Habitualmente acostumbraba a que saliendo de sus clases, BamBam lo esperase fuera de su salón, haciendo que YuGyeom se ganase algunas miradas tanto de envidia, como de resentimiento. BamBam era algo popular en el instituto, tenía un gran número de admiradoras, e incluso, algunos cuantos admiradores, haciendo que todos miraran con ojos de desprecio al castaño.
El tailandés siempre había sido una persona la cual no necesitaba de pareja alguna para ser feliz, le gustaba pasar el tiempo con sus amigos, aunque especialmente con YuGyeom, siendo esa su más frecuente excusa para rechazar a alguien que abría su corazón hacia él e inconscientemente hacer que YuGyeom se ganara el odio de los demás.
Saliendo de clases, caminaban juntos por el largo y estrecho pasillo lleno de otros estudiantes que algunos no dejaban pasar la oportunidad de comerse con los ojos a su mejor amigo, lo miraban detenidamente desde sus delgadas piernas hasta el ahora teñido pelirrojo cabello. El presenciar ese tipo de escenas hacía sentir incómodo al menor, en parte, por la nada discreta forma en la que miraban a su mejor amigo, y aparte, por el hecho en que había chicas las cuales se interponían en el camino del pelirrojo para darle algún tipo de carta, o incluso, llegaba a recibir postres cocinados por ellas mismas. Normalmente eran las de primer curso quienes se tomaban el tiempo de hacerle ese tipo de detalles, ya que las más avanzadas ya habían comprendido el hecho de que BamBam rechazaba esas cosas al no querer hacer ilusión alguna a la persona que se lo regalase.
El problema de YuGyeom no eran celos algunos de la atención que recibía su mejor amigo de parte de las chicas ya que él tenía muy clara la idea de que no le interesaban las chicas ni en la menor manera, lo que sí le jodía y ya había pasado unas cuantas veces, era el que se le acercasen con la excusa de una amistad, y al momento en que les dijera que no los ayudaría con BamBam, éstos desapareciesen y jamás le hablaran de nuevo.
—Gracias, me halaga el que hicieras esto para mí, pero no puedo aceptarlo. —la voz del tailandés lo hizo sacar de sus pensamientos y notó a una chica cubriéndose su sonrojo con una carta en forma de corazón. —Vamos, YuGyeom. Se hace tarde para ir a comer. —BamBam tomó su mano y lo jaló hasta el exterior del instituto.
La madre del menor trabajaba hasta tarde y al no tener nada más interesante qué hacer en las tardes, iba a casa del tailandés a comer y pasar horas detrás del televisor mientras intentaban pasar algún nivel de los videojuegos con los que contaba el tailandés en su casa. BamBam pasaba hablando acerca de sus salidas con sus excompañeros de artes marciales, había comenzado a ir a las clases hasta que terminó por descártalas al ser muy torpe y terminar con huesos rotos cada vez que concluía alguna clase. En ese lugar había conocido a dos personas, Jackson y Mark, éstos dos eran mayores que su mejor amigo pero habían llegado a hacer una gran amistad, invitándolo también a las fiestas que llegaban a hacer.
Hasta donde YuGyeom sabía, Jackson era un soltero el cual vivía su vida a base de fiestas y viajes, básicamente era el modelo a seguir de su mejor amigo. Mark, por lo contrario, era más reservado y le gustaban más las reuniones pequeñas en contrario a las grandes fiestas, contaba con un novio con el cual vivía, BamBam había dicho que se llevaría muy bien con él y que a la próxima salida, lo llevaría para que conociese a Mark.
Tenía cierta envidia a lo extrovertido que era su mejor amigo y el cómo llegaba a hacer amigos en un corto lapso de tiempo. Se le hacía muy difícil el entablar una conversación y más con el hecho de que todos en la clase lo miraran como si les hubiese robado algo.
—YuGyeom, tengo hambre. Ve a comprar algunas frituras. —el castaño se encontraba recostado en las piernas del contrario mientras éste se dedicaba a deshacer los nudos en el cabello del menor.
—¿Y por qué no vas a hacerlo tú? —levantó su cabeza y fijó la mirada con la del tailandés que hacía un intento de mohín con sus labios. —Eso no funcionará.
—Lo haría si tan sólo mis piernas no se hubieran dormido gracias a tu gran cabeza. —YuGyeom golpeó su brazo y volvió a recostarse en él. —Vamos, ya conoces a mi mamá y si me ve introducir alguna chuchería a la casa, me va a castigar.
—¿Y quieres que se enoje conmigo?
No sabé el por qué ni el cómo, pero terminó caminando hasta la tienda más cercana en busca de dulces y comida chatarra para su mejor amigo. Al pensar en no llevar muchas cosas, no tuvo la necesidad de tomar una canasta para llevar las cosas, tenía casi todo, sólo le faltaban las gaseosas y podría regresar a la comodidad de la cama de su mejor amigo.
Venía pensando en cuál de todos los refrescos le saldría más barato pero que tuviera un buen sabor, no pensaba gastar mucho en el capricho de BamBam pero tampoco terminaría tomando algo sin sabor. Siguió caminando mientras pensaba, hasta que topó con la transparente puerta del congelador, la persona del otro lado cerró la puerta y se apresuró a ayudarlo con las cosas que se le habían caído gracias al golpe.
...
Después de ese accidente empezó a toparse cada vez más frecuente con ese chico, no quiso contarle nada a BamBam por miedo al pensar en lo que diría al enterarse de su preferencia. En verdad estaba comenzando a enamorarse de DongMin, el mismo día del accidente le había dicho su nombre, e incluso, pedido su número, cosa que era completamente nuevo para YuGyeom ya que acostumbraba a que preguntasen por el número de BamBam.
Lo trataba de alguna forma en la que hacía que se sintiera especial. Había encontrado a alguien que se interesase en él, se había confesado a los pocos días de conocerse, había sido muy rápido, pero su experiencia en los dramas decía que esos eran los amores que más duraban. O eso creía...
—¿Por qué no dejas que te bese?
—No me siento cómodo.
—Me gustaría tener algo más serio antes de dar mi primer beso. —tomó la mano del contrario y la acarició con su pulgar. —Es algo muy especial para mí.
—No me gustas, YuGyeom. Estuve contigo por simple aburrimiento, quería pasar el tiempo con alguien y afortunadamente te encontré. —habló sin levantar la voz. —Pero ya me cansé de esperar y no creo seguir aguantando contigo.
—Deja de decir cosas sin sentido... —YuGyeom rió nerviosamente. —No me gusta jugar así...
—¿Crees que alguien te tomaría en serio algún día? —preguntó irónicamente. —¿Piensas que alguien te querrá de alguna manera más seria? Hubiera preferido a tu amigo si es que buscara algún novio, tú eres más un pasatiempo.
...
Había pasado más de una semana desde la vez que vió a JinYoung en la cafetería y desde ese día no volvió a tener contacto con él. Notó el tono malhumorado que tenía la última vez que habló con él y simplemente pensó que se encontraba estresado por algo del trabajo y no quiso incomodarlo llamándolo o llendo a visitarlo a la oficina.
Sin JinYoung ocupándolo en las tardes o en sus días libres, ahora se encontraba con mucho tiempo libre, le molestaba el nuevo horario que le había dado SeokMin en la cafetería ya que los días que él trabajaba eran los días en los que BamBam descansaba y cuando él descansaba, BamBam trabajaba, y le era más difícil pasar tiempo con su mejor amigo, así que decidió a retomar sus clases de baile. La última vez que había visto a JungKook fue cuando JinYoung le montó una gran escena de celos y sólo dejó las cosas incómodas entre ellos dos.
—Hey, Kook. —se acercó tímidamente al azabache que lo miró por un largo tiempo para después dedicarle una sonrisa sincera.
—Me alegra que vuelvas. Te extrañé. —tomó su mano para después soltarla como si hubiese cometido algo indebido. —Bueno, no sólo yo... todos lo hicimos, nos faltaba un buen bailarín para sacar adelante la coreografía... —dijo mientras rascaba la parte trasera de su nuca.
—Espero y no se enoje conmigo el instructor.
—No te preocupes, estuvo lamentándose tus faltas todas las clases. Necesitamos de ti para destacar de los otros grupos.
A los pocos minutos, entró el instructor que al notar la presencia del castaño, se estiró la sonrisa en su rostro, le asignó un lugar en la coreografía y ni siquiera se tomó el tiempo para reprenderlo por su ausencia en las clases.
La clase duró unas dos horas seguidas sin tomar descanso alguno ya que se acercaba una competencia la cual había escuchado hablar a algunos de los otros bailarines, e incluso, a JungKook, así que tomó que en verdad debía de ser importante.
—¿Ya llegó tu novio por ti? —preguntó un tanto desanimado JungKook.
—No, y él n-
—Entonces vamos a comer aquí cerca, no tardaremos mucho. —enganchó su brazo y lo tiró a caminar hacia al otro lado de la calle.
El pequeño puesto de comida no se encontraba tan lejos, pero al no tener un aspecto de restaurante, hizo que él y JungKook terminaran caminando en círculos por unos cuantos minutos.
Era un pequeño local que parecía acabar de abrir, tenía la pinta de cualquier otra casa alrededor, haciendo eso que la tomaran por otra casa más y se perdieran entre las calles.
—Me habían hablado de aquí pero nunca tuve el tiempo para venir.
—YuGyeom, quería hablar contigo y no quiero que me lo tomes a mal...
—¿Qué ocurrió?
—No tengo la intención de ser un cotilla, pero no quisiera verte sufrir.
—Estás asustándome.
—Tu novio te engaña. —soltó después de un suspiro. —Lo ví, y antes de que pienses cualquier cosa, le tomé una foto.
JungKook le entregó su celular en el cual se veía una foto de JinYoung abrazando cariñosamente a Mark mientras caminaban por el centro comercial, cualquiera que los viera les tendría envidia al ver lo acaramelados que son el uno con el otro, sólo en público, él sabía acerca de las peleas que llegaban a tener Mark y JinYoung, y sin contar del engaño del cual el también formaba parte. Revisó rápidamente la foto de nuevo y regresó el celular a las manos de JungKook.
—Lo siento si fui directo, pero no te mereces a alguien como él.
—Yo, yo... —tomó una gran bocanada de aire y luchó con su garganta para que no se entrecortara. —Él no me engaña.
—Entiendo que es difícil y no puedes creerle a alguien que está ena-
—Él no me engaña, él lo engaña.
—¿Qué dices?
—Él es su novio, yo soy con quien lo engaña. —resbaló una lágrima por su mejilla y respiró profundamente. —Yo nunca fui el novio.
¿Piensas que alguien te querrá de alguna manera más seria?
—No comprendo. Entonces, ¿tú eres...
—El pasatiempo. —soltó YuGyeom limpiándose su mejilla. —Nos conocimos en una fiesta y tuvimos nuestras cosas, en un principio no sabía de la existencia de su novio, pero aún así, cuando me enteré, no quise parar. Soy esa persona que cuando está aburrido, recurre a mí para pasar el rato.
—Es un cabrón. Tú no mereces tener a alguien así a tu lado. —colocó ambas manos en su rostro y acarició sus pómulos con la llema de sus dedos. —Tú deberías tener a tu lado a alguien que te quiera y se preocupe por ti.
—Creo que me enamoré de él.
JungKook suspiró y soltó su rostro para volver a inclinarse sobre su asiento. —Quizás debas intentar con otras personas. Esa extraña relación no te llevará a ningún lado.
—JungKook.
—Ese "creo" que dijiste, significa que no estás tan seguro de tus sentimientos, puedo llegar a tener una oportunidad.
En cuanto llegó la comida, los dos se dedicaron a comer sin intercambiarse palabras, se encontraban incómodos al no saber qué decir, evitar totalmente el contacto visual y lo único que se escuchara fueron los cubiertos golpear al plato en el momento de partir la comida con la música proveniente del estéreo colocado en la esquina del local.
JungKook se ofreció a pagar por todo y después de entregar el dinero, se dirigieron a la puerta de salida
—Gracias, ahora debo irme. —YuGyeom giró en dirección contraria y comenzó a caminar.
JungKook siguiendo su camino, lo tomó por el brazo hasta acercarlo y juntar ambos labios, el azabache movía sus labios lentamente mientras YuGyeom seguía estático sin lograr hacer algún movimiento.
Después de una larga e incómoda transferencia de saliva, JungKook terminó por separarse, dedicarle una última sonrisa al azabache, dio la vuelta y emprendió camino a su hogar.
...
Para su sorpresa, había logrado ignorar al menor unos cuantos días. Le había resultado fácil ya que YuGyeom tampoco le había llamado o escrito. Eso debería estar bien, le hacía más fácil el trabajo de ignorarlo sólo que no podía sacar de sus pensamientos a aquel castaño al recordar la noticia que le había dado Mark acerca de JungKook siendo su novio. Había estado saliendo a diferentes lugares, incluso, saliendo a cenar todas las noches con Mark, pero seguía pensando en lo que el menor estaría haciendo con el azabache. Su única forma de despejarse de aquel tema era el trabajo y eso que tampoco lo estaba ayudando mucho. Negoció con su jefe unas tres semanas de vacaciones de las cuales el anciano no pudo quejarse porque Park no tomaba días de vacaciones jamás, su jefe sólo le indicó que se quedase hasta que dejara todo listo y comprensible para que WooJin lo pudiera hacer durante su ausencia; todavía tenía mucho papeleo qué hacer pero los repentinos pensamientos que llegaba a tener acerca del menor lo distraían del tiempo que debía de hacer.
Había estado cerca de llamarlo varias veces, pero esta vez quería intentarlo bien con Mark, y YuGyeom sólo era un contratiempo.
Sacándolo de sus problemas internos, tocó la puerta WooJin, dejándole más hojas de cálculo sobre su escritorio y dando una rápida escaneada al trabajo a medio hacer de Park.
—Tengo entendido que te vas mañana, sólo que a este ritmo con el que trabajas, terminarás yéndote muy tarde.
—Cuidado con ese tono, recuerda que el jefe aquí soy yo.
De un suave portazo sale el rubio del despacho de Park y éste último volvió a enfocarse en sus pensamientos ahora con la idea de que mañana partirá de viaje con su novio, y al realizar ese viaje tendrá que dejar de una vez por todas la aventura con YuGyeom.
Ahora, sacándolo de sus pensamientos, su celular sonó con la notificación de un nuevo mensaje.
Mark Tuan.
No vuelvas tan tarde, recuerda que tenemos que hacer las maletas todavía.
Leído 5:45 p.m.
Al tomarlo para responder, comenzó a vibrar en señal de uno nuevo.
YuGyeom
JinYoung, ¿puedo verte?
Leído 5:46 p.m.
Por favor.
Leído 5:46 p.m.
Pareciese que el destino estaba en contra de él. Quizás debía de preocuparse primero por terminar el trabajo y después sus extraños problemas de amor, sólo que en verdad quería dejarse llevar por una vez antes de pararse a pensar en las cosas. Se levantó de su asiento y abrió la puerta de su oficina, encontrándose con un WooJin que lo miraba un tanto estresado.
—Mira, Park. Sé que eres mi jefe pero no puedes ir y venir cuando quieras, si en verdad quieres irte de vacaciones, debes quedarte a acabar todo el trabajo. —reprochó WooJin. —No pienso tirarme más horas haciendo el trabajo que te corresponde a ti, y si te vas, no tendré de otra qué decirle al jefe.
JinYoung hizo caso omiso al comentario de su secretario y salió de la empresa mientras tecleaba en su celular.
No voy a ir.
Enviado 5:53 p.m.