Oscuridad, peligro y... ¿amor?

By laura_ruiz_reina

85.1K 3.5K 1.8K

Valentina es una chica normal y corriente de 17 años, su vida no tiene nada de especial, pero un día una pers... More

Capítulo 1: ¿Me estas tomando el pelo?
Capítulo 2: Mal comienzo.
Capítulo 3: Maldita clase de pócimas mágicas.
Capítulo 4: El hogar del fuego.
Capítulo 5: El ave.
Capítulo 6: Racha de mala suerte.
Capítulo 7: Una situación algo incómoda.
Capítulo 8: Sentimientos desconocidos.
Capítulo 9: Baile de invierno.
Capítulo 10: Bola de oro.
Capítulo 11: ¡No puedes estar aquí!
Capítulo 12: Todo ha terminado.
Capítulo 13: Temor.
Capítulo 14: El lago azul.
Capítulo 15: No quiero fingir más.
Capítulo 16: Tú eres mía.
Capítulo 18: Zeus no es nada sin ti, necia.
Capítulo 19: Eres mi felicidad.
Capítulo 20: Una oportunidad más.
Capítulo 21: La guerra ha comenzado.
Capítulo 22: Te encontraré.
Capítulo 23: Cuánto tiempo.
Capítulo 24: Eres mía, Evans, asúmelo.
Capítulo 25: Normas.
Capítulo 26: Pesadilla.
Capítulo 27: Vente conmigo.
Capítulo 28: Pesadilla tras pesadilla.
Capítulo 29: Atados.
Capítulo 30: El amor de mi vida.
Capítulo 31: Eres parte de mi familia.
Capítulo 32: Primeras veces.
Capítulo 33: Dime dónde y nos escapamos juntos.
Capítulo 34: Pase lo que pase, siempre estaremos juntos.

Capítulo 17: Tú eres lo mejor de Zeus.

1.8K 73 54
By laura_ruiz_reina

—¿Es este tu coche verdad Peter?

—Si... Gracias por todo, no quería qué pasara esto, perdóname, supongo que me han podido los celos.

—¿Celos? —pregunto desconcertada.

—Sí, no me malinterpretes, eres como mi hermana pequeña Valentina, y siempre voy a estar celoso de todas tus parejas, pero es que este tío sé que te ha hecho sufrir mucho y no puedo entender que haces con él.

—Bueno... hablamos todo y parece que los dos sentimos lo mismo y lo estamos intentando, sé que se portó muy mal conmigo en el pasado, pero me explicó y aclaró todo y parece que los dos nos queremos y queremos estar juntos.

—Tú sabrás lo que haces, pero a la mínima que te haga sufrir lo dejas, no permitas que se ría de ti, y mucho menos permitas que te haga llorar, porque la siguiente vez cojo una sartén de mi casa y ahí sí que no se escapa.

—Tranquilo, no se portará mal, y si se porta mal se lo que tengo que hacer, bueno cómo lo hacemos, vas a poder conducir o...

—No creo que pueda en este estado. —Señala su ojo derecho el cual lo tiene bastante morado e hinchado.

—Tranquilo, voy a buscar a Tom y voy a decirle que te lleve a casa, es lo mínimo que puede hacer. —Cuando voy a dar un paso él me lo impide cogiéndome del brazo, le miro rápidamente.

—No hace falta que hagas eso, Samantha ya ha salido de su trabajo y hemos quedado aquí sobre esta hora, no tardará mucho en llegar. Luego conducirá ella de camino a casa.

—Ah genial, pero ¿qué hacéis con este coche si ella viene con el suyo?

—Es que hoy le he dejado en su trabajo con mi coche y ahora le deja aquí un compañero suyo de trabajo, mira por ahí viene. —Sonríe de oreja a oreja, yo me tenso y me pongo seria.

—Muchas gracias por dejarme aquí Osvaldo, nos vemos mañana, que pases buena noche. —Cuando me ve le cambia la cara completamente—. ¿Qué hace esta chica aquí contigo cariño?

—¿No me vas a preguntar que me ha pasado en la cara?

—Cuando antes me expliques qué hace ella aquí —responde bastante molesta.

—Valentina, nos vamos ya. —Aparece Tom justo por detrás de mí. Samantha le mira sorprendida.

—¿Y tú quién eres?

—Su novio. —Agarra mi cintura con sus dos manos y me atrae hacia él, ella sonríe feliz.

—Genial, vamos cariño, despídete de tu vecina.

—Valentina, gracias por todo, ya nos vemos. —Se despide con la mano.

Sin decir nada más Samantha coge a Peter de la mano y se lo lleva arrastrado de ahí.

—Menos mal que ya se han ido, no me extraña que tenga una novia tan celosa y posesiva, yo tampoco me fiaría un pelo.

—Peter es un chico muy fiel y leal, debería de fiarse de él, no tiene motivos para ser así.

—Lo que tú digas, vamos al coche amor.

Le miro algo mosqueada con los brazos cruzados y nos dirigimos al coche, él camina más rápido que yo.

—Perdón por partirle la cara a tu vecino. —Le miro y entro en el coche sin decir nada, él comienza a conducir callado.

—¿A dónde vamos? Por aquí no se va a mi casa.

—No vamos a ir a tu casa, todavía no.

—Pero si ya está anocheciendo, deberíamos de volver ya.

No dice nada más, se queda callado todo el camino, no sé a dónde me quiere llevar este hombre ahora.

—Ya hemos llegado.

Cuando miro por la ventana estamos en el lago que tanto me gusta.

—¿Por qué me has traído aquí? —Le miro con las cejas alzadas.

—Dijiste que este sitio te encantaba, cuando viniste el otro día con el gusano ese escuché que te gustaba más de noche, tenía que traerte aquí.

—¡Nos estuviste espiando toda la tarde!

—Sí —responde tranquilamente.

—De verdad que me asombra a veces tu sinceridad.

Sonríe de lado, coge la manta del coche y la coloca sobre el césped, a continuación, se tumba.

—A qué esperas, túmbate a mi lado y disfruta de estas vistas.

Sin pensarlo mucho me tumbo sobre la manta, pongo mi cabeza sobre su brazo y pego mi cuerpo en su pecho, las vistas desde aquí son increíbles y más de noche, todo el cielo se ve estrellado, solo se escucha el sonido del agua por el viento, aunque hace algo de frío en los brazos de Tom puedo sentir calidez, se está tan a gusto, es tan placentero y reconfortante estar así, no me quiero ir de este sitio nunca.

—A que no te arrepientes de haber venido hasta aquí conmigo —dice casi susurrando muy pegado a mi frente, yo le miro sonriendo.

—Por supuesto que no me arrepiento, no te voy a negar que estoy algo enfadada por lo que le has hecho a Peter, pero no me arrepiento de haber venido aquí contigo. —Tom mira al cielo.

—Ya te he dicho que se lo merecía, él solito se lo ha buscado, y no le he hecho mucho para lo que le podía haber hecho.

—Casi pierdes el juicio, has estado a punto de lanzar un hechizo, sabes que te pueden expulsar por eso, y tú lo sabes mejor que nadie Tom.

—Casi pierdo el control no te lo voy a negar, aunque ya estoy acostumbrado, siempre que estoy contigo pierdo la cabeza y no controlo mis impulsos. —Me mira.

—Vamos a dejar el tema de Peter, al menos sé que está bien con su novia.

—No me digas que estás celosa de esa chica.

—¿Yo celosa? Por favor no me hagas reír. —Me río algo nerviosa.

—Eso espero, porque serías una auténtica idiota por sentir celos de esa chica cuando tú le das mil patadas en todos los sentidos.

—¿De verdad crees eso? —Bajo mi tono de voz.

—Valentina, nunca miento en este tipo de cosas, sabes que soy muy sincero, mira si eres extraordinaria que has conseguido que yo me fije en ti, cuando en mi vida me ha pasado esto, yo nunca pierdo la cabeza, y menos por una mujer.

—No me creo que en todos los años que has estado en Zeus no te hayas enamorado.

—Que te quede bien claro una cosa Evans, tú eres lo mejor de Zeus, has sido lo mejor que me ha pasado en muchos años, nunca me había pasado esto con ninguna otra mujer ya te lo he dicho muchas veces, siéntete orgullosa por eso.

—Te quiero —digo dulcemente.

El me besa, me besa tiernamente, cuando ya nos falta el aire se coloca encima mía y sube mis dos brazos por encima de mi cabeza con una mano, y con la otra comienza a tocar mi cintura por encima de la ropa, abro los ojos como platos cuando noto que su mano se está adentrando por mis pantalones e intenta bajar la cremallera, no puedo pensar, ya que ya ha metido su mano por debajo del pantalón.

Debería de parar esto ya, pero en el fondo... ¿Quiero que pare?

Tom deja su mano muy quieta cuando nota que estoy muy tensa, yo no dejo de besarlo, no quiero parar, cuando me voy relajando un poco comienza a masajear con su mano por encima de mi ropa interior, los gemidos no tardan en salir, me estoy volviendo loca, no controlo ni mi propio cuerpo, todo mi cuerpo arde por dentro al sentir su mano en mi zona íntima y su cuerpo pegado al mío, ahora mismo estoy en las nubes, flotando por el cielo, sus labios recorren todo mi cuello y toda mi cara, está siendo dulce y apasionado a la vez, no quiero que termine nunca, ojalá el reloj se pudiera parar en este momento y fuera eterno.

Tom saca su mano de mi pantalón y yo le miro algo molesta.

—Se nos está yendo de las manos y lo sabes perfectamente, será mejor que dejemos esto por hoy, además ya es tarde y te tengo que llevar a tu casa. —Intenta separarse de mí, pero se lo impido.

—No, vamos a quedarnos un ratito más. —Le miro con cara de cachorro indefenso y lo atraigo a mí.

—Tú madre se va a preocupar. —Comienza a reírse cuando le abrazo por detrás de la espalda.

—Sabe que estoy contigo. —Coge mi brazo y me quita de su espalda, pero no suelta mi mano.

—Pues por eso mismo amor, no quiero que se nos haga tarde, quiero que siga teniendo una buena impresión de mí mi suegra —bufo y pongo los ojos en blanco.

—Está bien...

—Tranquila, volveremos a venir otro día, te vas a hartar de mí, no te voy a dejar ni a sol ni a sombra en el instituto, disfruta ahora que te quedan pocos días para estar con tu familia. —Guiña su ojo.

—¿Pero tú te vas ya?

—Sí, bueno si no te importa duermo contigo esta noche y mañana bien temprano volveré al instituto.

—¿Si no me importa? —pregunto sonriendo alzando las cejas.

—Espero que me dejes dormir contigo en tu cama, el suelo está muy duro y no es para nada cómodo.

—Me lo pensaré en el camino. —Sonrío, él coge mis manos para levantarme del suelo.

De camino al coche no me apetece para nada irme de este lugar, es tan bonito, es mágico, y más con Tom a mi lado.

—¿Entonces nunca has hecho nada con ningún chico verdad? —pregunta Tom sin despegar la mirada de la carretera, yo le miro rápidamente asombrada por su pregunta.

—¿A-a qué te refieres? —pregunto algo nerviosa.

—A qué va a ser —dice riéndose—, bueno en verdad no sé ni porque te pregunto algo así, si ni siquiera te has besado con alguien que no sea yo. —comienza a reírse con aire de superioridad, me da tanta rabia que miro por la ventana algo cabreada.

—Que no me haya besado con nadie aparte de ti no significa que no haya hecho cosas en el pasado. —Él me mira rápidamente, su rostro está serio y se tensa.

—¿Qué cosas has hecho en el pasado?

—Eso no es de tu incumbencia —respondo haciéndome la interesante.

—¡Cómo que no es de mi incumbencia! Soy tu pareja...

—Y que, yo tampoco sé qué cosas has hecho en el pasado con tus amiguitas. —Sonrío de medio lado intentando contener y disimular la rabia y el cabreo.

—Pues te puedo contar todo ahora mismo, no tengo ningún problema.

—No necesito esa información. —Sigo sin despegar la mirada de la ventana.

—Pues yo sí que la necesito. —Me mira.

—Mejor cambiemos de tema, ¿te gusta la feria o los parques de atracciones? Podríamos ir algún día.

—No me cambies de tema, dime ahora mismo qué cosas has hecho con chicos si no quieres que te lance un hechizo para que me sueltes todo por esa boquita tuya.

—No te atreverías —exclamo sonriendo, él me mira y sonríe de lado.

—¿Que no me atrevería? En serio me lo dices.

—Bueno sí, sí que te atreverías, pero no creo que fueras capaz de hacerlo simplemente por el hecho de respetar que yo no quiera decírtelo.

—¿Y por qué no me lo quieres decir?

—Porque son cosas mías del pasado y punto, no tienes por qué saber eso.

—Quiero saberlo porque me importas, eres mi pareja y quiero ver qué cosas has hecho con chicos y qué cosas no has hecho todavía.

—Pues veamos... he hecho prácticamente de todo con chicos. —Da un frenazo y me mira fríamente muy tenso.

—Me estás tomando el pelo. —Su voz y su rostro dan verdadero miedo.

—¿Por qué debería de mentirte? —intento sonar lo más relajada posible, vuelve a conducir algo nervioso y sorprendido.

—Pero si ni siquiera te habías besado con alguien.

—Eso no tiene nada que ver, ya te lo he dicho antes.

—Tú ya me vas contando todo.

—Lo llevas claro.

No sé por qué, pero esta conversación me está pareciendo bastante divertida.

—Valentina, me estoy poniendo nervioso... —Levanta un poco su tono de voz.

—Cómo me amenaces, me levantes la voz o me hables mal no te cuento nada, ni te hablo en todo el camino. —Intenta relajarse, pero su voz lo delata.

—Valentina, ¿me podrías contar las cosas que hacías en el pasado con los hombres por favor? —Me quedo callada—. Espera, no será que... ¿esas cosas no las habrás hecho con tu querido vecino verdad? Y por eso no me lo quieres contar. —Aprieta sus manos fuertemente en el volante, tanto que se le notan hasta las venas de los brazos.

Este hombre está perdiendo la cabeza, y eso me encanta, me estoy divirtiendo a base de bien.

—Sí, claro que las he hecho con él, ¿con quién más iba a hacerlas?

—Yo a ese lo mato. —Su voz y su mirada es de un completo asesino.

—¿Quieres saber qué cosas hacíamos juntos? —exclamo con voz de niña pequeña—. Pues mira, hemos comido juntos, hemos hablado juntos, nos hemos reído juntos, hemos paseado juntos... y qué yo recuerde poco más —digo entre risas, Tom me mira con cara de pocos amigos—. Tú querías saber las cosas que había hecho con los chicos verdad, pues ya las sabes.

—Te estás riendo bien a gusto de mí a que sí.

—Obviamente. —Comienzo a reírme a carcajadas—. Es que vaya pregunta me has hecho de verdad, parece mentira Tom, sabes perfectamente que nunca he tenido novio y si no he tenido novio no he podido hacer muchas cosas, tú me has preguntado que qué cosas he hecho con chicos, pues yo te he respondido, pero vamos que las mismas cosas que he hecho con él las hago con mis amigas, mis primas... nada especial.

—Ya te vale Evans... No sabes el susto que me has dado necia —dice bastante enfadado, pero se le nota más aliviado—. Ya se me estaban pasando cosas raras por mi cabeza.

—¿Qué cosas estabas pensando?

—Mejor no las sepas.

—Pero Tom por favor... tú has sido el primer chico que me ha besado, y el primero de muchas cosas, ya lo sabes, vaya pregunta más estúpida me has hecho de verdad.

—Has podido tener citas con chicos sin haberte besado con ellos.

—Ah bueno eso es verdad, bueno entonces sí. —Me mira rápidamente nervioso—. Una vez quedé con mi mejor amiga para acompañarla porque tenía una cita con su novio, y él trajo a su mejor amigo, nos caímos bien pero no era para nada mi tipo ni yo el suyo, no lo volví a ver.

—Ese tío era imbécil, ¿cómo no vas a ser su tipo? Tú te has visto, eres perfecta. —Me pongo roja como un tomate ante su comentario.

—No, por supuesto que no lo soy, es más, me considero una persona bastante imperfecta, tú sí que eres don perfecto, haces todo bien y se te da todo bien.

—Obviamente, soy el mejor alumno que ha tenido Zeus y tendrá, se me da bien prácticamente todo. —Yo ruedo los ojos y suspiro.

—Pues lo que te he dicho.

—Pero ante mis ojos tú eres más que perfecta.

—¿De-de verdad crees eso? —comienzo a tartamudear muy nerviosa.

—Por supuesto que sí, una de mis virtudes es que soy muy sincero, sí que es verdad que eres un poco, mejor dicho, bastante desastre, pero te esfuerzas a más no poder para sacar todo adelante y eso es lo que cuenta.

—Seguro que has estado con chicas mucho más atractivas y perfectas que yo.

—Para nada, estás muy equivocada, no te voy a mentir, he estado con muchas mujeres muy atractivas físicamente por fuera, pero por dentro que decir... menos mal que al menos por fuera eran bonitas. —Me mira, yo estoy enfadada por lo que ha dicho—. Nunca he conocido a alguien como tú, tú eres la primera chica en la que me fijo de verdad Valentina.

—Bueno...

—Para que te hagas una idea de cómo eres ante mis ojos, para mí eres como una pequeña princesa a la que tengo que proteger, querer y estar con ella pase lo que pase, no puedo estar sin ti Valentina, das alegría y felicidad a mi vida, nunca antes había sentido esto y no quiero perderlo por nada del mundo.

—Tom, yo me puedo proteger y defender sola, pero a lo de querer no me voy a negar. —Sonrío tiernamente, cuando me doy cuenta ya estamos en la puerta de mi casa—. Que rápido se me ha pasado el viaje.

Bajo del coche y me acerco hacia la puerta de mi casa para abrirla, pero Tom se queda ahí parado sin moverse.

—No puedo entrar por la puerta, tu madre me miraría mal, ya es tarde, te espero en tu habitación. —Le miro con el ceño fruncido, pero no digo nada, abro la puerta y entro.

—Mamá, ya he vuelto. —Entro en el comedor, se encuentra mi madre tumbada en el sofá mirando la televisión.

—Muy bien cariño, ahí tienes la cena, ¿te lo has pasado bien con Tom?

—Sí, me lo he pasado genial mamá.

—¿Y dónde está él?

—Se ha ido ya, por cierto, le has caído genial.

—Y a mí él, tienes que decirle que venga un día a casa a comer cuando volváis a tener vacaciones.

—Se lo diré, me cojo la bandeja y subo a mi cuarto a cenar, mañana estamos juntas, te lo prometo.

—Vale cariño.

Cojo la bandeja con la comida y subo a paso ligero las escaleras, para mi sorpresa al abrir la puerta no hay nadie, miro rápidamente por la ventana para ver si está intentando subir, pero no hay nadie, el coche tampoco está, aunque se vuelve invisible, pero es muy extraño, me ha dicho que iba a estar aquí cuando subiera.

Me fijo en un pequeño papel que está en mi mesa, en ella hay escritas unas frases.

"Me tengo que marchar ya, tengo que hacer unas cuantas cosas antes de comenzar las clases y no quería despedirme de ti en persona, ya que hubiera sido más duro, al menos para mí, ya que no te quiero dejar sola y menos sabiendo que tienes a ese vecino entrometido justo enfrente de tu casa, tú disfruta de los días que te quedan con tu familia, nos veremos en Zeus, Tom".

Miro la carta algo decepcionada y triste, ya podía haberse despedido de mí en persona, y vaya carta más sosa me ha escrito, ni un te quiero ni un amor nada... En fin, es Tom.

A la mañana siguiente despierto algo sobresaltada, estoy escuchando las sirenas de una ambulancia, miro por la ventana rápidamente y tapo mi boca cuando veo que está parada en la puerta de la casa de Peter, bajo lo más rápido que puedo por las escaleras y encuentro la puerta abierta, salgo a la calle y ahí se encuentra mi madre, mirando el panorama con sus manos guardadas en su batín blanco de lana.

—¿Mamá, que ha pasado? —pregunto alterada y nerviosa.

—Cariño, vaya desgracia, parece que Peter ayer se puso malo del estómago por la noche y esta mañana ha amanecido peor, va a tener que estar hospitalizado un par de días, he hablado con el doctor y no puede ni moverse el pobre, por eso ha venido la ambulancia.

—¿Pero estaba solo en casa? —Estoy muy preocupada ahora mismo mirando la puerta de la casa de Peter.

—No, estaba su novia con él, mira, ya lo sacan.

Salen por la puerta dos señores con bata blanca y Peter subido en una camilla de hospital, tiene sus dos manos pegadas a su estómago, no se le ve nada bien, su rostro está pálido.

—Que mala cara tiene... pobrecito.

—Habrá comido algo en mal estado, pero vamos yo creo que por comer algo en mal estado no te pones tan mal, igual es un virus estomacal.

—Voy a vestirme y me subo a la ambulancia para acompañarlo al hospital. —Mi madre agarra mi brazo antes de que pueda dar un paso.

—Pero hija hoy vienen tus primas, además está con su novia, y esa chica ya sabes cómo es, no creo que le haga mucha gracia que te subas a la ambulancia con ellos y que te presentes ahí.

—Me da igual que no le haga gracia, si no subo con él ahora voy a verlo al hospital.

—Van a venir tus primas ahora mismo con tus tías, ayer estuviste todo el día con tu novio y hoy me prometiste que ibas a estar conmigo y con tu familia.

—Pues entonces cuando se vayan voy a verlo al hospital.

—Se irán tarde, será mejor que vayas mañana.

Miro a mi madre y sin decir nada me acerco corriendo a la ambulancia, Samantha me mira con cara de pocos amigos, pero me importa poco en estos momentos.

—¡Peter, Dios mío, ¿pero qué te ha pasado?! —digo acercándome a la camilla, le cojo la mano, a él le cuesta hablar.

—Valentina, no lo sé. —Su voz suena muy débil—. Ayer por la noche me entró un dolor horrible de estómago y ahora no puedo ni moverme, Valentina, yo que quería estar contigo estos últimos días que te quedan aquí. —Aparece Samantha por detrás de mí muy furiosa por lo que acaba de decir Peter.

—Cómo es eso de que querías estar con ella los últimos días que se queda aquí Peter.

—Ven a verme al hospital, aunque sea un día antes de que te vayas, sé que tienes que estar con tu familia, te quedan pocos días, pero al menos una mañana ven a verme, no sé cuántos días estaré ingresado.

—Nos tenemos que ir ya —exclama el hombre que conduce la ambulancia.

—No sé qué estamos haciendo aquí, perder el tiempo, vamos ya. —Ella se sube a la ambulancia de mala gana.

—Tranquilo Peter, voy a ir a verte sin falta, ya verás como no será nada. —Suelto su mano.

Intenta regalarme una sonrisa, lo suben a la ambulancia y cierran las puertas.

—Tranquila cariño, estará bien, ya verás como muy pronto lo sacan del hospital, vamos a entrar en casa que hace mucho frío y estás en pijama.

Coge mis hombros con sus dos manos y entramos en casa, el resto del día lo he pasado tranquilamente con mi familia y con mis primas, ambas han chillado de alegría cuando les he contado que Tom y yo somos novios, al principio no se lo han creído, con lo mal que les he hablado yo de él... Pero las cosas cambian en muy poco tiempo.

Al día siguiente me despierto temprano para ir a ver a Peter al hospital, me da igual que esté Samantha con él y que no le haga gracia encontrarme allí.

—Mamá me voy, estaré aquí para la hora de comer.

—Espera cariño, te acompaño, vamos mejor las dos en coche que hace mucho frío para que estés cogiendo autobuses.

—Está bien.

Al llegar al hospital preguntamos al médico dónde se encuentra Peter, nos ha indicado el número de puerta en la que se encuentra, cuando llegamos a la puerta entramos y por suerte está Peter solo.

Me mira muy feliz y emocionado, mi madre y yo nos acercamos a él muy sonrientes.

—¡Valentina, has venido! Que ilusión que estés aquí, que estéis las dos aquí, gracias por venir a verme.

—¿Peter cómo estás? ¿Cómo te encuentras? —pregunto muy preocupada acercándome a él.

—Bueno un poco mejor, pero tendré que estar aquí un par de días según el médico, aún no encuentran el porque me he puesto así, no he comido nada caducado ni tampoco es ningún virus estomacal, pero al menos me encuentro un poco mejor.

—Qué raro... bueno de todas formas me alegro de que te encuentres un poco mejor, tú eres muy fuerte.

—¿Hijo, estás aquí solo?

—No, estoy con Samantha. —Me tenso al escuchar su nombre—. Se ha pedido dos días libres en el trabajo para hacerme compañía, ha ido a comprarse algo para comer.

—Entonces nos quedamos un ratito y nos vamos, tienes que descansar, al menos nos quedamos tranquilas de que te encuentras mejor.

—Por favor no tengáis prisa en iros, tomad asiento y hacerme un poco de compañía que llevo todo el día solo.

—¿No acabas de decir que estás con Samantha?

—Sí, pero aparte de ella no ha venido nadie más a visitarme, tenía muchas ganas de que vinieras tú, Valentina. —Cuando dice eso mis mejillas comienzan a arder.

—Me hubiera gustado haber venido antes —respondo tímidamente.

—Es que ayer tuvimos visita en casa y no pudimos venir hija.

—No te preocupes, lo importante es que hoy estás aquí. —Coge mi mano y yo sonrío.

Samantha entra por la puerta con un sándwich en su mano y una lata de coca cola.

—Disculpa, ¿qué está pasando aquí? Te dejo solo unos minutos y te encuentro con tu vecina cogido de la mano haciéndole ojitos.

—No, no cariño, solo hemos venido a ver cómo se encontraba Peter —exclama mi madre mirándola a los ojos, ella le mira de mala gana.

—Pues ya veis que está perfectamente bien, ya podéis iros. —Peter se enfada y alza la voz.

—Samantha, como vuelvas a hablarles así lo mejor será que te vayas tú, no tienes por qué tratarles así de mal. —Ella mira atónita a Peter.

—Yo no les he tratado mal en ningún momento Peter, no digas cosas que no son.

—Has entrado hecha un basilisco Samantha, y te vuelvo a repetir que si te vas a comportar así mejor te vas.

—Sí, mejor me voy a tomar un poco el aire hasta que se calme el ambiente, que estás bastante alterado —dicho esto, con la cabeza bien alta se marcha sin ni siquiera mirarnos, yo intento contener la risa.

—Perdonarla, a veces tiene unos puntos que no la entiendo ni yo.

—Nada, no te preocupes hijo, pero no quiero que esto os cause una pelea, mejor nos vamos ya hija.

—¡No, no, por favor no os vayáis! —Coge mi mano para que no me pueda mover.

—Tranquilo, nos quedamos un ratito más que acabamos de llegar. —Le miro dulcemente.

Hemos estado con Peter hablando hasta que han entrado unos médicos y nos han echado porque tienen que hacerle unas cuantas pruebas, me despido de él y salimos del hospital. En la salida me percato que Samantha está sentada en un banco muy cerca de la puerta.

—Hija, tengo que ir a los aseos un momento, espera aquí, no tardo nada.

Asiento con la cabeza y se marcha, miro a Samantha, ella sigue sentada en el banco, cuando se da cuenta de que la estoy mirando se levanta con su típico aire de superioridad y se acerca a mí a buen paso.

Continue Reading

You'll Also Like

1.1M 53.1K 53
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...
225K 15.5K 57
𝐓/𝐧 𝐂𝐚𝐬𝐭𝐚𝐧̃𝐞𝐝𝐚 𝐡𝐢𝐣𝐚 𝐝𝐞 𝐃𝐚𝐯𝐢𝐝 𝐲 𝐑𝐢𝐭𝐮 𝐄𝐬𝐞 𝐝𝐢𝐚 𝐞𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐨𝐦𝐞 𝐞𝐬𝐞 𝐚𝐯𝐢𝐨𝐧 𝐡𝐚𝐜𝐢𝐚 𝐋𝐨𝐬 𝐀𝐧𝐠𝐞𝐥𝐞𝐬...
392K 25.5K 28
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...
3.6K 523 48
Tercera parte de Shuriter "Un amor prohibido", tras los acontecimientos ocurridos en la segunda temporada (Shuriter "Home") Nuestro héroes se separar...