Un ruido en la habitación me despierta, una pequeña línea de luz me atraviesa la cara y hace que automáticamente me gire al lado contrario de la cama y me esconda bajo las sábanas en busca de esa oscuridad que reconfortó mis sueños. Pero la cama es muy grande, la luz desapareció, está ahí, pero más leve, y me siento un poco desconcertada. Esta definitivamente no es mi cama, ni mi habitación. Me siento de inmediato, completamente asustada y me encuentro con la sonrisa de Malfoy de oreja a oreja. Estoy en su habitación. Diablos ¿Qué hice? Me quedo muda y congelada mientras lo veo moverse al escritorio que está en el costado del muro, deja dos bandejas con comida y luego se dirige a la cama, se sienta al final de ella y comienza a reír, no fuerte, pero de verdad. ¿Draco Malfoy se está riendo de mí? ¿Estoy desnuda? Verifico eso, pero estoy acostada debajo de las sábanas, con ropa.
- ¿De qué rayos te ríes?
- De ti.
- ¿Por qué?
- Porque estás ahí toda asustada, pensando que tuvimos sexo o me aproveché de ti. Apuesto que tu cabeza paranoica no es capaz de recordar como llegaste aquí.
- ...
- Lo ves. –Para de reír, pero me sigue sonriendo, se para a buscar una de las bandejas y la deja en mis piernas, luego toma la otra y se sienta con ella al final de la cama, pero de frente a mí. -No tuvimos sexo, tu pureza sigue intacta. Ahora come.
- Está bien.
No discuto más, y le hago caso, porque de verdad tengo mucha hambre. Mientras lo hago mi mente se tranquiliza y los recuerdos comienzan a volver. Estuvimos conversando durante horas, lloré también durante mucho rato en sus brazos, y cuando decidimos que ya era hora de volver, eran como las ocho de la mañana. Mis ojos pesaban a causa del sueño y el llanto; y la habitación en la que duermo estaría muy iluminada y llena de ruido, porque se supone "ya es de día" para ese turno. Así que Draco me ofreció su pieza, dijo que dormiría en el suelo si fuese necesario. Pero la cama es lo suficientemente grande como para que ambos durmiéramos en ella sin si quiera notarlo, y yo estaba muy cansada como para ponerme exigente con los espacios. Debió despertar antes y pensar que de seguro tendría hambre.
La nube de recuerdos hace que me sonroje, pero también puede ser por el dolor de cabeza de tanto llorar.
- Ya lo recordé...
- Genial, estaba pensando cómo hacerte creer todo lo que pasó sin que pensarás que me lo inventaba.
- Hm –Su pensamiento me hace sonreír, especialmente porque no le habría creído y él lo sabe –Gracias por todo esto, por escucharme y prestarme tu cama.
- Tranquila, todos necesitan desahogarse a veces
- ¿Tú lo haces?
- A veces...
- ¿Por qué no te desahogas conmigo? Sería bastante justo que yo te escuchara ahora en agradecimiento por todo...
- No, no quiero que lo hagas por eso, además ni dos días escuchándome equilibraran la balanza de tener que aguantar tus patadas y ronquidos mientras duermes –Dice eso último sin mirarme, pero con una ligera sonrisa de lado.
- ¡Yo no ronco! –Le lanzo un cojín sobre su cara y eso solo lo hace reír más.
- Sí, claro ¿Cómo dormiste? ¿Tuviste pesadillas?
- ... -Detengo el tenedor que iba camino a mi boca con comida, y lo devuelvo al plato al darme cuenta de la respuesta a su pregunta. –No soñé nada... absolutamente nada, solo descanse ¿Es eso posible?
- Si.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porqué me pasó igual –Deja su bandeja al lado y se pone en pie, ignorándome por completo mientras toma una toalla y ropa de un cajón. Antes de entrar en la habitación contigua, que supongo también es su baño personal, se detiene y si mirarme, agrega: -He tenido pesadillas durante estos últimos dos años, hoy recién dormí y descansé de verdad.
No me da tiempo a responder, ni si quiera puedo reaccionar, porque cierra la puerta detrás de si apenas termina de hablar. No puedo negarlo que me pasó igual, pero no sé si es porque me desahogué durante horas o porque dormí a su lado. Está comprobado que después de mucho llanto uno duerme sin sueños, así quizás solo sea cansancio, pero incluso en la guerra, cuando escapaba con Harry y Ron, aun estando con mis dos mejores amigos, tenía pesadillas, y tan solo unas horas de compartir con Draco Malfoy, hacen que me recomponga, descanse y me sienta con más energía que nunca. ¿Qué me está pasando?
¿Qué hago ahora? Quizás eso que dijo fue una forma de cerrar la conversación y echarme sutilmente de su habitación. Pero no puedo irme así, mi ropa está sucia por las cañerías y por ser usada como pijama dos veces, a esta hora los chicos deben estar paseándose por el salón, si me ven pasar así, con el pelo hecho un lío y mi cara somnolienta, pensarán que pasé la noche con otra persona –aunque eso fue lo que hice –pero ellos lo llevaran a otro sentido, y no puedo permitirlo. Me siento en la cama y sigo debatiéndome sobre qué hacer, hasta que siento la puerta del baño abrirse nuevamente, y veo a Malfoy salir, con pantalones, pero sin polera ni zapatos... ¿En qué momento pasó a tener tan buen físico? ¿Esas calugas serán naturales o las formará con algún hechizo? Ay Hermione no seas tonta, sabes que no hay ningún hechizo para eso, solo mucho, mucho ejercicio físico que Draco Malfoy ya dejó bien claro que hace, si no como podría tener esa piel tan blanca y tersa, tan firme y atractiva...
- ¿Estás bien?
- Yo... eh, sí –La estaba mirando como una boba y obviamente este rubio desteñido se dio cuenta, con esa mirada tan segura y esa sonrisa de medio lado –Estaba pensando si debía irme mientras estabas en la ducha, o esperarte y agradecer... por todo.
- ¿No quieres bañarte antes de salir?
- Obviamente sí, pero no tengo ropa, así que supongo tendré que pasearme por todo el refugio así.
Malfoy sonríe y me apunta hacia el final de la cama, en donde se encuentran varias prendas de mi talla agrupadas. Mientras las tomo sorprendida por su capacidad de anteponerse a los hechos, él vuelve a caminar al cajón y esta vez sí saca una polera que de inmediato pasa por su cabeza, pero sin quitar su mirada de la mía.
- ¿Cómo trajiste mi ropa?
- Pasé por ella cuando fui por el almuerzo, aproveché que tus amigos estaban todos comiendo, así que no te preocupes, nadie me vio.
- Gracias.
- No te preocupes, no dejaré que andes por ahí oliendo a cañerías.
- Ja ja.
Entro al baño sin que él quite su vista y sonrisa de mí. Y solo cuando cierro la puerta y me miro al espejo, me doy cuenta que también he estado sonriendo todo este tiempo. Y de verdad me veo desastrosa al despertar.
Trato de que la ducha dure lo menos posible para no abusar, pero no puedo evitar disfrutar del tibio chorro de agua que sale de aquí. Tomo su shampoo con olor a menta y me lo paso por el pelo, ahora veo de donde sale su característico aroma. Esto se siente tan íntimo, no sé por qué, comparto la ducha con cientos de personas a diario, pero entrar a la ducha personal de Draco, se siente completamente diferente, tanto como compartir la cama sin si quiera besarnos o tocarnos.
Al terminar me tomo unos minutos frente al espejo para secar y arreglar mi pelo con unos hechizos simples, pero apenas toco la varita las luces en el techo parpadean, la suelto de inmediato, pero esos segundos bastaron para que los hechizos que pensé ocupar se hicieran, sin ningún movimiento de varita o palabras dichas. Algo en el techo chirria, pero no soy capaz de verlo, mi vista esta fija en ese pequeño palito que brilla en el mueble y que ya no puedo tocar, por mucho que quiera hacerlo.
- Granger, ¿Estás bien?
No respondo, no me muevo, aunque siento chispas caer desde el techo.
- ¿Hermione?
Malfoy abre la puerta, no veo su reacción ni que hace, pero siento el tirón cuando me saca bruscamente del baño y vuelve a entrar. Solo entonces salgo de mi estado de shock, para verlo alzar su varita y lanzar un par de hechizos hacia la luz sobre el techo que está ¿Incendiándose? ¿Cause un problema eléctrico? Lo veo lanzar un par de hechizos para secar todo el baño y evitar que el corto circuito se propagara. Luego sale con ambas manos sobre la nuca y me mira. Estoy sentada en la cama, abrazando mis piernas y tratando sutilmente de tapar mí desnudes, no es que esté completamente desnuda, pero tampoco tengo intención de que me vea en ropa interior mientras apaga el incendio que yo cree en su baño. Él se da cuenta de eso y vuelve a entrar, a los segundos sale con mi ropa y me la pasa. Vuelve a entrar al baño para darme privacidad, y yo creo que para calmarse también, después de todo acabo de causar un alboroto y no fui capaz de hacer nada para evitarlo.
Me acerco a la puerta y golpeo suavemente.
- Ya estoy lista.
De inmediato abre la puerta y me revisa de pies a cabeza, luego su habitación, como tratando de averiguar si volví a causar otro desastre.
- ¿Cómo hiciste eso?
- Yo... no lo sé.
- Vamos Hermione, debes decírmelo.
- Solo tomé mi varita para secar mi pelo y de pronto todo comenzó a parpadear, no pude quitar la vista de ella, era una cosa extraña muy magnética... solo pude reaccionar cuando me sacaste de ahí.
- Y si no lo hago a la fuerza, te mueres quemada.
- Yo no quería...
- Sé que no, pero diablos, te llamé y cuando abro la puerta estabas formando un corto circuito con tu magia en una habitación mojada, si una de esas chispas te tocaba, tan solo una hacía falta para que estallaras en llamas.
- ...Lo siento. –Lo veo dar un par de vueltas en la habitación, tratando definitivamente de calmarse, hasta que vuelve a voltear hacia mí.
- ¿Dices que eso pasó por tocar la varita? ¿Conjuraste algún hechizo?
- No, digo si, ósea quería hacerlo, pero apenas la toqué, el hechizo se formó solo y las luces comenzaron a parpadear.
- Ok, está bien
- De verdad no quería quemar tu baño, solo quería secarme el pelo, lo siento.
- Lo sé, ¿tienes planes para... ahora?
- Yo... no, la verdad no.
- Está bien, vamos.
- ¿A dónde?
- A entrenar – Toma un pollerón de la cama y se dirige a la puerta conmigo detrás, antes de abrir la puerta, voltea y me mira –Hermione siempre supe que eras una mujer poderosa, pero me sorprende que aún ahora seas incapaz de verlo, tienes demasiado poder acumulado dentro de ti y necesitas aprender a controlarlo. Yo te enseñaré.