Oscuridad, peligro y... ¿amor?

بواسطة laura_ruiz_reina

85K 3.5K 1.8K

Valentina es una chica normal y corriente de 17 años, su vida no tiene nada de especial, pero un día una pers... المزيد

Capítulo 1: ¿Me estas tomando el pelo?
Capítulo 2: Mal comienzo.
Capítulo 3: Maldita clase de pócimas mágicas.
Capítulo 4: El hogar del fuego.
Capítulo 5: El ave.
Capítulo 6: Racha de mala suerte.
Capítulo 7: Una situación algo incómoda.
Capítulo 8: Sentimientos desconocidos.
Capítulo 9: Baile de invierno.
Capítulo 10: Bola de oro.
Capítulo 11: ¡No puedes estar aquí!
Capítulo 12: Todo ha terminado.
Capítulo 13: Temor.
Capítulo 14: El lago azul.
Capítulo 15: No quiero fingir más.
Capítulo 16: Tú eres mía.
Capítulo 17: Tú eres lo mejor de Zeus.
Capítulo 18: Zeus no es nada sin ti, necia.
Capítulo 19: Eres mi felicidad.
Capítulo 20: Una oportunidad más.
Capítulo 21: La guerra ha comenzado.
Capítulo 22: Te encontraré.
Capítulo 24: Eres mía, Evans, asúmelo.
Capítulo 25: Normas.
Capítulo 26: Pesadilla.
Capítulo 27: Vente conmigo.
Capítulo 28: Pesadilla tras pesadilla.
Capítulo 29: Atados.
Capítulo 30: El amor de mi vida.
Capítulo 31: Eres parte de mi familia.
Capítulo 32: Primeras veces.
Capítulo 33: Dime dónde y nos escapamos juntos.
Capítulo 34: Pase lo que pase, siempre estaremos juntos.

Capítulo 23: Cuánto tiempo.

1.4K 78 68
بواسطة laura_ruiz_reina

Tom sale a buen paso de mi habitación, cierra la ventana y ya puedo respirar tranquila.
Después de ir al baño mi madre entra a mi habitación.

—Chicos, ¿dónde estáis? —Asomo mi cabeza y mi madre pega un pequeño grito—. Me has asustado hija, y bien decidme, ¿cómo he estado? Podéis salir tranquilos, ya se ha ido, no hay peligro. —Seguimos sin salir de nuestro escondite.

—Ha subido hace un momento aquí mamá, ha entrado por la ventana. —Mi madre abre los ojos como platos—. Haz como que recoges algo y sal de mi habitación, no vaya a ser que esté espiando. —Asiente con la cabeza y hace como que recoge una de mis camisetas del suelo, a los pocos segundos sale de mi habitación.

—¿Cuándo salimos de aquí Valentina?

—En media hora, no tenemos que arriesgarnos Alfred, yo sabía que no se iba a ir, así como así.

—Pero, ¿cómo ha podido subir hasta aquí?

—Ni idea, bueno... ya ha subido otras veces, no es ninguna dificultad para él.

—¡Como que ha subido aquí más veces Valentina! —Me mira algo molesto.

—Ya os dije que nos enamoramos en vacaciones, y ya te he dicho antes que vino a mi casa.

—¿Habéis pasado la noche juntos aquí?

—Por favor no hagas que recuerde esas cosas —respondo algo dolida.

No dice nada más, nos quedamos callados hasta que consideramos que podemos salir.

—Parece que ha estado cotilleando tus cajones. —Coge una de mis braguitas.

—¡Dame eso! —De la quito rápidamente y la guardo en un cajón.

—A mí no me regañes, yo no he abierto ese cajón, lo ha abierto tu querido Tom —dice con tono burlón.

—Alfred... —Pongo mis brazos cruzados algo cabreada.

—Perdón, es que me da mucha rabia que haya estado en tu casa, que conozca a tu madre...

—Y todo eso para que... mira ahora cómo estamos. —Sigo triste y dolida.

—Ya, pero él ha sido el primero en muchas cosas en tu vida. —Él está bastante molesto y algo frustrado.

—Alfred... no me recuerdes eso por favor.

—Dime una cosa, ¿qué te gustó de él? No logro entender en qué te pudiste fijar, no tiene nada bueno.

—Bueno... en muchas cosas la verdad, en su físico, sus ojos... pero sobre todo su inteligencia, siempre se acuerda de todo, es detallista y observador, son muchas cosas Alfred. —Me mira aún más cabreado.

—¿Cómo puedes decir eso de él? Es una mala persona Valentina, mira lo que está haciendo, es un asesino, un manipulador, sádico, cruel, es un sociópata, está loco Valentina, te engañó, te mostró una cara que no es la suya, estaba fingiendo contigo, ¡abre los ojos de una vez!

—¡Ya sé que me engañó, ya sé cómo es realmente Alfred, ya he abierto los ojos, no hace falta que me digas cómo es, yo ya lo sé! —Alzo demasiado la voz.

—¿Y cómo puedes sentir aún cosas por ese monstruo? —Desvío la mirada hacia otro lado.

—No puedo sacar lo que siento de mi cuerpo en horas Alfred, hemos pasado muchas cosas juntos, en la vida volvería con él, es un psicópata, pero necesito tiempo para asimilar lo que está pasado y lo que ha ocurrido, yo ahora mismo lo veo y siento odio, no puedo sentir amor hacia él con todo lo que ha hecho, pero no puedo olvidarme así tan fácilmente de él.

—Al menos has abierto los ojos.

—Voy a terminar de hacer la maleta y nos vamos de aquí. Por favor te pido que no me saques más el tema, bastante mal lo estoy pasando ya.

Alfred se sienta en mi cama mientras yo termino de hacer la maleta. Cuando mi vecina se marcha bajo las escaleras y me despido de mi madre.

—Hija, como no puedes quedarte aquí por desgracia yo iré a verte a casa de la tía. —Me coloca bien el abrigo.

—No deberías de venir mama, nos arriesgamos mucho como vayas a visitarme.

—No creo que esté las 24 horas del día vigilando hija. —Besa mi frente—. Voy a llamar a la tía y le voy a explicar todo, tu prima se va a volver loca de contenta, adora estar contigo.

—Señora, yo no quiero causarles una molestia...

—No digas tonterías hijo, tú has sacado a mi hija de ese instituto y la has traído sana y salva hasta aquí, mi hermana tiene una habitación de sobra en su casa, tu cariño dormirás con tu prima que tiene dos camas en su habitación. —Asiento con la cabeza y le abrazo.

—Muchas gracias por todo mamá, te voy a echar de menos. —Sigo abrazándola.

—Yo también hija, por favor Alfred cuida que no le pase nada malo a mi niña.

—Mamá se cuidar de mí misma, no hace falta que le digas eso a Alfred. —Le sonrío tiernamente.

—Lo sé hija, pero con lo que está sucediendo en vuestro mundo estoy aterrorizada.

—Todos lo estamos señora, no se preocupe, cuidaré de su hija.

Nos adentramos en el coche y salimos en camino a casa de mi tía, voy guiando a Alfred por la carretera hasta que llegamos a nuestro destino.

Mi tía nos recibe con los brazos abiertos, ella es muy simpática y agradable con todo el mundo y le encanta tener visitas en su casa, tanto mi tía cómo mi prima se han quedado petrificadas cuando le contamos con detalles lo que está sucediendo en el mundo mágico.

—Vaya mala suerte Valentina, tu primer novio ha tenido que salir asesino, con lo buena pareja que hacíais. —Alfred se tensa al escuchar a mi prima decir eso—. Aunque bueno Alfred, tú no estás tampoco nada mal. —le sonríe.

—¡Lilly! Que tienes dieciséis años, por Dios niña.

—Simplemente le he echado un cumplido mamá. —Le mira algo molesta—. Además, yo ya tengo a Álex, lo decía para la prima.

—Somos amigos Lilly —exclamo sonriéndole algo colorada.

—Porque ella quiere... —Le pego un codazo a Alfred cuando dice eso.

Las semanas han pasado rápidas, tengo que pensar que voy a hacer ahora con mi vida, si estudiar, buscar un trabajo... No puedo estar en casa de mi tía sin hacer nada.

—Mi niña, tú ahora quédate tranquila en casa, que bastante mal lo has pasado hace apenas unas semanas atrás, en unos meses ya se verá lo que pasa.

—Pero tía me sabe mal estar aquí sin hacer nada.

—Puedes ayudarme a cocinar, ¿qué te parece? —exclama sonriéndome dulcemente.

—Está bien.

—Señora, yo también puedo ayudarle con la casa, me siento fatal y un inútil si estoy aquí sin hacer nada.

—Tú coge la escoba y barre el suelo cariño.

—De acuerdo —responde Alfred sonriendo.

Por la tarde ha venido mi madre de sorpresa, tenía muchas ganas de verla y hablar con ella.

—Mamá, ¿entonces Tom no ha ido a casa verdad?

—No cariño, no ha ido —responde muy sonriente.

—Menos mal... —suspiro algo aliviada.

—No sabemos nada de lo que está pasando, hace semanas que no recibimos noticias de nadie, estamos algo preocupados.

—Alfred no sabe nada de su familia... —digo apenada.

—Oh tesoro, no te preocupes, seguro que están bien. —Mi madre abraza a Alfred.

—Es muy extraño que no haya recibido nada, ni una carta —exclama él muy triste.

Mi madre abraza a Alfred aún más fuerte, Lilly entra corriendo a la casa muy alterada cerrando de un portazo.

—¡Hija ¿qué pasa?, ¿por qué has entrado así a la casa?!

—Es-está ahí fuera, Tom está ahí fuera... —exclama mi prima recuperando el aliento muy alterada y asustada.

Nos levantamos rápidamente del sillón, mi cuerpo comienza a temblar.

—¿Es-estás segura que es él Lilly? —pregunto mirándole muy asustada.

—Valentina, voy a por la botella de cristal. —Alfred intenta mantener la calma, pero está temblando al igual que yo, coge la botella de cristal y la abre.

—¡Claro que es él, lo he visto en fotos y es él! —Mi prima está muy alterada.

La puerta se abre de par en par, todos pegamos un grito muy asustados.

—Buenas tardes señoras. —Me mira—. Buenas tardes amor, ¿cómo has estado? —Sonríe cínicamente—. Gusano. —Mira con odio a Alfred.

—¡Valentina, corre, sube!

Subo sin pensarlo en el ave de Alfred, Tom nos apunta con la varita, pero rápidamente mi prima se abalanza sobre él y le tira la varita al suelo, mi madre va corriendo hacia la ventana, la abre de par en par y salimos volando de allí.

—¡No! Maldita mocosa, no te mato porque eres familia de Valentina que si no... —dice alzando la voz, da verdadero miedo con ese tono de voz.

Ha sido lo único que he logrado escuchar, nunca hemos ido a tanta velocidad con el ave, creo que me puedo caer de un momento a otro, me estoy mareando, pero no queda de otra que ir así.

Solo puedo pensar en mí familia, en mi tía y en mi madre, me quedo un poco más tranquila por lo último que he escuchado decirle Tom a mi prima, no les tocará un pelo porque son mi familia, ¿pero por qué? ¿Por qué sigue buscándome?

Después de media hora volando a toda velocidad paramos en una montaña.

—Aquí no nos encontrará.

—¿Crees que estarán bien? —Intento contener las lágrimas.

—Esperemos que si... no creo que les pase nada malo, pero es un psicópata y se le puede ir la cabeza en cualquier momento, como poco puede destrozar la casa de tu tía o la de tu madre por haberle mentido.

—Qué horror... —Comienzo a llorar, Alfred me abraza—. Todo esto está pasando por mi culpa...

—No digas eso... —Intenta tranquilizarme tocándome el cabello.

—Pero es la verdad, mi familia está sufriendo por mi culpa, tú estás sufriendo por mi culpa, no puedes volver a tu casa porque te fuiste conmigo y me llevaste a mi casa.

—Igualmente no puedo volver a mi casa, ¿te acuerdas de la carta de Jessa?

—Sí... —respondo limpiándome las lágrimas que corren por mis mejillas.

—No te eches las culpas porque no eres culpable de nada.

—Pero yo sabía en el fondo que había hecho mal cuando no lo delaté cuando te lanzó el hechizo oscuro... —Bajo la cabeza arrepentida.

—Bueno eso no te lo discuto, pero tú no tienes la culpa, te engañó para que no lo hicieras, estoy seguro que te manipuló de alguna forma.

—Estaba ciega, eso es lo que me pasaba... igual si lo hubieran expulsado en su momento nada de esto estaría pasando.

—Mira todo pasa por algo, igual si lo hubieran expulsado antes hubiera pasado algo peor, no pienses más en el pasado, ya no se puede hacer nada para remediar lo sucedido, pero hay que ser positivos y pensar que lo mejor está por llegar, tenemos que convertir perdidas en ganancias Valentina

—¿Perdidas en ganancias? —Le miro sin entender lo que me está diciendo.

—Hacer de una perdida una ganancia. Mira es muy sencillo, si no hubiera pasado esto no estaría ahora mismo aquí contigo y no te hubiera conocido más a fondo como lo he hecho en casa de tu tía, eso para mí es una ganancia, en tu caso si no hubiera pasado esto no hubieras abierto los ojos y estarías saliendo con un psicópata asesino. —Me saca una sonrisa—. Estamos en toda una aventura, no sabemos a dónde ir, no tenemos comida ni ropa, pero al menos estamos juntos, esa es la ganancia en la perdida.

—Me encanta tu manera de pensar Alfred, eres siempre tan positivo. —Le sonrío.

—Tenemos que pensar así, sino nos hundimos y eso no sirve para nada.

—Tienes toda la razón del mundo, de que sirve lamentarse por cosas del pasado, hay que pensar en el presente y en el futuro, el pasado ya no se puede cambiar, tenemos que ver las pequeñas cosas buenas que tenemos ahora.

—Como ya te he dicho, yo me alegro de estar aquí contigo, me encanta esta charla que estoy teniendo contigo Valentina, soy plenamente feliz solo con verte sonreír a mi lado. —Sonríe y yo me pongo algo colorada.

—Eres un encanto Alfred, siempre me sacas una sonrisa. —Miro a mi alrededor algo preocupada—. No es por ser aguafiestas, pero... ¿qué vamos a hacer en mitad de esta montaña?

—Yo no tengo mi varita, ¿pero tú si tienes la tuya verdad? —Asiento con la cabeza—. Lo primero protegernos del exterior, ahí hay una cueva, podemos resguardarnos ahí. Dame tu varita, voy a lanzar un hechizo para que no puedan vernos las personas del exterior.

—¿Existe un hechizo así?

—Por supuesto que sí.

Pasamos el resto del día en la cueva, Alfred ha conseguido unas cuantas manzanas, pero con esto solo no sobreviviremos mucho tiempo.

—Alfred...no sobreviviremos solo a base de manzanas, necesitamos alimentos, y lo más importante, agua.

—No te preocupes, mañana por la mañana bien temprano saldré con mi ave en busca de alimentos y bebidas, ahora a dormir, debes de estar agotada.

Nos tumbamos en la fría piedra de la cueva, comienzo a temblar y a titiritar con los dientes del fío que tengo, abrazo mis piernas con mis brazos haciéndome una bolita, Alfred aparece por detrás y me abraza, poco a poco comienzo a entrar en calor, cada vez tengo más claro que los chicos son estufas humanas.

—¿Mejor? —pregunta él dulcemente.

—Sí, gracias Alfred.

Cierro los ojos y caigo en los brazos de Morfeo. A la mañana siguiente despierto algo dolorida, no es nada cómodo pasar la noche en una cueva. Miro hacia todos los lados, pero no está Alfred. Comienzo a asustarme hasta que aparece volando con su ave muy sonriente.

—Valentina, no vas a creer la suerte que hemos tenido.

—¿Dónde estabas? Me has asustado cuando he despertado y no te he visto. —Le miro algo molesta.

—Ayer por la noche te dije que iba a salir a por comida y bebida.

—Es verdad... no me acordaba, lo siento. —Agacho la cabeza.

—No te disculpes mujer, por cierto, me he llevado tu varita, espero que no te haya importado.

—No, por supuesto que no, y dime, ¿por qué estás tan contento?

—He conseguido una bolsa mágica. —El corazón me da un vuelco—. ¿Sabes lo que es?

—Sí, sé lo que es, Tom me iba a regalar una por mi cumpleaños, son muy apañadas, puedes guardar lo que sea en ellas, es como el bolsillo mágico de Doraemon. —Intento sonar lo más tranquila posible, él comienza a reírse.

—Si, Dios hemos tenido una suerte... La he encontrado en un pueblo que está a una hora de aquí, en cuanto la he visto en esa tienda no podía creer que algo así estuviera en este mundo.

—Vaya, es increíble, pero ¿cómo la has comprado? No tenemos dinero. —Alfred muestra la varita y levanta las cejas sonriendo—. ¿La has robado? —le miro muy asombrada.

—Efectivamente. —Cruzo mis brazos molesta—. Vamos Valentina, nos viene genial, además los de este mundo no saben apreciar esta bolsa, pero esto no es todo, aquí dentro tenemos comida y bebida para una semana, además de ropa y mantas para no pasar frío.

—¿Has robado medio pueblo o qué? —exclamo aún más cabreada.

—Es lo que hay que hacer para poder sobrevivir. —Levanta sus hombros y sonríe.

—Pero eso está muy mal Alfred, esas personas trabajan muy duro para vender esas cosas, y llega alguien como tú y las roba, ¿te parece bonito?

—Lo siento mucho por esas personas, pero tampoco he dejado las tiendas sin nada, he cogido lo necesario para una semana, después iremos a otros sitios y así.

—¿Vamos a estar toda la vida así? Robando en pueblos y en ciudades de este mundo para poder sobrevivir.

—Es lo que toca de momento, da gracias de que tenemos esto. —Me enseña la bolsa—. Sino a ver cómo guardamos tantas cosas. No me pongas esa cara Valentina, de momento no nos queda de otra. —yo suspiro.

—Lo sé... no sé porque me quejo tanto, demasiado estás haciendo ya, gracias por todo Alfred.

—Por nada —responde él algo seco.

—¿No te habrán pillado verdad?

—Por supuesto que no, ni se han dado cuenta, soy todo en experto. —Sonríe mostrando sus dientes.

—¿Robando? —Comienzo a reír por no llorar.

—Bueno, no lo podía haber hecho sin la varita obviamente, vamos a desayunar.

Saca unas cuantas magdalenas, un zumo de naranja y dos pequeños vasos de madera.

—Hasta cubiertos y utensilios has robado.

—Si se roba se roba bien.

Pasamos los días allí, mi cabello agradece cuando llueve, necesito un buen baño urgentemente, pero de momento me voy olvidando de ese lujo, tengo que dar gracias de que tenemos comida y bebida para sobrevivir y mantas calentitas para no congelarnos por la noche.

Y así han pasado los meses, moviéndonos de un lugar a otra con el ave de Alfred, llevando mucho cuidado para que no nos vea nadie, y yendo a diferentes lugares y pueblos para conseguir comida, ya que si nos quedamos en un mismo sitio sospecharán al final. Gracias al ave podemos desplazarnos de un lugar a otro, nunca imaginé que le iba a coger tanto cariño a algo que me daba tanto miedo.

—¿Cómo estarán nuestras familias? —pregunto comiendo un trozo de pan con queso.

—La tuya seguro que bien.

—Quizás no...

—No pienses en eso, no podemos ir a verlos, lo sabes perfectamente, además no creo que estén mal, te echarán de menos por supuesto, pero seguro que están perfectamente. Los míos tengo más dudas...

—Seguro que también están bien, Alfred.

—Intento no pensar mucho en eso la verdad, pero hay veces que es inevitable. Blake no hará daño a tu familia, pero a la mía... a mí me tiene odio, creo que soy la persona a la que más odia en este mundo, por eso temo que les haya hecho algo. Me dan escalofríos por todo el cuerpo solo pensar... —Se le escapan unas cuantas lágrimas, yo me acerco a él y le abrazo.

—Tranquilo Alfred, no pienses en cosas malas, seguramente Tom no sabe dónde viven tus padres, ni siquiera sabe quiénes son, así que no te preocupes de verdad, no estés mal.

—Él de tonto no tiene nada Valentina, seguro que los ha encontrado y los estará torturando para sacarles información de dónde puedo estar escondido. —Llora desconsoladamente, maldita la hora en que he preguntado cómo estarán nuestras familias.

—Chiss, tranquilo, no pienses eso por favor... —Intento tranquilizarlo y consolarlo.

—Soy realista Valentina. —Se aparta de mí.

—Aquí la única realidad es que no sabemos nada, no sabemos qué está pasando en el mundo mágico, no vale la pena sufrir por cosas que no sabemos Alfred, así que no te comas más la cabeza ni pienses esas cosas tan negativas, no van nada con tu personalidad. —Él sonríe y se seca las lágrimas de sus ojos.

—Gracias Valentina, menos mal que te tengo a mi lado, tengo mucha suerte de estar contigo.

—Menos mal que nos tenemos el uno para el otro. —Le vuelvo a abrazar.

Ya han pasado unos cuantos meses más, pronto va a hacer un año que llevamos con esta vida, huyendo e intentando sobrevivir de un sitio a otro.

Ha llegado el día de mi cumpleaños, cumplo dieciocho años, como me gustaría estar con mi familia hoy y celebrarlo junto a ellos.

Alfred aparece con una tarta y una vela de cumpleaños cantando el cumpleaños feliz, yo le miro muy sorprendida y feliz, no me esperaba esto para nada.

—¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos, cumpleaños feliz! Pide un deseo, preciosa.

—Oh Alfred... te has acordado de que hoy es mi cumpleaños. —Estoy a punto de llorar muy emocionada.

—Por supuesto, como iba a olvidarme de tu cumpleaños. Sopla la vela y pide un deseo.

Hago lo que me dice, cuando pido el deseo soplo la vela y comienzo a aplaudir, unas cuantas lágrimas se me escapan de la emoción.

—Mil gracias Alfred.

—A este paso me voy a convertir en el mejor ladrón de la historia. —Comenzamos a reír—. Me hubiera gustado comprarte algo bonito con mi propio dinero, pero por desgracia aquí no tengo ni para pan.

—Demasiado has hecho ya, además la tarta es de chocolate, mi favorita, mil gracias de verdad. —Le doy un beso en la mejilla.

—De nada. —está algo colorado y muy contento.

Cuando voy a cortar la tarta él se acerca rápidamente a mí haciendo que pegue un pequeño brinco sorprendida, sin decir nada coge mi cabeza algo nervioso y me besa, cierro los ojos, pero rápidamente lo aparto.

—¡Alfred, que estás haciendo! —Le miro desconcertada.

—Oh vamos Valentina, llevamos meses conviviendo juntos, pensaba que sentías lo mismo que siento yo por ti.

—Yo te quiero mucho Alfred, muchísimo, pero como a un amigo muy especial, o incluso como un hermano, lo siento, pero... —Él intenta sonreír.

—Está bien, no digas nada más, no estropeemos el día de tu cumpleaños por una estupidez, ha sido una tontería, olvídalo.

—Pero Alfred... —Le miro algo preocupada.

—No me hagas caso Valentina, he confundido las cosas, nada más, ya sabes que me siento atraído hacia ti desde Zeus, pero no voy a estropear la relación tan bonita que hemos creado en este tiempo por ser egoísta. Come tarta está deliciosa.

No digo nada más, sé qué Alfred siente cosas por mí mucho más fuertes que una simple amistad, pero por mucho que estemos conviviendo juntos no puedo verle como algo más que un amigo.

El invierno ha llegado de nuevo. Cuando llega la navidad comienzo a recordar cómo estaba hace un año, por estas fechas estaría empezando mi relación con Tom, aún me duele el pensar en esas cosas, pero lo que más daño me hace es pensar que por su culpa estoy así, sin poder ver a mi familia, a mis amigos... No sé cuánto tiempo más durará está situación.

—Alfred, quiero ir a mi casa. —Me mira con cara de loco.

—¡Estás loca! No podemos ir allí, es como adentrarnos voluntariamente a la boca del lobo.

—Alfred, ya estoy cansada de huir y de esta vida, llevamos un año así, no aguanto más, quiero ver a mi madre.

—¡Tú qué te piensas que eres la única que echa de menos a su familia o que, no estamos así por gusto, estamos así porque un asesino nos está buscando!

—Me está buscando a mí, además no sabemos nada, igual ya se ha cansado de buscarme, a lo mejor ya ni gobierna el mundo mágico. No sabemos nada de nada Alfred, necesitamos informarnos, no podemos seguir así.

—Yo no voy a poner mi vida en riesgo. —Exclama calmándose un poco.

—Entonces que piensas hacer, ¿seguir toda tu vida así?

—Si es necesario sí, tampoco es una mala vida.

—Me niego a vivir así toda la vida, huyendo de alguien que a lo mejor puede estar hasta muerto.

—No debemos arriesgarnos Valentina, Blake es muy poderoso, tiene un buen número de seguidores, la gente le teme, no creo que esté muerto.

—Pues yo voy a irme a mi casa a ver a mi familia, no voy a estar así toda mi vida Alfred.

—Acompáñame al pueblo, vamos a comprar abrigos nuevos, los que tenemos están para el retiro. —Dice cambiando de tema radicalmente.

—No hagas oídos sordos Alfred.

—Mira vamos a por los abrigos y luego te llevo a tu casa, aunque sean cinco minutos, así te quedas más tranquila y a lo mejor tienen noticias de lo que está pasando, igual ha llegado una carta de Jessa o de Candy. —Le miro muy ilusionada y feliz.

—¿De verdad me lo estás diciendo en serio?

—Sí, te lo prometo, vamos a por los abrigos y luego te llevo a tu casa, no creo que pase nada, muy mala suerte tendríamos que tener que justo esté Blake allí, además estará bastante ocupado dominando el mundo mágico como para estar en tu casa esperando a ver si vuelves, hace casi un año que no pisas pie por ahí.

—Gracias Alfred. —Le abrazo.

—Tú qué puedes... ojalá yo pudiera visitar a mi familia, aunque fueran cinco minutos.

Vamos por el pueblo en busca de alguna tienda donde vendan abrigos.

—Necesito ir al servicio, ten tu varita, si ves algún abrigo que te guste ya sabes lo que tienes que hacer. Espérame por aquí, ahora mismo vuelvo. —Asiento con la cabeza.

Las calles están más bien solitarias, veo un pequeño gatito blanco muy parecido al que tiene una de mis tías, sonrío y me acerco a él, sale corriendo y sin pensarlo comienzo a perseguirlo, se mete por un callejón algo oscuro muy cerca de donde están las tiendas, me agacho para acariciarlo, el gato mira hacia arriba y sale corriendo de allí.

Soy demasiado torpe y como no me esperaba que saliera huyendo tan rápido caigo hacia atrás, ya que estoy de cuclillas, comienzo a sentir frío por todo mi cuerpo de repente.

—Sigues igual de torpe que siempre, Evans.

Levanto la cabeza aterrorizada al escuchar esa voz, justo enfrente de mí se encuentra Tom, Tom Blake, con su dentadura perfecta sonriendo maliciosamente, está mucho más atractivo de lo que recordaba, se nota cambio en su cuerpo, está mucho más musculoso, y eso que hace un año ya estaba bastante fuerte. Su cabello sigue igual que siempre, quizás algo más alborotado de lo normal, como a mí me gustaba que lo llevara.

El corazón me da un vuelco y todo mi cuerpo se paraliza, no puedo moverme, solo lo miro apenas sin pestañear, cuando se me acerca comienzo a temblar involuntariamente.

—Tú-tú... —Logro decir tartamudeando con un hilo en la voz.

—Cuanto tiempo sin verte necia, estás hecha un desastre Evans, pero eso sí, no has cambiado nada. —No puedo decir nada.

—¡Valentina, la varita!

Aparece Alfred corriendo, miro mi bolsillo y saco la varita, pero antes de que pueda hacer nada me la arrebata de la mano rápidamente y lanza a Alfred un hechizo haciendo que caiga al suelo.

—¡No, Alfred! —grito horrorizada.

Me levanto rápidamente del suelo para acercarme a él, pero Tom coge mis hombros y me vuelve a tirar al suelo con fuerza, comienzo a retroceder muy asustada.

—Con que habéis estado todo este tiempo juntos eh, no sé cómo he tardado tanto en encontrarte, habéis sido muy listos todos estos meses, pero eso ya se ha acabado. —Su tono de voz es frío y serio.

—¿Que-que me vas a hacer...? —pregunto muy asustada y aterrorizada, él sonríe de lado.

—No te haces una idea.

واصل القراءة

ستعجبك أيضاً

108K 9K 50
El príncipe necesita una princesa
Enemigos بواسطة Hana

قصص الهواة

60.7K 2.9K 23
Lea, una Gryffindor, va a pasar por cosas increíbles que ni ella imaginaría: enamorarse del chico al que odia, batallas inimaginables y más.
3.6K 523 48
Tercera parte de Shuriter "Un amor prohibido", tras los acontecimientos ocurridos en la segunda temporada (Shuriter "Home") Nuestro héroes se separar...
4.8K 533 20
Es la última semana de clases y Hinata Shōyō está emocionado por cursar su segundo año de preparatoria junto a sus mejores amigos. Pero un baile de f...