Rei miró a sus tres clientas, sintiéndose pequeña e intimidada de repente.
- ¡Prueba el mousse de chocolate que hice en la clase de cocina, Rei-kun! - exclamó emocionada la chica en su extremo noreste en la mesa.
- No, mejor prueba este trifle que hice con tanto esfuerzo. - pidió la chica de frente, haciendo un puchero con ojitos de perrito mojado bajo la lluvia.
- E-ehm, yo hice b-baklava. Espero que lo recibas... - susurró la última, mucho más tímida que las otras.
A Rei ya se le había olvidado los nombres raros de esos postres por tanto parloteo, ella sólo veía pudin, fruta en un vaso, y lasañas diminutas. Aún sin saber los nombres de aquellos postres, de igual forma quería probarlos.
- G-gracias, a todas. - inclinó ligeramente la cabeza, mirando fijamente los postres.
Aparentemente, la mayoría de las chicas de aquella visita eran de la clase B, la cual había tenido como último contenido la preparación de postres en la clase de cocina, así que aprovecharon de visitar a su host favorito y regalarle lo que habían hecho.
No era raro ver a Honey inundado de una gran variedad de pasteles o cosas parecidas, pero el chico estaba más feliz que una perdiz saltando de un lado a otro mientras agitaba los brazos emocionado ya que tenía más y más pasteles.
Rei sonrió avergonzada, viendo cómo sus clientas le ofrecían sus postres por arriba de la mesa mientras decían sus mejores atributos: cual es el más dulce, el de mejor tamaño, la calidad de los ingredientes, era técnicamente una competencia donde Rei era el juez.
Ella sentía envidia de los demás anfitriones. Honey no tenía por qué preocuparse, era famoso por amar los dulces, así que recibía cualquier cosa que le ofrecieran ese tumulto de clientas. Mori recibió dulces de almendras. Los gemelos recibieron cupcakes de dos chicas que fueron equipo en la realización de los dulces. La única chica de la clase B que se atrevió a darle algo a Tamaki, le ofreció mousse también, pues fue equipo con una de las clientas de Rei. Y Haruhi recibió un pastel alemán de un equipo de trabajo de 3 chicas.
Rei era la única que tenía elecciones tan variables, y las chicas empezaban a convertirse en fieras con tal de que comiera lo que cocinaron.
- Los tres se ven deliciosos. – dijo sincera, rascándose la parte trasera de su cabeza - No sé por cuál empezar... - murmuró en voz baja.
Y era todo cierto. Lo único que se le venía a la mente con la palabra "postre" era a lo más una fruta, un pastel o un helado. No estaba acostumbrada a tener opciones tan variadas, y no quería hacer sentir mal a sus clientas por una cuestión de honor, así que sentía el deber de disfrutar cada uno de los postres que le ofrecían sin favoritismo alguno, cosa difícil ya que las tres chicas parecían autos de carrera al empujar sus dulces unos contra otros para estar a la delantera.
- ¿Qué es esto?, ¿una degustación? - se escuchó uno de los gemelos Hitachiin, Kaoru, llegando por el lado izquierdo de Rei.
- ¿O una competencia? - completó el otro gemelo, Hikaru, haciendo su entrada por el lado derecho de Rei, y apoyando su brazo en la cabeza de la rubia, aprovechando que estaba sentada y a la altura perfecta.
- ¿Qué les importa, metiches? - gruñó de mal humor Rei. Ya tenía suficiente con su dilema, no necesitaba un problema doble, literalmente.
- Oh, no te pongas así, Rei-kun. - canturreó melosamente Kaoru. El ceño de Hikaru se frunció, y no pasó para nada desapercibido - Con su permiso. - comentó con una sonrisa, tomando el trifle de las manos de la clienta, la cual estaba atenta ante la escena como las otras - Vamos, Rei-kun, di "aah".
Rei quiso romper la mesa en la cabeza de alguien, no hubiera sido la primera vez de todas formas.
No estaba para los juegos de estos hermanos, pues estaba al tanto de lo viles que eran esos chicos, así que siempre evitó el llegar ser un punto de atención para ellos. Sabía perfectamente que Haruhi era el constante blanco de ellos, además de Tamaki, y aunque lo sentía por ellos, siempre evadió el mínimo contacto con esos gemelos diabólicos. Pero pareciera que sus rezos a Kami no sirvieron.
No pensaba abrir la boca, ni con el cabello en llamas lo haría. Existen pelucas después de todo, pero empezaba hartarse de que Kaoru estuviera picoteando su mejilla y comisura con la cuchara mientras ríe infantilmente, manchando cada lugar que tocaba con crema. Por la rabia, una vena tras otra aparecía en la expresión de Rei, la cual empezaba a temblar por el sólo hecho de contenerse.
Entonces, la mano de Hikaru sujetó de improvisto la muñeca de Kaoru.
- ¿Qué crees que haces, Kaoru? - gruñó Hikaru, y aparentemente, a un volumen alto como para provocar un jadeo en conjunto en todo el salón.
Genial, ahora eran el centro de atención, y ella era prácticamente el motivo.
- Sólo estoy siendo amable, Hikaru. - reclamó el otro gemelo, zafándose del agarre de su hermano. Mas crema de la cucharada salpicó en la cara de Rei, y la cual empezaba a ponerse azul del enojo.
- Si, claro. - Hikaru se cruzó de brazos, mirando a su hermano menor con reproche - Sabes que me pone de mal humor el que coquetees con otra persona, y más si es frente a mí.
Otro jadeo colectivo se escuchó, y Rei quiso golpear tan fuerte su frente contra la mesa que fuera posible el llegar al suelo del primer piso.
- ¡¿C-coquetear?! - exclamó indignado Kaoru, con las mejillas tintadas de carmín - ¡No hice tal cosa!
Si lo hizo, pensaron las clientas de Rei y esta misma, quienes eran las espectadoras en primera fila del show.
- Sabía que Rei iba a robar tu atención de mí. - refunfuñó con un puchero Hikaru, haciendo que la recién nombrada se alterara.
- ¡A mí no me metan! - reclamó Rei, siendo completamente ignorada.
Kaoru pareció molestarse por lo que dijo su hermano, por lo que no tardó en dejar el trifle sobre la mesa y apuntar a Hikaru acusadoramente - ¡Yo debería decir eso!, ¡no has dejado de verlo en todo el día!
Otro jadeo colectivo se hizo presente, seguido de uno más intenso tras ser evidente el rubor del gemelo mayor. ¡¿Por qué la gente no para de jadear?!
- ¡E-eso no es cierto! - se defendió casi gritando.
¡Es cierto!, pensaron esta vez todos los presentes, o tal vez los interesados, quienes sin ninguna duda eran todas las clientas del lugar.
Incluso Rei quedó aturdida - Eeh... chicos. No entiendo del todo lo que está pasando, pero... por favor paren. - nuevamente, fue ignorada.
- ¡No paras de hablar de él!
- ¡Escribes su nombre en tus cuadernos!
- ¡Siempre que lo saludas me ignoras!
- ¡Apuesto que sueñas con él!
- ¡De seguro fantaseas con él!
Ya en cierto punto, Rei perdió el hilo y no supo quién hablaba, o Kaoru o Hikaru, pero lo que más le preocupaba era el contenido de las palabras empleadas por los hermanos, y que no le parecían importar a nadie, cuando se estaban tornando un poco no aptas para todo público.
Después de aquella batalla verbal, los gemelos mantuvieron un duelo de miradas en silencio por unos segundos, para después voltearse en dirección a Rei, quien se sobresaltó en su asiento.
Ya estaba planeando su testamento, y no le dejaría nada a Sakura.
- ¡¿Tu qué opinas?! - exclamaron ambos hermanos, esperando una respuesta inmediata, como todos.
Rei se vio en medio de un lío, y ni siquiera se había esforzado en hacer nada, sólo existir. Tal vez ese fue su error de un principio.
- Esto... ¿Qué opino sobre qué?
- ¡Qué si él debería dejar de estar interesado en ti! - volvieron a gritar al mismo tiempo.
Tanta fue su tensión, molestia y vergüenza por esa pregunta, que la sangre se le subió a toda la cara, tiñendo de rojo su piel - ¡¿Y a mí por qué me preguntan eso?!
Pareció haber otro jadeo colectivo en el salón, para después dejar invadido el lugar por un pesado silencio que la acechaba a ella, y solamente a ella.
Chasqueó la lengua y desvió la mirada, aún con el rostro ardiendo. Sabía que esos chicos estaban jugando, como decía la narración anteriormente, por lo que sabía que no iban en serio, pero si iba en serio que estaban montando una escena frente a todos los presentes y que Rei era parte esencial de ella. Y aunque quiso detener todo pronóstico de un conflicto que la involucraría directamente, ahora estaba consciente de la gran atención de parte de las clientas, sobre todo las suyas, quienes observaban expectantes y con el rostro sonrojado.
Estaba decidido, cada vez que sacrificara su orgullo, ¡le pediría un aumento de sueldo a Kyouya!
Casi encogiéndose por completo en su lugar, dijo: - Hagan... hagan lo que quieran, n-no es cómo si me importara... o algo. - murmuró avergonzada de todo lo que estaba sucediendo, ganándose suspiros conmovidos de las clientas.
Y ahora existía el nuevo tema en el que era forzosamente parte y, era, sumamente, cliché. Los gemelos, sorpresivamente, se pelean por el "nuevo", ¿volverán a compartir su amor fraternal tan único?, ¿resolverán el conflicto?, ¿Qué resultará de este tan inesperado triángulo amoroso?, se sabrán los próximos acontecimientos en la siguiente cita con los anfitriones. Y la campana sonó, dando por terminada la sesión del Host club.
Las clientas de Rei se levantaron antes de que esta las despidiera como era su cortés costumbre, y se fueron con las demás chicas murmurando sobre los acontecimientos recién salidos del horno. De seguro no tardaría en ser tema de conversación para la clientela, y puede que más allá.
Ya cuando no hubo clientas a la vista, el lugar se quedó en silencio, uno cortado casi de inmediato por los aplausos pausados del vicepresidente del club.
- Buena estrategia, Hikaru, Kaoru. Las próximas cifras serán monstruosas por el interés en el desenlace de esta situación tan sorpresiva, ni siquiera yo me lo esperé. - felicitó Kyoya, con una sonrisa sutil, pero igual de fría como siempre.
- No nos des todo el crédito a nosotros, el premio se lo lleva Rei con tan maravillosa reacción. ¡Es una maestra de la improvisación! - sonrió Hikaru, volteando a ver a la recién mencionada, la cual no se había movido de su posición desde que habló por última vez.
- Si, además de que fue divertido. - Kaoru concordó, con una sonrisa igual de filosa que Hikaru.
Nuevamente el silencio reinó, hasta que se escucharon claramente el tan conocido crujir de dientes y gruñido gutural proveniente de Rei.
- ¡NO ME METAN EN SUS PORQUERÍAS INCESTUOSAS, FENÓMENOS SÁDICOS PERVERTIDOS!
- ¿Qué prefieres; sádicos o pervertidos? - preguntaron los gemelos, desinteresados exteriormente y divertidos interiormente.
Y así, Rei terminó castigada con tener que trapear el salón del club por completo después de clases durante los próximos 5 días; por destruir la mesa con una silla, la silla que usó para destruir la mesa, y atentar contra la vida de los gemelos con dicha silla (destruida).
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Yo y mi intento de hacer comedia sksjsjsj
Me pareció entretenida la idea, por lo tanto hacer más de una parte
No sé si sea de agrado, pero bueno, es lo que se tiene de la vieja yo kdkdks