugio. Sé que hay una guerra arriba, pero no todos deben ser parte de ella.

- Jem ¿Qué te gustaba hacer en casa? ¿En tu tiempo libre?

Al oír su nombre salir de mi boca, él me mira de inmediato, no me responde, pero sigue comiendo, atento a lo que digo, mientras todos los demás me miran un poco sorprendidos, yo no hablo en la mesa y jamás le había hablado a Jem. Pero Dylan no espera una respuesta de parte de su hermano, él solo responde en su nombre como si hubiera sido a él a quien le dirigí la palabra desde un principio.

- Le gustaba coleccionar fotos chicas, las buscaba en revistas y librerías, para luego ordenarlas en sus libros en casa. Salimos a comprar unas cuando pasó todo. –Jem mira a su hermano, y luego su plato, sin decir nada. Yo tomo la información y vuelvo a dirigirme a él.

- Ah, te gustan las estampillas, me gustan también –Su cabeza se levanta muy rápido y sus ojos brillan por unos segundos. –Supongo que perdiste toda tu colección de estampillas, podríamos armar una nueva con los libros y revistas que hay aquí.

- Sí, eso sería genial, podrías hacerlo tú y luego se lo muestras, pero él no irá contigo.

Dylan vuelve a hablar, sé que no lo dice de malvado, simplemente él está seguro de que su hermano no dejará su lado, si crees ya haberlo intentado todo, llega un punto en el que simplemente desistes, cuando solo no eras la persona indicada para hacer algo.

- Bueno, hoy estaba paseando por la biblioteca y encontré muchas revistas muggles, cartas y libros, estoy segura que si buscamos bien podremos encontrar suficientes estampillas para que empieces una nueva colección. –La mirada de Jem vuelve a estar fija en mí, tiene miedo de alejarse de su hermano, lo sé, pero ama las estampillas y su colección. –Además deben estar todas desordenadas, si lo hago yo sola no sabré ponerlas bien –Sus ojos saltan, como si supiera que eso es verdad, sus conocimientos deben ser muy altos como para sentir que es el único capaz de hacerlo. -¿Te gustaría venir conmigo Jem?

- Mione, de verdad valoro tu intención, pero mi hermano se quedará conmigo.

- No estoy hablando contigo Dylan, hablo con Jem, además Draco te estará esperando a ti en veinte minutos para que empieces tu turno en el equipo de búsqueda. –Dylan se sorprende un poco ante lo brusco de mis palabras y la oportunidad que ahí se presenta, pero está seguro que su hermano no me acompañará y no podrá hacer nada de eso, yo me pongo en pie para dar mi siguiente gran paso - ¿Vamos Jem?

Ambos hermanos se miran, Dylan con miedo y angustia en sus ojos, y no sé si es porque puede que su hermano se aleje de su lado o porque puede que no lo haga. De todas formas solo toman unos segundos para que Jem se ponga lentamente en pie y me siga. Caminamos lento y en silencio hacia la biblioteca, era mentira lo de que había encontrado estampillas, pero Malfoy dijo que era muy grande, mucho más que la de Hogwarts, así que estoy segura que si buscamos bien, las encontraré.

Apenas entramos me dejo sorprender un poco por lo grande que es este lugar, es como el triple que la biblioteca de Hogwarts. Pero no me detengo mucho, no quiero perder la atención de Jem, así que sigo el pequeño mapa con los tipos de lectura al costado y nos dirigimos al sector muggle. En el camino tomo un álbum de fotos vacío que hay a disposición de todos los que quieren guardar sus recuerdos o los trozos que tienen de él.

Jem mira en silencio, los nombres de las revistas. Yo encuentro una caja muy grande al costado de un estante, llena de cartas. Una de las chicas que ayuda en la biblioteca me explicó que uno de los jóvenes cuando fue en busca de alimentos, se dio cuenta que estaban quemando una sucursal de correos, metió cuantas cartas pudo en la bolsa expansiva, porque nunca se sabe los mensajes importantes que pudieron haber tenido. Trajo muchas, durante semanas, hasta que se cansó de leerlas y solo las dejó aquí, por si alguien quería utilizarlas o enviarlas.

Ya que no se usarán, tomo la caja y la llevo hasta una mesa en donde me siento con Jem, él de inmediato comienza a sacar una a una las cartas, y sin si quiera abrirlas, con mucho cuidado, despegaba sus estampillas.

No es tan fácil como ir a comprarlas, pero al menos puedo verlo tranquilo, por primera vez en semanas, al hacer lo que ama y por donde él solía filtrar todo.

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